«La historia se desarrolla – escribía Robbe- Grillet– en un gran hotel, una especie de palace internacional, inmenso, barroco, con una decoración fastuosa pero fría: un universo de mármoles, columnas, ramajes estucados, artesonados dorados, estatuas, criados en actitudes rígidas. Una clientela anónima, educada, rica sin duda, ociosa, practica seriamente, pero sin pasión, las estrictas reglas de los juegos de sociedad ( cartas, dominós…), de los bailes mundanos, de la conversación huera o del tiro de pistola. Dentro de este mundo cerrado y agobiante, hombres y cosas parecen, por igual, víctimas de algún hechizo, como en los sueños en que uno se siente guiado por una ley fatal, cuyos más pequeños detalles sería tan vano pretender modificar como intentar evadir.
Un desconocido vaga de sala en sala – ora llena de gente en actitudes afectadas, ora desiertas -, traspone puertas, tropieza con espejos, recorre interminables pasillos. Su oído capta algunos trozos de frases, al azar. Su mirada pasa de un rostro anónimo a otro rostro anónimo. Pero siempre vuelve sobre el de una mujer, hermosa prisionera, tal vez todavía viva, de esta jaula de oro. Y he aquí que le ofrece lo imposible, lo que en este laberinto, en donde, por lo visto, el tiempo se ha abolido, parece lo más imposible: le ofrece un pasado, un porvenir y la libertad. Le dice que se encontraron ya, hace un año, que se amaron, que él comparece ahora a la cita que ella le dio y que va a llevársela consigo.»
Escribí aquí hace ya tiempo de «El año pasado en Marienbad»
Estos días se anuncia la desaparición de Alain Resnais.
Descanse en paz.
(Imágenes.-1.-Alain Resnais y John Gielgud.-eldiario.es/ 2.-Alain Resnais dirigiendo)