RASTRO DE LOS OBJETOS

Estos objetos amontonados, las lámparas, los espejos, el reflejo de las lámparas en los espejos, el misterio de las sillas sin dueño, los libros, candelabros, estanterías, fetichismos del pasado, realidades y falsificaciones, imitaciones, el caprichoso circuito de los objetos que van y vienen embalados, atados con cuerdas, embozados en mantas, viajeros nocturnos en camiones de mudanzas, herencias, despojos, conversaciones que escucharon y mantuvieron, cansancio de sus vidas, todo esto lo cubre la mirada cuando se pasea por el Rastro de las oportunidades en tantas existencias,

y luego están las mesas, aquellas mesas donde se escribió, las mesas que fueron soporte de célebres firmas, sostenes de tazas, vasos y vajillas, mesas en las que se sirvieron frutas y manjares, mesas adornadas de flores, vitrinas, relojes, péndulos, escaleras que subieron al cielo de la imaginación, peldaños de cuentos buscando buhardillas encantadas, lomos, lomos de libros encuadernados, sombreros, sombreros olvidados de memoria, sombreros amados, retocados ante espejos que ahora se reflejan en lámparas, lámparas que iluminan respaldos de sillas donde se curvaron espaldas, espaldas que se irguieron para mirar medallas, medallas envejecidas, medallas conquistadas, medallas emotivas, medallas de íntimo valor y medallas como corazones fulgurantes, cuajadas de victorias que uno consiguió, victorias íntimas que nadie celebró,

y luego están las sombras, las luces, las penumbras, los sillones, rincones de sillones y de conversaciones, aquellas confidencias pactadas, los amores sellados, el tiempo en tic-tac, aquellos muebles guardando secretos, pequeñas llaves y diminutos cerrojos de silencios, aquello que nunca se dijo, lo que nunca se admitió, viejos papeles amarillos que descubren los herederos, cuentas, propósitos, decisiones, proyectos, una fotografía desvaída y una penumbra en un  rostro que el espejo refleja, el rastro de los objetos que este Rastro dejó, muebles amontonados y recolocados en un escenario, el teatro de las últimas cosas, la representación de lo que fue…

Y de pronto, la realidad que abre la puerta y el primer comprador que entra buscando trastos viejos.

(Imágenes: 1,2 y 3.-Rastro de Madrid.-Objetos Alba Longe.-15-1-2011.-fotos JJP)

ANIMADOS OBJETOS

«Un cortaplumas guardado en un cajón – decía Stanislaw Lem – puede olvidar a qué lugar pertenece, y uno podría llegar a encontrarlo en un sitio del todo distinto, como en un estante, entre libros. El cortaplumas, incapaz de regresar a tiempo a su cajón, no tendría más remedio en esa situación que duplicarse, por lo que habría dos iguales. Yo creía que los objetos inanimados estaban sujetos a la lógica y tenían que seguir unas reglas definidas, y que quien fuera conocedor de tales reglas podría controlar todo el asunto. De un modo hermético y casi reflexivo me aferré a esas creencias durante años, y aún hoy no estoy del todo libre de elllas».

