Hace ahora cuarenta y tres años – en la mañana del 24 de febrero de 1965 – estuve en Roma con Federico Fellini que rodaba en aquel momento “Giuletta de los espíritus“. La entrevista con el célebre director italiano la recogí en mi libro
Se le ve que Fellini – escribí entonces -, recostado en este sillón, mira los exteriores del bosque donde Giulietta Masina está bajando del árbol, descendiendo de la casa de ramas, descubriendo con ojos de payaso el suelo. El despacho en que charlamos huele a bosque, el bosque huele a decorado, los decorados los clavan los carpinteros, a los carpinteros los pagan los productores. Huelen los productores a bosque, esperan en la sombra, con sus puros habanos encendiendo sortijas en la oscuridad, a que nosotros terminemos. Suena el teléfono. Fellini se levanta, habla, cuando vuelve dice que Giulietta de los espíritus quiere tenerla montada pasado mañana.