VIEJO MADRID (47) : LIBRERÍAS DE VIEJO

 

 

Le libraire, 1948
«Cuando comenzaba a estudiar Medicina – decía Baroja en 1918  -, conocía el plano de las librerías de viejo de Madrid con detalles. De entonces acá ha cambiado la geografía y el personal de esas librerías de lance. Yo solía charlar mucho con un viejo que tenía su puesto en la calle de Capellanes, en un esquinazo que hacía esta calle que ahora se llama Doña Mariana de Pineda, cuando era un callejón estrecho» Lo va contando así en «Las horas solitarias» y sus pasos y paseos, llenos de observación, nos llegan hasta hoy. » En las covachuelas de la iglesia del Carmen prosigue -había también un librero de viejo, un hombrecillo flaco, de lentes, con unas barbuchas medio rubias, medio blancas. Había también puestos de libros en la iglesia de Santo Tomás y en la de 

 

libros.-55g.-Brassaï

 

San Luis (…) Hoy ha cambiado un tanto la geografía de los libreros madrileños de lance. El mas fuerte de todos y el que tiene quizá mas libros es García Rico, de la calle del Desengaño. Al frente del establecimiento está Ontañón, que es un burgalés del valle de Mena, que tiene una memoria y unos conocimientos bibliográficos tremendos. La librería de García Rico ha sustituido a la de Vindel , desde que se retiro éste. Vindel era un mozo de cuerda del Rastro, que no sabia leer, y a fuerza de paciencia y de suerte se hizo rico. El caso suyo parece que es el modelo ideal de los libreros de viejo.»

 

ciudades.-98h.-París.-libros.-Yvon Quai Malaquais.-1920
Azorín, otro gran buscador y merodeador de libros de lance, evoca once años después, en 1929, en «Andando y pensando»,  sus paseos parisinos por los libreros del Sena. » El público que compra libros viejos, en París o en Madriddice -, es el mismo. Los vendedores son los mismos. Los mismos tipos raros y extravagantes – entre esta fauna de compradores – en Madrid y en París. Las mismas manías, artimañas, preferencias y supercherías (…) » Los libros se gastan» , nos decía en cierta ocasión el gran librero- anticuario D. Pedro Vindel. El libro se gasta, y en España se gasta más que en ningún otro país. En España – causa bochorno decirlo -, en muchos pueblos apartados, viejos, históricos, se enciende todas las mañanas el fuego con hojas de libros antiguos. Todavía no han pasado por esos caserones de las históricas y solitarias ciudades los bibliófilos (…)

 

libros-bgxx-André Kertész

 

Los libreros de París arreglan y componen el libro antes de entregarlo al comprador, lo limpian, lo encuadernan primorosamente, lo acicalan y después piden por él tres veces más que pediría un librero de Madrid (…) Daos una vuelta por las librerías de viejo: vereis palpablemente cómo la literatura es especulación mental de minorías selectas, y cómo son las minorías selectas las que crean, a la larga, los valores literarios, y no las grandes masas de lectores: grandes masas que son las que leían estos millares y millares de libros anodinos, deleznables.»

(Imágenes.- 1.-Adolfo Kaminsky- París 1948/ 2.-Brassai/ 3.-Yvon- quai Malaquais- 1920/ 4. – André Kertséz)

 

VIEJO MADRID (46) : CALLES DE SAN ISIDRO

San Isidro-vvvccv- placa de cerámica del patrón de Madrid en la calle de San Isidro Labrador- ABC

 

«En la calle del «Almendro» cuenta Diego San José al que varias veces me he referido aquí -, en una casa que fue del marqués de Villanueva de la Sagra, existe un patio que la hablilla popular denomina La Cuadra, porque en ella guardaba San Isidro la yunta que le ayudaba a ganarse la vida. Asimismo la tradición ha señalado hasta hace poco la huella de las rústicas y celestiales abarcas en la calle Mayor, hacia la Platería, en el mismo sitio donde estuvo la Puerta de Guadalajara (…)

 

San Isidro-nnh-Alonso Cano- el milagro del pozo.-San Isidro a la izquierda del cuadro - mil sesicientos treinta y nueve- wikipedia

 

Las tierras de labor en donde el piadoso mozo trabajaba – sigue contando el ilustre cronista -» estaban por donde la ermita que al cabo de los años alzárase en su loor y devoción, y allí fue donde una mañana que el ricacho y linajudo terrateniente ( de nombre Juan de Vargas) visitara el trabajo de sus jornaleros, como le acuciara la sed y no encontrara cerca un manantial, dio Isidro con su ahijada en una peña y brotó un chorro de agua fresca y cristalina, que tiene fama de ser la misma que ahora beben los romeros a mediados de mayo.

 

san Isidro --nnvn procesión de San Isidro en Madrid- wikipedia

Cuando la noche llegaba y era hora de cesar en el rudo trabajo hasta el siguiente día, desuncía el santo su yunta y tomaba la vuelta hacia la casa de su amo y señor, que estaba donde ahora la plaza de San Andrés, lindante con la iglesia.»

(Imágenes.-1.-placa de cerámica del patrón de Madrid en la calle de San Isidro .-ABC/ 2.- Alonso Cano-el milagro del pozo en donde aparece San Isidro a la izquierda. 1639- wikipedia/ 3.-procesión de San Isidro en Madrid- wikipedia)

VIEJO MADRID (45) : LA CAPA Y OTRAS PRENDAS DE VESTIR

Madrid-rrcg- capa-  Federico Chueca- archivo general de la Administración

«La castiza capa a principios del siglo XX –  cuenta Alfaro López en sus Memorias -, era casi exclusivamente madrileña. Los estudiantes, no todos, ni durante todo el invierno, la llevábamos para presumir en las vacaciones de Navidad ante los «pobres» provincianos que no tenían la suerte de vivir en la villa y corte. Además, si la capa era de buena calidad, sobre todo el terciopelo de las vueltas, resultaba una prenda muy cara. Sin embargo, el madrileño acomodado de los barrios bajos, los que llevaban en vez del bastón elegante la estaca o la pirra, los picadores y toreros modestos que deambulaban por la calle de Sevilla, tipos clásicos, en invierno eran capistas, porque el gabán, para ellos, era cosa de señoritingos.

sombrero de paja-vhhy-ulytrawallpapers.org

El sombrero de verano: el de paja. Era el más deleznable y poco duradero de los cubrecabezas. Como no se concebía que un hombre fuera destocado ( lo cual se interpretaba como una falta de respeto), un chaparrón que sobre él cayera, sin la previsión del paraguas, lo dejaba hecho una lástima y también se admitía el lanzarlo  al redondel de la plaza de toros (…) Por tradicional costumbre el «paja» se estrenaba el domingo de Resurrección, a la vez que se inauguraba la temporada taurina. Una variante con este material era el llamado jipi-japa, aunque para abreviar se decia jipi, procedente de Panamá, tejido con paja finísima y con la forma de sombrero flexible (…)

Madrid-bbhhu-calle de Sevilla- Madrid- rayos y centellas.net- foto propiedad de Nicolas 1056

El bastón lo usábamos todos, viejos y jóvenes. Terminados por abajo  en conteras de metal y por arriba con puños, algunos realmente artísticos, los había también de cayado que como los paraguas tenían la ventaja de poderse colgar en el antebrazo dejando libres las dos manos.

Servían los bastones, en las noches de estreno, para acompañar al pateo de las obras de teatro rechazadas y había juergas que por mor del alcohol tomado en exceso, o por escenas de celos, terminaban a bastonazos. Pero en general era un chisme pacifico, ornamental, de capricho.

