VIVIMOS DE MODO TREPIDANTE

 

flores-bbve-Henri Fantin Latour- claveles- mil ochocientos setenta y cuatro

 

«Vivimos de modo trepidante.

Mas debéis tomar el paso del tiempo

como cosa sin importancia

entre lo que para siempre permanece.

Lo que transcurre aprisa

pronto ha de pasar,

tan sólo lo que queda

nos inicia.

No pongáis, oh muchachos, vuestro arrojo

en la velocidad,

ni en el empeño de volar.

Las cosas son morosas:

oscuridad y claridad,

la flor y el libro».

Rainer María Rilke ( traducción Carlos Barral)

(Imagen.- Henri Fantin Latour– 1874)

ACERCAMIENTO A CAILLEBOTTE

 

arte.-23ss.-cepillando el parquet.-Gustave Caillebotte.-1875.-Mueso D`Orsay

 

Ahora que se expone a Gustave Caillebotte en el Thyssen de Madrid me quedo recordando un célebre cuadro suyo, Cepillando el parquet, y con la memoria evoco esos brazos estirados hacia el esfuerzo, los cuerpos curvados, donde «los músculos de la espalda de los hombres – anota Sue Roe en La vida privada de los impresionistas – parecen táctiles y tensos, y en el que casi se pueden sentir la presión de sus brazos u oler la madera mientras las virutas salen despedidas». Roe repasa la vida de Caillebotte,  personaje de familia rica, joven serio y reservado, pintor aficionado, ingeniero de profesión, que en 1874 conoce a Monet y Renoir en Argenteuil, y que a partir de entonces se dedicará a ayudar a los impresionistas.

 

Caillebotte- piraguas en el río Yerres-mil ochocientos setenta y siete- el pais

 

Esa pasión y ese ímpetu por ayudarles se refleja en sus cartas; en la enviada, por ejemplo, a Pisarro en 1881: » ¿Cómo van a acabar nuestras exposiciones? – pregunta con inquietud-  Me gustaría saber qué le importan al público nuestras discusiones particulares. Somos unos tontos al disputar de este modo. Degas nos ha traído la desorganización. Para él es una desgracia tener ese carácter tan difícil. Mejor sería que pintara un poco más. Que tenga cien veces razón en lo que dice, que hable con un ingenio y un sentido común infinitos, nadie lo duda. Pero no es menos verdad que los verdaderos argumentos de un pintor son su pintura, y aunque siguiera teniendo mil veces más razón hablando, estaría, sin embargo, más en la verdad trabajando».

 

Caillebotte- nug- indecolors com

 

El cuadro Cepillando el parquet, de 1875, representó a Caillebotte en Nueva York. Este lienzo mostraba la profunda comprensión del pintor por la textura y ritmos de la madera, con la que Caillebotte estaba familiarizado por ser él mismo navegante y astillero aficionado. «Hombre retraído, tímido y comedido, como recuerda Roe,  buscó cada vez más  retirarse a su vida privada. Sus disputas con Degas acabaron finalmente con su paciencia y, paulatinamente, fue dejando de exponer con el grupo».

 

Caillebotte- btg- lainformacion com

 

Los jardines y los barcos fueron algunas de sus pasiones. Su barco, el Roastbeef, representado en muchos de sus cuadros, fue comentado por Rodolphe Rapetti diciendo » que había que tener en cuenta que los veleros concebidos y pilotados por Caillebotte formaban parte de las embarcaciones que entonces permitían al hombre experimentar una sensación de velocidad antes inimaginable. En muchos cuadros en los que pinta veleros fondeados le sentimos atraído por la belleza de sus líneas, que él representa con un tipo de dibujo tras el que se adivina la personalidad del constructor naval».

 

flores.-7hnnmm.-rosas.-Gustave Caillebotte.-rosas en el jardín del Petir Gennevilliers

 

En los últimos años de su vida, como señaló Tabarant, los días se reparten «entre su estudio, su jardín y su embarcadero, construido en el Sena. La pintura, las flores, los barcos (…) Disfrutaba corriendo con el viento, deslizándose sobre el agua, y a menudo bajaba así por el río hasta Giverny, donde se acercaba a saludar a su amigo Claude Monet».

 

Caillebotte-byj

 

(Imágenes.- 1.-Cepillando el parquet- 1875/ 2.-piraguas en el lago Yerres- 1876- elpais/ 3-indecolors/ 4.-rosas en el jardín del petit gennevilliers/ 5.- un balcón en el bulevard Haussmann- 1880)

VENECIA RECOBRADA

ciudades.- 45ghh.- Venecia.- Matthew Pillsbury

 

«El secreto de Venecia se encuentra en otra parte; en la repentina alegría que proporciona el juego. Venecia hace de ciudad y nosotros hacemos como si la descubriéramos. Como muchachos juguetones o actores. Durante un breve período de tiempo dilatado dejamos a un lado la seriedad de la vida en beneficio del como si del espectáculo de la vida, algo parecido a un viaje en globo». Cuenta esto Regis Debray en su libro «Contra Venecia«, en el que ofrece una visión muy crítica de la ciudad.»Todo esto es posible – sigue diciendo –  gracias a la paradoja del comediante. Pero qué importa  si los venecianos natos creen o no creen en Venecia, si el pueblo, propulsado sobre las pasarelas por la masa de recién llegados, comprende que el espectáculo debe continuar porque es su trabajo y una vieja costumbre. El espectáculo se encuentra en la sala, y la sala es la calle. Mira arriba. Balcones con flores, puentes de hierro forjado, insignias, pantallas de lámpara, cabezas de piedra y bonitas caras que van saltando del tenderete a la tiendecita, todos los accesorios están donde deberían estar; Goldoni puede empezar. Pequeña pincelada vanguardista: el director ha mandado colocar incluso una estatua del autor en un rincón de la escena, Campo San Bartolomeo«.

