ALVARO DELGADO

 

Alvaro Delgado- bty- Antonio Machado- mil novecientos setenta y dos

 

«Los retratos de Alvaro Delgado decía José Hierro – son equilibradamente, buena pintura y buen documento humano, buenos retratos, en suma. Porque no hay posibilidad de lograr buenos retratos con la mala pintura. Un mal pintor, sólo nos da la superficie,

 

Alvaro Delgado- boi- Gerardo Diego

 

lo que ve la máquina fotográfica en un instante, en tanto que el verdadero artista, ofrece una suma de instantes, de gestos. No lo que vemos en un abrir y cerrar de ojos, sino lo que recordamos, tras haber observado largamente al retratado. Sólo el artista es capaz de plasmar eso que llamamos personalidad del modelo.

 

Alvaro Delgado-ybbt- Benjamín Palencia

 

A Alvaro Delgado le ayuda, en primer lugar, su capacidad de ver en el presunto modelo un ser complejo, con su psicología y sus enigmas. No ve en él formas, sino un carácter y una personalidad que naturalmente, sólo a través de formas puede manifestarse. Y para revelar lo oculto, para darle cuerpo visible, dispone de su fabulosa capacidad de dibujante. El lápiz o el pincel son como una prolongación de su mano (…) Y para realzar y fijar la personalidad del retratado utiliza el procedimiento distorsionador del expresionismo, pero con ciertos matices (…) El expresionismo de Alvaro Delgado es una forma de ironía. Más que el insulto y la discrepancia vomitados contra la realidad, una agudeza, una ingeniosidad, que define humorísticamente la personalidad del modelo. Es un proceso distorsionador, hijo de la inteligencia y no de la ira».

(en recuerdo del pintor Alvaro Delgado que acaba de morir)

 

Alvaro Delgado- nbg- Valle Inclán

 

(Imágenes.- Alvaro Delgado: 1.- Antonio Machado/2.- Gerardo Diego/ 3.- Benjamín Palencia/ 4.- Ramón María del Valle Inclán)

 

CARMEN BALCELLS

Balcells-nnmu-elpais- foto Joan Sanchez

 

«Yo estaba sola – recordaba Carmen Balcells sus últimas horas del 20 de octubre de 1982 -, sepultada por cientos de papeles, en esta misma oficina, aquí en la Diagonal. Ya había oscurecido. Tenía la costumbre de, cuando todos los empleados se iban, seguir trabajando hasta muy tarde, poniendo orden, preparando contratos, redactando cartas y organizando el trabajo del día siguiente. Sin embargo, aquella noche fue diferente a todas. Recibí una llamada telefónica muy importante y, al colgar el aparato, me quedé paralizada en mi butaca, con los ojos clavados en un retrato precioso de Rafael Alberti que tenía colgado en la pared. Entonces vi desfilar por mi cabeza los momentos más importantes de mi vida; imágenes de mi pueblo natal, Santa Fe; los duros inicios en esta agencia; el nacimiento de mi hijo; las batallas con algunos editores… Permanecí varias horas así, ensimismada. Fue un intenso placer…

 

(La llamada había sido de Gabriel García Márquez, diciéndole:

Carmen, he recibido una llamada de un miembro de la Academia Sueca. Mañana me van a dar el Premio Nobel de Literatura)

Aquella noticia desencadenó en mí un sentimiento completamente nuevo. Era una sensación totalmente física, como si algo muy fuerte estuviera intentando salir de mi pecho, algo inefable que, si tuviera que resumir en palabras, sería: «¡Hemos triunfado! Eso es, una sensación absoluta de triunfo».

Estos recuerdos, recogidos por Xavi Ayén en «Aquellos años del boom», se unen ahora, ante el fallecimiento de Carmen Balcells , a tantos otros numerosísimos que condensan una tarea y una vida. Donoso, entre otras muchas evocaciones, quiso dejar también su testimonio en  su «Historia personal del «boom». En la nochevieja de 1970, y en una fiesta en casa de Luis Goytisolo, en Barcelona, cuenta Donoso cómo bailaron Cortázar y el matrimonio Vargas Llosa, estos últimos un valsecito peruano, y luego, a la misma rueda que los premió con aplausos, entraron los García Márquez para bailar un merengue tropical. «Mientras tanto – dice el novelista chileno -, nuestro agente literario, Carmen Balcells, reclinada sobre los pulposos cojines de un diván, se relamía revolviendo los ingredientes de este sabroso guiso literario, con la ayuda de Fernando Tola, Jorge Herralde y Sergio Pitol, alimentando a los hambrientos peces fantásticos que en sus peceras iluminadas decoraban los muros de la habitación: Carmen Balcells parecía tener en sus manos las cuerdas que nos hacían bailar a todos como a marionetas y nos contemplaba, quizá con admiración, quizá con hambre, quizá con una mezcla de ambas cosas, mientras contemplaba a los peces danzando en sus peceras».

