SIRI HUSTVEDT Y NUEVA YORK

Nueva York ha cambiado mucho después del 11 de septiembre. Desde sus orígenes ofrece un nuevo rostro cada cuatro o cinco años – confesaba Siri Hustvedt— .En este momento hay allí muchos más escritores que en todos los Estados Unidos. Yo he estado enamorada de Nueva York mucho antes de conocerla. Había decidido ser escritora y obtener un diploma literario para participar en una vida cultural intensa. En el barrio donde yo vivía había crímenes, tráfico de drogas, violaciones. Pero era un paraíso para mi. Ir en el metro y pasear era una experiencia fascinante. Amo la muchedumbre, amo los colores, descubro sin cesar lugares nuevos. Cada vez que atravieso el puente de Brooklyn noto un sentimiento de excitación: Manhattan es uno de los paisajes urbanos de lo más singulares y fascinantes que yo conozco. De una acera a otra la experiencia puede ser radicalmente diferente. La tolerancia es tan manifiesta que cada habitante puede afirmar su personalidad como quiera reinventarla, libremente. Este barrio donde yo vivo es una parte de mi misma. Hago mis compras siempre en los mismos comercios, conozco a los comerciantes por sus nombres. Y nadie presta atención a mi vida privada. Ahora parece prácticamente imposible escribir una novela situada en Nueva York sin evocar lo que está absolutamente incrustado en la conciencia de la ciudad, como es el 11 de septiembre. Hemos vivido en el miedo. Pero los habitantes de Nueva York .están mucho menos convulsionados que las gentes del interior. La atmósfera sigue siendo liberal, abierta.

( Imágenes— 1– Cristopher Rini / 2- Siri Hustvedt – w magazine)

FLORES

 

 

“Cuando hay flores en una habitación – escribe  Siri Hustvedt– mi mirada se fija en ellas. Siento su presencia como no me sucede con las sillas, los sofás, las mesitas de café o las cortinas. Creo que  la  fascinación que ejercen sobre mí se debe al hecho de que están vivas y no muertas. La atracción es prerreflexiva (crece en mi cuerpo antes de que pueda articular un pensamiento).  Antes de nombrar la flor (si es que puedo), antes de que me diga a mí misma que me atraen sus capullos, la sensación placentera ya me ha envuelto. El color rojo es particularmente excitante.  Es difícil dar la espalda a unas flores rojas; dejar de mirar una amarilis en todo su esplendor, con sus gruesos tallos verdes erguidos o combándose ligeramente contra las paredes del florero de cristal que los contiene. Cuando cae la nieve mi felicidad se acrecienta: el rojo sobre el blanco visto a través de una ventana. Y en verano no puedo resistirme a observar durante dos, tres o cuatro minutos las peonias que se han abierto en un grueso cuajo de pétalos, con sus estambres de color amarillo ocre.”

 

 

(Imágenes-1 – Georgia O ‘ Keeffe- 1927/ 2- Georgia O ‘ Keeffe 1927)

SIRI HUSTVEDT

 

“En nuestra casa de Brooklyn, todo el mundo nos despertamos a las siete. Paul y yo bebemos nuestro café y cuando estoy sola aprovecho para arreglar un poco la casa – revelaba  Siri Hustvedt en  1998 – . Sí, yo soy un poco maniática, pero me es imposible escribir en un entorno caótico. Me pongo a trabajar hacia las ocho y media, y reemprendo la novela en la cual trabajo desde hace tres años y de la que he escrito innumerables folios. Escribir, evidentemente, es un  extraño asunto… Con frecuencia  he  pensado que sería divertido filmar a los escritores mientras escriben; habría muy poco que ver a pesar de la intensidad de su trabajo. De hecho, y contrariamente a lo que acabo de decir,  yo me encuentro muy rápidamente en trance de abrir y cerrar los ojos, balancearme sobre mi silla y rascarme la barbilla.  Pienso que un film sobre esto sería muy aburrido contemplarlo, y por tanto estoy muy feliz de que la escritura permanezca como un acto solitario. Yo suelo escribir  en el cuarto y último piso de nuestra casa, en una pequeña habitación blanca con paredes tapizadas de libros y de fotos. Sentada ante la ventana, observo la copa de un árbol y un trozo de cielo,  me gusta mirar el cielo mientras hago una pausa  entre dos frases.