 

ciudades.- 5ggrr.- Venecia.-Ferdinand du Puigaudeau

 

Venecia como escaparate, Venecia como teatro. Esta crítica a la ciudad que hace Debray se enfrenta con los elogios y evocaciones distribuidas a lo largo de siglos sobre estas tierras de agua. «Le Magazine Littéraire» acaba de comentar un nuevo diccionario sobre Venecia, de Gachet y Scarsella, con sus paseos y su historia, la antología de quienes vivieron y pintaron, escribieron y se enamoraron en estos rincones. Montaigne decía que «tenía hambre extrema de conocer esta ciudad», Chateaubriand la llamaba «la ciudad contra natura«, Monet le confesaba a su mujer «esto es demasiado bello para ser pintado»y Maurice Barrés anotaba «que esta agonía prolongada es precisamente el encanto más fuerte que me seduce».

 

ciudades.-7hyhn.-Venecia.-John Singer Sargent.-1882

 

Cuando en mayo de 1900 Proust va a Venecia con Reynaldo Hahn lleva a su madre y la señora Proust prefiere quedarse en su cuarto leyendo o mirando las idas y venidas de los paseantes. Desde lejos, al volver los que han salido a caminar, ven el chal desplegado en el balcón  del cuarto. Ese marco quedará para siempre en Proust como el ideal que rodea al retrato de su madre. » Y si después -escribirá-, cada vez que veo el molde de esa ventana en un museo, me veo obligado a contener las lágrimas, es simplemente porque me dice lo que más puede conmoverme«.

Tiempo recobrado en Proust, Venecia también recobrada.

 

ciudades.-rvyyu.-Venecia.-Henri-Edmond Cross 1903-.1904

 

(Imágenes -1- Matthews Pillsbury/ 2.-Ferdinand du Puigaudeau/ 3- John Singer Sargent- 1882/ 4- Henri Edmond Cross– 1904)

ANTE LA ESCRITURA

escribir-rec- Paul Serusier

 

«Está, pues, la página en blanco y el tema que te obsesiona – decía Margaret Atwood. Está la historia que quiere dominarte y está tu resistencia a que eso suceda. Está tu deseo de liberarte de aquello, de esa servidumbre, hacer novillos, hacer cualquier cosa. Hacer la colada, ver una película. Están las palabras con sus inercias, sus matices, sus insuficiencias y su grandeza. Están los riesgos que corres y la serenidad que pierdes, la ayuda que te llega cuando menos lo esperas. Está la revisión minuciosa, las tachaduras, las páginas arrugadas que inundan el suelo de papeles para tirar. Está la frase que sabes que vas a conservar».

(Imagen.- Paul Serusier)

JARDINES EN GIVERNY

 

Monet- ndw- taringa net

 

«Los rábanos silvestres acaban de exhalar sus íntimos aromas; las peonías se han marchitado; muertos están los jacintos. Es primavera. Los lirios levantan sus pétalos curvados, extraños, adornados de blanco, de malva, de lila, de amarillo y de azul, estriados con manchas pardas y puntuaciones purpúreas, que evocan, en su revés complicado, analogías misteriosas, sueños tentadores y perversos, semejantes a los que flotan alrededor de las turbadoras orquídeas…

Así va recorriendo el crítico de arte francés Octave Mirbeau el campo y el mapa de las flores del pintor en  «Claude Monet y Giverny« (Centellas). La primavera da paso al verano, continúa, y entonces «las multicolores capuchinas se desploman, a cada lado de la calle

Monet- onu- staedelmuseum de

 

de arena, en cascadas deslumbradoras. En los grandes arriates que cubren a los lirios ajados se agita la sorprendente maravilla de las adormideras; una extraordinaria maraña de tonos, una orgía de matices claros, una mezcla resplandeciente y musical de blanco, de rosa, de amarillo, de malva; un increíble amasijo de carnes rubias sobre las que estallan los anaranjados, suenan las fanfarrias de los colores ardientes, sangran y se encienden los rojos, se alegran los violetas, se iluminan con fuego los púrpuras negros.

De esta forma he seguido los pasos de Mirbeau ante las flores de Monet en el documental «Pintando el jardín moderno» que se ha proyectado estos días en muchos cines de España. Así ha ido entrando también el otoño en el jardín: «las capuchinas han invadido la calle, y sus flores multiplicadas hasta el infinito, más brillantes, han devorado el follaje que amarillea.

 

Monet- tre- telegraph co uk

 

Al hechizo de las adormideras le sucede el hechizo de las fastuosas dalias; gorgueras encañonadas, preciosamente ribeteadas de oro fino, de púrpura sangrante, de lila enternecido; borlas imbricadas de todos los colores vivos y de todos sus matices discretos; estrellas que tiemblan y titilan en lo alto de los tallos débiles, ramificadas, encantadoras con su gracia ligera y atrevida; o bien, festones de sedas antiguas, de tonos acentuados, con bordados marchitos deliciosamente, o bien monstruosos penachos cuyos pétalos se deshilachan, se desparraman, se tuercen en crines escarlata».

 

Monet- yuun- jennifertynking com

 

«Es aquí – concluye Mirbeau -, en esta perpetua fiesta de los ojos, donde vive Claude Monet. Y este es realmente el medio que uno imagina para este prodigioso pintor de la vida espléndida del color».

