BENJAMÍN PALENCIA

Benjamin Palencia-ybbg-- 1975 -tigilito es

«Yo voy buscando… – me decía Benjamín Palencia en 1967 -, precisamente en esta parte donde tengo el estudio, que es en el centro de Ávila, rayando ya con Gredos, en los primeros flancos de montañas hacia Gredos, el clima, voy buscando el clima… una limpieza de sonoridad en el espacio… como es una luz…, como es la limpieza atmosférica que estos paisajes altos de España tienen, porque yo soy un poco sonoro, diamantino; yo no pinto con los ojos, yo pinto también con los oídos… y yo  necesito un cierto paisaje que tenga una resonancia, como es el paisaje alto de Castilla, una resonancia incluso musical, auditiva…que entre dentro de una nueva concepción no solamente de la pintura, sino también de la poesía, porque ahí están nuestros místicos, como Teresa de Jesús o San Juan  de la Cruz…

Benjamín Palencia- nggr- paisajes

Un paisaje  que suena y además un paisaje austerísimo…, que no tiene anécdota, porque yo creo que hay que ir limpiando también la pintura y el arte en general de todo su quehacer anecdótico.

Benjamín Palencia-mmnnu paisaje

Mis tres predilecciones de  pintores  españoles han sido: el Greco, Velázquez y Zurbarán. pero del que más influencia seguramente tengo es del Greco. Porque reúne unas condiciones su pintura que están muy dentro de mí y, además, incluso las coloraciones, no solamente de antes sino de siempre  se la debo al Greco.

Benjamín Palencia- nggt-

Tanto, que se ha hablado que mis amarillos venían de Van Gogh. No. Mis amarillos no vienen de Van Gogh, mis amarillos vienen del Greco, como también muchos colores como los granates, los amatistas, este carmín que yo pinto tanto y que son colores  tan predilectos míos, también vienen del Greco.

Benjamín Palencia-bbrre-paisaje- mil novecientos cincuenta y uno- Centro de Cooperación Iberoamericana

Mi tema principal es la Naturaleza y los seres que conviven con ella. A mí me gusta la adolescencia de las cosas… esto lo voy buscando siempre, lo mismo de los animales como de las flores, como de los niños…

Benjamín Palencia- nggr- paisajes

Yo, cuando estoy en mi casa de Ávila, que cultivo rosas también en un jardín, y todas estas rosas que yo pinto son precisamente cultivadas por mí…, los niños, que no están acostumbrados a ver esos jardines llenos de rosas, se vienen a las verjas y se asoman por las barras de hierro…, e intentan coger las flores con las manos…, yo estoy dentro, recogiendo su fisonomía, sus risas, sus miradas a las flores y sus comentarios, y lo estoy pintando juntamente con las grandes rosas y los árboles, los verdes… De modo que es una cosa que se complementa: la juventud maravillosa de todo esto con la maravilla de los seres jóvenes, de la tierra y de la creación…”

Benjamín Palencia-mmnnu paisaje

(Imágenes— cuadros de Benjamin Palencia)

PAISAJES

 

 

“Paisajes apacibles o desolados.

Paisajes de la ruta de la vida más que de la superficie de la tierra.

Paisajes del tiempo que fluye lentamente, casi inmóvil, que fluye hacia atrás.

Paisajes de girones, nervios lacerados, saudades.

Paisajes para cubrir las llagas, el acero, la esquirla, el mal, la época, la cuerda al cuello, la movilización.

Paisajes para abolir los gritos.

Paisajes como cubrirse con una manta la cabeza.”

