MÁS CARTAS DE HISAE IZUMI

 

 

“Una  tarde Hisae, mientras escribía, esperó ante el papel sin moverse y mantuvo su pincel inclinado tal y como si fuera a seguir,  tal y como si estuviera engañando al papel y como si fuera a cubrirlo. Siguió así sin moverse. Y de repente empezó a leer lo que el otro (o la otra) le estaba escribiendo:

“Aunque una carta – apareció escrito sobre el papel verde – no tenga nada que pueda calificarse de extraño, es sin embargo una cosa magnífica. Mientras se piensa con ansiedad en una persona que se halla en una lejana provincia y uno se pregunta cómo se podría ir hasta allí, he aquí que se recibe una carta de ella. Al leerla, se siente la misma impresión que si se la viera de pronto y cara a cara. Y eso es maravilloso.”

 

 

Procuró seguir quieta Hisae en aquella postura y mantuvo su pincel perfectamente inclinado esperando por si le decían algo más.

Y así siguió leyendo:

“Cuando se ha enviado una carta a la cual se han confiado nuestros pensamientos, uno siente el espíritu satisfecho, incluso si se piensa que esa carta podría muy bien no llegar nunca a su destino. ¡Cómo tendría yo el corazón triste y cómo me sentiría oprimida si las cartas no existiesen!”

 

 

Aquello parecía realmente un lamento y Hisae quedó impresionada. Esperó aún sin moverse. Parecía que la escritura se había detenido, que algo pasaba, pero de pronto aparecieron más frases sobre el papel:

“Y  cuando en una carta que se quiere enviar a una persona – seguía diciéndole aquella misteriosa escritura – se detallan todas las cosas que uno lleva en la cabeza, eso supone ya un consuelo, incluso aunque la llegada de esa misiva nos parezca incierta. Pero con más razón aún, cuando se recibe una respuesta la alegría de la que se disfruta es capaz de alegrarle a uno la vida. En verdad, lo que acaba de suceder sí parece increíble.”

José Julio Perlado —( del libro “Una dama japonesa” ) ( texto inédito)

 

 

(Imágenes —1– kimono gallery/ 2-Suzuki Harunobu/ 3-Kawano Kaoru/ 4-surinomo shinata zedkin)

MATSUO BASHÖ

 

figuras-ewsvb-nieve- ceciliawallin

 

«Cae y cae el rocío;

¿qué tal si yo lo usara

para limpiar el mundo?

 

mariposas-uunnb-flores-Shibata Zeshin

 

¡Qué curioso! Se posa

en hierbas sin olor

la mariposa.

—-

 

flores-ubbn-mariposas- Bryan Graf- trendhunter com

 

Alas de mariposa:

¡cuánta vuelta y revuelta

sobre el muro techado!

—-

 

estaciones.-77h.-paisajes.- niebla.- Shibata Zeshim

 

Nubes y niebla

cambian pronto el paisaje

en cien matices.

japçon.-234,.la caída del trueno.-Hanabusa Itchô

 

Viendo un relámpago,

quienquiera que no entienda

es admirable».

Matsuo Bashö

(Imágenes.- 1.- CeciliaWallin/ 2. y 4.- Shibata Zeshin/ 3.-Bryan Graf.- trendhunter. com/5.-Hanabusa Itchô)

HAIKUS

japón-hhyyh-Utagawa Kuniyoshi

 

Quietud y soledad:

el canto de las cigarras

penetra en las rocas (Bashô) (1644-1694)

 

japón-iiu- Uemura Shoen- mil novecientos dieciocho- Museo Nacional de Tokio

 

Encorvado

en este mundo al revés,

un bambú en la nieve. (Bashô)

 

 

mujer.-yyhuu.-japón.- Ikenaga Yasurani

 

Adormecido sobre mi caballo

sueño: la luna lejana,

el té humeante del desayuno. (Bashô)

 

 

 

pintura japonesa.-2.-por Kaigetsudô Dohan.-Metropolitan Museum of Art-The New York Times

 

Narcisos

y un biombo de papel blanco

reflejan su color entre sí. (Bashô)

 

 

 

japón- tvvff- Utagawa Toyokuni ll- mil ochocientos treinta y cuatro

 

La primera mariposa de la primavera.

Esta criatura sin huesos

se posa sobre la flor del ciruelo. (Hanzan)

 

 

japón.-aaa.-Yakoi Kusama- museo Reina Sofía

 

 

Un día lluvioso de primavera.

