BRONZINO Y LAS EDADES DEL HOMBRE

La cabeza de niño dibujada por Agnolo Bronzino en 1527 , aún no lleva consigo – como todas las cabezas de niños del mundo – ni ocupaciones ni preocupaciones. Toda la mirada está vuelta hacia arriba, hacia su madre – cualquier madre del mundo – que le explica la vida desde la altura y la dulzura, le explica el tráfico de los carruajes y a la vez las estrellas del cielo y a la vez los porqués que todo niño pregunta.

La cabeza de hombre que Agnolo Bronzino dibuja en 1550 ha pasado ya la crisis de la pubertad; también las  primeras experiencias; su mirada no ve cuanto aún le queda:  la crisis de las experiencias segundas y terceras, la crisis de la comprensión vital, la última del desasimiento. (Bronzino precisamente será uno de los que contestará a la primera encuesta que sobre arte se haga en el mundo –  el primer «cuestionario» en el siglo XVl que enviará por carta Benedetto Varchi  a varios artistas-; Miguel Ángel responderá a esa «encuesta» en 1549, Vasari lo hará en 1547, Benvenuto Cellini en 1546.-Así lo recordé en «Diálogos con la cultura«)

La cabeza de mujer que Agnolo Bronzino dibuja en 1542 acaso quiera cruzarse con la cabeza del hombre anterior, acaso quiera compartir con él su vida. Sonríe sin revelar nunca su edad. Espera sin duda el amor, sueña con la maternidad, no ama la soledad, intuye la entrega total aunque nadie le ha hablado de ella, tampoco nadie le ha hablado del nido vacío.

La cabeza del hombre sentado que Agnolo Bronzino dibuja en 1535 ve pasar las edades que vivió, todas las tardes que consumió el horizonte, aquellas nostalgias, aquellas ilusiones, lo que consiguió y lo que aún aguarda, y sobre todo aquella vida sin edad, la mirada vuelta hacia arriba, su mirada mirando a la madre que desde la altura y la dulzura le iba explicando los colores del cielo y cómo rodaban los  carruajes en la noche.

(Pequeño recordatorio de la actual exposición sobre los dibujos de Bronzino en el Metropolitan Museum de Arte de Nueva York)

(Imágenes:– dibujos de Bronzino: 1.-cabeza de niño de pelo rizado mirando hacia arriba.-1527.-Dresde/ 2.-cabeza de joven.-1550-1555.-Museo J Paul Getty de los Ángeles/ 3.-mujer sonriendo.-1542-43.-Louvre/ 4.-estudio para un Retrato de un hombre sentado.-1535.-Disegni degli Uffici.-Florencia)

MARUJA MALLO Y EL «SINSOMBRERISMO»

» La provocación de Maruja Mallo – cuenta Marcia Castillo-Martín – era en aquellos años «tan aparentemente inocente como el llamado «sinsombrerismo«: saltarse esa formalidad de clase que eran para las señoritas respetables el sombrero y los guantes. La madre de Concha Méndez le advierte de que si insiste en no llevar sombrero corre el riesgo de que le tiren piedras por la calle, a lo que Concha desafiante responde «Me mandaré construir un monumento con ellas».

«Íbamos muy bien vestidas -recuerda Ulacia Altolaguirre -, pero sin sombrero, a caminar por el Paseo de la Castellana. De haber llevado sombrero, decía Maruja, hubiese sido en un globo de gas: el globo atadito a la muñeca con el sombrero puesto. En el momento de encontrarnos con alguien conocido, le quitaríamos al globo el sombrero para saludar. El caso es que el sinsombrerismo despertaba murmullos en la ciudad».

Ese «sinsombrerismo«, aplicado a la audacia intelectual, hizo que Maruja Mallo fuera la única mujer en la tertulia de «Pombo» o que Ortega le encargara a los dieciocho años colaboraciones en la «Revista de Occidente«.

«Pequeñita –  dibujaba a la pintora Ramón Gómez de la Serna -, con ojos de lince, la cabeza como una veleta de giros rápidos, apretada la nariz a la barbilla, como un pájaro orgulloso de su nido de colores«. «Aguda y con cara de pájaro, tajante y llena de irónico humor«, dijo de ella Alberti.

«A veces -seguía diciendo Ramónmezcla un  espantapájaros, que es una cruz del camino disfrazada de hombre«.

Ramón la llamó «la brujita joven«, la «artista de las catorce almas«. Madrid le inspira – decía en la biografía que escribió en 1942 .- Interesada por las cloacas, por el paisaje mineral de Castilla. Su «panorama terrero, enterrador, austero –seguía Ramón – frente al que no vale sino la gran pintura«. Luego añadía: «se enreda la pintura en los sargazos secos, en los alambres enguizcados y perdidos, en el cardizal de las afueras de la corte de las Españas. (…) Con los cardos figuran los trapajos, los harapos, volando sobre los rastrojales o rastrojeras, sobre los abrojos, los espartales y los más despeinados matorrales». 

Después el «sinsombrerismo» de Maruja Mallo tomó otros vuelos. Otro tipo de audacias, búsquedas y resultados.

 París. América del Sur. De nuevo Madrid. Interesada por el número, traza sobre la geometría volutas y caracolas. Tras el surrealismo, una pintura de de moldes precisos, casi geométricos. Muchas veces geometría de intenso dramatismo. 

( (Y ahora, en Madrid, en la Academia de Bellas Artes -hasta el 4 de abril – una gran retrospectiva de toda su obra)

Imágenes: 1.-La sorpresa del trigo/ 2.-cabeza de negra.-1946.-Museo de Pontevedra/ 3.-Espantapájaros.-Galería Lorenzo/4.-Escaparate.-1927/5.-mujer con cabra.-1922/ 6.-la Verbena.-1927)