Y del bastón normal hay que pasar al palo grueso, a la llamada «tranca», «porra» o «garrote» , que llevaban los hombres maduros achulapados, como  los maridos de las aguadoras de «Agua, azucarillos y aguardiente«, los camorristas, los siervos de los caciques rurales y todos aquellos que querían «armarla» y que tanto abundaban en los barrios bajos de Madrid.

Madrid-vb-teatro- Rosario Pino- foto Manuel Company- wikipedia

Pero así como en el hombre hacia los 15 años pasaba al pantalón largo sin ceremonia alguna, en la mujer, alrededor de los 18, nunca antes, el paso a la falda hasta el suelo, como las adultas, revestía mayor o menor realce según la clase a la que pertenecía la protagonista (…)  El sombrero de las mujeres alcanzaba en aquellos albores del siglo XX la magnitud de un jardín, la variedad de un zoo de aves de los más variados plumajes. Y los zapatos o las botas, muy ajustados al pie pues lo diminuto de éste era la virtud de las madrileñas y de las andaluzas.»

Y así lo va contando – indumentaria, costumbres, sucesos – en las «Memorias» o Recuerdos José Alfaro López en su «Madrid: primera década del siglo XX» (Magisterio Español)

(Imágenes.-1.-Federico Chueca– 1906- Archivo General de la Administración/ 2.-sombrero de paja-ulytrswallpapers/3.-calle de Sevilla-rayosycentellas- foto propiedad de Nicolas 1056/ 4.-Rosario Pino-wikipedia)

VIEJO MADRID (44) : EL HABLA DE LA CAPITAL

Madrid-ryuu-La puerta del Sol- Lewis Sketches and Spanish character- 1833- 1834

» Fácilmente se reconoce al madrileño en la desenvoltura con que emplea en el habla coloquial expresiones peculiares –  así quería recordarlo Alonso Zamora Vicente en un trabajo recogido en «Lengua, literatura, intimidad» (Taurus) -: » ser un panoli» ( ser tonto, bobalicón), «hablar de boquilla» ( palabrería no acompañada de actos), «parné» (dinero), «ser un pirante» ( ser un sinvergüenza), «coger a uno de pipi» (inocente, novato), «¡naturaca!» (naturalmente), «estar de incónito» (no enterarse de algo o no querer ver a algo

Madrid-rreeb-costumbres populares en Madrid- Valeriano Domínguez Bécquer- El Museo Universal- 1866

o a alguien),«importarle a uno un pimiento» (despreocuparse), «dar el pego» (engañar), «ponerse demasiados moños» (censurar a una muchacha)» y tantas expresiones más. El gran dialectólogo resaltaba que «por todas partes en Madrid mana el aire entre bromista y desgarrado, típico de las clases populares en la encrucijada de los siglos XlX y XX. Conviene destacar también cómo en todo lo que podemos llamar madrileñismo no figura nada que aluda a estadios superiores de vida o de cultura. Es siempre algo lateral, extramuros, donde las formas nobles de la existencia son a veces tan sólo entrevistas y a veces ridículamente imitadas.»

Madrid- rrtuu-Madrid en Lavapiés- Valeriano Domínguez Bécquer- El Museo Universal- 1867

Las ciudades poseen un habla, o mejor dicho, las gentes de determinadas ciudades mantienen un habla peculiar, que permanece escondida bajo los movimientos, flujos y mezclas de tantos habitantes. «Pero no se puede hablar de madrileño decía Zamora Vicente – como podemos hacerlo de andaluz o leonés. El habla típica de la capital no tiene la jerarquía lingüística ( histórica o étnica) que poseen los otros núcleos dialectales de la Península (…) Muy madrileño es el uso del verbo ir, en la forma va: «Y va entonces y le pega, y va y le dice, y va se marcha»

Madrid- rrtt-Madrid de noche- los cafés cantantes- Valeriano Domínguez Bécquer- El Museo Universal -1867

; también el relativo lo cual: «perdí el reló, lo cual que lo siento, que me lo habían regalado«; el uso de algunos adverbios: «¡Propiamente un talento!» (hablando de alguien con elogio) ; «talmente y mayormente» son los más socorridos. O el empleo de diminutivos desprovistos de sus valores normales: «¡Vaya faenita!«, o para contestar denegando: «¡Igualito!». El empleo de 

Madrid-tthhu-Valeriano Dominguez Bécquer- La romería de San Isidro- La Ilustración de Madrid 1870

cacho sin preposición: «¡Cacho animal!«, ¡cacho besugo!«. El madrileño típico hablará de sí diciendo «menda o mi menda», no dirá pagar, sino que, con el adecuado gesto de ojos y dedos, sustituirlo por «retratarse» o «apoquinar«. Disimula su terror a la muerte con eufemismos como «palmar» o «diñarla«. Muy madrileñas son «chanchi«, «chipén», «fetén», todas ellas con claros valores elogiosos.»

Madrid- rrvnns-el lago de los patinadores en el Retiro- Valeriano Domínguez Bécquer- La Ilustración de Madrid- 1870

Así es el habla de Madrid, «remolino de España, rompeolas de las cuarenta y nueve provincias españolas», como quiso escribir Antonio Machado.

(Imágenes.-1.-La puerta del Sol- Lewis Sketches and Spanish Character- 1833-1834/2.-grabado de Valeriano Domínguez Bécquer– costumbres populares en Madrid- «El Museo Universal»– 1886/ 3.-grabado de Valeriano Domínguez Bécquer- el Madrid de Lavapiés- «El Museo Universal».- 1887/4.-grabado de Valeriano Domínguez Bécquer.- cafés cantantes- «El Museo Universal «- 1867/ 5- -grabado de Valeriano Domínguez Bécquer- la romería de San Isidro- «La Ilustración de Madrid» – 1870/6. -grabado de Valeriano Domínguez Bécquer- patinadores en el Retiro – «La Ilustración de Madrid»- 1870)

VIEJO MADRID (43) : LHARDY

Llardy- eesmu- samovar- wikipedia

«Entre los comedores de Lhardy – recordaba en un artículo Luis G. de Cándamo -, el que guarda más secretos de la historia de España es el salón japonés, donde se desarrollaron toda suerte de conspiraciones y conciliábulos. Fue el rincón preferido del general Primo de Rivera para reuniones reservadas de ministros y personalidades de la dictadura, y, por contraste, aquí se decidió el nombramiento de don Niceto Alcalá Zamora como presidente de la República.

Llardy-44rtt-detalle del salón isabelino-wikipedia

El decorador de Lhardy fue Rafael Guerrero, padre de la actriz doña María Guerrero y el gusto del segundo Imperio, dotado de esa elegancia de alta burguesía, se perfiló en el diseño de la fachada de Lhardy, construida en magnífica madera de caoba de Cuba, como símbolo de las que fueron nuestras provincias de Ultramar.» Lorenzo Díaz, en su «Madrid: bodegones, mesones, fondas y restaurantes desde 1412 a 1990» recuerda que la decoración interior de la tienda, con sus dos mostradores enfrentados y el espejo al fondo, permanece intacta, tal como fue proyectada por Guerrero, y en los diferentes comedores – Salón Isabelino, Salón Blanco y Salón Japonés – se conservan los revestimientos del papel pintado de la época: chimeneas, guarniciones y ornatos, citados en obras de Galdós, Mariano de Cavia, Azorín o Ramón Gómez de la Serna.