Henri Michaux —“Paisajes”

 

 

(Imágenes —1- John Atkinson Grimshaw/ 2- John Lafarge- 1889)

VIAJES POR EL MUNDO (27) : COIMBRA

 

“Cuando al acercarme en tren se me apareció  la visión  panorámica  de Coimbra, trepando sus casas por la colina en que se asienta y dominada por la Universidad a que hace cabeza su torre —escribía Unamuno —, la saludé como a una vieja conocida. Es una torre académica, no una torre eclesiástica, la que corona la ciudad, académica también, de Coimbra. Ninguna de sus catedrales, ni la vieja ni la nueva, se destaca a lo lejos. (…) Coimbra cabe decir que concentra la historia toda legendaria  y poética de Portugal; Coimbra ha sido la iniciadora de sus movimientos espirituales.(…) Visitando la Universidad, ahora en verano, a principios de agosto, cuando arrastran los primeros exámenes de prueba de curso y los bedeles, con sus ociosos espadines al cinto, bostezan en los bancos del patio, no cabe darse cuenta de lo que este hogar intelectual de Portugal es en tiempo de estudios, cuando pululan por las rúas y cruzan con   ojos cazadores los estudiantes en pelo, con sus negras levitas, alborotada la melena al aire y su flotante capa, llevando en la mano la “seventa”, los apuntes o una carta de amor.

(…) Coimbra, Coimbra, tierra de encanto,, vivero de la poesía de un pueblo que vive por el amor y por el amor muere, Coimbra posada como una paloma junto al Mondego, ¡qué remanso en la corriente!”

 


 

(Imágenes—1- Coimbra- premium/2- Universidad de Coimbra)

RETENER LOS PAISAJES

 

“A mí me han interesado siempre los paisajes. Cuando era niño, en un vagón, yo no me imaginaba mas que en la ventanilla nirando aquello que pasaba. Retenía bien los paisajes, advertía las diferencias sutiles y las guardaba en mi memoria – asi lo confesaba el gran escritor francés Julien Gracq -. Creo que mi formación geográfica me ha ayudado mucho a retener los paisajes pues ella me ha permitido atrapar su estructura y por tanto reconstituir los elementos que se hubieran podido olvidar. Retengo también los paisajes según el mayor o menor placer que he tenido al descubrirlos. Nunca los miro con ojo indiferente. Para mí los paisajes influyen sobre el humor y sobre el comportamiento. Existen paisajes sombríos, paisajes aburridos. Hay, por el contrario, paisajes que uno ama conservar.

 

 

Creo que cuando yo viajo mi formación geográfica la llevo en la punta de la nariz. Es imposible, cuando se dedica uno a la geografía física, que no se pueda evitar mirar un paisaje con ojos de geógrafo, como para un médico lo es el contemplar una escultura sin olvidar su anatomia y las sesiones de disección. Instintivamente, cada uno tiene una forma de ver. Muchas veces me pregunto cómo ven el mundo las gentes que no tienen formación geográfica. El viaje debe de ser para ellos una especie de fantasmagoría desunida, una yuxtaposición de formas extrañas o muy poco encadenadas. Por otro lado, el conocimiento libresco e incluso el fotográfico del país no reemplaza en absoluto a la experiencia directa y no sustituye el efecto de la sorpresa. La fotografía aplana el paisaje; esto se comprueba especialmente en los paisajes de montaña, y reduce el espacio que hay alrededor de las cosas. El relieve, la amplitud de los desniveles, uno se los imagina mal. Se retienen así de una forma muy distinta los paisajes”.

 

 

(Imágenes-1-Felix Valloton- 1924/ 2-Per Ekstrom/ 3- Andrew Wyeth- 1931)

CONSTABLE

 

Constable-uyyhh-catedral de Salisbury- mil ochocientos veintitrés- Victoria and Albert Museum- Londres

 

» Recuerda que la luz y la sombra nunca están paradas»,  decía John Constable hablando del paisaje. «Le he visto – anotaba  su biógrafo Leslie , admirar un árbol bello con el mismo éxtasis con que tomaría en sus brazos a un niño hermoso.» «El  son del agua al escaparse de las compuertas del molino, las riberas viejas y podridas, los postes y ladrillos relucientes: esas escenas me hicieron pintor; y estoy agradecido.», confesaba también el artista inglés. En esa interesante obra de alta divulgación como es «Civilización» de Kenneth Clark ( Alianza), el excelente critico e historiador hermana a Constable con el poeta Wordsworth y recuerda que los dos eran hombres de campo y de apetitos fuertes rígidamente controlados. Constable, como Wordsworth, amaba el terruño y no se cansó nunca de las cosas que de niño había nutrido su imaginación. Constable confiaba de veras en sus emociones, en sus temas rústicos, » que logran esa cualidad – recuerda Clark– por la que, como dijo  Wordsworth, «las pasiones de los hombres se incorporan al conjunto de las formas bellas y permanentes de la naturaleza.» Contemplando  el campo de Suffolk confesaba Constable: «este paisaje me ha convertido en pintor.»

