NIEVE

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Mientras los hombres dormían cayó la nieve

en grandes copos blancos sobre la ciudad gris,

furtivos, abandonándose en su caída,

silenciando el último tráfico de la soñolienta ciudad;

amortiguando, apagando, ahogando sus murmullos;

indolentes e incansables cayeron flotando:

en silencio han salpicado y velado calles, tejados, verjas;

ocultado diferencias, lo quebrado han hecho liso,

en ángulos y grietas se amontonan y navegan.

Toda la noche cayó, y cuando hubo formado una capa

de quince centímetros de floja liviandad,

el cielo alto y helado se llevó las nubes;

y todos despertaron  ante esa nueva claridad

del alba invernal, ese extraño resplandor mundano:

el ojo maravillado: maravilla ante la cegadora blancura;

el oído escuchaba el silencio del aire solemne;

ni rueda giraba ni pie hollaba,

y los ruidos de la mañana fueron pocos y débiles.

Robert Bridges (1844-1930)

(Imagen: foto Charles Rex Arbogast.-Associated Press.-The New York Times)