Lhardy-eerrt- publicidad en ABCEn las interesantes biografías de Lhardy – la de Julia Mélida y la de José Altabella -se evocan algunas de las habitaciones que para determinados huéspedes de calidad se situaban en la última planta, por ejemplo – apunta Mélida -, » el imaginario Fernando Calpena, héroe galdosiano de «Los Ayacuchos», que el marqués de Salamanca verdadero logra aposentar allí a su paso por Madrid.» Y anota a su vez Lorenzo Díaz que tales habitaciones las cedía el dueño a clientes amigos  y  Sarasate y Mazzantini las ocupaban durante su estancia en Madrid.

Llardy-gbn-salón isabelino- wikipedia

Ahora Lhardy comparte sus 175 años de historia en papel con la Biblioteca Nacional y la opulenta consola que sostiene la fina botillería de la tienda abre paso al interior de los comedores donde se celebraron famosas cenas, muy elogiadas por especialistas de la talla del doctor Thebussem. O también banquetes célebres, como el ofrecido por Arturo Serrano a Jacinto Benavente en reconocimiento a uno de sus éxitos teatrales o el que quiso brindar un grupo de intelectuales al diestro Manolete.

Llardy-e- eeffy- interiores

En la trastienda de Lhardy, a partir de las ocho y media de la tarde, se reunían en los años cincuenta Zuloaga, Domingo Ortega, Chueca Goitia, Julio Camba, Antonio Díaz- Cañabate o Luis Miguel Dominguín que se cubría muchas veces con su clásica capa española.

Llardy-vvyyu-fachada de Llardy- wikipedia

Vieja estampa madrileña del caldo y el jerez, las barquichuelas de ensaladilla, las calientes croquetas o los suaves emparedados antes de adentrarse en las comidas exquisitas escoltadas por generosos vinos.

Llardy-rrdd interior-wikipedia.

(Imágenes.-1, 2, 4, 5, 6 y 7.-Lhardy.-wikipedia/ 3- cartel sobre Lhardy en el periódico ABC)

VIEJO MADRID (42) : CALLES Y OFICIOS

Madrid-vvbn-calle de Botoneras

«Los sastres y fundidores – se recordaba ya a mitad del siglo XVlll en el «Gobierno político de los pueblos de España» -no pueden tener tablero, o tienda de su oficio a par de la del mercader. No pueden tener tampoco tienda de mercaderías, sólo pueden usar de un oficio, o de otro, así como ni zapateros, ni oficiales de hacer obras de cuero, pueden ser curtidores,  ni tener a su cargo tenerías algunas.» Julio Caro Baroja evoca cómo hace siglos en las ciudades españolas se extendían arrabales destinados a profesiones: olleros, tejeros, sogueros, punto de cita de arrieros y trajineros, y a su lado los mesones.

Madrid- ccvy-calle de Cedaceros

Madrid presenta numerosos oficios en la historia de sus calles. Répide o Peñasco y Cambronero, entre muchos otros, han dedicado numerosas páginas a estas calles que van unidas a tradicionales menesteres y que han dejado su huella en la ciudad. Répide, al hablar, por ejemplo, de la calle de Botoneras, recuerda que ese era el lugar donde estaban establecidas las vendedoras de quincallla, «en  cuyo comercio figuraba como especial mercancía la de las botonaduras que servían a soldados y pajes, además de su natural clientela femenina.»

Madrid- caard-calle de Esparteros- wikimedia

La calle de Cedaceros- – anotan igualmente Hilario Peñasco y Carlos Cambronero  -aparece ya en los planos de Texeira y Espinosa, y en sus construcciones y casas vivía y trabajaba mucha gente de este oficio. En Bordadores, recuerda Répide, los maestros que trabajaban en telas en tiempo de don Juan ll lograron acabar un magnífico manto a la reina doña María de Aragón. Siglos más tarde, Santa Teresa de Jesús estuvo en los talleres de los bordadores «para que le bordasen el traje de un San José que llevaba para una de sus fundaciones, y como no quisiesen cobrar nada por su trabajo, la santa, después de darles las gracias, les dijo: «no toma oro quien da oro.»

Madrid-cewwd-calle de Bordadores- wikimedia

En Esparteros – sigue diciendo Répide -» algunos valencianos tejían el esparto, haciendo las esteras que se usaban en la mayor parte de las casas de la Corte. Fueron estableciéndose en diferentes puntos de la capital, y la calle de su nombre fue más especialmente ocupada por las tiendas de los fabricantes de agujas y botones y los almacenes de ferretería que formaban la parte más importante de la feligresía de Santa Cruz.»

Madrid-vbhh-calle de Cabestreros- wikimedia-org

En Cabestreros se establecieron – sigue diciendo Répide – los cordeleros de cáñamo y formaban un gremio, cuyo titular era San Antonio Abad «y la fiesta de San Antón se celebraba con la romería que se llamaba de los gitanos, que con mulas enjaezadas iban a dar las vueltas y a recibir la cebada bendita en un altar portátil que se colocaba a la puerta la iglesia.»

Madrid-ccsss- calle de Tintoreros- commons wikimedia org

Si en Tintoreros estaban las tiendas de varios químicos que se establecieron en Madrid perfeccionando el arte del teñido de las sedas, en los Yeseros se encontraban antiguamente las yeserías y esa calle estaba continuamente

Madrid-cfoi-calle de Yeseros- wikimedia. com

cruzada por los carros que cargaban tal material.

Madrid-cvgy-calle de la Ribera de Curtidores- wikimedia. com

El ambiente en la Ribera de Curtidores lo evocan, entre muchos otros autores, Peñasco y Cambronero al decir que»se hace digna de que la visite el forastero en un día de fiesta. Ocupando la parte de la vía pública que hay dispuesto para ello, se instalan los domingos multitud de vendedores con objeto de dar salida a los trastos viejos, saldos, ropas procedentes de empeño, antigüedades, libros usados, retazos de tela, hierro viejo y curiosidades de todo género. Allí, en confuso montón, aparecen revueltos un uniforme de miliciano y una vajilla desportillada, el retrato del duque de la Victoria y un capuchón de Carnaval, una mantilla de casco y un espadín del siglo XVlll; por eso el padre de familia, el comediante casero, la mujer hacendosa y el anticuario encuentran siempre en el Rastro algo que puede remediar sus necesidades o satisfacer sus aficiones.»

Viejos oficios, viejas calles en el viejo Madrid.

(Imágenes- wikimedia)

VIEJO MADRID (41) : EL AGUA Y LOS CARROS DE LA BASURA

Madrid- dryuf-fdomingor.jazztel

«No llegaban a trescientos mil los habitantes de Madrid allá por el año de 1863. ¿A cuento de qué baños, si por escasez de agua o por la natural pereza de inmersión frecuente, muy pocos echaban de menos las abluciones generales? – escribe Emilio Gutiérrez Gamero en sus Memorias tituladas «Mis primeros ochenta años» -(…) Los viajes acuáticos de que Madrid se surtía eran insuficientes para las necesidades del municipio y de los ciudadanos, y cuando una rotura u otro inesperado suceso dificultaba cualquiera de los referidos viajes, todos los madrileños nos poníamos casi a  media ración, como si un ejército sitiador nos hubiera cortado las fuentes del plácido beber. Varias de estas fuentes se hallaban en distintos puntos de la capital; pero no llega a mi memoria más que la situada en la plaza de Pontejos, circundada de multitud de cubas, con cada una de las cuales cargaba el fiel aguador, quien, echándoselas al hombro, iba a repartir el líquido elemento a las casas de los parroquianos.

