MIL HISTORIAS


Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos nos cuentan y contamos historias pequeñas o grandes, retazos de historias, diálogos de otros que a su vez comunicamos a través de otros diálogos, confidencias, rumores, desahogos, diminutas historias transcendentales que cuentan los hijos a sus madres al salir del colegio, historias breves en el correo electrónico, historias morosas, complicadas, telefónicamente retorcidas entre matices, tonos y alientos de la boca al oído, historias crispadas y desoladas de despedidas y rompimientos, historias entre tazas de café que nos narran una vez más cómo ocurrió el reencuentro, historias rápidas en esquinas desapacibles, historias radiofónicas, historias televisivas, el Estado nos cuenta a su vez sus historias y los gobiernos nos las redactan en leyes que influyen en nuestra historia personal y con ella bajamos las escaleras, cruzamos las calles, conducimos automóviles, nos van contando mientras avanzamos la última historia sangrienta que ha empezado en el mundo y que aún no tiene desenlace, al entrar en las oficinas y al salir de ellas dejamos y al mismo tiempo nos llevamos todas las historias que hemos oído por los pasillos y los despachos con su cortejo de nombres, apellidos, enfermedades, humor, azar, carcajadas, agobios, sorpresas, y cuando volvemos a casa nos esperan en la caja televisada las historias que nos intentan llevar hasta las compras y la cinta publicitaria cargada de historias deslizantes que nos depositan poco a poco en el sueño, y aun dentro del sueño es muy posible que mezclemos irrealidad con realidad en una nueva historia onírica que asciende y desciende por pesadillas y rompecabezas con todo el lastre que dejaron las historias del día, un día pleno de voces y de gestos.
Esto escribí en mi libro, «El ojo y la palabra«. El ojo, mientras tanto, miraba en derredor conforme la palabra contaba sus historias y mi palabra, cruzándose con la palabra amiga, notaba que mi ojo se reflejaba en el ojo del otro.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.