 

Monet- yvbr- spanisharts com

 

(Imágenes.- Monet : cuadros sobre el tema de Giverny)

AQUELLA GRAN CASA ANTIGUA

 

interiores-ciuun-Joschi Herczeg

 

«Recuerdo aquella primera casa en la que estuve en Madrid, una casa enorme, casi deshabitada, en la que solo vivía conmigo mi tía Amparo, una figura muy pequeñita, una figura como una nuez, una falda estampada de colores marrones, unos pies diminutos y una cabeza como un alfiler, pero sobre todo unas manos gordezuelas cuyos dedos los tapaban las sortijas, innumerables sortijas en cada dedo, sortijas baratas pero que refulgían cuando daba la luz en el pasillo y entraba por algún ventanal la luminosidad. Entonces aquellas sortijas relucían entre la sombra y la luz e iban acompañando a aquella figura bamboleante que avanzaba torpemente por aquel pasillo de madera , en la casa antigua tan llena de historia, tan ocupada antes por ladridos de perros y por voces que entraban en las piezas de caza y por noviazgos furtivos y otra vez por ladridos y roces de animales nerviosos que venían del campo agitando sus colas porque habían cazado cerca de las escopetas, disparados y febriles campo arriba a por la presa, sudorosos, inquietos, y que ahora acababan rendidos,

 

interiores- bfe- Henri Le Roux- mil novecientos treinta y siete

 

adormilados bajo la gran mesa del comedor, aquella mesa redonda que se abría y dilataba gracias a los resortes de su madera y extendía los puestos de los comensales, la servilleta y los vasos y cubiertos de Eduardo, las mejillas sonrosadas de Elisa, los brazos de Elvira, y bajo aquella mesa los perros dormitaban agotados, estaban las escopetas ya guardadas en los armarios, unas perdices quedaban tendidas en las losas de la gran cocina, aquella cocina al final del pasillo hacia la que iba  la diminuta figura de mi tía Amparo con su vestido de flores marrones tal y como si fuera a una peregrinación, no había nada que hacer ahora en la cocina, las perdices habían ya desaparecido, los ladridos de los perros se habían apagado, la mesa redonda del comedor permanecía vacía, pero la procesión en el tiempo con las sortijas refulgentes en sus dedos a lo largo del oscuro pasillo tardaba en llegar, hay un silencio total en estas habitaciones de otras épocas,

 

interiores-vvvbb- Beata Bieniak

 

puertas abiertas las que dan a este pasillo, ventanales altos, unos bustos en bronce sobre las chimeneas que un día se encendieron para calentar tantas conversaciones, allí se hablaba de política y de fincas, los vaivenes y sobresaltos de tantas aspiraciones para llegar a ser o no ser ministro de Instrucción Pública, ministro de Marina, ministro de Fomento, dimes y diretes al lado de estas chimeneas encendidas cuyos carbones rojizos iluminaban no sólo los gestos y las manos y las miradas de las discusiones para acceder a altos cargos, sino también las intenciones, las trapisondas, aquello que las llamas revelaban sobre las astucias escondidas, las trampas, las recomendaciones y las envidias. Ahora las chimeneas estaban completamente apagadas desde hacía varios años y la figura pequeñísima de mi tía Amparo seguía avanzando muy despacio por aquel largo pasillo desde cuyas habitaciones laterales con las puertas abiertas

 

interiores-vuuen Tassos Chonias

 

asomaban camas antiguas de hierro forjado y armarios enormes como éste ante el cual ahora me encontraba y en el que, al abrir la hoja de su puerta, descubrí que aún guardaba ropa cuidadosamente ordenada y clasificada en distintas baldas, sábanas y colchas con iniciales y bordados, y hasta me sorprendió ver un vestido femenino todavía colgado en una percha que sin duda habría sido elegante en un tiempo y habría dado vueltas y vueltas al ritmo de bailes de salón, bajo lámparas deslumbrantes, un vestido blanco de ceremonias con mangas y pliegues de gran calidad. Y fue en ese momento, al cerrar de nuevo la puerta del enorme armario destinado a guardar ropa, cuando me vi de cuerpo entero en la gran luna del espejo de aquel mueble, pero no me vi solamente a mí mismo, sino que confirmé todo el poderío que puede tener lo invisible».

José Julio Perlado.-(del libro «Relámpagos», de próxima aparición) (relato inédito)

 

espejos-ededed.-John Singer Sargent- mil ochocientos noventa y ocho

 

(Imágenes.- 1.-Joshi Herczeg-2009/ 2.–Henri Le Roux- 1937/ 3.-Beata Bieniak/ 4.-Tassos Chonias/ 5.- John Singer Sargent– 1898)

QUE MIRABA LA MAR

 

mar-nbf- barcos- Norbert Goeneutte- mil ochocientos ochenta y siete

 

«Que miraba la mar

la mal casada,

que miraba la mar

cómo es ancha y larga.

Descuidos ajenos

y propios gemidos

tienen sus sentidos

de pesares llenos.

Con ojos serenos

la mal casada,

que miraba la mar

cómo es ancha y larga.

Muy ancho es el mar

que miran sus ojos,

aunque a sus enojos

bien puede igualar.

Mas por se alegrar

la mal casada,

que miraba la mar

cómo es ancha y larga»

(Anónimo.-Endecha del Renacimiento español.-Cancionero español tradicional)

 

mar-ttggi- Willlem van Hasselt- mil novecientos veintinueve

 

(Imágenes.- 1.-Norbert Goeneutte– 1887/ 2.- Willem van Hasselt– 1929)

LAS ROSAS Y SAINT- EXUPERY

»

flores-nnbbt-Henri Fantin- Latour- rosas

 

«—Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme adiós y yo te regalaré un secreto.

El principito se fue a ver las rosas:

—No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.

Las rosas se sentían molestas :

—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por vosotras. Cualquiera que las vea podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de las vuestras.. Pero ella se sabe más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.

Y volvió con el zorro.

—Adiós —le dijo.

—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple : únicamente con el corazón se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.

—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.

—Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella.

—Es el tiempo que yo he perdido con ella… —repitió el principito para recordarlo.

—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—, pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Tú eres responsable de tu rosa…

—Yo soy responsable de mi rosa… —repitió el principito a fin de recordarlo».

