VIEJO MADRID (42) : CALLES Y OFICIOS

Madrid-vvbn-calle de Botoneras

«Los sastres y fundidores – se recordaba ya a mitad del siglo XVlll en el «Gobierno político de los pueblos de España» -no pueden tener tablero, o tienda de su oficio a par de la del mercader. No pueden tener tampoco tienda de mercaderías, sólo pueden usar de un oficio, o de otro, así como ni zapateros, ni oficiales de hacer obras de cuero, pueden ser curtidores,  ni tener a su cargo tenerías algunas.» Julio Caro Baroja evoca cómo hace siglos en las ciudades españolas se extendían arrabales destinados a profesiones: olleros, tejeros, sogueros, punto de cita de arrieros y trajineros, y a su lado los mesones.

Madrid- ccvy-calle de Cedaceros

Madrid presenta numerosos oficios en la historia de sus calles. Répide o Peñasco y Cambronero, entre muchos otros, han dedicado numerosas páginas a estas calles que van unidas a tradicionales menesteres y que han dejado su huella en la ciudad. Répide, al hablar, por ejemplo, de la calle de Botoneras, recuerda que ese era el lugar donde estaban establecidas las vendedoras de quincallla, «en  cuyo comercio figuraba como especial mercancía la de las botonaduras que servían a soldados y pajes, además de su natural clientela femenina.»

Madrid- caard-calle de Esparteros- wikimedia

La calle de Cedaceros- – anotan igualmente Hilario Peñasco y Carlos Cambronero  -aparece ya en los planos de Texeira y Espinosa, y en sus construcciones y casas vivía y trabajaba mucha gente de este oficio. En Bordadores, recuerda Répide, los maestros que trabajaban en telas en tiempo de don Juan ll lograron acabar un magnífico manto a la reina doña María de Aragón. Siglos más tarde, Santa Teresa de Jesús estuvo en los talleres de los bordadores «para que le bordasen el traje de un San José que llevaba para una de sus fundaciones, y como no quisiesen cobrar nada por su trabajo, la santa, después de darles las gracias, les dijo: «no toma oro quien da oro.»

Madrid-cewwd-calle de Bordadores- wikimedia

En Esparteros – sigue diciendo Répide -» algunos valencianos tejían el esparto, haciendo las esteras que se usaban en la mayor parte de las casas de la Corte. Fueron estableciéndose en diferentes puntos de la capital, y la calle de su nombre fue más especialmente ocupada por las tiendas de los fabricantes de agujas y botones y los almacenes de ferretería que formaban la parte más importante de la feligresía de Santa Cruz.»

Madrid-vbhh-calle de Cabestreros- wikimedia-org

En Cabestreros se establecieron – sigue diciendo Répide – los cordeleros de cáñamo y formaban un gremio, cuyo titular era San Antonio Abad «y la fiesta de San Antón se celebraba con la romería que se llamaba de los gitanos, que con mulas enjaezadas iban a dar las vueltas y a recibir la cebada bendita en un altar portátil que se colocaba a la puerta la iglesia.»

Madrid-ccsss- calle de Tintoreros- commons wikimedia org

Si en Tintoreros estaban las tiendas de varios químicos que se establecieron en Madrid perfeccionando el arte del teñido de las sedas, en los Yeseros se encontraban antiguamente las yeserías y esa calle estaba continuamente

Madrid-cfoi-calle de Yeseros- wikimedia. com

cruzada por los carros que cargaban tal material.

Madrid-cvgy-calle de la Ribera de Curtidores- wikimedia. com

El ambiente en la Ribera de Curtidores lo evocan, entre muchos otros autores, Peñasco y Cambronero al decir que»se hace digna de que la visite el forastero en un día de fiesta. Ocupando la parte de la vía pública que hay dispuesto para ello, se instalan los domingos multitud de vendedores con objeto de dar salida a los trastos viejos, saldos, ropas procedentes de empeño, antigüedades, libros usados, retazos de tela, hierro viejo y curiosidades de todo género. Allí, en confuso montón, aparecen revueltos un uniforme de miliciano y una vajilla desportillada, el retrato del duque de la Victoria y un capuchón de Carnaval, una mantilla de casco y un espadín del siglo XVlll; por eso el padre de familia, el comediante casero, la mujer hacendosa y el anticuario encuentran siempre en el Rastro algo que puede remediar sus necesidades o satisfacer sus aficiones.»