 

Mi marido escribe en la planta baja. Hay dos pisos entre nosotros.  De tal modo que yo no escucho sus idas y vendas, ni tampoco el ruido de su máquina de escribir y aún menos el paso de su pluma  sobre la hoja de papel. Cuando escribo, me da la impresión de que el tiempo no pasa.  Tras una comida ligera, que tomo en mi cuarto de trabajo – yogurt, fruta, sándwich, bebida -, escribo unas dos o tres horas más de la tarde. Tras seis horas de escritura me siento literalmente vacía y  estoy decidida a pararme.  Entonces, rápidamente  salgo fuera  y me dedico a hacer las compras para la cena. Eso quiere.decir que en nuestro barrio voy de tiendecita en tiendecita. Voy a mi panadería, a un vendedor coreano para las verduras y las flores, a una pescadería cercana a la antigua escuela de mi hija. Acompañada de Jack, nuestro perro, marcho  de comercio en comercio. Cuando no voy apurada, estos recorridos son un precioso momento de meditación (…) Mi marido permanece en sus minas de carbón unas cinco o seis horas más y únicamente aparece, agotado, para venir a cenar.

 

 

En nuestra mesa la conversación siempre es muy animada (…) En este momento del día yo estoy ya fatigada. Mi marido y yo charlamos y nos retiramos a nuestro dormitorio. Lo cotidiano es una bendición: evocar puede parecer aburrido pero vivir aporta realmente satisfacciones”.

(Pequeña  evocación en el día en que le conceden a Siri Hustvedt  el Premio Princesa de Asturias de las Letras).

 

 

(Imágenes-1- Siri Hustvedt /2-el puente de Brooklyn- 1998 – foto Barbara Mensch – artnet /3-  Siri Hustvedt y Paul Auster – actuail com/4 – Siri Hustvedt – Revista Santiago)

NUEVA YORK Y BERENICE ABBOTT

ciudades.-9jju.-Nueva York.-1932.-Berenice Abbott

 

«Manhattan es uno de los paisajes urbanos entre los más singulares y fascinantes que conozco – así lo confesó Siri Hustvedt -. De un bloque a otro, la experiencia puede ser radicalmente diferente. La tolerancia es tan manifiesta que cada habitante puede afirmar su personalidad o reinventársela, libremente».

 

ciudades.-6688j.-Séptima Avenida.-1935.-por Berenice Abbott

 

«Los exiliados, que habían atravesado el océano para llegar a este Nueva York desmesurado – escribió David Ignatow -, se sentían presos de una violenta tempestad que amenazaba aniquilarles. Los bus atravesaban las calles como demonios. Muchedumbres de paseantes recorrían las aceras, sus rostros eran como una espuma viviente. Todo aquello era loco, inconcebible».

 

ciudades.-4eev.-Nueva York.-1937.-Berenice Abbott

 

«El ascensor en Nueva York  – evocó también Paul Morand -, es una especie de locomotora salvo que es vertical. Gracias a él, la ciudad conoce el mismo fogoso lanzamiento hacia adelante que la nación mantiene hacia el Oeste. El ascensor es la máquina del corazón de toda esta feria. El motor fantástico que, igual que un grito, os eleva y sostiene, logrando esa sensación, que no se encuentra en ninguna parte, la de «caer hacia arriba»

 

ciudades.-4wbnn.-Nueva York 1933.-Berenice Abbott

 

«Nueva York, como Paris, baila con sus pies frenéticos – confesó hace pocos años Rick Moody -. A pesar de los corazones heridos, parece que la ciudad ha decidido  vivir como siempre lo ha hecho. Encuentro atrayente y a la vez arrogante esta particular dedicación por lo cotidiano. La ciudad ha  retomado su aspecto delicioso y seductor. A pesar de las medidas de «seguridad», la ciudad es imposible de controlar y sospecho que a Nueva York le gusta vivir de esta manera».

 

café-bnnyuu-Berenice Abbott- Nueva York mil novecientos cuarenta y ocho

 

«La unión entre el caminar y el lenguaje – señaló Paul Auster – es evidente. Existe un ritmo de las palabras que corresponde a un ritmo de los pasos. La escritura no es más que una especie de movimiento que tiene necesidad, para expresarse, de esta huida al caminar. En realidad, cuando se camina por Nueva York se piensa. El tema del caminar para mí no pertenece a la literatura sino a la autobiografía».

 

ciudades.-42ssd.-Nueva York.-1903.-Berenice Abbott

 

(pequeña evocación de Berenice Abbott, cuyas fotografías se exponen estos días en Valladolid)

(Imágenes.-Berenice Abbott: Nueva York.- 1- 1932/ 2-1935/ 3.-1937/ 4.-1933/ 5.-1948/ 6. 1903)