EL LITERATO ENVIDIA AL PINTOR

El literato envidia al pintor — recuerda Proust en “El tiempo recobrado”—,a él le gustaría tomar croquis, notas, está perdido si él lo hace. Pero cuando él escribe no hay un gesto de sus personajes, un tic, un acento, que no haya sido llevado a su imaginación por su memoria, y no existe ningún nombre de personaje inventado bajo el cual él no pueda meter sesenta nombres de personajes conocidos y vivos, del que uno ha tomado el gesto o la mueca, del otro el monóculo, de tal otro la cólera, de otro el movimiento ampuloso de un brazo, etc. Y entonces el escritor se da cuenta de que si su sueño de ser un pintor no era realizable de una manera consciente y voluntaria, encuentra sin embargo que sí lo ha realizado y que el escritor, también él, ha hecho su carnet de croquis sin saberlo.

José Julio Perlado

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CUENTO DE UN CUENTO

Había una vez un cuento

Acababa 

Antes de comenzar

 Y comenzaba

 Después de acabar

 Sus héroes entraban

Después de su muerte

 Y salían

 Antes de su nacimiento 

Sus héroes hablaban

 De una tierra de un cielo

Hablaban de esto y de aquello 

Lo único que no decían 

Era algo que ni ellos sabían 

Que sólo eran héroes en un cuento

 Un cuento que acaba 

Antes de comenzar

Y comienza

Después de acabar 

Vasko Popa (poeta serbio, de origen rumano) (1922-1991)

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LUZ DE AGOSTO

Faulkner cogió una hoja de su manuscrito con un margen arriba y otro a la izquierda y puso la fecha , 17 de agosto . Escribió con letra de imprenta “ La casa sombría”  y lo subrayó con tres trazos de pluma.

Siguió su régimen habitual de levantarse temprano, escribir casi toda la mañana,  luego pasar el resto del día trabajando sin agobio por la casa y la finca, montando a caballo o haciendo lo que le sugiriese su fantasía. Al final de la tarde él y Estelle tomaban el vermú de antes de la cena en la galería este. Un día que estaban allí sentados—cuenta su biógrafo Joseph Blotner —,Estelle miró por encima del césped los matorrales bañados por el sol de la tarde y,  más allá, el jardín hundido en la sombra profunda. “ Bill”,  dijo, “¿ no te parece que la luz de agosto siempre es diferente a la de cualquier otra época del año?” Faulkner se levantó de la silla. “Así es”, dijo, y entró en la casa. Regresó al momento sin explicación. Estelle, conociendo el carácter taciturno de su marido, no dijo nada. 

Faulkner había ido a su mesa de  trabajo, había tachado “La casa sombría” y lo había sustituido por “Luz de agosto”. Más tarde él diría: “ lo utilicé  porque en mi tierra en agosto la luz tiene una calidad peculiar y eso es lo que quiere decir el título”. No  era la primera vez que utilizaba un título impresionista, e  incluiría concretamente una aclaración cuando  Hightower espera la visión recurrente de la carga de caballería:” En   la suave claridad suspendida de agosto, en la cual la noche está a punto de llegar plenamente, parece engendrarse  un leve brillo como un halo que la rodea”. Había fundido la tonalidad de la luz de aquel mes con la hora del día que siempre hechizaba su imaginación:  el crepúsculo.

José Julio Perlado

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EL CIERVO Y LOS PERROS


Un hombre capturó un cervatillo, durante una cacería. Con  el propósito de domesticarlo, lo llevó a su casa. En el portón, moviendo la cola y ladrando, salieron a recibirlo sus perros.  Al día siguiente fue a la perrera con el corzo, el látigo en la mano, y lo acercó a los perros para que lo olieran. Y así todos los días hasta que se acostumbraron al recién llegado. Al cabo del tiempo, ignorante de su propia naturaleza, el ciervo jugaba con los perros. Los embestía con dulzura, corría, saltaba entre ellos, dormía sin miedo a su lado. Temerosos del látigo, los perros le devolvían caricia por caricia. A veces, sin embargo, se relamían los hocicos.