Madrid-vyyuu-jardinera en mil novencientos dos- fdomingorjazztel

(…) Pues, ¿qué hablar del polvo, que hacía el aire irrespirable, y de la basura, que ensuciaba las calles (…) Por fortuna, el municipio, siempre adivinando las necesidades de los madrileños, dio en el sabio recurso de los carros de la basura, provistos de un esquiloncillo que llamaba a las criadas al matutino deber de entregar las inmundicias caseras (…) Dos ruidos igualmente desagradables me despertaban, cuando el tranquilo dormir nueve o diez horas era mi delicia. ¡ El pesado sueño de los pocos años! Varios fuertes aldabonazos en la puerta de la calle, y en pos de ellos, un grito: «¡El burrero!» El burrero, que con unas cuantas burras de leche repartía entre los abonados catarrosos el ubérrimo licor de las andariegas bestias (…) El otro repiqueteo era el del carro de la basura, a las siete de la mañana, que me decía la hora y el momento de despegarme de las sábanas para empezar mis obligaciones diurnas.

Madrid-vvbh-tranvía de caballo en Cibeles- mil ochocientos setenta y nueve

(…) ¿Nada más que los ruidos? Y también un olor, para regalo del olfato, mucho más molesto y repugnante que las sonajas de burras y carros. ¡Los pozos negros! A falta de alcantarilllado, en el Madrid de ayer cada casa gozaba de su correspondiente pozo negro, y cuando – a las altas horas de la noche – iban los poceros a vaciarlo en cubas, no herméticamente cerradas, repartíase por toda la calle un tufo nausebundo, de tal fuerza perfumante, que al ciudadano más modorrro le hacía saltar de la cama, tapándose las narices, para obstruir rendijas y sahumar la habitación quemando alhucema, o un terrón de azúcar, o cortezas de manzana.»

Madrid-bbeer-La Puerta del Sol en el siglo diecinueve- cervantesvirtual

(Imágenes.-1.-calle de Madrid-/ 2.-inauguración de la primera líneas de tranvías en Madrid.- 1871- llegada de los coches a la estación del barrio de Salamanca.- La Ilustración Española y Americana/ 3.- tranvía de caballos en la Cibeles/ 4.- la Puerta del Sol en el siglo XlX- cervantesvirtual)

VIEJO MADRID (38) : VALLE INCLÁN , LOS TOROS, LA PUERTA DEL SOL

ciudades.- rrvv- Madrid.- Puerta del Sol 1950.- Francesc Catalá Roca

«La Puerta del Sol lostrega el prestigio oriental de su nombre. Calle de Alcalá. ¡Tarde de toros! Calle de Alcalá, luminosa y retintinante. Puerta del Sol. Bulla de pregones:

– ¡Altramuces! ¡Abanicos! ¡Naranjas! ¡El programa de la corrida! ¡La lista grande! ¡ Nardos y claveles!

Se vierte sobre las aceras el vocerío de cafetines y tabernas. Zumbona manolería asalta la imperial de los ómibus. Disputas y zaragatas. Las coimas de rumbo se lucen en calesa, florido el rodete y el pañuelo del talle. La Corte muestra su vana magnificiencia en landós y carretelas. Clarines. Escolta de Guardias. Morriones y plumeros. Grupas en corveta. Caballerizos de espadín y tricornio a la portezuela de las carrozas reales. La Reina Nuestra Señora, lozanea entre azules y guipures. A su izquierda se acoquina la pulcra insignificancia del Rey Consorte. Las Reales

MADRID 38.-Puerta del Sol en 1890.-donado por Julio De Amuriza Fornías.-Archivo

Personas no disimulan el desacuerdo del tálamo. La Señora saluda apomponada, florea la mano, tiene una afable sonrisa para su Pueblo. El Augusto Consorte se inclina, con urbana mesura, en un término casi olvidado del gran atalaje. Charoles y metales. Cuatro yeguas andaluzas. Encumbrados palafreneros: Pelucas blancas y medias encarnadas. Otra sección de Guardias. Renovados clarines baten la marcha del Príncipe de Asturias. El Augusto Niño -uniforme de sargento – encanta al populacho con la monería de su saludo militar. Sonríe, entre bigotes y perillas

Madrid.- 6ff.- Puerta del Sol en 1935

marciales. Le asisten y celebran el General Marqués de Novaliches, Mayordomo y Montero Mayor de Su Alteza. El General Sánchez Osorio, Jefe de Estudios. El Coronel Losada, Placa de San Fernando, Medalla de África, Gran Diploma de la Asociación de Caza y Pesca, Primer Premio en los Concursos de Tiro, gloria nacional en los ejercicios de carabina y bayoneta.– La Marcha de Infantes. Más landós, más carretelas. Los Duques de Montpensier saludan. Aplausos y vítores.– Los Comités de la Unión Liberal pagan dos pesetas.– El retén de pistolos permanece formado ante la verja del Ministerio de la Guerra. Los Duques saludan: Sonrisa de soberanos.

Madrid.- yrrr.- Puerta del Sol en 1860.- wikimedia.org

La misma algazara de cornetas. Caballerizos y palafrenes. Las mismas pelucas blancas, las mismas medias encarnadas. Otra sección de Guardias, más coches de la Real Casa. Landó a la Grand d`Aumont. La Infanta Isabel Francisca, rubia, chata, una fábula verde el vestido, cachirulo de carey, mantilla de madroños, belleza manchega de Princesa Aldonza. A su lado, la Duquesa de Casteluccio. En la bigotera un uniforme: Dormán y chascás con pompón de gala.– Otra ráfaga de cornetas.– El Príncipe Napolitano, Prometido de la Señora Infanta.– Vítores graneados. La Intendencia de Palacio paga dos reales:

– ¡Altramuces! ¡ Abanicos! ¡Naranjas! ¡ El programa de la corrida! ¡La lista grande!

Madrid.-uttb-- Puerta del  Sol.- 1900.- Archivo Moreno

Alcahuetas y cesantes, pícaros y bohemios, ciegos y lisiados, con donaires  y lástimas, dan tientos a la bolsa ajena. El gentío de a pie, con el sol en la espalda, sube hacia la plaza esparcido por las dos aceras. Endrina y garbosa, ondula la gitana prometiendo venturas. Sobre un penco trota el picador, amarillo jinete, con el azul monosabio a la grupa. Un ciego pregona el romance del Horroroso Crimen de Solana. En la imperial de los ómnibus, chungas y algarabías, calañeses y peinetas de teja, bastoneo y pataleo, luces morenas. El mayoral arrea el tiro de mulas. Bailan borlones y cascabeles. En torno de la plaza, tumulto de ruedas y caballos. Humo de fritangas:

– ¡Agua, azucarillos, aguardiente! ¡El programa de la corrida! ¡Agua, azucarillos, aguardiente! ¡ Claveles! ¡Claveles! ¡Claveles! ¡Patitas de bailaor, déjame una mota!

