LAS GOTAS HACÍAN TEMBLAR LAS RAMAS

 

 

“Al principio las gotas hacían temblar las ramas

y nosotros, detrás de la ventana, esperábamos

a que  el agua lavara las hojas más ocultas.

Luego estalló la tormenta y llovió a mares,

habíamos puesto un vaso en el alféizar

para medir el agua de la lluvia.

A las cuatro salió el sol

y en la ventana brillaba el vaso

lleno hasta rebosar.

Mi hermano y yo nos lo bebimos a medias

y luego nos pusimos a comparar el agua

del pozo con la del cielo, que es más blanda

pero tiene el olor de los relámpagos.”

Tonino Guerra -“ La miel” – ( traducción de Juan Vicente Piqueras)

 

 

(Imágenes -1-Lewis Noble/ 2- Hugo Suter)

HOJITAS DE PAPEL

 

 

“Yo escribía mis poemas – decía el poeta italiano y Premio Nobel de Literatura, Eugenio Montale – en hojitas de papel. Unas veces las conservaba, otras la muchacha las tiraba como basura. Esto asemás porque nunca he tenido hojas de papel. Aún hoy, cuando tengo que escribir una carta, tomo ese papel que da el periódico y que es el peor papel italiano, el más económico. Luego no se puede borrar  ni siquiera con la goma, porque se hacen manchas horribles. Así pues, divido en dos partes la hoja y allí escribo, siempre disculpándome  por el papel. Una vez, el profesor Molaioli, apiadándose por mi caso, me mandó un paquete de papel precioso. Pero ese es demasiado bonito.  Debe de estar allí todavía. Sería menester escribir en él autógrafos inmortales. Entonces, escribía en pedacitos de papel, a veces hasta en billetes de tranvía. Pero no sólo apuntes. Nacían en ellos partes enteras de poemas (…) Pero sigo escribiendo. He escrito poesías durante treinta y cinco años. Son muchos. De hecho ya habría debido morirme. Los grandes poetas mueren pronto. Se ve que soy un poeta muy pequeño, puesto que no muero. Hay excepciones. Víctor Hugo produjo en la vejez. Yeats escribió en la vejez. Pero, ¿por qué? Porque de joven no había encontrado todavía su fisonomía. Comenzó a encontrarla a los cincuenta años.”

(Imagen – Gerhard Richter)

ESCRITORES Y AJEDREZ

 

 

”  La mirada de los filósofos atraviesa la opacidad del mundo- recordó Italo Calvino – , supera su espesor carnoso, reduce la variedad de lo existente a una telaraña de relaciones entre conceptos generales y fija las reglas del juego por las que un número finito de peones que se mueven sobre un tablero de ajedrez agota un número tal vez infinito de combinaciones. Llegan los escritores, y las abstractas piezas de ajedrez , los reyes, las reinas, los caballlos y las torres son sustituidas con un nombre, una forma determinada, un conjunto de atributos reales o equinos y en el lugar del tablero se extienden polvorientos campos de batalla o mares agitados; y así las reglas del juego saltan por los aires y un orden distinto de los filósofos se va abriendo camino paulatinamente. Es decir, quienes descubren estas nuevas reglas del juego son nuevamente los filósofos, que se toman la revancha demostrando que la operación llevada a cabo por los escritores es reducida a una operación.”

 

 

(Imágenes -1- Man Ray – autorretrato junto al ajedrez – all- art-org / 2- Luigi Chessa- 1921)

PIRANDELLO, ESCRITOR

 

 

“Yo he escrito desde joven, pero hasta que mi barba blanqueaba no he necesitado escribir -le contaba  Pirandello en una carta a Gómez Hidalgo -. Disfrutaba de una opulencia relativa, y sólo escribía cuando me apetecía, regalando siempre mis escritos. Pero un día, inesperadamente, me llegó un telegrama en que se me anunciaba  la ruina financiera de mi familia. La noticia produjo tal efecto en casa, que mi mujer cayó al suelo, perdiendo la razón para no volver a recobrarla jamás. Se volvió loca. Yo, que hube de atenderla, no tenía un céntimo ni tampoco medio de adquirirlo, porque no creía posible convertir mis dotes de literato en industria. La situación era, por consiguiente, desesperada. Pero no perdí la serenidad. Cuando el hombre pierde la serenidad, ha perdido todo lo que es. Llevé al Monte de Piedad las joyas de mi mujer y me dieron por ellas seiscientas liras; escasamente lo preciso para vivir un par de semanas. Cinco días después, providencialmente, me pedían un cuento para la revista “Marzocco”, en la que yo había colaborado durante varios años renunciando siempre al modesto estipendio de treinta liras que ofrecían entonces. Al enviar el cuento escribí una carta al propietario de la revista, exponiéndole a cara descubierta mi situación de angustia, y unos días más tarde este señor me mandaba tres mil liras en compensación de toda mi colabiración pasada. Mientras vivía con aquel dinero, cuidando personalmente a mi mujer enferma, escribí la novela “El difunto Matías Pascal”. ¿ Y luego dicen que el trabajo exige quietud y serenidad?”.