Antoine de Saint- Exupery«El principito»

 

flores.-tttbn.-rosas.-Nancy Guzik

 

(Imágenes.- 1.- Henri Fantin- Latour/ 2.-Nancy Guzik)

INGRES, LOS OBJETOS, LA MODA

 

Ingres-jui- Señora de Senonnes- museo de Bellas Artes- Nantes

 

Cuando el escritor italiano Roberto Calasso se acerca al retrato de la señora Senonnes pintado por Ingres en 1814 sus ojos precisan que «tras la señora, que parece levantarse sobre un montículo de cojines de seda, se percibe un gran espejo, en donde la vemos reflejada de perfil y casi no la reconocemos. Mientras, el resto queda en una profunda oscuridad como si los cojines en los que se apoya madame de Senonnes cayeran sobre un abismo. El cuerpo femenino presenta toda su evidencia, pero ya los cabellos no se distinguen apenas del espejo, en un negro compacto donde únicamente relucen las piedras de la diadema. Como en una alegoría, el reflejo añade la parte de las tinieblas a la plena luz de la figura».

 

Ingres- nju- señora de Moitessier- mil ochocientos cincuenta y seis- National Gallery- Londres

 

Son los detalles, los objetos, también la moda. «Ingres pinta el botón de una levita– comentará otra figura italiana, Bucarelli – y lo pinta ovalado porque así se ofrece, en perspectiva, a la percepción; pero se prohíbe reflexionar y hacer reflexionar que en realidad el botón es redondo y parece ovalado por su posición en el contexto (…) O también pinta el aplique dorado de un mueble imperio, los flecos de una alfombra, los bordados de un chal: los ejecuta con pocos reflejos de luz o pocas notas de color sobre un tono de fondo, sin describir nada; y sin embargo consigue dar a esos objetos una verdad aguda paralizante.»  De Ingres se ha dicho que su ojo se fija en el pormenor más que en el conjunto, dando un relieve muy fotográfico a los contornos. «Hay que hacer desaparecer las huellas de la facilidad –confesaba el pintor-; no son los medios empleados, sino los resultados los que deben aparecer».

 

Ingres-njo- condesa de Haussonville- mil ochocientos cuarenta y cinco-The Frick Collection- Nueva York

 

Ahora, la actual exposición en el museo del Prado nos lanza también al testimonio de Ingres respecto a la moda. Los novelistas y los pintores han ido dejando las huellas de cada sociedad sembrándolas en sus obras de ropajes, decorándolas en habitaciones precisas, representadas en diálogos y revelando costumbres. En el capítulo sobre la Europa napoleónica del interesante volumen «Historia del  mundo y del arte en Occidente» de Calvo Serraller y Juan Pablo Fusi, el pintor Ingres es recordado por su talento como retratista de mujeres, que jamás tuvo el menor desmayo a lo largo de su prolongada trayectoria (…) y cuando se dedica en otras obras a la plasmación de los minúsculos detalles – dice Calvo Serraller – se observan los exquisitos alambicados pliegues de los ropajes , el turbador carmesí de una zapatilla que se posa al desgaire, en el suelo…, y las tonalidades blancas, agrisadas, verdosas y beige de las sábanas, cortinas y lienzos colgantes.

 

Ingres-bhiu- señora de Riviere- mil ochocientos cinco- museo del Louvre

 

Todo ese mundo del siglo de Ingres, con los vestidos femeninos cuyas mangas continuaban agrandándose, donde los peinados de las damas se adornaban con flores, plumas o peinetas, donde los turbantes en las cabezas se hacían tan anchos que se convirtieron en auténticos sombreros (hasta el punto que el cronista Croker se quejaba de que, sentado a la mesa, en una comida, el tamaño de los sombreros de las damas sentadas a su lado le impedían ver su propio plato), donde las mujeres llevaban muchas joyas como cruces, brazaletes de oro, broches de mosaico, camafeos y cadenas de oro de las que colgaban pequeños frascos de perfume…, todo eso los novelistas y los pintores lo observan y retratan. Objetos, modas, detalles de cada época que huye en el tiempo y que se contemplará luego y se admirará en libros y en museos.

 

Ingres-nnuj- princesa Albert de Broglie- mil ochocientos cincuenta y tres- Museo metropolitano de arte

 

 

(Imágenes.-1.-señora de Senonnes- museo de Bellas Artes de Nantes/ 2.-señora de Moitessier- 1856- National Gallery- Londres/ 3.-condesa de Hausonville- 1845- The Frik collection- Nueva York/ 4.-señora de Riviere- 1805- museo del Louvre/ 5-  princesa Albert de Broglie- 1853-museo metropolitano de arte)

MANOS CALIENTES

 

trenes- bgr- Toni Schneiders- mil novecientos cincuenta y uno

 

