ALLEGRO

música.-tthhu.-pianos.-Meghan Howland

«Toco Haydn después de un día negro

y siento un sencillo calor en las manos.

música.-u7uuh.-Glenn Gould.-foto Yousuf Karsh.-1957

Las teclas quieren. Golpean suaves martillos.

El tono es verde, vivaz y calmo.

música.-9699.-Glenn Gould.-fotógrafo desconocido.-The New York Times

El tono dice que hay libertad

y que alguien no paga impuesto al César.

música.- 44rty.- Matthew Pillsbury.- Eric Watson, París, marzo 2004

Meto las manos en mis bolsillos Haydn

y finjo ser alguien que ve tranquilamente el mundo.

interiores.-67huh.-música.-Pierre Bonnard.-Claude Terrasse al piano

Izo la bandera Haydn — significa:

«No nos rendimos. Pero queremos paz.»

música.-9yhh.-Philip Glass.-

La música es una casa de cristal en la ladera

donde vuelan las piedras, donde las piedras ruedan.

música.-rrvgg.-Carl Orff en 1955.-foto Herbert List

Y ruedan las piedras y la atraviesan

pero cada  ventana queda intacta.»

Tomas Tranströmer.– «Allegro».- «El cielo a medio hacer» (1962)

música.- uuytr.- Hadyn.- 1770.- retrato por Ludwig Guttenbrunn

(Imágenes:- 1.- Meghan Howland.- fineartandyou.com/ 2.-Glenn Gould.-1957.- por Yousuf Karsh/ 3.-Glenn Gould.- fotógrafo desconocido/ 4.-Matthew Pillsbury.- eric watsson.- 2004/ 5.-Pierre Bonnard.- Claude Terrasse al piano/ 6.- Philip Glass/ 7.-Carl Orff en 1955.- Herbert List/ 8- Haydn.– 1770.- retrato por Ludwig Guttenbrunn.- wikipedia)

POSTLUDIO

«Me arrastro como un garfio sobre el fondo del mundo.

Se engancha todo lo que no necesito.

Cansada indignación, resignación ardiente.

Los verdugos traen piedras, Dios escribe en la arena.

Silenciosas estancias.

Los muebles listos para volar en el claro de luna.

Avanzo silencioso hacia mis adentros

a través de un bosque de vacías armaduras».

Tomas Tranströmer.-«Postludio» .- de «Plaza salvaje» (1983)


(Inagénes:1.– György Kepes.- 1930.- fotografía del Museo de Bellas Artes de Boston/ 2.-György Kepes.-mujer en el cubo.-1938.-reblodo tumblr)

SCHUBERTIANA

» En la oscuridad de la noche en un lugar en las afueras de New York, un punto de observación desde donde se puede, con una sola mirada, abarcar ocho millones de hogares humanos.

La enorme ciudad a lo lejos es un montículo vibrante, una galaxia espiral vista desde el costado.

Dentro de la galaxia se deslizan las tazas de café sobre la barra, las vitrinas mendigan a los que pasan, una maraña de zapatos que no deja huella alguna.

Las escaleras de incendio que trepan, las puertas de ascensor que se unen resbalando, tras las puertas con cerradura de seguridad, un continuo diluvio de voces.

Cuerpos caídos duermen a medias en los vagones del metro, las catacumbas que se cruzan a toda velocidad.

También sé – sin ninguna estadística – que ahora mismo alguien toca a Schubert en alguna habitación a lo lejos y que, para alguno, esos tonos son más reales que los demás.

Las cuatro cuerdas tocan. Voy a casa atravesando tibios bosques, con la tierra, elástica debajo de mí,

me acurruco como un recién nacido, me duermo, ruedo ingrávido hacia el futuro, siento de pronto que las plantas tienen pensamientos.

Nos apretamos frente al piano y tocamos a cuatro manos en Fa menor; dos cocheros en el mismo carruaje, resulta un poco ridículo.

Las manos parecen cambiar de sitio objetos tintineantes de acá para allá, como si tocásemos los contrapesos,

en un intento de afectar el terrible equilibro de la balanza: alegría y sufrimiento pesan exactamente igual.

Annie dijo: «esta música es tan heroica», y es verdad.

Pero el que navega envidiando a los hombres de acción, esos que en el fondo se desprecian a sí mismos porque no son asesinos,

ellos no se reconocen aquí.

Y los tantos que compran y venden personas y creen que todos son comprables, ellos no se reconocen aquí.

No es su música. La larga melodía que es ella misma en todas las transformaciones, por momentos brillante y débil, por momentos opaca y fuerte, huella de caracol y cable de acero.

El terco canturreo que nos acompaña hasta aquí

saliendo

de las profundidades».

Tomas Tranströmer:- fragmentos de «Schubertiana» , de «La barrera de la verdad» (1978)

(En el día en que Tomas Tranströmer recibe el Premio Nobel de Literatura)

(Imágenes:- 1.-Toscanini al piano, con 87 años.- Milán 1954.-iicchicago. esteri.it/2.-Nueva York 1960.-foto Nick  DeWolf.-lainformacion. es/3.-Edvard Grieg al piano.-ballade.no/ 4.-Nueva York 1966.-Arthur el Tress.- contemporaryworks)

DESHIELO A MEDIODÍA

«El aire matinal repartió sus cartas con sellos incandescentes.

La nieve iluminó y todos los pesares se alivianaron: un kilo pesaba apenas setecientos gramos.

El sol estaba alto sobre el hielo, volando por el lugar, caliente y frío a la vez.

El viento avanzó lentamente como si empujase un cochecillo de niño frente a sí.

Las familias salieron, vieron cielo abierto por primera vez en mucho tiempo.

Estábamos en el primer capítulo de un relato muy intenso.

El resplandor del sol se adhería a todos los gorros de piel,

como el polen a los abejorros,

y el resplandor del sol se adhirió al nombre INVIERNO

y se quedó allí hasta que el invierno hubo pasado.

Una naturaleza muerta de troncos, en el lago, me puso pensativo.

Les pregunté;

«¿ Me acompañan hasta mi niñez?» Respondieron: «Sí».

Desde la espesura se escuchó un murmullo de palabras en un nuevo idioma:

las vocales eran cielo azul y las consonantes eran ramas negras

y hablaban

muy lentamente sobre la nieve.

Pero la tienda de saldos, haciendo reverencias con su estruendo de faldas,

hizo que el silencio de la tierra creciese en intensidad».

Tomas Tranströmer : «Deshielo a mediodía» ( traducción de Roberto Mascaró)  (Nórdicalibros)

(Imágenes:- 1.- Edward Weston-1936.- Center of Creative Photography.-Arizona.-Master of Photography/ 2.-Edward Weston.- 1938.-Chris Beetles Galeries)