 

 

En una de sus obras Pirandello quiso encarnar en un personaje de ficción su verdadera tragedia familiar: “ durante nueve años no  había vivido más que para ella, continuamente absorbido por la única idea de esta mujer, atormentado por ella, tan sólo deseoso de no darle ningún motivo de queja, de no justificar lo más mínimo su recelo: no había dejado de vigilarse con una implacable asiduidad, de manera escrupulosa y con temor. Durante nueve años había vivido casi con los ojos cerrados y los oídos taponados, casi fuera del mundo, como si el mundo no hubiese existido.”

 

 

(Imagen – Pirandello- temperamente it/ 2-rhona bitner -2005- Howard Yezerski gallery/ 3- Pirandello -lemadie it)

GABINETE DE UN POETA

“Yo escribía poesía en hojitas de papel que metía en el bolsillo del chaleco – dice Eugenio Montale enDe la poesía” (Pre -textos) -. Unas veces las conservaba , otras la muchacha las tiraba como basura. Esto además porque nunca he tenido hojas de papel. Aún hoy, cuando tengo que escribir una carta, tomo ese papel que da el periódico y que es el peor papel italiano, el más económico, falsamente patinado. Luego no se puede borrar ni siquiera con la goma, porque se hacen manchas horribles. Así pues, divido en dos partes la hoja y allí escribo, siempre disculpándome por el papel. Una vez el profesor Molaioli, apiadándose por mi caso, me mandó un paquete de papel precioso. Pero ese es demasiado bonito. Debe de estar allí todavía. Sería menester escribir en él autógrafos inmortales. Entonces, pues, escribía en pedacitos de papel, a veces hasta en billetes de tranvía. Pero apuntes no. Nacían ya partes enteras (…) Se ve que comenzaba a escribir en un punto ya avanzado de maduración. Parece que Leopardi escribía primero una cosa en prosa y luego la ponía en verso. Yo no digo que no se pueda hacer, pero mi método de trabajo ha sido diferente.

(…) Hoy en la literatura el gigante tiende a desaparecer. Yo diría por  razones prácticas. No se puede hacer industria sólo con un gigante. Se requieren muchos y se excluyen unos a otros. Además el gigante es aburrido, monótono, escribía siempre las mismas cosas. Como Tolstoi, por ejemplo. Hoy debería cambiar cada año su estilo. Esto no significa que necesariamente no puedan existir grandes escritores. Tal vez se crearán clases diferentes de lectores: aquellos que piquen todos los peces, y los más seleccionados. Habrá muchas maneras de defenderse, porque mañana tendremos un número centuplicado de escritores, de artistas. Jules Renard decía : “Antes teníamos un público, hoy el público se ha puesto a escribir”.  Y entonces era apenas el comienzo. Por lo demás, son problemas que van más allá de la literatura.”

 

 

(Imágenes -1-Yaoyao ma van/ 2- Edwaert Collier)

VIAJES POR EL MUNDO (10) : PRAGA MÁGICA

 

 

» Ciudad por la que vagan disparatados comandos de alquimistas, de astrólogos, de rabinos, de poetas, de ángeles y santos barrocos, de fantoches arcimboldescos, de marionetistas, de cacharreros, de deshollinadores. Ciudad grotesca por sus humores extravagantes y propicia a los horóscopos, a las ráfagas de lo irracional, a los encuentros fortuitos, a las concurrencias  de circunstancias (…) Y en la plaza de San Venceslao, los buffets, apuntes de tartas y tortitas, salchichas con mostaza y negra espuma de cerveza. Y los muñecos de los turcos con turbantes y gabán color turquesa, que asentían desde los escaparates de los ultramarinos Meinl. Y la chatarra de los tranvías rojos, que renqueaban hacia el cementerio de Olsany, con una corona colgada del remolque, como un salvavidas (…)  Y la torre del Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, con el calendario pintado por Josef Mánes y con el reloj astrológico del Maestro Hanus, sobre el que se pone en movimiento, al son de las horas, un teatrillo alegórico. Por detrás de dos ventanillas, ves desfilar un grupito de pequeñas estatuas : los apóstoles con el Salvador, y la muerte que seduce al avaro y el avaro que la rechaza, y el turco, y otras figuras, hasta que, al cantar el gallo, todo desaparece.

 

 

(…) En la Ciudad Vieja nos enredaba esta urdimbre de corredores ocultos y comunicaciones infernales, que se extienden por todas partes y la estudian toda. Callejuelas torpes, enfiladas de zaguanes, caminos de ronda por donde apenas se pasa, subterráneos que aún huelen a Edad Media, descuidados cobertizos encogidos, donde me sentía como en el cuello de una botella.