Carmen Balcells, descanse en paz.

 

Donoso-unn- emol com

 

(Imágenes.- Carmen Balcells en su estudio-foto Joan Sánchez- elpais/ 2 – José Donoso.-emol. com)

RAFAEL CHIRBES

 

 

Chirbes- nyre- Rafael Chirbes en Colonia el 28 de septiembre de 2008- wikipedia

 

 

«El propio Proust decía Rafael Chirbes en 2007 – participaba de esa idea: la verdadera obra de arte es como cuando vas al oculista. Te somete a un tratamiento siempre incómodo, pero, cuando acaba el tratamiento. ves las cosas con una claridad luminosa. Y celebraba: cada nuevo artista nos regala una nueva mirada. Nos abre un mundo que no existía antes. Ya bien avanzado el siglo XX, Pavese nos hablaba del milagro de un nombre y un adjetivo que se reúnen por primera vez para ofrecernos la maravilla de una nueva realidad. En el caso de Proust y de Pavese, la literatura no como busca de la verdad, sino como una verdad que acaba de nacer».

 

Chirbes- nyui- koratai com

 

Chirbes, que acaba de morir – y del que escribí aquí hace cinco años -, el novelista que quiso contar la vida privada de las naciones, como hoy recuerda en un artículo Fernando Valls, defendió siempre su independencia. «Tengo la sensación – decía en 2008 – de que mi independencia la amenazan más bien algunas seducciones procedentes de fuera del mundo editorial: las charlas, mesas redondas y conferencias en las que debes opinar o – más frecuentemente – callar tus opiniones sobre contemporáneos; los encuentros  con otros escritores que se convierten más bien en cháchara de sociedad, o que crean lazos que luego te impiden leer sus obras con esa frialdad que ha de exigirse a sí mismo un escritor; las invitaciones oficiales, que mezclan a patrones del arte, generalmente políticos, con escritores, y cimentan relaciones a veces gratas, pero siempre poco convenientes (…) Es muy difícil llevar una vida social y mantener inalterables tus posiciones y gustos estéticos. Me fascinan libros de autores que no me resultan simpáticos y con los que no me agradaría charlar; y, en cambio, me resultan deleznables otros a cuyos autores aprecio. Por eso creo que acaba por ser saludable un discreto apartamiento. Así como los catadores de vino profesionales evitan castigar sus papilas gustativas con otras bebidas, también nosotros debemos proteger de la contaminación nuestra exigencia del gusto».

(Pequeño recordatorio de Rafael Chirbes, fallecido ayer.

Descanse en paz)

 

Chirbes-unny- Rafael Chirbes en su estudio de Beniarbeig- Alicante- foto Jesús Císcar- el país

 

(Imágenes.- 1- Rafael Chirbes en Colonia el 28 de septiembre de 2008.- Wikipedia/2.- Rafael Chirbes- koratai com/ 3.-Rafael Chirbes en su estudio de Beniarbeig- Alicante-foto Jesús Císcar-elpais)

GÜNTER GRASS

Gunter Grass- web de

 

» Yo soy un autodidacta declarado – decía Günter Grass en1978 -Fui un joven inculto o cultivado solamente en parte. A los quince años se acabó la escuela, y cuando empecé a trabajar seriamente en manuscritos bastante largos, ni siquiera dominaba la ortografía alemana. La primera versión de una de mis novelas, reencontrada por un germanista inglés y que he vuelto a ver unos años más tarde, está llena de faltas de ortografía. A veces tengo la impresión de haber aprendido ortografía cultivándome a mí mismo por la escritura.

