LA ESCRITURA NOCTURNA

– En la escritura diurna – dice Magris -, un escritor, también cuando inventa, expresa un mundo en el que se reconoce; habla de sus propios valores, su modo de ser, su sentido y su concepción de la vida.
-Pero en la escritura nocturna – le contesta andando junto a él el doble de Magris – el escritor ajusta cuentas con algo que surge de improviso dentro de él y que, quizá, no sabía que tenía: sentimientos, impulsos inquietantes y también horribles que nos asombran, nos horrorizan, nos sitúan ante un rostro que no creíamos tener, nos dicen lo que podríamos ser, lo que tenemos o esperamos ser, que quizá por una simple casualidad no hemos sido.
-La escritura diurna, sin embargo …-intenta interrumpirle Claudio Magris caminando por las calles desiertas…
Pero ya su doble enseguida le corrige:
– Mire usted, cuando un escritor encuentra a este sosias suyo, a lo mejor preferiría que dijera cosas diferentes de las que está diciendo pero, si es honesto, tiene que dejarle hablar e incluso, permitir que diga verdades desagradables; en resumen, tiene que dejar la pluma a la escritura nocturna.
Y así van, escritura diurna y nocturna de la mano, el día y la noche de los escritores, parte de luz y parte de sombra, la lucidez y la irrealidad sobre el asfalto, la conciencia y el subconsciente que nunca se separan, que nunca se despiden, que van juntos dentro de Claudio Magris como van dentro de nosotros mismos.

TOLKIEN : ESTAR DENTRO DEL LENGUAJE


Ante este mapa en el papel o dentro de su cabeza, pensando en los amantes de los árboles, las flores o el agua, en los humanos que cultivaban el suelo y edificaban villas y fortalezas, en los que buscaban minerales dentro de las montañas o en quienes custodiaban los bosques, Tolkien le consultaba a su hijo Christopher el 21 de mayo de 1944: «¿Te parece que Shelob (EllaLaraña) es un buen nombre para una monstruosa araña? Por supuesto, se trata tan sólo de «she más lob» = (araña) ; pero escrita como una única palabra, parece algo nocivo…»

Diez días después le confiaba también a su hijo: «Le leí a C.S.Lewis los dos últimos capítulos (El antro de Ella-Laraña y Las decisiones de maese Samsagaz). Sam, entre paréntesis, no es la abreviatura de Samuel, sino de Samsagaz (Medio-tonto en inglés antiguo), como el nombre de su padre es el Gaffer (Ham) en inglés antiguo Hamfast o Stayathome ( Quedadoencasa). Los hobbits de esa clase tienen por lo general nombres muy sajones; y no estoy verdaderamente satisfecho con el sobrenombre Gamyi y lo habría reemplazado por Buenchico si pensara que tú me lo permitirías.»

Las Cartas de J.R.R. Tolkien (Minotauro) revelan, entre tantos otros escritos, la preocupación del autor por el lenguaje. En la necrológica de Tolkien que The Times publicó en 1973 y que escribió su amigo C.S.Lewis se decía que él había sido no sólo un estudioso, sino un creador lingüístico: «Había estado dentro del lenguaje», se afirmó. «»Al escribir – decía Tolkien – yo siempre empiezo por un nombre. Dadme un nombre, y sacaré un cuento, pero no al revés». Como tampoco estaba muy seguro de cómo había inventado la palabra hobbit: «Yo no sé de dónde salió el nombre. Uno no puede coger al vuelo a su cerebro. Es posible que fuera por asociación con el Babbit de Sinclair Lewis«.

A Tolkien me referí en Mi Siglo el 29 de noviembre pasado y allí aludí a la invención y a la realidad. Ahora, un libro reciente, «Tolkien et le Moyen Âge» (CNRS, París,2007), publica una serie de artículos en torno al Tolkien investigador y filólogo, especialista en el mundo anglosajón-medieval. Lo feudal, el universo de las armas, la música, la poética, la magia, la arquitectura y la medicina expanden esa Edad Media de la que habla el célebre escritor. ¿Pero de qué Edad Media se trataba?
Se sabe que la ambición de Tolkien no era escribir novelas, sino constituir algo legendario, susceptible de reunir a la vez las mitologías greco-romanas y celto-germánicas. Trabajaba el lenguaje con intuición e imitación y ahora – además de quienes le veneran como autor y de quienes le rechazan – es estudiado como creador del lenguaje en muchas universidades del mundo.