«Anda, hoy te llevaré al tren, dice mi abuelo. Las manos de mi abuelo cogen mi abrigo, un abrigo corto, azul marino, meto mis brazos por las mangas, las manos de mi abuelo me abrochan los botones, Vamos, da un beso a tu madre. Las manos de mi abuelo me suben la capucha, me atan los cordones de los zapatos azules, me limpian las gafas, los dedos de las manos de mi abuelo toman una servilleta de papel y frotan suavemente los cristales, no veo nada, ahora sí, ahora veo otra vez, me han vuelto a colocar las gafas, me aprieta la goma en la nuca, me hacen daño las varillas, miro a mi abuelo y le digo: ¿ se ha despertado el tren? Mientras bajamos las escaleras meto mi pequeña mano en la de mi abuelo, es una caracola gigante, es una cueva rugosa, blanda, caliente, yo sé que nada me va a pasar porque es una mano mágica, con unos dedos que hacen teatro, el pulgar es el enano gordo al que golpea el índice, el índice es la torre de un castillo al que mi abuelo ata un pañuelo en la uña y el pañuelo blanco flamea asomando al borde de la silla, haciendo títeres, yo me siento en el suelo del cuarto y miro el espectáculo de títeres de dedos en el teatro de manos de mi abuelo, el meñique lucha contra el anular, se suben los dos sobre el dedo corazón, el índice levanta bandera blanca y el pequeño pulgar sale como asustado por encima del respaldo de la silla, haciendo muecas, haciéndose el cojo, doblándose como si estuviera herido. Yo aplaudo y no necesito más. Más que tener juguetes prefiero la mano de mi abuelo, es una mano mágica. Entonces, abuelo, ¿ya está despierto el tren? Sí, yo creo que está despierto. Cada vez que he querido ver el tren me han dicho que estaba dormido, yo he mirado por la ventana de la cocina, he visto que era de noche, el tren estará dormido, he pensado, y enseguida, mientras pincho las patatas fritas, mientras enarbolo el tenedor en el aire con la patata frita en la punta, he dicho convencido: abuelo, el tren estará dormido, porque ahora es de noche. Sí, estará dormido, pero ahora come,

 

jardines.-55gtt.- infancia.- Gustave Caillebotte

 

Por eso ahora, cuando ya hemos salido del portal mano con mano, él tirando un poco de mí y yo andando lo más deprisa que puedo, noto ese miedo a lo que no he visto nunca, un susto que no puedo revelar porque no sé cómo será el tren, he visto trenes diminutos, zigzagueantes, eléctricos, rojos, antiguos y modernos, montados sobre vías relucientes entre las patas de la mesa del comedor, la máquina negra con su chimenea brillante, los vagones corriendo igual que culebras, los pasos elevados justo en el sitio donde se sienta mi padre, el túnel alargado bajo las faldas de mi madre. ¿Pero y el humo? Verás qué humo, Miguel, verás cuánto humo, me dice mi abuelo. Y qué es el humo, pregunto. Entonces, mientras andamos por la calle, mi abuelo me cuenta cómo es el humo: el humo es pardo, gris, violeta, espumoso, transparente, una nube, penachos, gasa, ondas de azúcar, el humo es una mancha de ruedas que da vueltas en el aire, un círculo de seda incandescente, una flor de nieve que sale blanca de la chimenea y se abre en crema gaseosa hasta cabecear y dar tumbos y ascender por la pared del paisaje, el humo es una tos anciana, un carraspeo de caldera hirviendo, las volutas de una pipa encendida, el desahogo lívido, la lana del viento, el humo es un tiovivo de bruma que va nadando hacia el cielo, una masa en disolución, el alma del tren que se escapa en agonía, la niebla, el polvo de la niebla, el humo es irisado, rojizo, azul, malva, toma el color de los andenes, fuma debajo de los techos, va planeando ingrávido, lento, majestuoso, se desgaja en copos de vapor, el humo es manso cordero de luz, un rebaño paciente de volutas, el humo es un fantasma ceniza, una olla de suspiros, la procesión de la gasa deshilada, el humo no existe, no se puede tocar, no ataca, no hace daño, parece que va a quedarse y se va, no vive en ninguna parte, no tiene familia, el humo nace y ya se va descomponiendo, ahora hay humo y enseguida no lo habrá, eso es el humo, Miguel.

 

mar.-568h.-trenes.-paisajes.-George Bellows.-lluvia en el río.-1908.-Museum of Art. Rhode Island School of Dessing, Providence

 

Los niños tenemos una memoria prodigiosa, una sensibilidad de cera, se nos moldea hasta los cinco años, y estas palabras de mi abuelo, mi mano en su mano, él tirando de mí por la ciudad para enseñarme el tren, van entrando como el humo, se van quedando pegadas a mis recuerdos, parece que no escucho, que no entiendo nada de ese lenguaje, pero el humo de esas palabras entra por el oído, envuelve mi pequeña atención y yo sé ya, más o menos, cómo es el humo para los mayores. ¿Quieres castañas? No, no quiero castañas, quiero llegar al tren. Pero la mano de mi abuelo saca su bondad del bolsillo del abrigo, sus dedos bailan con unas monedas, se para ante el puesto de castañas y compra un cucurucho de castañas calientes que me va pelando, me quita la crujiente corteza y me entrega el corazón desnudo de la castaña asada y amarilla, la pulpa tibia, una carne cremosa que se hace pasta entre mis dientes. Cómetela despacio, sin atragantarte. Y me empiezo a comer una, pero de repente me entra el miedo de nuevo cuando oigo a mi abuelo: verás cómo lo vamos a pasar Miguel, verás qué ruido hace el tren. Lo miro con mi castaña en la mano, niego con la cabeza: ya no quiero más, le digo. Entrego mi castaña mordida y pregunto: ¿hace ruido el tren? Lo he dicho torpemente, con mi media lengua de trapo, pero le insisto mirándole hacia arriba, cogiéndole la gran mano caliente: dí, abuelo, ¿hace mucho ruido el tren? Entonces, mientras echamos a andar, mi abuelo me va explicando el ruido: sí, hace mucho ruido el tren, el ruido, cuando vas sentado, es un ronquido traqueteante, un vaivén sordo, un ahogo subterráneo, el ruido es la música del hierro, el fragor de las ruedas, el gemido deslizante de las vías, un silbido, un compás, ese ir y venir de la madera, el ruido es la noche acunada, un columpio mínimo, el pálpito, un rítmico adormecerse, apenas chasquidos, el ruido es eterno, nadie sabe cómo empezó, el ruido existe desde siempre, sin este ruido el tren no viviría, el ruido nace del intestino del vagón, es el temblor de las tímidas ventanillas, el tintineo de los cristales, el ruido es el latir del corazón gimiente, la cola rumorosa de un gusano alargado, el ruido es machacado por las ruedas, pulverizado, pisoteado, el ruido es un tapón en el oído dormido, algodón de sonidos, susurro de acero, el ruido penetra en la dentadura de los raíles, abre la boca de los túneles, suprime las caries de las montañas, quema con su láser el silencio horadado, estremece las puertas de los compartimentos, taladra el tambor de los asientos, el ruido herido de pitidos lastimeros ulula en los campos de la noche, culebrea, tritura la arenilla, las chispas, ametralla los travesaños, cambia de agujas su sonido perpetuo, graniza sobre el techo del vagón, al ruido le van echando carbones en el estómago encendido, llamea el infierno del ruido, se hace rojo pasión, y el ruido comparte así nuestros compartimentos, cabecea el run-run de nuestras duermevelas viajeras, es el tam-tam de los sueños, ése es el ruido, Miguel.

