«Durante el día – dice Manguel -, en la biblioteca reina el orden. Me muevo con un propósito concreto, a lo largo y a través de los corredores de letras, en busca de un nombre o de una voz, convocando los libros a mi presencia de acuerdo con la clasificación que tienen asignada. La estructura de la biblioteca es evidente: un laberinto de líneas rectas, no para perderse sino para encontrar; una habitación dividida que sigue una ordenación aparentemente lógica; una geografía obediente a un índice predeterminado de materias y a una jerarquía memorizable de letras y de números.
Pero de noche, el ambiente cambia. Los sonidos son más ahogados, los pensamientos se hacen oír con mayor fuerza. (…) Un libro llama a otro inesperadamente, creando alianzas por encima de culturas y siglos diferentes. Una línea a medias recordada despierta el eco de otra por razones que, a la luz del día, siguen sin hacerse evidentes. Si la biblioteca parece por la mañana un eco del severo y razonablemente ilusorio orden del mundo, de noche parece regocijarse en la confusión festiva, esencial, del universo».
(Imagen: «The Joy of Books»)
Hermosa fiesta nocturna. Yo también creo que en nuestros sueños los libros leídos se reescriben en un diálogo libre y fraternal.
Saludos, J.Julio
Amparo,
los libros. con sus sueños, hacen muchas veces posibles que soñemos despiertos.
Saludos.
Don Julio… qué hermoso … qué será lo que sucede en las noches pues da la sensación que «hay más vida» que en las mañanas
María,
me alegro que la vida de la noche nos atraiga. En la noche muchas cosas palpitan y poco a poco se hacen más claras al llegar el día.
Muy cordiales saludos.