Un día el ciervo salió de casa. En el camino vio una jauría. Al punto  corrió a unirse a ella, deseoso de jugar. Pronto se vio rodeado por ojos inyectados y dientes largos. Los  perros lo mataron y devoraron, dejando sus huesos esparcidos en el polvo. El ciervo murió sin entender lo que pasaba. 




LiEU  TSANG-YEU autor chino (773- 819)

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TERTULIAS EN LA ETERNIDAD (22) : FUTURO Y PRESENTE EN NOSTRADAMUS

Hoy nos hemos mareado un poco con el tema del futuro- presente del que nos ha hablado Nostradamus en la tertulia de la tarde porque, sentado este hombre extraño y oscuro encima de la eternidad y con sus barbas copiosas y su mirada profunda, no sabíamos bien los que le escuchábamos si estábamos en el presente o en el futuro, porque lo cierto es que aquí en la eternidad no hay futuro, todo es presente, no hay adivinación ni profecía porque todo está hecho y cumplido, pero Nostradamus, a preguntas del escritor italiano Manganelli que siempre está interesado en escudriñar misterios, en vez de simplificarnos las cosas yo creo que nos las ha oscurecido. Al menos para mí. El presente donde estamos ahora, nos ha dicho Nostradamus, se encuentra, como vemos, desprovisto de símbolos, y esto quiere decir, ha añadido, que podemos revivir, si queremos ,cosas del pasado, es decir, cuando teníamos enigmas que descifrar y yo mismo me dedicaba a ello, pero no podemos proyectarnos hacia el futuro porque no lo hay. Entonces, ¿qué puedo hacer yo?, se ha preguntado Nostradamus. Pues sencillamente, profetizar el pasado. Parece algo raro, pero es así. Hay muchos enigmas en el pasado que son difíciles de resolver. Marcas en la tierra. Señales misteriosas en el suelo. Restos de civilizaciones desconocidas. Me acuerdo, por ejemplo, ha seguido diciendo, de la última tierra del mundo, la llamada Última Tule, que está en el mar glacial y que es casi desconocida. Pues bien, yo sí me atrevo a profetizar que un día se la conocerá por completo. No puedo decir en qué momento, pero eso ocurrirá. No ha dicho nada más, y muchos de entre nosotros nos hemos sentido engañados y defraudados. Como también se descubrirá, ha añadido Nostradamus poco después, Estotiland, un lugar que se cree que está entre la bahía de Hudson y el Océano Ártico, pero oculta por ahora a los ojos humanos. El poeta Milton habla de ella en su “Paraíso perdido”, pero no da ningún detalle, no se sabe nada más de ella. Y yo profetizo igualmente, ha concluido Nostradamus, que eso se encontrará.
Como digo, un hombre muy oscuro y extraño este Nostradamus.

Ha estado sentado en medio de nuestro círculo, como uno más entre nosotros, y los oyentes seríamos unos ocho o diez, no muchos, solo los interesados por estas cosas. Manganelli ha intervenido varias veces. Otros no se han atrevido a indagar más. Estaban escépticos. Lo cierto es — nos ha asegurado Nostradamus—, que de algún modo se puede profetizar el pasado, porque debajo del pasado hay tierras inesperadas y sin descubrir, y, como si uno fuera arqueólogo, es necesario cavar y cavar en lo desconocido hasta encontrar tesoros que en su día fueron presente. Es muy difícil acertar con el día y la hora exactas, ha seguido diciendo, porque la investigación del pasado lleva muchos años de estudio a los historiadores.

Con todo esto, a unos — los menos— les ha parecido Nostradamus una persona de cierto interés, pero a otros les ha dado la impresión de ser simplemente un hombre extraño, con excesiva fama y seguidores, y que sus profecías no llevan a ninguna parte. Ha habido, pues, división de opiniones. No ha sido una tertulia ni brillante ni luminosa.

