«Vi un pavo real con la cola en llamas
Vi un cometa ardiendo que echaba ramas
Vi una nube envuelta en hiedra
Vi un roble que reptaba sobre la tierra
Vi una hormiga tragarse una ballena
Vi el mar rebosante de cerveza
Vi una hermosa copa de tres metros de altura
Vi un pozo lleno de lágrimas de tristura
Vi los ojos rojos de un fuego rugiente
Vi una casa más grande que el sol poniente
Vi la luna salir a mediodía
Vi al hombre que vio toda esta maravilla».
Anónimo.-«Vi un pavo real con la cola en llamas»
(Imágenes:-1.-lava.-foto Frans Lanting.-National Geographic Collection/2.-Donadl Sultan.-1983,.artnet)
«La nube distribuye la lluvia con imparcialidad, pero una gota cae sobre el bosque en llamas, y vuelve a la nube revestida de gloria. Otra cae en el pantano, adonde nadie irá a beber: vivirá el instante, ese punto geométrico, ese gozne de la realidad. Al llegar la Primavera, rechazando un mundo inaceptable en el cual, para evitar males mayores, será preciso arrojarse en la más hipócrita bestialidad, la apestada se construirá un mundo en el que pueda vivir, la flor del estío, por ejemplo. Entonces, el coro alterno de un mundo creado y un mundo rechazado, ese combate en la sombra, esa indestructible sinfonía, esas heridas y esas sonrisas se deslizarán lentamente hacia la oscuridad y la soledad. En otoño, los horizontes desaparecen, la tierra se ara y nos damos cuenta de que el mundo ha cambiado».







«Sombras frágiles, blancas, dormidas en la playa,