En ciertos puntos angostos de la Ciudad Vieja, el visitante se pierde, chocando con la  malignidad de altos muros. ¡Ah, los muros de Praga, tema obsesivo de la poesía! El plexo voluble de las callejuelas medievales, que de pronto se estrechan o se ensanchan, se contraen o sobresalen a trozos, saca de quicio al transeúnte, impidiéndole andar libremente. Es como si la materia de la ciudad medieval se le echara encima, casi adhiriéndose a su cuerpo con zalamería carcelaria. Me sustraía a la angustia axfisiante de las callejuelas, a la retorcida picardía de los callejones, a esos muros prensiles y torcidos, huyendo hacia las verdes islas, los florecidos parterres, los parques, los miradores y los huertos que rodean Praga por todos lados».

Angelo Maria Ripellino – «Praga mágica»

 

 

(Imágenes-1- Willy Ronis- 1967/ 2.-Praga- Hugo Steiner– 1926/ 3.- reloj de Praga-guía de Praga)

RETRATO DE ESCRITOR

 

«El escritor, de joven, se sentía culpable cuando escribía. No sabía por qué. Escribir era lo que deseaba y lo que se proponía desde la más tierna infancia. Pero se sentía culpable. De una manera confusa pensaba que tendría que cultivarse y estudiar para escribir cosas más serias. No estudiaba, pero se pasaba el rato pensando que debía cultivarse. Las horas en que escribía le parecían horas robadas.

Cuando escribía tenía la impresión de que debía correr precipitamente hacia una conclusión. Le había ocurrido muchas veces que no acababa lo que empezaba; por eso, acabar era su principal aspiración. Después tal vez huía del propio sentimiento de culpa. Era como un chico que hubiese robado uvas. En su carrera vertiginosa, le turbaban pensamientos molestos, tenía la cabeza como rodeada de un enjambre de avispas. Debía llevar las uvas a personas desconocidas, lejanas y misteriosas. Las imaginaba muy distantes a él y a todos aquellos con los que vivía habitualmente. Las temía. Después temía aludes y terremotos que obstaculizaran su carrera; temía que al llegar no hubiera nadie, que hubiera saltado por los aires la tierra en la que aquellas personas moraban.

(…)

 

 

Ya viejo, escribe muy lentamente. Se detiene un montón de veces para hacer y deshacer. Ahora tiene una enorne paciencia. De vez en cuando piensa que antes de morir debe sacar todo lo que lleva dentro. Pero esta idea no le provoca fiebre alguna. A veces le pasa que ya no tiene nada más que decir, o que solo le quedan cosas muy complicadas, enmarañadas y tortuosas.

(…)

Ahora ya no piensa que deberá entregar lo que escribe a gente lejana y misteriosa. Suele destinar lo que escribe a tres o cuatro personas a las que ve a menudo. En algunos momentos de desconsuelo, le parece que estas tres o cuatro personas no entienden nada. Pide a su destino que le lleve nuevas personas, o bien que reanime a las de siempre con la luz del pasado. Mientras lo pide, recuerda que su destino no suele escuchar sus peticiones.

Ya no tiene miedo de que se produzcan terremotos. Se ha acostumbrado a escribir en situaciones amargas e incómodas, y con opresiones y sufrimientos que lo aplastan, como quien ha aprendido a respirar incluso oprimido por un montón de escombros».

Natalia Ginzburg – » Retrato de escritor»  (1970) – «Ensayos»

 

 

(Imágenes -1- Richard Prince – 1986 – artificial gallery – London- arnet/  2- Karen Hesse  Flatow – foto Chris Ramírez- The New York Times / 3- Agnes Martín  – 1973 – Kornelia tamm fine arts -photographie – arnet)

EL SUEÑO DE LOS CAMPOS

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«Es un sueño dentro de otro sueño, variado en sus detalles, único en su sustancia. Estoy a la mesa con mi familia, o con amigos, o en el trabajo, o en una campiña verde: en un ambiente, en suma, plácido  y distendido, en apariencia carente de tensiones y de penas; y sin embargo, siento una angustia sutil y profunda, la sensación definitiva de una amenaza inminente. Y de hecho, a medida que transcurre el sueño, poco a poco o brutalmente, cada vez de un modo diferente, todo colapsa y se deshace a mi alrededor, el escenario, las paredes, las personas, y la angustia se hace más intensa y más precisa. Todo se ha vuelto un caos: estoy solo en el  centro de una nada gris y turbia, y claro, sé lo que esto significa, y también sé que siempre lo he sabido: estoy de nuevo en el campo y nada era verdadero excepto el campo. Todo lo demás era una breve pausa, o engaño de los sentidos, sueño: la familia, la naturaleza en flor, la casa. Ahora ese sueño interior, el sueño de paz, se ha terminado, y en el sueño exterior, que prosigue gélido, oigo resonar una voz, muy conocida; una sola palabra, no imperiosa, sino breve y dicha en voz baja. Es la orden del amanecer en Auschwitz, una palabra extranjera, temida y esperada: a levantarse, «Wstawać«.