José Julio Perlado

imágenes- 1- Nostradamus- wikipedia/ 2 y 3- Constable

VIAJES POR ESPAÑA (41) : SALAMANCA

No es Salamanca la única capital cuya grandeza realza un ancho río y un soberbio puente, pero pocas hay a quienes impriman más imponente carácter — así lo escribe José María Cuadrado en sus “Recuerdos y bellezas de España” —. El Tormes, no inferior en caudal a otros de mayor nombradía, describe a sus plantas una obsequiosa curva reflejando sus torres y fecundando su vega aunque en este vasallaje ocurren también de siglo en siglo días de insurrección y de amenaza y de lamentable estrago que han mermado notablemente su arrabal.  El puente hace venerable su romana antigüedad, ya que ha cesado de ser célebre por su toro de piedra y pintoresco por las almenas que lo ceñían.  La ciudad asentada majestuosamente sobre tres colinas despliega su dilatado recinto, en medio del cual descuellan la gran mole de la catedral y la de la Compañía  su competidora, a un lado la cuadrada y rojiza cúpula de San Esteban, al otro las ruinas  de la Merced y del Colegio del Rey; pero en sus monumentos no prevalece la fisonomía de la Edad Media. Antes  del siglo XVI nada de esto existía:  sólo asomaba la vieja basílica, bella y grave,sí, mas no colosal;  las torres de sus innumerables parroquias apenas se elevaban sobre la humilde nave;  los conventos en su mayor parte, los colegios, los palacios, aún no habían nacido o tomado incremento ; y si algo sobresalía entonces, era a la izquierda del espectador el formidable alcázar demolido por el pueblo con aprobación de Enrique IV. Todo lo  grandioso,  todo lo culminante de Salamanca, diferente en esto de las demás ciudades de León y Castilla,  lo debe a la grandeza de los tres últimos siglos.

José Julio Perlado

imágenes-1- clase en la Universidad de Salamanca en 1614/ 2 – Palacio de Monterrey

GUARDA SILENCIO

Guarda el  silencio cuando te fuera posible—recomienda el filósofo griego Epicteto —. Nunca digas sino lo que   absolutamente es necesario y en ello emplea las menos palabras que pudieres . Cuando  se ofrezca la ocasión de hablar, no te pongas a discurrir ni de los juegos, ni de los luchadores, ni del comer y beber, ni de todas las demás impertinencias con que la mayor parte del mundo se entretiene. Mas, sobre todo, advierte que en todos tus discursos no uses de alabanzas ni desprecios, ni hagas comparación de personas.

José Julio Perlado

imágenes- wikipedia

VENECIA (y 3) : LOS RUIDOS, LAS PISADAS

Venecia tiene un color serio a pesar de su abigarrada, inaudita y prodigiosa arquitectura. Blancos, negros, grises  sobre Venecia. El resto de los colores, los más vivos, con alguna excepción, los aporta el turismo — el rojo de los toldos a orillas del canal, los farolillos amarillos de los restaurantes, el verde, el fuerte azul de los vestidos que llevan de aquí para allá americanos y europeos — . Venecia, en cambio, de modo general, es blanca, negra, gris. Estoy seguro de que alguien habrá definido ya las góndolas como ligeros ataúdes flotantes. Vacías, cabeceando entre los altos palos de las embarcaciones, aguardando a la próxima romántica pareja, aparecen extrañamente negras, como cajas de muerto labradas con esos raros dibujos sobre la madera con la que los fallecidos más famosos desean inexplicablemente viajar al cementerio. Todo esto puede dar una impresión macabra. Pero Venecia no es triste: es inexplicable, irreal,  montada sobre la sorpresa y la fantasía. Cada día se asoman a su historia, en donde el recuerdo del “Dux” y del Consejo de los Diez vuelve a aumentar los tonos severos, hombres y mujeres que vienen en busca del pasado a navegar por unas calles abiertas en el agua, a navegar en silencio. Curiosos estos ruidos de Venecia. El oído humano, acostumbrado a la tensión del tráfico y a su trepidación, encuentra aquí sonidos distintos:  el motor ronco, no muy fuerte, de las motonaves de pasajeros, un levísimo chapoteo en el agua:  el único remo de estos gondoleros, uniformados con jerseys a listas, inclinándose e irguiéndose: todo a un ritmo acompasado, como un rito, un movimiento  permanente realizado con sumo cuidado para rendir pleitesía al turismo y elevar la cifra de las divisas. Estos  son los rumores venecianos. Y las pisadas. Pisadas de hombres. Los hombres sobre los puentes, en el laberinto de las estrechas calles;  los hombres andando por fin con total libertad, sin semáforos, sin el sobresalto de los claxons;  los hombres pisando y paseando sobre la tierra. En su reino.