Cuenta todo esto el autor de «Solaris» en «El castillo alto» (Funambulista), que no son unas Memorias clásicas sino «un experimento cuyos resultados esperaba con curiosidad, como si no fuera yo quien hablara solamente, sino las imágenes y anécdotas narradas por la voz de un extraño». Lem recuerda lógicamente a personas de su infancia pero convoca también a los objetos que en aquellos años le rodearon, mundo curioso éste de los objetos  – los  que conversan, o los que estan cansados – y al que ya me he referido alguna vez en Mi Siglo. A veces ese tintineo de las cucharillas al rozarse sus curvadas espaldas dentro de un cajón del comedor sólo lo percibe un niño o un artista, o el niño que un día será artista y que aún no lo sabe, pero que también escucha a la perfección las conversaciones que paraguas y bastones están teniendo en el vestíbulo o cómo suspiran fruncidas por el viento las suaves mejillas de las cortinas. Todos los objetos tienen una íntima vida, y a veces es una vida espontánea creada por los niños, que tomaron el objeto entre las manos e inventaron un objeto distinto – con propiedades singulares -, pero sobre todo con prodigiosa imaginación. Para esos niños – recordaba Roger Caillois en «Fisiología de Leviatán» (Sudamericana) -,»el más insignificante cortapapeles hace la figura de un puñal, una botella que contenía una poción inofensiva se convierte en un frasco lleno del más fulminante de los venenos (…) . «Esos «tesoros» de los niños consisten en objetos privilegiados. (…) ; no son bellos sino brillantes. He aquí por qué el niño conserva el papel de estaño que envuelve las tabletas de chocolate que come. Prefiere las bolitas de acero a las otras. Ninguna sustancia lo seduce más que el mercurio (…) : ese metal que se pliega, que uno arruga y con el que se puede recubrir y platear los objetos; aquel otro que los dedos no logran captar, que fluye, que se desparrama en pequeñas gotas y cuyo contacto es helado. Por eso mismo – para el niño (habría que añadir que también para el artista) – entra en la categoría de los objetos privilegiados».

Recuerdo muy bien una exposición de arte oriental que visité hace pocos años y donde me sedujo aquella figura gigantesca de un suntuoso carruaje de hace siglos, con sus doradas ruedas, sus puertas realzadas con infinitas pinturas de colores, y que  iba tirado por un enorme caballo construido tan sólo de televisores. Televisores de todos los tamaños, con sus ventanas iluminadas y apagadas como ojos y orejas y patas y pezuñas,  televisores en color y en blanco y negro formando el tronco y la cabeza de un gran animal apocalíptico que conducía, a su peculiar trote, el movimiento secular de la comunicación antigua, la majestuosa riqueza del viejo vehículo.

El artista – como un niño grande – había transformado de algún modo el objeto para darle nueva utilidad y sentido. Allí los objetos cruzados en la figura iluminada del animal, apagándose y encendiéndose en el aire, nos empujaban al salto de las comunicaciones futuras, que tendían su cuello hacia adelante, pero que no olvidaban arrastrar su sabio cuerpo de siglos.

Los objetos que nos rodean nos miran dejando que nosotros les miremos. De pronto a un niño -grande o pequeño – se le ocurre que dentro de ese objeto hay otro y de inmediato lo extrae de sí mismo, y en un golpe de invención, lo saca a la luz.

(Imágenes:-1.- Motorcycle.-2006.-escultura de Shi Jindian.-2006.-Andrew Bae Gallery.-artnet/ 2.-Does Rock Dream ?.-2008.-escultura de Simon Hitchens.-2008.-Maddox Arts.-London.-artnet)

LOS PEQUEÑOS OBJETOS

tijeras.-AA.-por Mao Xuhui.-2007.-ArtChina Gallery.-Hamburg.-Alemania.-artnet«Los pequeños detalles de la casa:

el hilo en el tapete abandonado,

la cerilla en el suelo,

la ceniza,

que pone en la baldosa su frágil contextura,

la uñita del pequeño recortada

al lado del zapato,

ponen gusto en los ojos que sin dar importancia

coleccionan imágenes de objetos que no sirven.

 

 

Se ama más a la madre por el hilo,

se acuerda uno del padre

por la cerilla y la ceniza,

y del niño por la uña y el zapato.

 

 

Los pequeños objetos que se barren,

que ya nadie recoge,

sumamente importantes, nos recuerdan´

los pequeños disgustos de la vida

y los pobres placeres tan pequeños».