Primo Levi – «La tregua»

(Imagen.-foto  Wiener- biblioteca)

DE ERRORES Y LAMENTACIONES

 

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Ahora que está de moda tratar los beneficios y perjuicios del error, incluida la valoración del error como fuente de inspiración, repaso las anotaciones de Alberto Savinio en su «Nueva enciclopedia»:  «En una nota mía publicada en un diario – evoca el escritor italiano  – citaba yo tres veces el nombre de Ludwig van Beethoven, y otras tantas leí al día siguiente en su lugar Ludwig von Beethoven, porque el corrector de pruebas sabía que la partícula nobiliaria alemana es «von», y pensó que «van» era un error. Parecido error es el del camarero que, en lugar de traerme el aurum que le pido, me trae en su lugar un aurúm, porque piensa que el nombre de este licor se deriva de ron. Errores doctos. Errores inteligentes. Errores no derivados de la ignorancia ni de la distracción, sino de una instrucción enana y de la reflexión que tal instrucción inspira. Y son los peores de todos, y los más nocivos, porque el ignorante común y corriente puede llegar a ser nocivo, ciertamente, ya que su mente está rodeada de oscuridad y le guía por tinieblas, pero mucho más nocivo, mucho más peligroso, es el hombre mediocremente instruido que, engañado por el ruin candil de su minúscula sapiencia, se cree en posesión del faro que ilumina al mundo y descubre todas las verdades, y, guiado por tal candil, se pone a razonar, a deducir, a forjar teorías».

 

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«El que piensa grandemente – había dicho Heidegger – debe equivocarse grandemente». Hay errores en algunas vidas que se han reconocido y confesado. Entre otros muchos, Steiner en su «Errata» (Siruela), ha querido explicar que en su vida intelectual ha desperdigado sus fuerzas, y por tanto las ha derrochado. «Lamento – dice – no haber seguido dibujando, con carboncillo, pastel y tinta, para ilustrar alguno de mis propios libros. La mano dice verdades y alegrías que la lengua es incapaz de articular. Lamento no haber aprendido hebreo, que permite un acceso directo a la Biblia». Y así sigue con varios lamentos, con algunos errores que, según él, ha cometido.

No todo son lamentaciones, pues hay aciertos.  De los errores se aprende siempre que se reconozcan. Logros y equivocaciones se entrelazan continuamente en la existencia.

 

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(Imágenes.-1.-Lorene Anderson– 2016/ 2.-Brice Marden– 20o2/ 3.-Eva Hesse- 1986)

EN EL CIELO, LAS CIUDADES INVISIBLES

 

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«Se atribuye a Bersabea esta creencia: que suspendida en el cielo existe otra Bersabea donde se ciernen las virtudes y los sentimientos más elevados de la ciudad y que si la Bersabea terrena toma como modelo la celeste llegará a ser una sola cosa con ella (…) Fieles a esta creencia, los habitantes de Bersabea honran todo lo que les evoca la ciudad celeste: acumulan metales nobles y piedras raras, renuncian a los abandonos efímeros, elaboran formas de compuesto decoro».

 

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«Con tal aire fue construida Andria, que cada una de sus calles corre siguiendo la órbita de un planeta y los edificios y lugares de la vida en común repiten el orden de las constelaciones y las posiciones de los astros más luminosos: Antares, Alferaz, Capilla, las Cefeidas. El calendario de las ciudades está regulado de modo que los trabajos y oficios y ceremonias se disponen en mapa que corresponde al firmamento en esa fecha: así los días en la tierra y las noches en el cielo se reflejan mutuamente».

Así, muchas veces en el cielo, cuando llega la noche, veo las ciudades invisibles que publicara Italo Calvino en 1972. Me quedo mirando esas ciudades invisibles y viajo por ellas. «Son – en palabras del autor – la sensación del tiempo que se ha cristalizado en los objetos, contenido en las cosas que nos rodean (…) Las ciudades – añadió Calvinono son nada más que la forma del tiempo».