José Julio Perlado

imágenes- 1- gondoleros de 1494/ 2- wikipedia

LA MARIPOSA

Nacer con la primavera, morir con las rosas,

 nadar en un cielo puro en alas del céfiro,

acunada en el fondo de flores casi abiertas,

 embriagarse de perfumes de luz y de azul,

 sacudirse,  aún joven, el polen de sus alas,

 como un soplo volar a las bóvedas eternas,

 éste es el mágico destino de la mariposa.

Se parece al deseo que nunca reposa, 

cariciando todo sin satisfacerse, 

 por fin gira hacia el cielo buscando el placer.

Alfonso de Lamartine 

imágenes- 1- Lily Greenwood/2- wikipedia

VENECIA (2): LA MUERTE Y LOS SUEÑOS

El resto, en Venecia,como en una frase de Shakespeare, es silencio Una ciudad extendida sobre el silencio. La voz del hombre y sus pasos dominando esta sensación de paz en la ciudad más sorprendente del mundo. El otro día, cuando venía en el pequeño vapor desde la estación hacia el Lido y el cielo se había cerrado bruscamente, la noche comenzaba y Venecia entera, oscurecida, se me ofrecía como una estela de agua y de fachadas cada vez más asombrosas, y comprendí el encanto de este lugar donde pintores y escritores vienen a beber el lenguaje de los sueños. Aquí estuvo Thomas Mann. La muerte: precisamente “La muerte en Venecia” y  no otra  cosa. Aquí  han estado Dostoievski , Somerset Maughan, Simenon, 

 por nombrar sólo a cuatro autores diversos. Cuando había pasado ya bajo el puente de  Rialto, la tormenta se anunció sobre la ciudad con su primer trueno. Estaban encendidas las luces de los farolillos en las dos orillas;  en las casas, con sus ventanas abiertas, rostros, tapices, cuadros. Una mujer se peina ante el espejo;  un niño se recorta en el umbral de una habitación;  un hombre, con la cabeza vuelta hacia fuera, observa los temblores del cielo. Todo ello se contemplaba desde el vaporcito.  A mis pies, el agua casi negra hacía aquí espuma…  y el rumor, el rumor atravesando el Gran Canal  mientras unas gruesas gotas hacían batir el río…

José Julio Perlado

imágenes – 1–John Singer- 1904/ 2- “La muerte en Venecia”