La ventaja de las personas que no han hecho el bachillerato es que lo preparan el resto de su vida. Se esfuerzan continuamente por colmar esa laguna mientras que otros que han pasado el bachillerato o incluso un doctorado – estoy generalizando – se quedan a ese nivel de ciencia y entonces se establece cierta complacencia, son personas «acabadas». Yo nunca he estado expuesto a ese peligro. O sea que mi curiosidad, mi sed de ciencia, mi necesidad de saber, se han conservado. Todo lo que sé y todo lo que necesito para mi modo de existencia lo he conquistado con mi propio trabajo, con el esfuerzo diario.

 

GÜnter Grass-bbg-bz-berlin de

 

(…) Soy un trabajador muy lento, necesito concentración, mi verdadero trabajo de escritura y dibujo cada vez con mayor frecuencia es en mi casa del campo, donde puedo estar semanas enteras sin dejarlo (…) Mi concepción de la literatura es que los libros deben suponer para el lector una doble exigencia divertida: divertir y exigir su atención. Todo mi esfuerzo tiende a no comunicar al lector la pena, el cansancio, la conocida desesperación que te dominan ante tus propios asuntos. No me gustan, en consecuencia, los libros en que se pueda descifrar el esfuerzo de su génesis u oler el sudor del trabajo (… ) El estilo de un escritor es su signo personal, la marca. Para mí no se trata de un criterio. Thomas Mann de principio a fin, desde sus primeras manifestaciones en prosa, ha poseído y desarrollado su estilo. Prefiero a autores como Alfred Döblin, a quien estimo tanto como a Thomas

 

Günter Grass- nu- lasdosorillas co

 

Mann, si no más. De libro en libro, ha ido poniendo en tela de juicio su propio estilo con nuevas tentativas, hasta el punto de que no se puede reconocer en él un estilo continuo en el sentido clásico. Esto no sólo lo considero posible sino necesario.

(…) Creo que el artista tiene una concepción del progreso distinta… si acaso la tiene. Para el artista, Beethoven no representa un progreso respecto de Bach, un poema de Apollinaire no es un progreso respecto a Hölderlin, por más que en nuestro siglo algo así como una noción de progreso se haya introducido en el arte a través del concepto falso y engañoso de «vanguardia». Vanguardia: es interesante observar que se trata de un término militar. Una obra que hace dos o tres años pasaba por moderna, de «vanguardia», se ve manipulada por los traficantes del arte, es arrojada a la basura con el pretexto de que ya no es in, de que está

 

Günter Grass-ngr-dw de

 

pasada de moda. Y sin embargo, para quien sabe ver, para quien sabe escuchar y leer, es evidente que Montaigne vuelve a ser especialmente actual porque nos lleva a los inicios de la Ilustración. Hasta hoy no se ha podido demostrar que la música de Mozart haya sido superada por cualquier otro músico o que se haya quedado pasada de moda. La idea de desarrollo, la intemporalidad de las artes, son conceptos, en el fondo, más dignos de confianza y más humanos que ese vulgar concepto de progreso que determinó poderosamente al siglo XlX y también al nuestro y que nos ha conducido al umbral en que la razón se convierte en locura. El lenguaje continúa siguiendo las vías de la razón, pero los resultados son irracionales».

(pequeñas anotaciones sobre Günter Grass, que acaba de fallecer)

Descanse en paz.

 

Günter Grass- bgrb- elpais com- foto Bernardo Pérez

 

(Imágenes.-1.-web.de/ 2.-bz.berlin.de/ 3.-lasdosorillas. co/ 4.-dw- de/ 5.- Günter Grass dibujando en su casa- foto Bernardo Pérez- elpais.com)

 

TOMAS TRANSTRÖMER

Transtromer- abc.es

 

«El edificio está cerrado. El sol entra por las ventanas

y calienta la parte superior de los escritorios

que son tan fuertes como para cargar el peso del destino del hombre.

Estamos afuera hoy, junto a la extensa y ancha ladera.

Muchos llevan ropas oscuras. Uno puede estar al sol y cerrar los ojos

y sentir cómo es soplado lentamente hacia adelante.

Esta vez vengo hasta el agua. Pero ahora estoy aquí,

entre grandes piedras con espaldas pacíficas.

Piedras que lentamente han caminado hacia atrás desde las olas».

Tomas Tranströmer.- «Música lenta».-«Deshielo a mediodía»

(en memoria del gran poeta sueco que acaba de morir.