Recuerda el gran crítico italiano Pietro Citati que cuando Italo Calvino comenzó a escribir «Las ciudades invisibles«, mucho antes de su publicación, no tenía ninguna teoría, ni filosofía, ni arquitectura clara para hacerlo. Escribía lentamente, sin planos, con ojos ciegos, ciudad tras ciudad, sin saber qué iba a ocurrir con aquellas imágenes dedicadas a las ciudades- mujeres o a las mujeres- ciudades. Pero una cosa le resultaba evidente. Había encontrado una nueva forma: entre la narración breve, el poema en prosa, la historia metafísica, el capricho o la miniatura; forma que en nuestro siglo ha sido culminada en los relatos de Kafka o en las prosas de Borges (…) Cuando uno va a una librería y escoge del estante «Las ciudades invisibles» y vuelve a leerlo, cada  vez que  esto se hace, el libro se mueve, nos muestra un rostro siempre nuevo que dentro de diez o veinte años aún será diverso, y eso ocurrirá cuando otras generaciones lo lean y lo interpreten de un modo que nosotros aún no podremos imaginar.

Luego se hace noche cerrada, se dejan ver las ciudades invisibles en el cielo, y se vuelve a abrir el libro para leerlo de nuevo. Y contemplar.

 

cielos- inu- mar- Peter Wileman

 

(Imágenes.- 1-Samantha Keely -2012/ 2.- Ferdinand Hodler– 1908/ 3.-Peter Wileman)

NATALIA GINZBURG

 

ciudades.- iobr.-. ópera- Arnaldo De Lisio.- 1903

 

«Si tengo un abono para la ópera, voy a la ópera más veces al año. No entiendo la música, por eso no escucho. A menudo duermo, o pienso. Pienso en todas las óperas que he oído en mi vida. No escuchado, oído. Y quizá oído es también decir demasiado. Pienso en todas las óperas a las que he asistido, testigo inútil y perdido entre mis pensamientos. El Teatro de la Ópera, que frecuento desde hace tiempo, es un lugar en el que he dormido y pensado largo tiempo, un lugar muy familiar y, por consiguiente, muy hospitalario para mí.

Todas las veces me propongo escuchar, todas las veces decido que escucharé. Pero al cabo de poco, mi atención se desvanece. Hay unos breves instantes durante los que, de manera involuntaria y casi distraída, escucho, y en esos breves instantes, disfruto de los sonidos. La satisfacción de haber escuchado es tan grande, que me pierdo en su mar, y ya estoy de nuevo ausente.

 

Opera- nnbb- Jules- René Herve

 

(…) Se me preguntará entonces por qué he tenido abonos para la ópera. No lo sé. Ahora sé que la música es algo para mí definitivamente perdido. Así, estoy asombrada y perpleja por mi inferioridad respecto a los demás, porque el teatro entero parece escuchar aquel fragor y aquellos gritos y contemplar aquellas rocas espectrales y entender su lenguaje. A mí no me dicen nada, estoy casi siempre fuera de juego. Pero pienso que tal vez para los demás todas las óperas son como para mí «la bóveda negra», o como, en «Las bodas de Fígaro«, » Está usted servida, brillante señora», aria que me encanta y que me llevo a casa y repito hasta el infinito, y que cuando bebo Acqua Brillante sopla en mi memoria y me produce un escalofrío, un escalofrío de alegría que es, quizá, el amor por la música que hay en mí».

Natalia Ginzburg Nunca me preguntes» (1969)

(pequeña evocación de la escritora italiana cuando se cumplen cien años de su nacimiento)

 

baile.-tu8uuu.-danza.-Degas.-- la ópera de Meterbeer Robert Le Diable

 

(Imágenes- 1- Arnaldo de Lisio- 1903/2.-Jules René Herve/ 3.- Degas.- La Opera de Meterbeer Le Diable)

LAS CIUDADES INVISIBLES

 

ciudades-nbbi- París- Belinda Satle- el pais

 

Cuando se contempla desde el cielo el Arco de Triunfo de París como ciudad visible uno recuerda las palabras que Italo Calvino escribió sobre sus ciudades invisibles: «la sensación del tiempo se ha cristalizado en los objetos y se ha contenido en las cosas que nos rodean. La ciudades no son nada más que la forma del tiempo».

 

ciudades- vfr- Amsterdam- Belinda Saile- el pais

 

Cuando se contempla desde el cielo la gran explanada de Ámsterdam como ciudad visible, vuelven a resonar las palabras de Calvino sobre sus ciudades invisibles: «de parte a parte parece que la ciudad continuara en perspectiva multiplicando su repertorio de imágenes: en cambio no tiene espesor, consiste sólo en un anverso y un reverso, como una hoja de papel, con una figura de este lado y otra del otro, que no pueden despegarse ni mirarse».

 

ciudades- nnuy- Dubai- Belinda Saile- el pais

 

Cuando se contempla desde el cielo la Marina de Dubái como ciudad visible, las invisibles ciudades de Italo Calvino vuelven a hablarnos:» esta es la base de la ciudad: una red que sirve de paisaje y de sostén. Todo lo demás, en vez de elevarse encima, cuelga hacia abajo: escalas de cuerda, hamacas, casas hechas en forma de saco, percheros, terrazas como navecillas, odres de agua, picos de gas, asadores, cestos suspendidos de cordeles, montacargas, duchas, trapecios y anillas para juegos, teleféricos, lámparas de luces, macetas con plantas de follaje colgante».

