
«Después que usted haya fallecido, lo compraré a bajo precio» – le aseguró el bibliófilo francés Pixérécourt al que había pagado muy caro un libro que él deseaba. No tuvo que esperar mucho – comenta Antonio Palau en su «Memoria de libreros» -, pues poco después de esta especie de maldición, el aludido murió». Esperemos, lógicamente, que esto no ocurra ante la subasta por la que «Aves de América«, del naturalista James Audubon, se han pagado en Londres 7,3 millones de libras esterlinas (8,7 millones de dólares), rompiendo el record de subasta de un libro impreso, según cuentan las Agencias.
«Su comprador en Sotheby’s – dicen las informaciones – ha sido un marchante londinense, Michael Tollemache, que ofertó desde la propia sala y que ofreció esa cantidad récord por los cuatro volúmenes de la primera edición del libro de Audubon, de la que existen sólo 11 copias en manos privadas mientras que otros 108 ejemplares restantes pertenecen a museos, bibliotecas y universidades«.
«El libro contiene 1.000 ilustraciones de cerca de 500 especies de aves y Audubon tardó 12 años en completarla. Este ejemplar pertenecía a la colección del segundo lord Hesketh, un famoso bibliófilo que lo adquirió en julio de 1951 en Christie’s por sólo 7.000 libras».
En torno a las subastas de libros las curiosidades son muy numerosas. Mediado el siglo XlX, un gran bibliófilo, el conde de Bedoyère, decidió poner a la venta su biblioteca. Un capricho de coleccionista le empuja a tal decisión, pero más tarde se conmueve e irrita ante la idea de que cualquiera pueda poseer sus preciosos ejemplares. Y a partir del número 1 del catálogo de la subasta se dedica a pujar furiosamente, de tal modo que al terminar ésta se encuentra de nuevo en posesión de todos sus libros, a los que debe, naturalmente, que añadir la nota de gastos del tasador.
(Imágenes:- 1.- láminas del interior del libro «Aves de América».-EFE/ 2, 3,4 y 5.- New York Historical Society)