Descanse en paz)

 

mar.-62sw.-Tomás Sámchez .-Roca Cruja.-Playa Naranjo. Guanacaste.-Cosya Rica

 

(Imágenes.-1.-Tomas Tranströmer- abc.es/ 2.-Tomás Sánchez)

MERCEDES SALISACHS Y EL SECRETO DE TITULAR

Salisachs- bbf- elmundo.es

 

«Para bautizar mis obras – confesaba Mercedes Salisachs al hablar de los títulos de sus obras  – no suelo mantener un criterio inamovible, antes al contrario casi todas ellas se apoyan en motivos diversos que surgen sin que yo me lo proponga. A veces el título brota al apoyo de lo que voy escribiendo. En cambio en ocasiones, es precisamente el título lo que a fuerza de repetirse en la mente (casi siempre sin proponérmelo), acaba por  dictarme una historia con sus imposiciones inesperadas, sus personajes diversos, y sus instantes vitales que a lo mejor jamás había pensado intercalar.»

 

Salisachs-nnb-larazon.es

 

Respondía así a unas preguntas formuladas por la revista El Ciervo en su sección bautizada «La cocina literaria« y quiso añadir lo siguiente al comentar  los títulos de sus obras: «no obstante, la frase que va a encabezar el libro, surge cuando ya lo estoy terminando. Y a veces son tantos los títulos que se agolpan en la mente cuando he terminado la novela, que la elección definitiva constituye una decisión difícil. De cualquier forma yo no aconsejaría a los lectores que se fijaran demasiado en el encabezamiento de una obra. No son los títulos los que valoran o denigran un libro. Puede haber novelas magníficas con títulos ingratos y novelas ingratas con títulos magníficos ( …)  En realidad son voces fantasmales que los escritores escucharon durante sus horas tensas o en sus decaimientos oníricos.»

Mercedes Salisachs ha fallecido hace pocas horas. Descanse en paz.

(Imágenes,.1. elmundo.es/ 2.-larazon.es)

CÓMO SE VENDE UN PRESIDENTE

periódicos-vvewd-Wang Du- dos mil uno

«Joe McGuinniss en «Cómo se vende un Presidente»así lo recordaba Tom Wolfe en «El nuevo periodismo» – recurre a una estrategia que exige un nervio considerable. Presenta al lector la imagen de Richard Nixon a través de cinco tomas completas de un film político, cinco tomas completas de un segundo film, y dos tomas completas de un tercero. Creo que muchos escritores se habrían contentado con describir dos o tres tomas y luego añadir sencillamente que Nixon repitió este tedioso proceso nueve o diez veces más… por miedo de que el lector desertase ante la monotonía.

Nixon-ergg-Joe McGinniss- dish andrewsulivan. com

La táctica de McGinniss de insistir en la descripción una y otra vez, desde la primera palabra hasta la última, me recuerda un poco una estrategia similar de Mark Twain en sus conferencias. Si contaba un chiste que no hacía gracia, simplemente lo volvía a contar otra vez … y otra vez… y otra vez… hasta media docena de veces… hasta que el público soltaba la carcajada, no ya por el chiste, desde luego, sino por lo absurdo de la repetición.

Bicentennial Poster U.S.A., 1976screenprint on paper

Algo parecido ocurre aquí. McGuinniss se arriesgó a perder todos sus lectores en el primer capítulo, pero el envite fue un éxito: se gana finalmente al lector. El proceso mismo de la realización de films políticos, el sentido de cálculo implícito en las repeticiones, devienen el eje de la historia, y no simplemente una anécdota o una ilustración.»

A Joe McGinniss me referí indirectamente aquí hace ya tiempo. En estos días ha llegado la noticia de su fallecimiento. Descanse en paz.

(Imágenes.-1.-Wang Du.-2001/ 2.-cubierta del libro de McGinnis/ 3.-Milton Glaser- Massimo Vignelli.-1976-designindada.com)

ENTREVISTA A CERVANTES

dibujos.-tiij.-Franccisco de Goya.-Don Quijote acosado por monstruos.-The British Museum

(Copio aquí el artículo que hace algunos años publiqué en Alenarterevista.- Mi pequeña evocación y recuerdo al ilustre académico y gran especialista de EL Quijote, Martín de Riquer, que acaba de fallecer. Descanse en paz)

-”Yo apostaré  – dijo  Sancho – que antes de mucho tiempo no ha de haber bodegón, venta ni mesón, o tienda de barbero, donde no ande pintada la historia de nuestras hazañas”.

Y así ha sido, así se ha cumplido esa sentencia de Sancho que asoma en la Segunda Parte del Quijote, en el capítulo setenta y uno.