Una carta abandonada

vuela entre los árboles. (Issa) (1762-1826)

 

 

flores.-9soo.-Ogawa.-estudio de las flores.-Japón 1893

 

 

(Imágenes.-1.-Utagawa Kuniyoshi/ 2.-Uemura Shoen/ 3.-Ikenaga Yasurani/ 4.-Kaitgetsudo Dohan– museo of art New York/ 5.-Utagawa Toyokuni– 1830/ 6.-Yakoi Kusama– museo Reina Sofía/ 7- Ogawa- estudio de las flores- 1893)

CLASES EN LOS JARDINES

Japón-cddv-jardín de la villa imperial de Katsura

 

«Después Hisae les siguió comentando muchas más cosas del pasado. Con la mano les iba señalando el agua a los niños como si fuese una pizarra y a la vez ella la iba borrando con los dedos. Les habló de los colores y de los vestidos antiguos y de cómo los colores antiguos teñían los vestidos. “Os he hablado antes del otoño ‑les dijo‑. Pero el otoño tiene también el color del crisantemo, que es el que yo llevo ahora en este kimono de espigas marrones y que el tiempo ha espolvoreado para mí. ¿Lo veis bien? También estos son colores del otoño, espigas y florecillas grises y negras, grises estrellados en mis mangas.

 

pájaros.- 667hh.- japón.- Ito Jakuchu

 

Les explicó que cada estación tiene su color especial y que ese color va enseguida a los vestidos y que uno va vestido continuamente de estaciones hasta fundirse con el paisaje. Los niños apenas parpadeaban mirando siempre al agua. De vez en cuando levantaba uno la cabeza y observaba a Hisae a hurtadillas pero Hisae le hacía volver a fijarse en el lago porque todos estaban en clase ‑les decía‑ y en clase había que atender muy bien.

 

Japón- vveen Jardín.- Honami Koetsu- mil seiscientos quince

 

 

De esta forma Hisae entretenía muchas tardes a los niños. Luego, al acabar, los hacía levantar del suelo, los apartaba del lago dorado y los llevaba hasta las rocas. “Esto se llama  la isla de las tortugas”- les iba enseñando -, y los niños reían a carcajadas. Nadie veía tortugas por ningún lado, tan sólo un conjunto de piedras. Los niños se subían a jugar a las rocas con sus vestidos de lapislázuli y de púrpura. Alguno, como Ayako Shiotani, con su pequeño traje color mármol y dibujos de añil, destacaba entre todos. Años después, cuando Ayako Shiotani se dedicó al ejercicio de la poesía y publicó poemas sobre la levedad y la fragilidad de la vida, recordaría muy bien aquellas clases de Hisae al aire libre. “Ella nos enseñaba ‑escribió emocionado en sus “Memorias”‑ los rostros de las rocas y aquella tortuga de piedras en aquellas tardes junto al lago siempre la he tenido en mi cabeza. Hisae la llamaba isla pero no era una isla; el musgo era el que representaba el mar.”

 

estaciones.-3r6.-árboles.-Singer Botanica Magnifica.-cortesia de Jonathan Singer.-planta en la ciudad de Saitama, en Japón.

 

Otro de aquellos niños, Eikoh Sumiya, que con el tiempo llegaría a ser un gran compositor, tampoco olvidó nunca ni las lecciones de historia en el espejo del lago ni una pequeña cascada formada por tres escalones de granito en los que él se sentó muchas tardes a escuchar. “Allí aprendí ‑confesó en sus dispersos recuerdos ‑ a componer la sugerencia, a descubrirla. Al ver que por aquella cascada de piedra no corría ni una gota de agua pero que los escalones sugerían todo el ruido imponente de una cascada auténtica, descubrí de pronto mi vocación de músico, mi amor por la música. Se me abrió para siempre la inspiración.”

José Julio Perlado.- (del libro «Una dama japonesa«)  (relato inédito)

 

mujer.-765.-japón.-foto de Kokon sobre una exposición de fotografías de Pierre Gonnord

 
(Imágenes.- 1.-jardín imperial de Katsura/2.- Ito Kakuchu/ 3.-Honami Koetsu.-1615/4.-cortesía de Jonathan Singer/ 5.-exposición de fotografías de Pierre Gonnord)