Moscas y polvareda. Negrea el gentío en las entradas de la Plaza. Disputas taurómacas. Impacientes empellones:

– ¡Naranjas! ¡Naranjas! ¡Fresca! ¡Fresquita!… ¡ De la Fuente del Berro! ¡Aleluyas de don Pirlimplín! ¡ Risa para un año! ¡ El programa de la corrida! ¡El Horroroso Crimen de Solana! »

Ramón María del Valle-Inclán.«Viva mi dueño«.- 1927

toros.-768.-Las Ventas-2006.-Esteban Pastorino Diaz.-PDNB photografie.-NOT BEN Gallery.-photogtafie.-artnet

(Imágenes:- 1.- Puerta del Sol.- 1950 – Frances Catalá Roca/2.-Puerta del Sol.-1890.- Archivo fotográfico de Madrid.- donado por Julio de Amuriza Fornías/ 3.- Puerta del Sol en 1935/ 4.- Puerta del Sol en 1860.- wikimedia/ 5.- Puerta del Sol en 1900.- archivo Moreno/6.- Plaza de toros de las Ventas.-2006.- Esteban Pastorino Díaz.– photographie not-ben gallery.-artnet)

VIEJO MADRID (36) : EL «DOS DE MAYO» VISTO POR UN NIÑO

Goya.- 4455t.- el tres de mayo de 1808.- los fusilamientos en la montaña del Principe Pio

«Las diez poco más o menos, serían de ella, cuando se dejó sentir en la modesta calle del Olivo la agitación popular y el paso de los grupos de paisanos armados, que con voces atronadoras decían: «¡ Vecinos, armarse! ¡Viva Fernando Vll !» Toda la gente de casa corrió presurosa a los balcones, y yo con tan mala suerte, que al querer franquear el dintel con mis piernecillas, fuí a estrellarme la frente en los hierros de la barandilla, causándome una terrible herida, que me privó de sentido y me inundó en sangre toda la cara. Mis padres y hermanitos, acudieron presurosos al peligro más inmediato, me arrancaron del balcón, me rociaron, supongo con agua y vinagre (árnica de aquellos tiempos), me cubrieron con yesca y una pieza de dos cuartos la herida y me colocaron en un canapé, a donde volví entre ayes y quejidos lastimeros.»

Sorolla.- ttyyh.- defensa del Parque de Monteleón.- Joaquín Sorolla

Quien cuenta todo esto es el gran escritor costumbrista español Ramón de Mesonero Romanos en sus «Memorias de un setentón«. Tenía Mesonero entonces – el Dos de Mayo de 1808 – cinco años. «Tal vez ningún cronista de ninguna época-  escribí yo al prologar hace años esas «Memorias»– se hubiera atrevido a trasladar una fecha tan señalada de la Historia de España haciendo uso casi únicamente de impresiones subjetivas – hasta para algunos limitadísimas – como son los coloquios familiares escuchados por un pequeño niño. Y, sin embargo, Mesonero escoge precisamente esa fórmula de expresión para dar fe del dramático alzamiento. Los diálogos y las acaloradas disputas de sobremesa que en casa de Mesonero se sucedían, aparecen tan jugosa y naturalmente vertidos, que ellos mismos nos ofrecen una nítida imagen del apasionante suceso. Como digo, tenía entonces el escritor cinco años, y como infante que era, no podía lógicamente interpretar ni comprender el alcance del acontecimiento. Pero su memoria nos ha dejado intactos muy diversos rasgos ambientales que nos ayudan en forma sorprendente a conocer el interior del hecho: gritos, coplas, tumultuosos debates y carreras y confusión por doquier nos retratan vigorosamente, como en una película trepidante, la vibración de ese día; la Historia está observada desde un rincón minimizado, a través de una minúscula pupila, y sin embargo captando en cada instante lo más preciso y lo más pintoresco. Mesonero, acabando el capítulo, se verá obligado a exclamar: «¡ Qué noche, Santo Dios! Setenta años se cumplen cuando escribo estas líneas y siglos enteros no bastarían a borrarla de mi memoria!»

Goya.- rrtth.- el Dos de Mayo e 1908.- la carga de los mamelucos.- Francisco de Goya.-1814.-Museo del Prado

Y poco después, al describir el inquieto rostro del nuevo día, su pluma, frente a la mañana del 3 de mayo de 1808, cobra otra vez un ardiente fulgor: tomando el hilo de la atropellada narración que en aquellas horas daba a conocer a toda la familia el amanuense de su padre,  («decía haber visto a las mujeres por bajo de los caballos para hundir en sus vientres las navajas, y encaramarse a los hombres a la grupa de los mismos para hacer a los jinetes el propio agasajo») ,  llegan los recuerdos de Mesonero a Palacio, bajan a la Puerta del Sol, entran hasta el Parque de Monteleón, donde se precipitan las horribles venganzas, y en fin, dejan para siempre plasmado un Madrid desconcertante y atroz: ese Madrid inmortalizado por la paleta de Goya, que asomará entre las páginas de estas «Memorias» como un gran cuadro literario, de crudo colorido, en el que permanece abierta la herida de una revolución.»

Goya.- 4gguui.- versión de El tres de mayo de 1808 en Madrid- en grafiti en Madrid.- wikipedia

(Imágenes:- 1.- Francisco de Goya.- tres de mayo de 1808.-los fusilamientos en la Montaña del Príncipe Pío.- Museo del Prado/ 2.- Joaquín Sorolla.- Defensa  del Parque de Monteleón.- obtuvo en 1884  una medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes/ 3.- Goya.- el dos de  mayo de 1808.- la carga de los mamelucos.- Museo del Prado / 4.- el 3 de mayo de 1808 en Madrid.- grafiti en Madrid.- wikipedia)

VIEJO MADRID (35) : BUEN SUCESO Y LA PUERTA DEL SOL

Madrid.-t5gg6.-iglesia del Buen Suceso

«Llegada la reina doña Ana cerca del monasterio de Nuestra Señora de la Victoria, que es de frailes de la orden de los mínimos, junto al hospital Real de esta corte  – cuenta Juan López de Hoyos en 1570 – se le ofreció un arco exquisitamente fabricado y medianamente elegido… Este se fabricó en un lugar harto espacioso, que llaman la Puerta del Sol; esta tuvo este nombre por dos razones; la primera porque está ella a Oriente, y en naciendo el sol, parece ilustrar y esparcir sus rayos por aquel espacio; la segunda porque cuando en España hubo aquellos alborotos, que comunmente llaman las Comunidades, este pueblo, por tener guardado su término de los bandoleros y comuneros, hizo un foso en contorno de toda esta parte del pueblo y fabricó un castillo, en el cual pusieron un sol encima de la puerta, que era el común tránsito y entrada de Madrid

Recoge esto Mesonero Romanos en «El antiguo Madrid« recordando que estas palabras pertenecen a uno de los libros más antiguos – «Enfermedad, tránsito y exequias de la reina doña  Isabel de Valois y del recibimiento de la reina doña Ana de Austria» – que se conservan de los impresos referentes a la capital. «Esta es, pues, la primera noticia escrita dice Mesonero – que encontramos de este sitio en los historiadores matritenses, y la primera vez también que hallamos estampado el poético nombre que, a pesar de haber desaparecido su objeto, y del transcurso de los siglos, le quedó para siempre vinculado.»

Madrid.-t55vvb.-Hospital del Buen Suceso según grabado del siglo XlX

Aparece ahí la Puerta del Sol, y dentro de la historia de la Puerta del Sol, este Hospital del Buen Suceso que en estos días es noticia. Fundado en 1529 por Carlos V – así lo evocan los historiadores, entre ellos Pedro Felipe Monlau en su «Madrid en la mano» – se estableció en unas casas que mandó construir y el objeto de su fundación» fue curar a los soldados y criados suyos que siguiesen la corte. En el día de hoy  sirve para los criados y tropa de la casa real; para hacer la primera cura a cuantos heridos se presentan; y para dar consultas médicas gratuitas todos los días a los enfermos pobres.»

