«Mirad:
somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña».
Jaime Gil de Biedma: «Amistad a lo largo» (1959), en «Compañeros de viaje»(1952-1959)
Café. Palabras. Amistades.
«La tertulia no tenía prisa ni inquietud – escribe Ramón Gómez de la Serna -.(…) Y en ese medio azulado, la improvisación es ágil, y nos queremos acordar después de lo que hemos dicho, favorecidos por esa agilidad que da el agua propicial a los movimientos y a los desperezos frenéticos de la imaginación. Sólo en un grande hombre que posee las llaves de las grutas maravillosas ha podido permitirnos ese goce de la levitación.
Los que entrábamos los primeros encontrábamos aún revoloteando palabras del día anterior, alegres en su remanso inviolable» («Automoribundia», 1948)
Amistades. Café. Palabras.
Ahora, en un extraordinario número monográfico, la Revista «Insula«, junio 2008, evoca, bajo la excelente coordinación de Laureano Bonet, todas aquellas amistades, los cafés donde se encendían las palabras.
