“Yo trabajo casi siempre con modelo – decía Giacometti – Esto que me importa es la verdad, la realidad de los rostros“. Cuando se le preguntaba, por ejemplo, por la cabeza de su hermano Diego, muy frecuentemente dibujada, y se añadía que podría esculpirla con los ojos cerrados, Giacometti respondía: “En absoluto. Cada vez su rostro me parece nuevo”. Le interesaban enormemente los rostros, y sus cabezas minúsculas, como los cuerpos alámbricos que representaba, han dado la vuelta al mundo en el universo de la escultura.
Ahora una nueva exposición sobre los bocetos de Giacometi tiene lugar en Madrid.
Vuelve a asombrar la legendaria economía de medios en sus figuras y ello evoca también la legendaria economía de medios con las palabras que empleara Samuel Beckett en sus novelas y en su teatro. Ambos, Giacometti y Beckett, padecían de insomnio, y muchas veces se encontraban hasta altas horas de la madrugada en un bar de Montparnasse charlando no sólo de temas intelectuales o artísticos.
En medio de los dos parece elevarse el árbol escuálido de ramas desnudas que Giacometti creó para “Esperando a Godot”. Los dos pasaron muchas horas juntos para estudiar la mejor manera de fijar las ramas, entre el primero y el segundo acto, con las hojas concebidas igualmente por el escultor. Una vez las representaciones hubieron terminado, Giacometti ofreció a Beckett una de esas hojas y el dramaturgo reconoció: “Giacometti ha conseguido hacer un árbol hermoso para “Godot”.
(Imágenes.-1.-Giacometti.-Diego en camisa- Foundation Maeght/2.-Giacometti- The Palace- 1932/ 3.-esculturas/4.- Giacometti y Beckett en 1961- vispoetica /5- Giacometti.-flores- 1952)