 

ciudades- bhy- Pekín- Belinda Saile- el pais

 

Cuando se contemplan desde el cielo todas estas ciudades seculares, populosas, llenas de historia, se advierte muchas veces que más que ser invisibles son inhabitables: la polución extiende su larga mancha en el espacio y el tiempo y el rostro de las ciudades ante el espejo del día hay momentos en que no se le reconoce.

(Imágenes.- 1.-París- Arco de Triunfo- Belinda Sail- el país/ 2.-Ámsterdam- Belinda Sail- el país/ 3.- Dubái- Belinda Sail. el país/4.- Pekín- Belinda Sail- el país)

LISTAS DE UMBERTO ECO

 

Eco-onnj- Wikipedia

 

«Mira en torno astrolabios y almanaques,

trampas y limas sordas y ganzúas,

jaulas. bolsas y capas, casquillos, fardos,

laberintos, arquipéndolas, niveles,

dados y cartas,

bolas, tabas y escaques,

sonajeros, poleas y barrenas,

aspas, devanaderas, vertellos y relojes,

botellas y alambiques, fuelles y crisoles,

mira llenos de viento odre y vejiga

y de hinchado jabón túrgidas pompas,

torres de humo, pámpanos de ortigas,

flores de calabaza y verdigualdas plumas,

araña, escarabajo, grillos y hormigas,

mariposa, luciérnaga, abejas y mosquitos,

ratas, gatos, gusanos y otros tales

extravagantes ingenios y animales;

todo esto que ves y otros extraños

fantasmas y aun  prodigiosa hilera

caprichos son del gran ingenio humano,

fantasías, arrebatos y quimeras.

Hay molinos, peonzas, móviles y vanas

perinolas, árganas y ruedas de mil clases;

diversas formas hay, de pájaros o peces,

como diversas son humanas mentes».

enumera Giambattista Marino (siglo XVll)

 

Eco- nhy- Universitá Reggio Calabria- wikipedia

 

monjes, abadías, asesinatos, claustros, máscaras, corredores, laberintos, bibliotecas, crónicas medievales, envenenamientos, bosques narrativos, lenguajes, protocolos, espejos, péndulos, seriales, signos, peces, botones, ciencia-ficción, símbolos, imágenes, listas de fealdad, listas de belleza, museos, poéticas, ciclos, epifanías, métodos, materias, vanguardias, Dante, cine, objetos, falsificaciones, obras abiertas, estímulos, estilo, aforismos, influencias, textos, interpretaciones, Borges, lectores, periodismo, diarios mínimos, Edad Media, sueños, lenguajes del rostro, Pirandello, fábulas, ironías y tantos miles de temas tratados por Umberto Eco.

Escribió para todos y sobre casi todo. «Hay una sola cosa que uno escribe para uno mismo – decía -, y es la lista de la compra. Sirve para recordarte qué debes comprar, y cuando lo has comprado puedes destruirla porque no le sirve a nadie más. Todo lo demás que escribes lo escribes para decirle algo a alguien».

(pequeño recuerdo de Umberto Eco en el día de su muerte)

(Descanse en paz)

 

Eco- noj- diariodecultura com ar

 

(Imágenes.- 1 y 2.- Umberto Eco- wikipedia/ 3.-Umberto Eco- diariodelectura com)

NIEBLA

 

ciudades.-7juuj.- Londres.-21 enero 1939-foto Kurt Hutton.-Images Picture Post.-Getty

 

«La niebla es cómoda. Transforma la ciudad en una enorme bombonería. La niebla une e invita a la vida doméstica. El amor queda también favorecido por la niebla, encerrado y tibiamente humano (…) En la niebla pasan mujeres y jovencitas bajo sus capuchas. Un aliento ligero flota en torno a sus narices y a su boca apenas cerrada. Los ojos brillan bajo los sombreros. ¿Ha llegado el tiempo de las noches danzantes? ¡ Yo te conozco bonita máscara! Seguir a esas máscaras hasta las habitaciones, encontrarse con ellas ante los prolongados espejos de un salón, entre los muebles «graves» que hacen familia, mientras que la niebla fuera presiona contra la ventana y, discreta, silenciosa, protege el espacio.

Se comprende por qué en el Norte la voluntad de vivir es tan fuerte. La muerte también es menos brutal en las ciudades con niebla, ella que suele ser tan cruel en las ciudades con sol».