VENECIA (1) : El SILENCIO, LAS PALOMAS

Si las entradas, en las ciudades famosas, quedan grabadas en la memoria, esta de Venecia bajo la tormenta salpicada de luces, misteriosa y obsesionante, será para mi inolvidable. Junto a ella, escenas, rincones, tiempos que brillan en Venecia como un fogonazo. Entré un día en San Marcos a las doce de la  mañana. Los  dos moros de bronce tocaban en ese instante las campanas. Escribir  sobre la plaza de San Marcos …:  a pesar de ello cada encuentro tiene un significado nuevo y cada ojo humano descubre un signo, sea original o repetido, que conserva todo su encanto. Creo  que ha de penetrarse en San Marcos con el espíritu desnudo de turismo. La invasión turística ya se encargará de transmitirnos todo su eco mecánico, artificial y falso. Pero el centro de la belleza, el corazón de lo maravilloso y de lo insólito, debe llegarnos directamente, sin el obstáculo de las prevenciones, como un tiro de gracia:  con sorpresa, como un disparo que lanza la belleza al cuerpo. San Marcos, nueva plaza para mi memoria, invadida, alborotada, orquestada por las palomas. Fomentan el turismo estas palomas de San Marcos. Caminan a pasos cortos;  con sus patas rojas se amontonan, revolotean, se picotean breve y fieramente en una guerra intestina en busca de los granos de maíz. Es necesario levantar la mano a media altura y no bajarla, no arrodillarse:  levantar la palma repleta de granos y sentir en la piel las puntas de estos picos que no hacen daño, que a una velocidad asombrosa devoran los copos sin fallar un solo golpe, con una voraz y consumada maestría. El   rumor que acompaña a estos banquetes es únicamente el del aleteo, clásico aleteo  registrado en las postales y en las películas: ese volar muy leve, como una onda, como un golpe de viento .

José Julio Perlado

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VIAJES POR EL MUNDO (51): JERUSALÉN

La situación de la ciudad, erguida desde hace seis mil años en su alta roca rodeada de precipicios, es una garantía de que su planta no puede haber cambiado — escribía Gómez Carrillo — . En donde hoy se elevan las murallas medievales, se alzaron antaño los baluarte salomónicos. Los  sabios no notan una desviación de la cintura de torres, sino por el Norte, en donde la población se ha ensanchado, apoderándose de la antigua colina del Gólgota, en otro tiempo situada extramuros. Por  el Sur y por el Este, la línea continúa siempre igual.  Bajo los sillares  actuales se ven aún, hacia la Puerta del Valle, hacia la Piscina de Siloé y hacia la Puerta Dorada, los enormes bloques que desafiaron el empuje de las catapultas romanas. Dentro de esta cintura el emperador Adriano, que fue el primer peregrino augusto después de la destrucción del templo, encontró un campo de ruinas monumentales, entre las que sólo subsistían incólumes las casitas de los más modestos habitantes. Todo lo que representaba el orgullo del pueblo judío, los gentiles lo habían arruinado. Las torres, los palacios y las sinagogas, habían sido presa de las llamas.

De vez en cuando, un rayo de vida anima estas calles. Entre dos casas, en  una tienda baja, aparecen colgados de la puerta algunos rosarios, algunas  cruces de  palo santo, algunas conchas grabadas. Ante ello,  los peregrinos se amontonan para regatear. Los frailes que los acompañan forman grupos  en las esquinas. Otras veces, en una esquina, una imagen se destaca en un nicho lleno de flores y de luces . O bien, en una plazoleta, entre altas tapias pardas y mudas, una fuente de azulejos deja oír la  alegre canción de su surtidor, invitando a refrescarse. Pero éstos no son sino relámpagos en la perpetua soledad.