 

Constable-ybbbfr- autorretrato- National Portrait Gallery - Londres

 

También Clark en «El arte del paisaje» recuerda que los árboles en particular, con su peso de hoja y una redondez de tronco jamás sobrepasadas, eran para Constable una fuente de inspiración. El artista inglés, que declaró en cierta ocasión «nunca he visto un objeto feo en mi vida«, pintaba observando directamente la Naturaleza, aunque, como recuerda Cogniat en su «Historia de la pintura», no trabajó al aire libre «y esto explica ciertas limitaciones de su obra, lo cual no impidió que el autor de «El carro de heno» fuera una revelación para los pintores franceses en  el Salón de 1824. «Constable hace centellear los follajes y vibrar la sombra bajo los arboles – añade Cogniat -, como luego Rousseau en Francia

 

Constable.-5ggn.-cielos.-paisaje con nubes

 

Ahora una gran exposición en Londres vuelve a evocar al Constable de los paisajes.

 

paisajes.- redf.- John Constable

 

(Imágenes.-1.-Constable.-catedral de Salisbury- 1823- Victoria and Albert Museum- Londres/ 2.- Constable- autorretrato/ 3.-Constable- cielos y nubes/ 4.-Constable)

 

PAISAJES INTERIORES Y EXTERIORES

paisajes.-33bn.-Albert Bierstadt.- 1830-1903.-tormenta en las montañas

«Petrarca, fue, como es sabido – cuenta Kenneth Clark en «El arte del paisaje» (Museo Seix Barral) -, el primer hombre que escaló una montaña por el mero placer de hacerlo y para disfrutar del panorama. Pero después de haberse regalado unos minutos la vista con el lejano panorama de los Alpes, del Mediterráneo y del Ródano que fluía a sus pies, se le ocurrió abrir al azar su ejemplar de las Confesiones de San Agustín y tropezó con el pasaje siguiente: «Y los hombres se asombran ante las cimas de las montañas, y las poderosas olas del mar, y el ancho lecho de los ríos, y el circuito del océano, y la revolución de las estrellas, pero a sí mismos no prestan atención«. «Quedé confundido – le confiesa Petrarca

paisajes.-522w.-Galen Rowell y Barbara Rowell.-Montañas del Reino Medio

a un amigo -, y pidiéndole a mi hermano ( que quería oír más) que no me molestara, cerré el libro, furioso conmigo mismo de estar todavía admirando cosas terrestres, cuando hubiera podido aprender, desde hacía mucho tiempo, hasta de los filósofos paganos, que no hay nada admirable salvo el alma, que, cuando es grande, no encuentra nada grande fuera de sí misma. Entonces, en verdad, me convencí de que ya había pasado bastante rato mirando la montaña; volví hacia mí mismo mi mirada interior, y a partir de aquel momento no salió una sola sílaba de mi boca hasta que llegamos de nuevo al pie de la montaña.»

paisajes.-5gyy77.-Turner.-el paso del St Gothard.-1804

Son los paisajes interiores y los paisajes exteriores. Hay quienes se asoman más hacia unos que hacia otros y hay quienes no se asomarán nunca a ninguno. Pero el paisaje exterior e interior sigue ahí, acompañando siempre al hombre. «Todas estas maravillas del cielo y de la tierra – escribí en «El ojo y la palabra» -, la vida inverosímil pero real de los insectos, la multiplicidad, la variedad de las funciones, la armonía de las plantas y de las olas, los rojos oscuros ‑ vivos – anaranjados – amarillos – blancos y azulados encadenándose en el atardecer nocturno, el púrpura de los brezos, de la rosa de los Alpes, del trébol rojo, del ciclamen, la danza circular de las abejas llevando aromas, de nuevo el mar, los embates del mar, la esmeralda azul clara del oleaje en torno al arrecife, otra vez los árboles,