 

trenes-nnbu- Brief Encounter- mil novecientos cuarenta y cinco- wondersinthedark

 

Los niños tenemos una memoria prodigiosa, yo me acordaré de esta mano caliente, yo me acordaré de lo que acabo de oír. Ahora, con mi mano en la mano de mi abuelo, dejándome arrastrar por sus grandes dedos, oculto bajo la capucha azul, todo azul en abrigo y zapatos, un azul diminuto y con gafas, azul recuerdo, cruzo la gran ciudad, subo y bajo como si no sintiera nada, como si nada hubiera entendido, y el humo y el ruido llegan conmigo a la estación. ¿Ves, Miguel?, aquí es. La gran estación, la enorme caja de altavoces y cristales, las vidas tomadas por las asas, deslizadas sobre ruedecillas, cabezas guillotinadas por el adiós de las ventanillas, besos de lágrimas, las manos de mi abuelo que me levantan del suelo y que izan a este niño en el aire y te colocan sobre la plataforma del vagón. Entonces, cuando el tren arranca, piensas que la mano subió contigo y la buscas, y andas por el pasillo de la última infancia empujando puertas, creyendo que es aún el juego del escondite, estás ahí, abuelo, detrás de esa soledad, te veo los zapatos y el abrigo, o estás aquí, detrás de esa cortina, detrás de los siempres. Y entonces te das cuenta que todas las manos desconocidas van sentadas cada una ocupada en lo suyo, hojeando periódicos, gesticulando o desenvolviendo bocadillos para ponerse a comer. Crees aún que la mano del abuelo va a cogerte por detrás, como cuando eras pequeño, ven, Miguel, vente conmigo al despacho, que te voy a hacer el juego de las monedas en la frente, verás cómo se quedan las monedas pegadas en la frente, tú les dices a ellas “baja”, y verás cómo te obedecen. Pero ya este tren corre por el olvido a toda velocidad, cumples años, cada vez ves menos al abuelo, las manos de tus padres te ordenan, te castigan, te ayudan, hasta que un día en que te sueltas de ellas del todo y vas sin manos sobre la bici de tu adolescencia, descubriendo que el mundo es tuyo, las calles no tienen fronteras, hay días sin horas y existen otras manos mariposas con alas nacaradas y una pelusilla femenina que al acariciar te estremece. Estudias en un colegio, en una universidad, apruebas los primeros parciales de la vida, te examinan del riesgo, envías curriculum diciendo que tienes la experiencia de no tener experiencia. Después, los años pasan y enlazas tus dedos con los de la mujer mariposa, besas sus uñas, los besos hacen nidos en cada pulpa acariciada, y un día te decides : Mañana, le dices. Y mañana salís Ana y tú ya de la iglesia con las alianzas anilladas, presas de amor la libertad. Mañana tienes un hijo, lo educas, crece. Mañana se te va ensanchando la tripa, el pelo se cae y a la vez encanece. Mañana a las once, domingo, el día en que te has levantado tarde, llaman a la puerta y te entregan el telegrama. Firme aquí, te dice el empleado. Firmas que has recibido la noticia azul.

 

trenes.-49nn.-Marcus Krackowizer.-2006 - copia

 

Y ahora vas con el escalofrío dentro, viajando en este tren de seda, el tren ultramoderno, supersónico, un tren sin humos y sin ruido, en busca del adiós último a la gran mano caliente. Los entierros son cortos, mañana tienes que estar en el trabajo. Entonces apoyas la cabeza en el cristal de la ventanilla, viene el recuerdo, la almendra de un amargo estremecimiento desapacible, un estremecimiento sin marco, como la foto amarilla colocada sobre el aparador, la velocidad va hacia el pasado, no puedes recuperar el tiempo, miras el campo fulgurante, el horizonte empequeñecido, y te preguntas: ¿Pero es cierto?, ¿es que tuve un abuelo alguna vez?».

José Julio Perlado.- «Manos calientes.-(relato inédito) – (perteneciente al libro «Caligrafía», de próxima aparición)

 

trenes-nnju-Mark Edwards

 

(Imágenes.- 1.-Toni Scheneiders– 1951/ 2.-Gustave Caillebotte/ 3.- George Bellows– 1908- museum of art Rhode island school/ 4.-Brief encounter- 1945- wondersinthedark/ 5.- Marcus Krackkowizer– dar. fine art- 2006/ 6.- Mark Edwards)

 

GREGUERÍAS DE LOS JARDINES

 

jardines.- tyyhh.- otoño.- Gustave Caillebotte

 

Al jardinero le horroriza el otoño porque se le descose todo el jardín

 

jardines-yeew- Galileo Chini

 

Debería de haber unos gemelos de oler para percibir el perfume de los jardines lejanos

 

jardines- bhhu- John Singer Sargent

 

El guarda del jardín fue el primer mariscal de campo que conocimos

 

jardines-ffty-Peder Monsted- mil novecientos veintinueve

 