Viejos oficios, viejas calles en el viejo Madrid.

(Imágenes- wikimedia)

VIEJO MADRID (29) : EL «TAPÓN DEL RASTRO»

«El Rastro – escribe RAMÓN en su célebre libro del mismo título – no es un lugar simbólico ni es un simple rincón local, no; el Rastro es en mi síntesis ese sitio ameno y dramático, irrisible y grave que hay en los suburbios de toda ciudad, y en el que se aglomeran los trastos viejos e inservibles, pues si no son comparables las ciudades por sus monumentos, por sus torres o por su riqueza, lo son por esos trastos filiales.

Por eso donde he sentido más aclarado el misterio de la identidad del corazón a través de la tierra, ha sido en los Rastros de esas ciudades por que pasé, en los que he visto resuelto con una facilidad inefable el esquema del mapamundi del mundo natural».

Pero el Rastro de Madrid tiene, como todas las cosas, una vida anterior que es interesante investigar. Indagando en ella, María Isabel Gea, al estudiar el Plano de  Madrid de Teixeira, descubre que » el llamado «Tapón del Rastro» era una manzana de casas que obstruía la entrada al Rastro, conocida popularmente como»tapón del Rastro«. Las calles que circundaban la manzana eran las del Cuervo (al oeste), travesía del Rastro (al sur) y San Dámaso (al oeste). El tapón del Rastro fue derribado en 1905 dando lugar a la actual plaza de Cascorro y facilitando así la entrada al Rastro«.

«El matadero del Rastro y Carnicería Mayor se hallaba junto al llamado Cerrillo del Rastro, en la actual plaza del General Vara de Rey. El 14 de mayo de 1569 se acordó la instalación del Rastro junto a un cerrillo, entre las calles Ribera de Curtidores y Piñón . Para ello – sigue contando Gea – se compró un terreno propiedad de Antonio de Rojas y Pedro de Quintana por 60.000 maravedies a los que se unió, en 1585, la tierra de Miguel Pérez para degolladero de carneros. En 1583 se construyó un edificio en la zona más alta, con vistas a un cerrillo que gozaba de buena ventilación natural. Debido a su emplazamiento fue conocido como «Casa Cerrillo«. El matadero era un edificio grande. Según Jerónimo de la Quintana tiene «de largo ciento setenta y cuatro pies y de ancho ochenta y seis, dentro tiene dos patios grandes de igual proporciones, alrededor de ellos hay soportales grandes y capaces que sustentan columnas con capiteles y piedra berroqueña; debajo de las cuales están las escarpias con la carne. Se entra a él por cuatro puertas correspondientes en cruz, en cada lado la suya, es obra de mucho aseo, y costa«, escribe. Una puerta con un escudo de Madrid esculpido en piedra – continúa explicando Gea  -daba acceso al caserón del matadero y cerca se hallaba una fuente con un pilón y tres caños. El degüello se realizaba durante la madrugada y un reguero o rastro –El Rastro – de sangre salía por la puerta del matadero y bajaba por la Ribera de Curtidores«.

Son los inicios o prólogos del Rastro tal como lo conocemos hoy. Paseaba RAMÓN por las páginas de su Rastro personal de 1900 a 1914.  Allí  «las golondrinas – iba contando en sus greguerías – juegan sobre la calle de cielo que corresponde a nuestra calle de tierra como párvulos en vacaciones o al salir de las escuelas» . «¡Qué deseo queda en uno de nuevos paseos por el Rastro, de más lentas andanzas hasta morir de repente un día y que eso nos absolviese de tener que terminar lo interminable, lo que debía consumarse en el silencio y en el secreto, viviéndolo más vastamente que escribiéndolo!«.

Y así iba hablándose RAMÓN, contándose cosas a sí mismo por la cuesta de la larga calle, doblando la última esquina del Rastro en 1914.

(Imágenes:- 1.- El Rastro.- Fundación Saber.es.-Ferias y mercados/ 2.-El Rastro en 1929.-Museo Municipal de Madrid/ 3.-El Rastro.-Plaza de Cascorro en 1912)