Ángel Crespo:  «Quedan señales«, 1953)

(Imagen: Mao Xuhui, 2007.-ArtChina Gallery.-Hamburgo.-Alemania.-artnet)

SOBRE EL LUJO

lujo G.-collar de plata 1994.-Jacomijn Van Der Donk.-Musee Arts Décoratifs

Paseando la mirada por brazaletes y collares, luego por mapas de países, luego por hambres y dispendios,  por reuniones de alto nivel de economistas y mandatarios, recuerdo las palabras de Sombart hablando del lujo:

«Lujo es  todo dispendio que va más allá de lo necesario. El concepto implica, pues, una relación, y para obtener en él un contenido palpable, lo primero que hace falta es saber qué se haya de entender por «lo necesario«. Hay dos maneras de determinarlo: por el medio subjetivo de un juicio de valor (ético, estético o de otra clase), o tomando un criterio objetivo para establecer la compararación.lujo F.-pendiente de 1900.-oro, topacio, perlas.-Paul y Henri Vever.-Musee Arts Décoratifs

Ahora bien; como criterio objetivo puede tomarse el conjunto de las necesidades fisiológicas o el de las necesidades que podríamos llamar culturales. Las primeras varían con los climas; las últimas, con las épocas históricas. Los límites de las necesidades culturales pueden fijarse a voluntad; pero conviene no confundir esta fijación arbitraria con la valoración subjetiva ya mencionada.lujo C.-salero El trunfo de Baco.-1545-1555.-por Pierre Reymond.-Museo de Arts Decoratifs.-

Resulta, pues, que el lujo ofrece dos distintos sentidos: cuantitativo y cualitativo. Lujo cuantitativo vale tanto como «derroche»; ejemplo, tener cien criados, bastando uno, o emplear tres fósforos para encender el cigarro. Lujo cualitativo es, en cambio, el consumo de bienes de mejor clase. Pueden reunirse a un mismo tiempo el lujo en uno y  otro sentido; y bajo esta forma se nos presenta en la mayoría de los casos. El lujo, considerado en su aspecto cualitativo, da lugar al «objeto de lujo» que es un bien (es decir, un objeto valioso) refinado, entendiendo por refinamiento toda confección de los objetos que puede estimarse superflua para la realización de los fines necesarios.lujo.-B.-alfiler de corbata de la coleccion Nissim de Camondo.-museo de Arts Decoratifs

El refinamiento puede manifestarse en dos direcciones: en la materia y en la forma del objeto. Los dos sentidos que ofrece el concepto del lujo – absoluto y relativo -se aplican también a los substratos del lujo cualitativo, a los objetos refinados. Si tomamos el concepto de refinamiento en un sentido absoluto, observaremos que la mayor parte de las cosas que empleamos tiene este carácter, ya que casi todas ellas satisfacen más de lo que requieren las necesidades animales.

lujo H.-brazalete 1898-1899.-René Lalique.-oro, diamantes.-Musee Arts Décoratifs.

Por consiguiente, podemos decir que existe cierta necesidad de refinamiento, en sentido relativo; el refinamiento que exceda de la medida corriente, en un estado de cultura dado, es el único que puede estrictamente llamarse refinamiento. Esta necesidad de refinamiento, estrictamente definida, es la que llamamos necesidad de lujo. Los bienes que sirven a satisfacerla se llaman bienes de lujo u objetos de lujo en sentido estricto».lujo.-J.-caja, alrededor de 1959.-em oro.-Jean Schulumberger.-Les Arts Décoratifs.-

Así iba yo recordando las palabras de Sombart mientras veía el mapa de los países, la ruta de los oros y los  topacios, seguía las conversaciones de los altos mandatarios, y contemplaba, ofreciéndose a las miradas del mundo, el mercado universal de los objetos.