El jardín estaba nervioso por las cosquillas de las mariposas

 

jardines-ysv-Giovanni Giacometti- mil novecientos diecisiete

 

El jardín se fuma en pipa las hojas caídas

 

jardines-unny- Ernest Lawson

 

Las verjas de los jardines presentan armas al que pasa

Ramón Gómez de la Serna

 

jardines- bvc- Guy Billout

 

(Imágenes.- 1.-Gustave Caillebotte/ 2.- Galileo Chini/ 3.-John Singer Sargent/ 4.- Peder Monsted- / 5.- Giovanni Giacometti– 1917/ 6.-Ernest Lawson/ 7.- Guy Billout)

PROUST Y LAS GOTAS DE LLUVIA

 

lluvia.- 67hhu.- Gustave Caillebotte

 

«Pero otras veces empezaba a llover y se cumplía la amenaza del capuchino que tenía el óptico en su escaparate; las gotas de agua, como los pájaros migratorios que se echan a volar todos juntos, bajaban del cielo en apretadas filas. No se separan, no van a la ventura en esa rápida travesía; cada una guarda el puesto que le corresponde, llama junto a ella a la que sigue, y el cielo se ennegrece más que cuando parten las golondrinas. Nos refugiábamos en el bosque. Ya su viaje parecía cumplido, y todavía seguían llegando algunas más débiles y calmosas. Pero salíamos de nuestro refugio, porque el follaje agrada mucho a las gotas, y ya estaba la tierra casi seca cuando todavía más de una se rezagaba jugando con las molduras de una hoja, y colgada de su punta descansaba, brillando al sol: de pronto se dejaba deslizar desde lo alto de la rama y nos caía en la nariz».

Marcel Proust.- «Por el camino de Swann»

 

paisajes.- 44fr,.- Claude Monet.- mañana en el Sena en la lluvia

 

(Imágenes.- 1.-Gustave Caillebotte/ 2- Claude Monet)

ATADO A LA COLUMNA ( y 2 )

 

periódicos-ccdrr-París- Peter Turnley- café Lacour- mil novecientos setenta y seis

 

¿Cuándo nos gusta un columnista de periódico? El periodista norteamericano William Sinsser resumía que cuando a alguien le gusta un columnista lo que le agrada es esencialmente su personalidad, el talante que se encarna en los textos que firma. «El estilo -opinaba – es la cuidada presentación en el papel de quien pienso que soy (…) Al final, el producto que cualquier escritor tiene que vender no es el tema sobre el que escribe, sino a él mismo».

A todas las características que reúnen las columnas periodísticas que solemos leer (la firma del autor, la sección fija del periódico que enseguida buscamos, la asiduidad de quien escribe, la relevancia tipográfica con que se nos presenta el texto, la extensión siempre similar y la libertad de tema y de fondo que el autor ejerce ) hay que añadir algo capital : la relación que existe entre el periodista y  su audiencia, la relación establecida entre el columnista y sus lectores, esa atmósfera especial  entre los dos que poco a poco se volverá íntima y confiada.

 

periódicos- edrt-Arthur Kampf- mil novecientos ocho

 

Como recordaba muy bien el profesor López Pan, el columnista, a través de sus artículos, nos revela siempre una manera de ser y de comportarse, unas preferencias morales, unas determinadas intenciones, unas finalidades y, a la vez -de modo explícito o implícito – la defensa de una serie de valores. Atado al trabajo de su columna, el periodista intenta verter, diaria o semanalmente, todo cuanto lleva dentro y lo traduce en mil formas de decir. Los lectores van poco a poco descubriendo que en las páginas del periódico hay alguien con quien pueden sintonizar y del que se fían. Esta coincidencia de los lectores con el talante del columnista da lugar a una confianza originaria y al periodista le dota también de indudable credibilidad.

 

periódicos.-4dwwd.-Laurits Andersen Ring.-1898

 

El columnista es un convocador de lectores que sintonizan con él. Pero el columnista, más aún que pretender la modificación de actitudes de sus lectores, le interesa mucho más intensificar la adhesión de éstos a las concepciones que él tiene. «El columnista de éxito – declaraba un estudioso norteamericano -, la mayoría de las veces refuerza y da seguridad al lector con sus opiniones».

Así, atado a la columna de su quehacer diario o semanal, el escritor o periodista incide en una atmósfera de intimidad, y así también,  atado a la columna que busca en las páginas, el lector encuentra que alguien dotado de autoridad le intenta explicar el mundo.

 

periódicos.-87yy.-James Jacques Joseph Tissot.-Le Journal de 1883

 

(Imágenes.- 1.-Peter Turnley– 1976/ 2.-Arthur Kampf– 1908/ 3.- Laurits Andersen Ring– 1898/ 4.-James Jacques Joseph Tissot– 1883)

ELOGIO DE LO COTIDIANO

 

gentes-bbgy- vida cotidiana- Maximilien Luce- mil ochocientos noventa y seis

 

«La vida es agradable. La vida es buena. El proceso de la vida, en sí mismo, es satisfactorio. Fijémonos en un hombre normal y corriente que goce de buena salud. Le gusta comer y le gusta dormir. Le gusta respirar aire fresco y caminar a buen paso por la calle. O, en el campo, canta el gallo encaramado en una verja; un potro galopa alrededor de un campo. Siempre hay algo que hacer a continuación. El martes sigue al lunes. El miércoles al martes. Y cada día emite las mismas ondas de bienestar, repite la misma curva de ritmos, cubre con un escalofrío la fresca arena, o se va lentamente con cierta pereza. De esta manera, el ser crea aros, la identidad se robustece. Lo que era ardiente y furtivo como un puñado de grano arrojado al aire, y desperdigado aquí y allá por soplos de vida nacidos en todos los puntos de la rosa de los vientos, es ahora metódico, ordenado y arrojado con un propósito. O así parece.