paisajes.-r4ddd.-nubes.-Fyodor Vasilyev.-1873

los olmos centenarios de madera dura y elástica, las pequeñas y blancas flores primaverales del olivo, los olores a resina y a bosque, la sombra de los abetos y de los pinos, los veteados, ondulados leños del nogal o del roble, de nuevo el cielo y los enjambres de luz saliendo de las manchas de nubes, todo eso que nos rodea ‑como un jardín del Edén permanente‑ con el lomo acerado de las ballenas y de los delfines, con la agilidad marrón rojiza de la ardilla, el gamo nervioso, el gato crepuscular, todo eso y mil cosas más es la Naturaleza ‑que no son los objetos hechos por el hombre, no son los instrumentos y utensilios fabricados por manos humanas‑ sino son los colores y los aromas infinitos mezclados y entreverados suntuosamente, admirablemente variados y alternativos, salpicando las manchas de un ala de mariposa o del pez sangrador.»

Estos serán los paisajes exteriores que el interior del alma se detiene a contemplar.

paisajes-fhjn-Frederic Edwin Church.-1865- Sunset Jamaica

(Imágenes:- 1.- Albert Bierstadt.– fotosimagen.org/2- Galen  Rowell/3.-Fyodor Vasilyev.-1873/ 4.- Frederic Edwin Church.-1865-Sunset Jamaica)

APUNTE AL ATARDECER

«Atardece.

Un oro veneciano

Giorgione o Ticiano

en el ambiente.

Más bellas y armoniosas

que nunca las mujeres.

Una música anida

en la casa de enfrente.

El paisaje se alarga

horizontalmente.

Como una mariposa

el sol se posa en mi frente».

Gerardo Diego: «Apunte».

(Imágenes:- 1.-Giorgione.-paisaje al atardecer.- National Gallery/ 2.-Giorgione.-detalle de «La Tempestad».-Galeria de la Academia.-Venecia – .Museo Giorgione)

OTOÑO 2010 (6) : TU FU

«Otoño transparente.

Mis ojos vagan en el espacio sin fin.

Tiembla el horizonte, olas de claridad.

Lejos, el río desemboca en el cielo.

Sube el humo de la ciudad distante.

El viento se lleva las últimas hojas.

Una grulla perdida busca nido.

Los árboles están cargados de cuervos».

Tu Fu (poeta chino: 712- 770) : «Paisaje» (traducción de Octavio Paz)

(Imagen: Por la noche llega a Samo-  1983.– Yoshimitsu Nagasaka.-1983.- Weston Gallery.- California.-artnet)


OTOÑO 2010 (3) : EZRA POUND

«Luna otoñal; colinas sobre lagos

contra el poniente.

La tarde semeja una cortina de nubes,

una niebla sobre las ondas; y a través de ella

picas largas y agudas de canela,

una melodía fría entre las cañas.

Tras de la colina la campana del monje

que vuela con  el viento.

La vela cruzó por aquí en abril; quizás vuelva en octubre,

el bote se desvanece en plata; lentamente;

el sol enciende solitario el río».

Ezra Pound: Los Cantos pisanos.-Canto XLIX.-(Adonais)

(Imagen:- foto Joel Sartore.-National Geographic Collection)

CIELOS

«Sería difícil citar un paisaje del cual el cielo no fuera la clave – comentaba John Constable en una carta de 1821 -, la escala y el órgano esencial del sentimiento».

«El cielo es fuente de luz en la naturaleza, y lo gobierna todo, e inspira incluso nuestras obervaciones cotidianas más corrientes acerca del tiempo».

«La dificultad de los cielos es muy grande en pintura, tanto en la composición como en la ejecución; porque, si son brillantes, no han de acaparar la atención, sino que ha de pensarse en ellos más que como último plano; no ocurre así con los fenómenos o efectos celestes accidentales, los cuales atraen siempre de modo particular la atención».