José Julio Perlado

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FILMAR UNA FAMILIA (8) : BUSCAR ESCENARIOS: LOS TEJADOS DE MADRID

¿Escribir con guión o sin guión? No lo sé. Esta película que estoy hacien sobre la familia, sobre una familia, surgió, como creo que dije al principio, por aquella imagen del  pasillo de Ettore Scola  en su película “La familia”, de 1987,  que no era una película excepcional, pero sí algo que me impactó,  quizás por ver allí cómo pasaba el tiempo sobre las generaciones. Hoy el paso del tiempo va a toda velocidad y en muchas direcciones , y no sólo en la sociedad en general, sino también en familias concretas. Estoy charlando de  todo esto con mi hermana Paula ,que tiene ya veinticinco años y está sentada junto a mí en el suelo de nuestro comedor, al lado de su novio Andrés, que es fotógrafo, y que esta mañana nos ha inundado la casa de fotos del Madrid antiguo y moderno, porque además de fotógrafo, es arquitecto, lleva un año de novio con Paula, yo creo que se quieren, es  hombre inquieto, con ideas; Paula es maestra de niños en un colegio del barrio, y él  un apasionado de Madrid, de sus secretos y sus casas, y especialmente de sus tejados, que no sé por qué le interesan tanto los tejados, pero él es así.  Andrés me ha asegurado que esos tejados antiguos de Madrid poseen gran belleza y  misterio, y, sobre todo, son reveladores de muchas cosas, ya que descubren los cambios de toda una ciudad, desde sus inicios de la ciudad- pueblo, hasta la urbe actual en la que vivimos entre tantos rascacielos. Me habla también de los tejados de zinc de París, que él  conoce muy bien, y admira su bella uniformidad gris, tan famosos ya que posiblemente vayan a proponerlos como patrimonio inmaterial de la UNESCO.  El zinc, me sigue explicando Andrés sentado junto a mí, es un material barato y fácil de poner, y grandes pintores y cineastas han recogido esos tejados en sus obras. Me viene a la memoria, mientras me habla, una viejísima película de René Clair, sería allá por 193O, titulada “Bajo los  techos de París”,  primera película sonora del cine francés, y que es muy probable  que ni Paula ni él hayan visto, y que presentaba  una simple comedia musical con  carteristas y ladrones, donde los techos de París( al menos en el título), eran la excusa para relatar tales aventuras. Pero todos estos  son meros pensamientos personales sin demasiado interés mientras continúo  viendo cómo se extienden poco a poco por el suelo de nuestro comedor decenas y decenas  de techos y tejados de Madrid como si aquello fuera un mapa inmenso, techos fotografiados por Andrés, que los ha rescatado con toda su buena intención por si alguno de ellos me pudiera servir de escenario. Quizás sí, me sirva alguno,  no lo sé.  


Encontrar escenarios nuevos para una película no es tarea fácil.  Nos hemos sentado, pues,  toda la familia en el suelo del comedor, incluida mi madre que se ha acomodado sobre un almohadón para seguirlo bien todo y hemos apartado algunos muebles para hacer sitio y que  haya suficiente espacio para las fotos; solamente hemos dejado sin tocar y en su lugar de siempre, el sillón donde suele ponerse mi tío Adolfo, que ahora ya  está allí sentado y preparado, impecablemente vestido con su bata de seda azul y apoyado en un elegante bastón, con cuya punta nos señala, entre gozoso y distante, mirándonos desde su monóculo, las fotografías que más le gustan.

José Julio Perlado

(del libro “Carnet de un director de cine”)

relato inédito

TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS

imágenes- 1 foto JJ P/2 y 3- wikipedia

SOBRE LA COQUETERÍA

De los treinta a los cuarenta años es cuando las mujeres se sienten ordinariamente más inclinadas a la coquetería — escribe el francés Sainte-Beuve en el siglo XlX —: más jóvenes, agradan sin esfuerzo, y por su misma ignorancia. Pero cuando ha desaparecido su primavera es cuando empiezan a emplear su habilidad para conservar los homenajes a los que les sería penoso renunciar. A veces intentan adornarse todavía con las apariencias de esa inocencia que les ha valido tantos éxitos. Están equivocadas: cada edad tiene sus ventajas, lo mismo que sus deberes. Una  mujer de treinta años ha visto el mundo, conoce el mal, incluso aunque no haya hecho más que el bien. A esa edad es ordinariamente madre;  desde hace mucho tiempo, la experiencia se ha convertido en su verdadera salvaguardia. Entonces debe ser serena, reservada; diré que incluso un poco fría. Ya   no es el abandono y la gracia de la confianza lo que debe rodearla, sino la dignidad majestuosa que le dan los títulos de esposa y madre. ¡Oh,  madres! Rodeados pronto de vuestros hijos. Desde  que vienen al mundo, atreveos a decir que vuestra juventud va a traspasarse a la de ellos. ¡Sed madres, y seréis prudentes y felices! 

