«En el futuro, la realización de lo puramente pictórico en la realidad palpable sustituirá a la obra de arte. Entonces ya no necesitaremos pintura, pues viviremos en medio de un arte hecho realidad, El arte desaparecerá en la medida en que la vida tenga un mayor equilibrio». Estas palabras de Mondrian, sobre cuya evolución pictórica se ha inaugurado una exposición, nos llevan, desde sus árboles y casas, hasta su geometría, sus ángulos rectos, sus planos, el ordenamiento de sus colores y su abstracción.
Como recordaba Sedlmayr al hablar de la revolución del arte moderno (Acantilado) , «con Piet Mondrian, la pintura ha dado un giro hacia la geometría y lo constructivo, lo cual ejerce su influencia sobre la nueva arquitectura (…) Lo que ya no se puede discutir es que el paso dado por Mondrian ha hecho que la pintura haya quedado sometida a la geometría más elemental. Tales cuadros ya no serán realizados con las herramientas típicas del pintor, sino con las del dibujante de geometría, la regla y la escuadra, mientras que el color le será aplicado exclusivamente como una superficie homogénea, como «retoque» de un compartimento superficial».
«Mientras el hombre – decía Mondrian – esté dominado por su individualidad subjetiva, antes que cultivar su ser verdadero, que es universal, no busca ni puede encontrar más que su propia persona. Para que nuestro ambiente material sea de una belleza pura, y, por lo tanto, sana y práctica, es necesario que no siga siendo el reflejo de los sentimientos egoístas de nuestra pequeña personalidad; es preciso también que no vuelva a ser ninguna expresión lírica, sino, por el contrario, puramente plástica».
Jean Cassou evocaba los primeros árboles pintados por Mondrian, arañantes y patéticos como los de Van Gogh, pero que se convirtieron rápidamente en otros más ligeros para reducirse al final a una sola estructura. Vendrá más tarde la abstracción. «Abstraer es para Mondrian –quiso recordar Cassou – retirar a las cosas
su personalidad, su particularidad, sus accidentes, no dejando más que la imagen esencial, intercambiable, por lo tanto, hasta el límite, una imagen ideal, o mejor dicho, ninguna imagen (…) Pero la purificación que perseguía Mondrian no se limitaba a la pintura, también soñaba que el equilibrio constante de los tres colores primarios y las de la horizontal con la vertical se introdujera en la ciudad. Extendía su rigor a toda la vida de la ciudad, de la calle y del hombre. «Es preciso concentrarse – decía – en la expresión plástica del hombre, en la vivienda y en las piezas de la vivienda, y es preciso dejar a los ingenieros la preocupación de la técnica de construir».
(Imágenes.- 1.-Mondrian.-1900/ 2.-Piet Mondrian/ 3.-Mondrian.- 1942/4,- Mondrian.- 1907/ 5.-Mondrian.- 1919.- galleria de arte moderno/ 6.-Piet Mondrian- Rosa Klein – 1937)