Alberto Savinio.- «Ciudad, escucho tu corazón» (1944)

 

ciudades.-ttynn.-Nueva York en la niebla.-Mike Dillingham

 

(Imágenes.- 1.- Kurt Hutton– Londres, enero 1939- images. picture-post. getty/ 2.-Mike Dillingham. Nueva York

ENTREVISTA A TUTANKHAMON

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El escritor italiano Giorgio Manganelli, desde la distancia del siglo XX, se dirigía así, entrevistando a la figura de Tutankhamon:

–  Discúlpeme usted: realmente no sé cómo dirigirle la palabra…

–  ¿Usted considera  que debe dirigirme la palabra?

–  Para eso he afrontado un viaje singular, a la vez que hipotético y arduo.

–  Un viaje hipotético y arduo… estas palabras tienen un sonido grave y familiar…¿Por qué quiere hablarme?  ¿ Y cómo quisiera  dirigirse a mí?

(…)

–  Se  dicen muchas cosas acerca de su muerte…

–  Lo he olvidado. Sé que mi decadencia parece infinita. Los dioses que habían devuelto a la vida me miraban con odio, porque mi cuerpo estaba monstruosamente deformado por mi suerte solar y mortal (…) Con frecuencia  me he preguntado de qué modo morí. Ya que entre yo y mi muerte está la pared oscura de los dioses restaurados, ya no puedo ver. Estoy convencido de que no me maté: estaba tan del lado de la muerte que matarme habría significado una desobediencia a mi propio cuerpo. Tal vez fuí hallado muerto, una mañana, en mi cama larga y estrecha; y tal vez me desvanecí en mi trono, me aferré a la falsa paternidad de un guerrero, y dejé de existir.

 

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– Muchos creen que le mataron…

– Mi muerte no me alcanzaba  nunca, es posible que los sacerdotes  fueran presa del pánico. Es posible que mi poder, en la inminencia de la muerte, comenzara a crecer (…) Es posible también que la necesidad de matarme surgiera repentinamente, para remediar alguna peligrosa condición del cielo (…) En este caso, no creo que me mataran en el palacio real (…) Supongo, por consiguiente, que mi tumba estaba ya preparada, completada por los operarios para embalsamar mi cuerpo, y que me mataron en mi tumba, de modo que mi horrible poder quedara inmediatamente bajo control. Si esto es cierto, supongo que todos aquellos que trabajaron sobre mi cuerpo habrán sido eliminados, por estar, probablemente, contaminados por el poder solar de mi cuerpo. Para animarme y al mismo tiempo amenazarme fui encerrado en un sarcófago de oro, y éste en otros sarcófagos, y éstos en ataúdes para que yo permaneciera allí dentro,  perdido en aquel esplendor que sólo unos ojos vacíos podían descifrar. Creo que mi cuerpo, después de mi muerte, no llegó a volver a ver la luz del sol: los sacerdotes sentían miedo. En cualquier caso, es cierto que fui sepultado apresuradamente, en una tumba estupenda; una tumba que debía persuadirme a permanecer encerrado allí dentro, para siempre.

–  Pero hace cincuenta años…

–  ¿Quiere usted saber por qué mi tumba fue descubierta? Usted no cree en el azar. No sé. No es imposible que mi cuerpo hubiera conservado la facultad de enviar mensajes. Tal vez los dioses nuevamente desaparecidos ya no eran capaces de mantenerme encerrado. ¿Digamos que tal vez quería reaparecer? En cualquier caso,  la solución fue horrenda.

 

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– ¿Por qué murieron los descubridores? ¿Los sacerdotes habían sepultado un veneno?

–  Los sacerdotes me habían encerrado a «mí». Yo no sé por qué murieron aquellos hombres de piel pálida; pero existe una desesperación de los muertos, y mis nervios eran letales. ¿No cree que eso pueda provocar la muerte? Tal vez fue una casualidad. En cualquier caso, los sarcófagos fueron abiertos, uno tra otro, y al final salió a la luz mi máscara de oro. ¿Qué ocurrió, entonces, dentro de mí? ¿ Me acordé de la capital abandonada? ¿Del dios muerto? Oh, fue una historia a un tiempo angustiosa, melancólica, infantil y grotesca. Como usted sabe, mi tumba fue violada, y yo – precisamente yo,  el frágil adolescente contaminado por el sol – fui trasladado a un museo.

–  Su tumba es la maravilla de Egipto.