Pero las ciudades tienen su propia voz, o al menos la suelen prestar a los cronistas, y estos toman la voz de las ciudades – y modulando las de las plazas y las calles – van narrando  su historia. En la «Autobiografía de Madrid», de Federico Carlos Sainz de Robles, la Puerta del Sol habla de sus vicisitudes y sus cambios: «Mi primitiva Puerta del Sol cuenta la misma 

Madrid-5ffb.-iglesia del Buen Suceso.- archivo Luis Paret y Alcázar.-wikipedia

ciudad de Madrid  – fue derribada hacia 1579. Sin embargo, la gran plaza en cuyo centro estaba emplazada siguió siendo conocida entre mis habitantes con aquel nombre sonoro y poético. Alrededor de la puerta, cuya forma era casi la de un trapecio, se levantaron numerosas casuchas, en su mayoría de una sola planta. Para que ustedes se den una idea de la insignificancia de tales edificios, les diré que cuando don Carlos lll quiso construir  la casa de Correos – hasta hace poco Ministerio de la Gobernación -, ¡necesitó treinta y nueve solares de ellas!. Todas estas casuchas, diminutas y feísimas, destartaladas, con uno o dos balcones por piso, las ocupaban tiendas de ínfima categoría: bodegones, ferreterías, cererías, traperías, cacharrerías… Los bodegones de la Puerta del Sol eran los más buscados por las meretrices, los soldados sin soldada y los pícaros y tahúres, quienes armaban en ellos, cada hora y me quedo corto, truculentos escándalos. Por el centro de la plaza tomaban el sol, lo más barato de tomar, gentes de mal aparentar y de peor vivir. Y como este centro quedaba ahondado en relación con los edificios circundantes, tan pronto como caían cuatro gotas convertíase ya en una laguna, ya en un pantano de mucha consideración, en la que se cogían renacuajos y paludismos. El sol era el único encargado de desecarlos y de sanear el ambiente. Y entre el camino de Alcalá y la Carrera de San Jerónimo se alzaba la iglesia del Buen Suceso, precedida de una pequeña lonja o atrio enrejado delante de su puerta, y contigua al Hospital Real

Y así va Madrid comentando y rememorando episodios de su biografía…

(Imágenes: 1- Iglesia del Buen Suceso/ 2.-Hospital del Buen Suceso.-según un grabado del siglo XlX/3.-iglesia del Buen Suceso.-archivo Luis Paret y Alcázar.-wikipedia)

VIEJO MADRID (31) : INCIDENTES DE VALLE – INCLÁN

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De Valle- Inclán he hablado varias veces en Mi Siglo. Pero cuando paseo ahora por Madrid y me detengo a fotografiar la fina estatua del escritor en el Paseo de Recoletos, casi enfrente a la Biblioteca Nacional y a dos pasos del «Café Gijón«, me llegan los ecos de sus palabras el 28 de diciembre de 1927 reogidas en el «Heraldo de Madrid«. Aquella mañana en la Audiencia había comenzado la vista de la causa instruida contra Don Ramón por un jaleo que suscitó en el teatro Fontalba durante el estreno de «El hijo del diablo» de Joaquín Montaner.

Cama,.6hh,-.Pérez de Ayala, Valle Inclán, Juan Belmonte.-elpais com

«El presidente – así lo cuenta «El Heraldo de Madrid» – se dirige al señor Valle- Inclán y le ordena:

– ¡Levántese, procesado!

Valle- Inclán, que se acaricia suavemente la barba con su única mano, responde sin moverse:

– Estoy bien así.

Se producen murmullos entre el público, y el presidente, agitando la campanilla, exclama:

– Procesado. ¡Levántese! ¡ Se lo ordeno!

El defensor interviene:

– El  procesado padece una crisis reumática…

– ¡No! ¡No! – le interrumpe airadamente el señor Valle – Inclán -¡No! ¡Falsedades, no! ¡Yo no soy un golilla para decir embustes! No tengo reúma. Lo que pasa es que no me parece bien levantarme…

(…) Más adelante, continúa el interrogatorio.

– ¿Cómo se llama usted?

– ¿Y usted?

El público ríe a carcajadas y el presidente golpea fuertemente la mesa con la campanilla.

– ¡Procesado!

– Compréndalo – dice sonriendo el procesado -, compréndalo. Es menos absurdo que le pregunte yo a usted cómo se llama que no que usted me lo pregunte a mí.

El señor Valle-Inclán, indicando con un ademán al público, añade:

– Todos estos señores conocen perfectamente mi nombre, y, en cambio, el de usted estoy seguro que…

– ¡Orden! ¡Orden!.»

escritores.-rtbn.-Valle Inclán.- con Josefina Blanco y una de sus hijas

Si esto es auténtico y quedó recogido en los periódicos, la mezcla de anécdotas verídicas y anécdotas apócrifas que Gómez de la Serna quiso utilizar en su biografía de Valle queda vertida en este otro episodio.

Muy cercano el ascenso al poder del general Primo de Rivera, a Valle se le impuso una multa de 250 pesetas por escándalo público en el Palacio de la Música. Cuenta Gómez de la Serna que muy de mañana apareció la policía en su casa.

«Don Ramón, que casi se acababa de acostar, comenzó a gritar desde la cama:

– ¡ Que se vayan!… Éstas no son horas de detener a nadie…

Los agentes insistieron y entonces don Ramón les gritó:

– Necesito que me traigan un mandamiento judicial, y además yo me levanto más tarde.

Los agentes fueron a pedir nuevas órdenes y el mandamiento apetecido, volviendo al poco rato con el papel sellado y con la orden de levantarle, vestirle y llevárselo.

Don Ramón leyó el papel y oyó las órdenes del ministro:

– Bien; por de pronto, yo no me muevo de la cama…, pueden ustedes venir cuando me levante, y agreguen a ese tiempo las dos horas de sueño que me han quitado.

Los policías aguardaron un largo rato y por fin entraron en la alcoba dispuestos a todo.

– Bueno… Vístanme… Ya lo ha dicho su jefe.

Los policías comenzaron a ponerle los calcetines, pero Valle, impaciente, exclamó:

– Basta, basta… Seguiré vistiéndome yo… Como acto de fuerza ya está bien.

(…) Pronto estuvo vestido, hizo un paquete con libros y muchas cuartillas, «para escribir el Quijote en la cárcel», y salió para el juzgado.

Allí el juez le preguntó formulariamente:

– ¿Cómo se llama usted?

– ¡ Que cómo me llamo yo! – gritó don Ramón – ¡Habráse visto insolencia parecida…! El que no sabe cómo se llama usted soy yo.

Entonces el juez, irritado, no le perdonó ninguna de las preguntas rituales:

– ¿Su profesión?

– Escritor. ¿No lo sabía usted?

– ¿Sabe leer y escribir?

– No.

-Me extraña la respuesta – dijo el juez con sorna.

– Pues más me extraña a mí la pregunta… Y ya no voy a responder más… Mande llamar a sus esbirros y que me den tormento.

El juez sonrió y acortó el acta mandándole a la cárcel, donde don Ramón estuvo quince días exactos.»

escritores.-bimnm.-Valle Inclán.-cervantes

(Imágenes:- 1.-estatua de Valle- Inclán en Madrid.-paseo de Recoletos.- foto JJP.-13 abril 2013/2.-Valle-Inclán junto a Ramón Pérez de Ayla y Juan Belmonte.-elpaís. com/ 3.-Valle- Inclán junto a su mujer y su hija Concha en el salón de su casa/4.-Valle-Inclán.-Centro Virtual Cervantes)

VIEJO MADRID ( 30 ) : LARRA EN LA CALLE DE BAILÉN

En más de una ocasión he hablado de Larra en Mi Siglo. De sus paseos a caballo desde Recoletos a Atocha buscando temas para sus artículos, de su célebre «Escribir en Madrid es llorar«.