«Sé muy bien lo que significan para mí, y que yo no he desperdiciado los cielos; sin embargo, la ejecución es a menudo precaria, sin duda por exceso de preocupación, la cual, por sí sola, destruye la facilidad que la naturaleza tiene siempre en sus movimientos».

«A causa de la estación, y por el brusco cambio de la estación – sigue diciendo Constable -. hay aquí un halo húmedo ininterrumpido, que hace las sombras a cualquier hora, absolutamente azules, y le da un tono frío al paisaje».

«5 de septiembre 1822 – anota el pintor en su cuaderno de trabajo -: Hora: diez de la mañana, mirando al sudeste, viento fuerte al oeste. Nubes muy luminosas y grises en rápida carrera sobre un estrato amarillo, aproximadamente a media altura del cielo».

«Busco en el mediodía.– escribe también Constable en su cuaderno, en septiembre de 1822 -Viento muy rápido. Efecto brillante y fresco. Nubes que se mueven muy rápido. Apertura muy brillante al azul»-

«Lo grande no está hecho para mí, y yo no estoy hecho para lo grande…Mi arte limitado se encuentra en cada sendero…; piénsese en ello lo que se quiera, pero, al menos, eso es mío, y preferiría tener la más pequeña posesión – aunque solamente fuese una cabaña – a vivir en un palacio que pertenezca a otro».

«Hace dos años que persigo pinturas, que busco la verdad de segunda mano – escribe en una carta a su amigo Donthorne en 1802 -. No he buscado representar la naturaleza con la misma elevación mental con que partí, sino que he preferido buscar que mis obras se parecieran a las de los demás… Volveré a Bergholt, donde intentaré realizar en un estilo sincero y sencillo las escenas que llamarán mi atención».

«El paisajista que no hace de sus cielos parte auténtica de la composición, desperdicia una ayuda de las más preciosas», le escribe a su amigo, el reverendo John Fisher en 1821.

Vamos tropezándonos con la realidad de las ciudades, sorteando las hendiduras del suelo, sin mirar casi nunca a las nubes, como Wislawa Szymborska recordaba; sin mirar – como hacía Constablecasi nunca a los cielos.

(Imágenes:- 1.-embarcadero de Vermont.-1823.-Tate Gallery.-Museum Syindicate/2.-Faro de Arwich.-1820.-Tate Gallery/3.-el mar cerca de Brighton.-1826.-Tate Gallery.-Museum Syindicate/4.-catedral de Salisbury, vista desde los campos.-1829.-National Gallery/5.-Las espigadoras.-1824.-Tate Gallery/6.-la bahía de Weymouth.-National Gallery/7.-estudio de nubes.-1822.-Victoria y Alberto Museo/8.-vista en Epson.-1809.-Tate Gallery.-Museum Syincate/9.-estudio de cielo y árboles.-1821.-Victoria y Alberto Museo/10.-el maizal-1926.-wikipedia/ 11.-paisaje con arco iris.-1812.-Victoria y Alberto Museo)

LA ISLA, EL SILENCIO, LAS PALABRAS (1)

Después de tantas palabras, de tantas citas y reflexiones, Mi Siglo cruza hoy en silencio bajo balcones extendidos,

se detiene ante bancos solitarios,

contempla el arco de las palmeras,

se adentra por jardines como selvas,

y al fin mira el mar.

El silencio de MI Siglo recorre esta isla sin decir palabra alguna, rodeado de insólitos contrastes. Asombrado ante la espuma que huye, admirado de tanta belleza.

(Imágenes.-Isla de la Palma.-Canarias.- 1.-balcones en la Avenida Marítima de  Santa Cruz de la Palma/ 2 , 3 y 4-: ejemplares de un jardín botánico en la Palma/5.- el mar cerca de la playa de los Cancajos, en el Atlántico -segunda quincena de julio 2010.-fotos JJP)

SHITAO, EL PINCEL, LA MANO Y EL CORAZÓN

“Pintar es el resultado de la receptividad de la tinta; la tinta se abre al pincel; el pincel se abre a la mano; la mano se abre al corazón. Y todos ellos de la misma forma que el cielo engendra lo que la tierra produce: todo es el resultado de la receptividad”, decía Shitao, el gran paisajista chino del siglo XVll , para añadir: «El pincel sirve para salvar las cosas del caos«.