Señor, ¡qué agradable! ¡Señor, qué bueno! Cuán tolerable es la vida de los tenderos, pensaba, mientras el tren pasaba por los suburbios, y uno veía las luces de las ventanas en los dormitorios…Activos y enérgicos como una multitud de hormigas, me decía en pie ante el cristal, contemplando a los obreros, con la bolsa en la mano, entrando agrupados en la ciudad».

 

vida cotidiana-nuuj-Jeffrey T Larson

 

Estas palabras que escribe Virginia Woolf  en «Las olas» y de las que quise hacerme eco hace poco tiempo en un artículo, nos acompañan en esta sucesión de martes y de lunes, encadenadas horas febriles, engranaje feliz de una vida precisamente porque es vida, simplemente vida y no la nada, hojas de calendario que a veces nos abruman y nos marcan con su peso, pero únicamente hojas, felices hojas de existencia, tablado de gestiones y quehaceres, en ocasiones preocupantes, en ocasiones difíciles, pero siempre hojas, felices hojas de la vida que cada mes trae, se las lleva con el viento y las hace caracolear sobre nuestros días hasta envolvernos por completo.

 

vida cotidiana-ubbb-Elvi Maarni

 

Chejov decía: » la vida es hermosa y, no obstante, sólo lo parece«. Así lo confesaba Irina en «Las tres hermanas», y en otra ocasión y en la misma obra, podemos escuchar: «la felicidad y la paz se instalarán sobre la tierra y quienes nos reemplacen hablarán de nosotros con bondad, y bendecirán a los que viven ahora«.

 

café -innu - interiores- gentes- Jacqueline Osborn

 

Lo cotidiano tiene un secreto que a veces no advertimos. Nos encaja en el orden, en la necesaria sucesión. Ese caminar diario por calles y despachos, entre papeles e imágenes, esconde un valor singular: el descubrimiento de una jornada nueva, cargada de sorpresas, cargada de conflictos, cargada de soluciones. Es el ritmo de la vida, un latido permanente de nuestro pulso, la señal de que estamos vivos y de que luchamos por la existencia.

Lo cotidiano, como caja de sorpresas, es nuestra compañía habitual. El martes sigue al lunes y el miércoles sigue al martes. Ningún tedio. Es el lenguaje de los días. el aprendizaje de la experiencia, todo ese río de fechas enlazadas que arrastra en su cauce la sabiduría.

 

interiores-nhu-vida cotidiana- Henri Lebasque

 

(Imágenes.- 1.-Maximilien Luce– 1896/ 2.-Jeffrey Larson/ 3.-Elvi Maarni/ 4.-Jacqueline Osborn/ 5.-Henri Lebasque)

TODOS LOS ESCRITORES ESCRIBIENDO AL MISMO TIEMPO

Museo Británico- bf- dos

 

«Hemos de formarnos una imagen visual de los novelistas ingleses en la que aparezcan no como si flotaran río abajo, en una corriente que se lleva a todos sus hijos, a menos que se cuiden – imagina E. M. Forster en sus «Aspectos de la novela» -, sino que los hemos de ver como si estuvieran sentados juntos en un cuarto, en una sala circular, en una especie de cuarto de lectura del Museo Británico, en el que todos se encontraran escribiendo simultáneamente. Mientras se hallan sentados allí, no piensan «vivo durante el reinado de la reina Victoria, pertenezco al período de la reina Ana, soy portador de la tradición de Trollope, reacciono contra Aldous Huxley«. El hecho de que tengan la pluma en la mano es mucho más vívido para ellos. Están medio hipnotizados, sus penas y alegrías fluyen con la tinta, están unidos por el acto de la creación. Esta ha de ser la visión que de ellos tengamos; una visión imperfecta, pero que se acomoda a nuestras facultades y nos librará de un grave peligro, el peligro de la pseudo-erudición».

 

Museo Británico

 

¿Y  qué están escribiendo estos escritores al unísono? El mismo libro. La vida, el amor y la muerte. Unos han empezado a contar la historia del amor y se han encontrado escondida la pequeña muerte de los celos o de la infidelidad; otros han querido comenzar en cambio con la muerte y de repente el amor se ha cruzado como salvación para culminar la vida. Otros han preferido narrar la vida desde el principio pero las esquinas de la muerte les hacen escaparse pronto hacia el amor, abrazarse al amor como refugio. Cuando nos acercamos silenciosamente a estos pupitres donde todos los escritores del mundo están escribiendo a la vez el mismo libro, el amor, la muerte y  la vida se entrelazan con la vida, el amor y la muerte y las páginas pasan veloces bajo las plumas que vuelan, plumas que están repitiendo los mismos temas del mundo pero que sueñan cada segundo con la llama de la originalidad.

 

lbros- bre- bibliotecas- Edgar Degas- mil ochocientos setenta y nueve

 

(Imágenes.- 1 y 2.- Museo Británico/2.- Edgar Degas– 1879)

SABER DE CAMINOS

 

caminos- bbuh- Edward Hopper

 

«Cuando un hombre va de camino, ¿todo lo halla llano?, ¿todo es frescas y claras fuentes?, ¿no hay sierras fragosas, caminos ásperos y dificultísimos? ¡Pues sería bueno que el caminante, en acabando de pasar el camino llano y fácil, al descubrir una sierra, desmayase y se volviese! ¿Quién tal vio? Hermano, el camino tiene de todo, de llano, de áspero, de sierras y de prados; quererlo todo llano, es no saber de caminos».

Pedro de Valderrama.- siglo XVll

 

caminos-nhhy-Gutave Caillebotte- mil ochocienntos ochenta y cuatro

 

(Imágenes.-1.- Edward Hopper/ 2.- Gustave Caillebotte)