–  ¿Es todo lo que se le ocurre decir? El sucesor de Ekhnaton, en un museo, y sus ataúdes, los sarcófagos, los juguetes, ¿todo es una maravilla del pasado? Cuando por la noche se cierra aquel museo, ¿están seguros de lo que ocurre en aquellas vitrinas inmóviles? Oh, nada novelesco. Pero supongamos que en los enflaquecidos cuerpos, en el mío,  siga subsistiendo algo de energía. Este cuerpo, estos objetos que ahora paseáis por el mundo, en vuestras ciudades  sin sol. ¿Creéis  acaso que yo, Tutankhamon,  soy únicamente un deshecho, un cadáver reseco del reino de Egipto? ¿No sabéis que estos labios míos, infantiles y arrugados,  sin agua desde milenios, pueden moverse, oh, ligeramente, para convocar, detrás de todas las nieblas, a las miasmas de las que vivís, ese cadáver inmortal, redondo, en el cielo? Morí a los dieciocho  años : tal vez no  consumí mis ganas de jugar».

Así entrevistó Giorgio Manganelli a Tutankhamon y lo recogió en su libro «A y B» (Anagrama) en 1975.

 

Tutankamon- unnh- Khaled de Jouki. AFP- Getty images

 

(Imágenes- 1.- Tutankhamon- slate com / 2.- guías viajar/ 3.- quepai info/ 4.-Khaled Desouki- AFP)

 

 

 

«EL GATOPARDO» : OBJETOS Y RECUERDOS

Lampedusa-bbgt- El Gatopardo- casadellector

 

Una pitillera de plata perteneciente al bisabuelo de Lampedusa ,el manuscrito de la célebre novela, un retrato al óleo de 1855,  y muchos objetos más, se presentan en la  exposición que la madrileña casa del lector dedica al autor de «El Gatopardo». Habría que añadir a ello el bolígrafo azul con el que redactó su obra tanto en el café Mazzara de la capital siciliana como en el salón de su biblioteca y muchos otros recuerdos. El primer capítulo del famoso libro fue escrito en cuatro meses, reescribiéndolo muchas veces, cambiando nombres y alterando personajes: ese primer capítulo lo corrigió y lo pulió antes de comenzar los otros, y los capítulos finales, en cambio, los compuso mucho más deprisa. Tras un paréntesis en el que Lampedusa quiso

 

Lampedusa- byyb- manuscrito de El Gatopardo- Casa del Lector

 

concentrarse en parte de sus recuerdos, titulados luego «Los lugares de mi primera infancia«, volvió a «El Gatopardo«, que le representó un trabajo laborioso en su articulación, a causa de numerosos añadidos y de la inserción de abundantes pasajes en sus capítulos. La redacción de esta novela influyó también en su carácter. Uno de sus íntimos confesaba que Lampedusa, en la segunda mitad de 1955, quizá al descubrir plenamente su vocación como escritor, se volvió «más cerrado, menos paciente, más orgulloso, menos

 

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dado a ocuparse en serio de sus clases de literatura». (Impartía «seminarios» con lecciones sobre Greene,  Henry James o Eliot, diversos autores franceses y alemanes, y en uno de esos meses leyó a Lope de Vega y dictó un curso sobre historia medieval siciliana). Muchos de sus amigos no sabían que estaba escribiendo un libro; tampoco que redactaba un Diario. Como cuenta David  Gilmour al abordar su biografía, Lampedusa seguía yendo al cine o Cine-Club dos o tres noches por semana, y luego resumía las películas brevemente en su Diario. Aún comía a menudo en restaurantes, normalmente en «Renato» o en la Pizzería Bellini, y a

 

Lampedusa-trec- El Gatopardo- cinencuentro com

 

veces se sometía al «suplicio» de algún cóctel. En algunas ocasiones amigos suyos solían llevarlo a escuchar discos en un gramófono, por ejemplo, discos de Bach o un concierto de música religiosa de Mozart. El 8 de febrero de 1956 anotó  en su Diario que la novela estaba terminada. Ese día, uno de sus alumnos, Francesco Orlando, llegó para recibir su clase y Lampedusa «con una sonrisa impenetrable» le pasó un cuaderno de ejercicios y le pidió que empezase a leerlo. Lo que leyó Orlando en voz alta era el primer capítulo de «El Gatopardo«.

 

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Tras la muerte de Lampedusa el 23 de julio de 1957, a los sesenta años de edad, y tras la negativa del escritor italiano Elio Vittorini a editar la obra, sería en marzo de 1958 cuando al fin Giorgio Bassani comunicó a la viuda del novelista que Feltrinelli quería publicar el libro. Lampedusa moriría sin ver la obra publicada y sin leer las palabras de Bassani: «Desde la primera página me he dado cuenta de que me encontraba ante la obra de un verdadero escritor. Al ir avanzando, me he convencido de que el verdadero escritor también era un verdadero poeta«.

 

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(Imágenes.- 1.-película «El Gatopardo- casa del lector/ 2.-manuscrito de El Gatopardo- casa del lector/ 3.- Lampedusa- edmundburkeinstitute. ie/ 4.-película «El Gatopardo»- cinencuentro com/ 5.- Lampedusa-vivalascuolastudenti/ 6.- Lampedusa- iistoccarda esteri it)