Tres siglos después, en 1999, el escritor y pintor chino Gao Xingjian, al que alguna vez me he referido en Mi Siglo, recordaba que “el estado de ánimo está en el cuadro y de él emana. El encanto y el gusto de la tinta y de las pinceladas se realizan mediante procedimientos plásticos, nada se oculta. Las imágenes que en la tinta tradicional provocan ese estado mental guardan relación con el espíritu asceta de las letras de la antigüedad china; ese estilo de existencia es proyectado en el arte con mucho encanto. Pero ese modo de vida ya no tiene validez, y debes rememorar una vida que ya no existe. (…) Lo que deseas expresar en la pintura son los sentimientos en el momento presente. Es inútil repetir las imágenes de la tinta tradicional, debes buscar tus propias imágenes mentales y con tu pincel, con tu propio medio de expresión, acceder a los sentimientos que la contemplación ha hecho nacer en un instante determinado”.



Como recuerda Palomino en su Museo Pictóricohay pinceles de pelo de brocha fino; otros de colillas de cabra; otros de pelo de perro; otros de ardilla; y otros de meloncillo. Otros suele haber de pelo de turón, que son admirables, briosos y suaves. Y los de meloncillo son bellísimos para golpear y definir en lo grande y son bellísimos para cosas más sutiles; y los más pequeños para cosas delicadas«, pero sin duda lo más importante ( para pintar, para escribir)  -y  nos lo repite Shitao desde hace siglos – es cómo el pincel lo va llevando la mano y cómo a la mano la va llevando el corazón.

(Imágenes:- 1.-paisaje de Shitao/ 2.-Los montes Sinting en otoño.-Shitao.-.-wikipedia/ 3.-dibujo de Shitao.-metmuseum)

FRIEDRICH Y SUS DIBUJOS DEL PAISAJE

FRIEDRICH.-XVX.-ventana desde el estudio del pintor.-1805-06.-Art History Museum.-Viena«Se puede concebir para el paisaje como para la figura humana, una exaltación extrema de la belleza del trazo que es, tal vez, uno de los criterios más seguros para distinguir al dibujante mediocre del verdadero: éste respeta enteramente las proporciones, mientras que aquél, con frecuencia, las pisotea«. Esto escribe Carl Gustav Carus en su «Viaje a la isla de Rügen. Tras las huellas de Caspar David Friedrich» (Terra Incognita), un libro sobre el gran paisajista romántico alemán. «Tomemos la línea particular del horizonte marino, que sólo se puede dibujar como una recta aunque sea, en realidad, una curva; tomemos luego las líneas tenues de las lenguas de tierra que se adentran en el mar, o los débiles relieves de la costa al borde de las aguas. Sólo la atención más precisa, la mano más segura, la punta más afilada del lápiz y la superficie más intacta de la hoja de papel permiten reflejarlas con exactitud».

Ahora en Madrid se exponen en la Fundación March los dibujos de Friedrich sobre la naturaleza.

FRIEDRICH.-G.-En en Ryck en Greifswald con una vista de los molinos delante de la barrera de Steinbeck.-1822-1823.-elcultural.es