Ahora, cuando me detengo en mis paseos madrileños ante la estatua de Larra en la calle de Bailén, oigo nuevamente aquellas palabras de Azorín en «Lecturas españolas«: «en febrero de 1837– evoca Azorín – Larra ya no escribe. La crisis se acentúa; el desenlace se aproxima. Pasea solo; permanece horas y horas en algún apartado café. A la desdeñosa mujer amada manda carta tras carta, solicitando una entrevista. La entrevista le es, por última vez, concedida.

Llega el 13 de febrero. Por la mañana Larra visita a Mesonero Romanos y habla animadamente de sus proyectos literarios. A la tarde pasea por Recoletos. El marqués de Molíns le acompaña, y, al despedirse, Larra dice al marqués: «Usted me conoce; voy a ver si alguien me ama todavía«.

«Fígaro» espera en su casa a su amada. Llega ella. Habla Larra, porfía, suplica; ella muéstrase inexorable. Tras cinco años de relaciones, la ruptura es terminante y definitiva. Ella se marcha. Transcurren breves momentos; suena un disparo… Son las ocho y media de la noche».

Detenido ante este busto de Larra oigo aún la voz nacida de sus artículos: «Hombres nuevos para cosas nuevas – escribe -. En tiempos turbulentos, hombres fuertes, sobre todo, en quienes no esté cansada la vida, en quienes haya ilusión todavía; hombres que se paguen de gloria y en quienes arda una noble ambición y arrojo constante contra el peligro».

Después avanzo algo más por esta calle de Bailén, antiguas reales Caballerizas dejadas muy  atrás, palacios y jardincillos delante. Viene después el célebre Viaducto sobre la calle de Segovia por el que discurrió el traslado de los restos de Calderón de la Barca desde San Francisco el Grande hasta la Sacramental de San Nicolás.

Luego, antes de cruzar. me detengo en ese resplandor de un escaparate. Se reflejan las verjas y la Historia entre las uvas y los vinos.

(Imágenes.-1.-estatua de Larra en la calle de Bailén/ 2.- jardines en la calle de Bailén, frente a la Almudena/ 3.-escaparate de El Rey de los vinos» en la calle de Bailén-  agosto 2012.-fotos JJP)

VIEJO MADRID (29) : EL «TAPÓN DEL RASTRO»

«El Rastro – escribe RAMÓN en su célebre libro del mismo título – no es un lugar simbólico ni es un simple rincón local, no; el Rastro es en mi síntesis ese sitio ameno y dramático, irrisible y grave que hay en los suburbios de toda ciudad, y en el que se aglomeran los trastos viejos e inservibles, pues si no son comparables las ciudades por sus monumentos, por sus torres o por su riqueza, lo son por esos trastos filiales.

Por eso donde he sentido más aclarado el misterio de la identidad del corazón a través de la tierra, ha sido en los Rastros de esas ciudades por que pasé, en los que he visto resuelto con una facilidad inefable el esquema del mapamundi del mundo natural».

Pero el Rastro de Madrid tiene, como todas las cosas, una vida anterior que es interesante investigar. Indagando en ella, María Isabel Gea, al estudiar el Plano de  Madrid de Teixeira, descubre que » el llamado «Tapón del Rastro» era una manzana de casas que obstruía la entrada al Rastro, conocida popularmente como»tapón del Rastro«. Las calles que circundaban la manzana eran las del Cuervo (al oeste), travesía del Rastro (al sur) y San Dámaso (al oeste). El tapón del Rastro fue derribado en 1905 dando lugar a la actual plaza de Cascorro y facilitando así la entrada al Rastro«.

«El matadero del Rastro y Carnicería Mayor se hallaba junto al llamado Cerrillo del Rastro, en la actual plaza del General Vara de Rey. El 14 de mayo de 1569 se acordó la instalación del Rastro junto a un cerrillo, entre las calles Ribera de Curtidores y Piñón . Para ello – sigue contando Gea – se compró un terreno propiedad de Antonio de Rojas y Pedro de Quintana por 60.000 maravedies a los que se unió, en 1585, la tierra de Miguel Pérez para degolladero de carneros. En 1583 se construyó un edificio en la zona más alta, con vistas a un cerrillo que gozaba de buena ventilación natural. Debido a su emplazamiento fue conocido como «Casa Cerrillo«. El matadero era un edificio grande. Según Jerónimo de la Quintana tiene «de largo ciento setenta y cuatro pies y de ancho ochenta y seis, dentro tiene dos patios grandes de igual proporciones, alrededor de ellos hay soportales grandes y capaces que sustentan columnas con capiteles y piedra berroqueña; debajo de las cuales están las escarpias con la carne. Se entra a él por cuatro puertas correspondientes en cruz, en cada lado la suya, es obra de mucho aseo, y costa«, escribe. Una puerta con un escudo de Madrid esculpido en piedra – continúa explicando Gea  -daba acceso al caserón del matadero y cerca se hallaba una fuente con un pilón y tres caños. El degüello se realizaba durante la madrugada y un reguero o rastro –El Rastro – de sangre salía por la puerta del matadero y bajaba por la Ribera de Curtidores«.

Son los inicios o prólogos del Rastro tal como lo conocemos hoy. Paseaba RAMÓN por las páginas de su Rastro personal de 1900 a 1914.  Allí  «las golondrinas – iba contando en sus greguerías – juegan sobre la calle de cielo que corresponde a nuestra calle de tierra como párvulos en vacaciones o al salir de las escuelas» . «¡Qué deseo queda en uno de nuevos paseos por el Rastro, de más lentas andanzas hasta morir de repente un día y que eso nos absolviese de tener que terminar lo interminable, lo que debía consumarse en el silencio y en el secreto, viviéndolo más vastamente que escribiéndolo!«.

Y así iba hablándose RAMÓN, contándose cosas a sí mismo por la cuesta de la larga calle, doblando la última esquina del Rastro en 1914.

(Imágenes:- 1.- El Rastro.- Fundación Saber.es.-Ferias y mercados/ 2.-El Rastro en 1929.-Museo Municipal de Madrid/ 3.-El Rastro.-Plaza de Cascorro en 1912)

VIEJO MADRID (28) : VIDA EN LAS CALLES, VIDA EN LOS CAFÉS


«El Buen Retiro es paseo para poetas – escribía Costa Goodolphim, viajero portugués del siglo XlX paseando por Madrid -, que a la sombra de aquellos hermosos y copudos áboles, sienten la poesía renacerles en el alma. Los cafés de Madrid son también sorprendentes tanto por la elegancia como por el extraordinario movimiento a todas horas y todos los días. Cuando llegué a Madrid y al día siguiente creí que aquella extraordinaria concurrencia que veía en la Puerta del Sol era debida a la fiesta popular de San Isidro. Pero no, porque todos los días, y aun después de haberse vuelto a Lisboa casi todos los portugueses, había siempre el mismo movimiento. A las once de la mañana, a la una y a las dos de la madrugada, los cafés están completamente llenos de gente. La gente tiene ocasión de preguntarse, ¿qué hace toda esta población que vive paseando desde la mañana hasta la más alta hora de la noche? En Madrid se vive en las calles, en los cafés y en los teatros, la casa es para comer y dormir. Quien quiera descansar de las fatigas del día, acabada la comida va a sentarse al Prado. Quien quiera charlas va a los cafés, quien quiera reir a los teatros. De este modo no se presenta la falta de los que mueren, y lo que es más, allí ha de encontrarse un hombre en el otro mundo sin saber cómo, porque aún la víspera estaba en el café».