(Imágenes:-1. collar 1994.-plata.-Jacomijn Van Der Donk.-Les Arts Décoratifs/ 2.-broche 1900.-oro, topacio, plata.-Paul y Henri Veve.-Les Arts Décorratifs/Laurent Sully Jaulmes/ 3.-salero «El triunfo de Baco».-hacia 1545-1555.-por Pierre Reymond.-Les Arts Décoratifs/ 4.-alfiler de corbata de la colección Nissim de Camondo.-Les Arts Décoratifs/ 5.-brazalete .-oro, diamantes.-1896-1899.-de René Lalique.-Les Arts Décoratifs/ Laurent Sully Jaulmes/ 6.- caja.-oro.-alrededor de 1959.-Jean Schlumberger-.-Les Arts Décoratifs/ Laurent Sully Jaulmes)

OBJETOS

television-lklk-por-kenny-scharf-1984-artnet

«Objetos, objetos, comenzaron ahora las voces a decirle desde fuera del tiempo, cilindros, rombos, rectángulos, cuadrados, objetos que tuviste y que deseaste, objetos que envidiaste, que contemplabas en revistas, que mirabas de reojo en casa de los amigos, en vestíbulos, en pasillos, en esquinas, por las paredes, por los suelos, aquellos muebles de madera ondulada por ejemplo, líneas blandas y fluidas, pantallas hechas con bambú, sillas en fibra de vidrio, aseos relucientes, espejos deslumbrantes, transistores que te invitaban a cambiar de televisor, televisores que te invitaban a cambiar de automóvil, automóviles deslizándose por calles de objetos, objetos, escaparates, objetos, objetos, aerodinámica de objetos mirándote con su rostro estético, con su rostro técnico, girando, girando siempre iluminados con su rostro económico, sus ojos psicológicos, girando, girando siempre su imán las tumbonas movibles, los sillones mullidos, las luces halógenas, los colores plateados, los complementos de lo esencial, la esencia de los complementos, hablándote siempre los objetos desde los escaparates, Tú te mereces comodidad, te susurraban sensualmente, no sólo la comodidad sino el complemento de la comodidad, siempre hay una comodidad última que acabamos de recibir para ti en cuanto entregues tu firma plastificada en esta esquina de tu tarjeta, gracias, entregas lo esencial y te llevas este superfluo maravilloso, ¿lo ves?, el último complemento, mañana puedes llevarte los complementos de los complementos, en una semana se te habrán vuelto esenciales, sin ellos no podrás vivir, porque tienes que hacerte regalos, le seguían diciendo las voces, tú te lo mereces todo, tumbarte, por ejemplo, en este ondulado superfluo con reposa-pies incorporado y cabezal de espuma para ver panorámicamente el hambre en el mundo, lo giras oprimiendo este botón y así estarás al día de las enfermedades o de las lágrimas de los niños, porque lo que tiene este aparato como descubrimiento es que lo ves todo en directo y simultáneamente pero no te implicas, uno no se implica nunca, no se ensucia, nosotros preservamos de ello a nuestros mejores clientes, es decir, se puede estar completamente informado y a la vez distraído, absolutamente desinhibido, pensando, por ejemplo, en comprar otro objeto que te falte, porque te faltarán siempre objetos, te falta por ejemplo este cilindro, este rombo, rectángulo, cuadrado o esta circunferencia multiuso que esta temporada se está llevando mucho porque es lo efímero ambivalente creado precisamente para nada, para completar el vacío. Por eso debes poseer este objeto, porque ya se está acabando y lo tiene todo el mundo, conviene antes de que se pase la oferta que completes muy bien tu vacío, que tu vacío esté lleno de objetos, esa relación calidad/precio del objeto, esa relación calidad/precio del vacío, ¿recuerdas?, el vacío, el vacío, le iban diciendo cada vez más lejos las voces desde fuera del tiempo, el vacío, ese vacío, ese vacío, llenar ese vacío…»

( JJP.-Fragmentos de una novela inédita)objetos-compactos-foto-natsuyki-nakanishimuseumn-of-modern-art-the-new-yor-times

(Imágenes:- 1.-·»Extravaganza Televisione», por Kenny Scharf, 1984.-artnet/ 2.-Natsuyki Nakanishi  -Museum of Art.- The New York Times)