Friedrich.-B.-Casa de campo en ek bosque.-1797.-elcultural.es

FRIEDRICH.-C.-El Molino Real en el llano de Plauen.-1802-1803.-elcutlural. es

Car Gustav Carus, pintor, médico, psicólogo y filósofo, amigo de Goethe, autor en 1831 de sus «Nueve cartas sobre la pintura de paisaje«, fue también amigo de Caspar David Friedrich desde 1815 y bajo su inspiración pintó numerosos paisajes y visitó las montañas y lugares preferidos de Friedrich. El atractivo de la naturaleza, más aún que inducirle a copiarla, abría ante él una profunda visión interior. «Quise reflejar todo eso en unos bocetos en papel – confesaba-, pero apenas hube trazado una líneas, tiré mi carpeta a lo lejos, convencido de que cada trazo era una profanación de aquel fenómeno que me hacía vibrar de emoción«. El poderío y la fascinación del paisaje han transformado con frecuencia a los grandes artistas. El estado de ánimo se fundía en la lírica romántica con el horizonte y el horizonte del espíritu, con sus tonalidades del momento, daba la impresión de que se alargaba. Gombrich incluso ha hablado, al contemplar ciertas ondulaciones de las montañas de Friedrich, de su evocación de los paisajes chinos; Kenneth Clark reunió en «El arte del paisaje» (Seix Barral)  sus conferencias de «Slade Professor» en la Universidad de Oxford. «Estamos rodeados de cosas que no hemos hecho – dijo en una de sus lecciones – y que tienen una vida y una estructura diferente de la nuestra: árboles, flores, hierbas, ríos, montes, nubes. Durante siglos nos han inspirado curiosidad y temor. Han sido objeto de deleite. Las hemos vuelto a crear en nuestra imaginación para reflejar nuestros estados de ánimo. Y, ahora, pensamos en ellas como componentes de una idea que hemos llamado naturaleza».

FRIEDRICH.-WSC.-Resenbirge.-1835.-Hermitage.-San Petersburgo

(Imágenes:-1.-ventana desde el estudio del pintor.-1805-06.-Art History Museum.-Viena/2,3 y 4.- dibujos de paisajes de Friedrich en la exposición de la Fundación March.-elcultural.es/5.-paisaje de Friedrich 1835.-Hermitage)

PAISAJES

paisejes.-33huto.-por Elger Esser.-Combray.-GalerieSfeir-Semler.-Hamburgo.-Beirut.-Vorderer Orient.-artnet

«Paisajes apacibles o desolados.

 

Paisajes del camino de la vida más que de la superficie de la Tierra.

 

Paisajes del tiempo que fluye lentamente, casi inmóvil, y a veces como hacia atrás.

 

Paisajes de fragmentos, de nervios lacerados, de saudades.

 

Paisajes para cubrir las llagas, el acero, el resplandor, el mal, la época, la cuerda al cuello, la movilización.

 

Paisajes para acallar los gritos.

 

Paisajes como si se arrojara una sábana sobre la cabeza».

Henri Michaux

(Imagen: Combray, 2007.-por .Elger Esser.-  Galerie Sfeir-Semler.-Hamburgo.- Beirut.-artnet)

EL OJO DEL ARTISTA

nieve-en-chicago-foto-charles-rex-arbogast-associated-press-the-new-york-times

El ojo del artista no ve el mundo como el resto de cualquier otro ojo humano.  La famosa frase de La Bruyère, «todo está dicho, y llegamos demasiado tarde, pues hace ya siete mil años que existen hombres, y que piensan«, no parece afectar al ojo del artista, ni tampoco a su mano, que lo mismo se desliza sobre la pintura, la música o el papel. El ojo del artista ve siempre el mundo por primera vez como si nadie lo hubiera visto nunca. Incluso ve los matices del mundo, todas sus capas, lo que el mundo esconde bajo una visión superficial.  Muchos filósofos y científicos lo han recordado. Entre ellos el norteamericano Charles S. Peirce al comentar un paisaje: «Cuando el suelo está cubierto de nieve en la que el sol se refleja brillantemente excepto donde caen las sombras, si preguntas a cualquier hombre corriente cuál parece ser su color, te dirá que blanco, blanco puro, más blanco a la luz del sol, un poco grisáceo en la sombra. Pero no es lo que está ante sus ojos lo que está describiendo; es la teoría de lo que debería verse. El artista le dirá que las sombras no son grises sino de un azul pálido y que la nieve a la luz del sol es de un rico amarillo.»

Así se queda largo rato mirando la nieve el ojo del artista. Así se queda mirando siempre el mundo el ojo que lo acaba de descubrir.

(Imagen.-foto: Charles Rex Arbogart.-Associated Press.-The New York Times)