«Al salirnos de la estación y llegar a Madridcontinúa -nos vimos asaltados por un grupo de mozos, todos queriendo llevarnos las maletas, gran cantidad de pueblo, guardias civiles y los malditos cocheros de los ómnibus con un griterío infernal, los chiquillos sin cesar nunca de su ejercicio, las cabalgaduras llenas de campanillas, en fin, el día del juicio. Después el pícaro cicerone, que en todas partes es siempre lo mismo, estorbándonos el paso y queriendo llevarnos a las fondas de donde era agente. Mas una invasión de trescientos y tantos pasajeros, además de los que venían de otras partes de España para asistir a la romería de San Isidro, llenaron los hoteles, de forma que muchos de los viajeros hasta las ocho no hallaron, como yo, un albergue».

«LLegando a la Puerta del Sol me sorprendí del extraordianrio movimiento. En aquel punto cruza toda la población que, según nota que tenemos presente, se eleva a 457.905 habitantes, todos los vehículos, vendedores de agua fresca, distribuidores de periódicos, en fin, de todo lo que se hace comercio en una plaza. Por un momento perturba e incomoda el ver a tanta gente atravesando de un punto a otro. (…) La calle de Alcalá, no toda, tiene un bonito aspecto y muchos edificios encantadores, y además en el extremo se principia como a formar una nueva ciudad, lo que debe más tarde disminuir la gran concurrencia que tiene la Puerta del Sol, adonde afluye toda la poblacióón madrileña, a toda hora del día y de la noche».

Cafés de Madrid, paseos por Madrid. Hoy como ayer, la vida en las calles.

(Imágenes:- 1.- «La Primavera en Madrid».- La fuente de la Salud en el Paseo del Prado.-dibujo de Daniel Perea.- La Ilustración Española y Americana.- 3o de mayo de 1885.- arte en Madrid/2.-el Paseo del Prado en 1825.-kalipedia/ 3.- el café romántico.-Parnasillo.-1836.-ierasmus. com)

VIEJO MADRID (27) : BARRIO DE MARAVILLAS

Cuando recorro esta madrileña calle de San Vicente Ferrer y me detengo en la esquina con San Andrés ante la que fuera casa de la escritora Rosa Chacel, precisamente en este cruce de la farmacia y entre pintadas y garabatos del tiempo, el pasillo de la luz de la mañana se une a la otra luz que me llega del libro «Barrio de Maravillas», esa » luz que mira al barrio con mirada hipnotizante; le impone la tregua en el esfuerzo, en el trabajo que significa mirar – así lo va diciendo la autora – (…) Persianas verdes, sensibles al aire, temblonas como alamedas. Visillos blancos, leves, nupciales como mosquiteros; muselinas opalinas. Transparentes de tela encerada; colores brillantes, sombríamente brillantes, guirnaldas de rosas en corona oval, enmarcando bosques de otoño donde huyen los ciervos, robles o praderas o lagos con cisnes...»

Hay una «epifanía» en esta luz, o en esta mezcla de luces del tiempo, – el tiempo mío mirando ahora esta calle de San Vicente Ferrer y la misma luz y el mismo barrio mirados por Chacel en su tiempo- . «Las epifanías de Rosa Chacel» escribió Claudio Guillén en «De leyendas y lecciones«. Más aún que literatura comparada se comparan las luces que quedaron refugiadas en los libros, que iluminaron luego pasillos, casas, barrios: conjunciones de «esa súbita manifestación espiritual» de la que hablaba Joyce y al que Rosa Chacel, según  Guillén, admiraba y que hoy, en esta mañana detenida, «al hombre de letras le toca registrar con cuidado extremo, en vista – decía Joyce de que ellas mismas son los momentos más delicados y evanescentes«.

«La calle, en su silencio crepuscular – breve compás de espera – se lee en «Barrio de Maravillas» – la miraba entre dos luces. Desde la farmacia la miraban don Luis y Luisito, desde la pollería, la mujer ruda que repelaba pollos a diario se asomaba a verla (…) La luz agota o recoge sus últimos velos de ocaso, se levanta sobre los tejados vestida de lentejuelas y deja en la calle a sus acólitos o vicarios – van, a lo largo de las aceras, encendiéndose los reverberos de gas -, por los balcones sale la luz de los quinqués, bajo sus haldas se empollan las cenas familiares y luego, más tarde, quedan sólo iluminados los balcones de los insomnes y los trabajadores».

Así se va la luz de entonces, entre pintadas y garabatos del tiempo, tras las fachadas ennegrecidas y los envejecidos balcones, a refugiarse como siempre en los libros.

(Imágenes:- casa de Rosa Chacel en la que vivió de 1908 a 1911.-calle de San Vicente Ferrer.- 2011.–fotos JJP)

VIEJO MADRID (26) : VOCES DE LA PLAZA DE ORIENTE

Me detengo ante esta puerta del Palacio Real y oigo la voz de los historiadores: “Nacimientos, bautizos, bodas y muertes de Reyes y Príncipes, levantamiento contra los franceses; visita de Napoleón a su hermano el Rey José; restauración fernandina; baile de las Constituciones; camarillas, ecos de revueltas populares; una dinastía – la de Saboya – que dura dos años; Alfonso Xll, la Regencia; “turno pacífico” de partidos; guerras coloniales; crisis y componendas; Marruecos; guerra mundial; Dictadura…España entera ha vivido doscientos años pendiente de lo que en este Palacio hubo de decidirse». Es la voz pausada de Sánchez Cantón que marcha conmigo, que pasea conmigo, voz que va pisando luces y sombras, que contempla cerrados vemtanales.

«En la Nochebuena de 1734 – me sigue recordando la voz – se inició un incendio que destruyó el Alcazar de los Austrias. El 6 de abril de 1738 se puso la primera piedra del Palacio Nuevo. El 1 de diciembre de 1764 durmió en él por primera vez un Rey – Carlos lll -.El 14 de abril de 1931, al caer la tarde, salió de aquí, camino del destierro, Alfonso Xlll

Luego la voz da una vuelta conmigo por la esquina del tiempo y el tiempo me trae carruajes de memoria, explanadas antiguas, piedras venerables. Hay una palidez amarilla en el cielo de Madrid porque estamos ya en un febrero perpetuo, uno de esos febreros de fina lámina cubriendo tejados y columnas, ocultando casi la ciudad.


Camino luego siguiendo a esta otra voz que viene, y cuando ella se detiene ante las estatuas reconozco la voz de RAMÓN desde el fondo de  la greguería, inventando la historia de los Reyes: «Era un día de fiesta interior y los Reyes de la Plaza de Orienteme dice Gómez de la Serna – se habían puesto sobre su capa de piedra un manto de armiño que los borraba bajo la borrada tierra, todos reyes armiñados, todos nada, todos sólo lo que de inmortal tiene el corazón recóndito de España». Y sigue Ramón hablándome desde su novela «Las tres gracias«: «A la de Santiago sí bajaban varios días, porque era la de su barrio y los reyes de piedra se ponían alegres y a veces se prestaban a que les pasasen un alambre por el cuello para sostener las grandes bombillas de la fiesta» .

Verbenas, fiestas, silencios, el viento cubriendo febrero y la Plaza que nos abandona…

(Imágenes: 1 y 3.-Palacio Real y Plaza de Oriente.-febrero 2011.-fotos JJP/2.-Palacio Real en 1887.-.Archivo fotográfico de la Comunidad de Madrid.–donado por Santiago Saavedra)