José Julio Perlado

Imágenes- 1– wikipedia/ 2- Jacques Tissot— 1876

ViAJES POR ESPAÑA (41) : VALLE DEL BAZTÁN (NAVARRA)

Llueve en el bucólico Baztán de tan dulce manera que el oído parece percibir sonidos musicales. Se denomina este valle la Suiza española. Sus bellos rincones, que tanto recuerdan al mejor paisaje guipuzcoano, — escribe Manuel Iribarren — parecen una prolongación de las perspectivas cantábricas. En el Baztán, bajo la lluvia, todo es suave, voluptuoso y sin violencias de forma y de color. El conjunto se despieza en una colección de estampas bonitas y apacibles. Se diría que es un escondido Eden donde la vida transcurre con egoísta recato, lenta y fácil. El verde jugoso que le caracteriza sume por completo el ocre de la tierra, y multitud de fuentes, arroyos y riachuelos cantan con su breve juventud entre hierbas y espejo boscaje.

El pueblecito deslindado por conos de heno, rumorosos maizales y cabeceo de yuntas a medio uncir, se encarama por la ladera del monte próximo que lo protege en invierno de la ventisca. Un inmenso fanal de lluvia envuelve y lustra las casas de piedra. Señoriales,  sólidas, cuadradas, independientes, con traza y blasón de palacios algunas de ellas. El agua casi imperceptible, que no cesa de caer del cielo entoldado, imprime al cromo calidades de xilografía y ennegrece los escudos de armas rebajados por el tiempo. 

La campana de la iglesia toca a misa de difuntos; concretamente, a función de aniversario.  La campana suena a esquila adulta. Los  lugareños del Baztán, ataviados de luto, ascienden por un camino salpicado de relucientes guijos. Llevan  las mujeres sus clásicos añales — el paño negro y el cestillo con la cerilla enroscada como una serpiente de cera — , que colocarán ardiendo sobre el rectángulo de la tumba familiar. Delante del pórtico, empotrada en el enlosado, se advierte  una reja para impedir que los cerdos, que merodean por las inmediaciones, profanen la iglesia. Todavía  existen a la entrada del templo dos pilas de agua bendita. Los hombres ocupan los bancos de la derecha, de pesado roble. Las  mujeres los de la izquierda.

 José Julio Perlado

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LA LECTURA Y EL METRO

Se lee mucho al ir o al volver del trabajo— escribe el francés Georges Perec —. Podríamos clasificar las lecturas según el medio de transporte: el coche y el autobús no sirven (leer produce dolor de cabeza); el autobús es más apropiado, pero aquí los lectores son más infrecuentes de lo que podríamos pensar, sin duda a causa del espectáculo de la calle. 

El lugar donde se lee es el metro. Eso podría ser casi una definición.  Me asombra que el ministro de Cultura o el secretario de Estado encargado de las universidades, aún no haya exclamado: “Basta, señores, basta de reclamar dinero para las bibliotecas: ¡ la verdadera  biblioteca del pueblo es el metro! “ (salva de aplausos en los bancos de la mayoría) 

Desde el punto de vista de la lectura, el metro ofrece dos ventajas:  la primera es que un trayecto en metro dura un tiempo determinado casi con exactitud (alrededor de un minuto y medio por estación), lo cual permite regular la lectura: dos páginas, cinco páginas, un capítulo entero, según la longitud del trayecto. La segunda ventaja es la recurrencia bicotidiana y pentasemanal del trayecto. El libro comenzado el lunes por la mañana se terminará el viernes por la tarde

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