Las dos figuras – Don Quijote y Sancho – asaltan los caminos desde anuncios inesperados, bailan sus carteles en puertas de restaurantes y tahonas, presiden  plazas del  mundo,  con su nombre son bautizados enclaves decisivos y quedan dibujados en portadas y en  cuadernos. Como dice Edward C. Riley, uno de los más reconocidos estudiosos cervantistas, si uno puede vender literalmente su imagen, es porque ha alcanzado las condiciones para la celebridad en el siglo XX. Ahora, nosotros añadiríamos, también  en el siglo  XXl.

¿Quiere esto decir que se lee “El Quijote” lo mismo que se  reconocen a distancia sus figuras de forma inmediata? Lamentablemente no. Si Cervantes ha realizado el sueño de cualquier publicista – crear un símbolo ampliamente reconocido para su producto – no ha conseguido que se le lea con la misma amplitud.

Yo me he ido esta noche a  conversar con él, a entrevistarle  – como solía hacer  Papini sin salir de su casa pero a la vez saliendo de ella  para escribir su “Gog” -,  he atravesado el gran portón,  he aderezado mi rocinante andariego y me he ido a buscar  a Cervantes a campo abierto, más allá de las ventas y entre molinos, preguntándole bajo el cielo raso cuestiones que a muchos interesan  y atendiendo a  lo que Don Miguel me iba diciendo, sobre todo en lo referente a libros.

Deseaba  su opinión sobre las traducciones que  han hecho de sus obras y así me ha contestado:

-”Me parece que traducir de una lengua en otra -me ha dicho mientras cabalgaba -, como no sea de las reinas de las lenguas, griega y latina, es como quien mira los tapices flamencos por el revés, que aunque se ven las figuras, son llenas de hilos que las oscurecen y no se ven con la lisura y tez de  la  haz; y el traducir de lenguas fáciles, ni arguye ingenio ni elocución, como no le arguye el que traslada ni el que copia un papel de otro papel; y no por esto quiero inferir que no sea loable este ejercicio del traducir, porque en otras cosas peores se podría ocupar el hombre y que menos provecho le trajesen”.

Viajamos los dos despacio, Cervantes y yo cambiando de vez en cuando de animal, él montado a veces en mi  Rocinante y yo en su mulo, otras se sube él al lomo flaco que llevaba  Sancho y yo me encaramo de nuevo a los huesos del bisnieto de Babieca.

-Y entonces, Don Miguel, – le pregunto -,  ahora que se publica  tanto y que se lee tan poco, ¿es que  todos deben escribir?

-”Bien sé – me dice Don Miguel –  lo que son tentaciones del demonio, y que una de las mayores es ponerle a un hombre en el entendimiento que puede componer e imprimir un libro con que gane tanta fama como dineros, y tantos dineros cuanta fama”.

Doblamos por un campo entre unos cabreros. Cervantes y yo marchamos solitarios tras el olor de unos tasajos.

-¿Y qué me dice de los críticos?  – le pregunto a Don  Miguel en una de las revueltas.

– “Las obras impresas se miran despacio – me contesta -,  fácilmente se ven sus faltas, y tanto más se escudriñan cuanto es mayor la fama del que las compuso. Los hombres famosos por sus ingenios, los grandes poetas, los ilustres historiadores, siempre, o las más veces, son envidiados de aquellos que tienen por gusto y por particular entretenimiento juzgar los escritos ajenos, sin haber dado algunos propios a la luz del mundo”.

Después pasamos por un prado en el bosque y entramos ya  por un camino real.

– Don Miguel, y ahora que estamos todos en Internet y hay otro tipo de atención, ¿cree que se aprende como antes?

– “Las lecciones de los libros hacen más cierta la experiencia de las cosas que no la tienen los mismos que las han visto, a causa que el que lee con atención repara una y muchas veces en lo que va leyendo, y el que mira sin ella no repara en nada; y con esto, excede la lección a la vista”.

Lo más curioso de este viaje es que el tiempo se  nos va pasando entre montañuelas, nos abre a las entrañas de Sierra Morena, atravesamos las llanuras  y los mozos de mulas de la realidad se cruzan con otros venteros de la imaginación.

Le insisto a Cervantes sobre la enorme cantidad  de novedades que hoy pueblan las librerías y sobre esa desmesura de tantas publicaciones, y estoy atento a ver qué me dice.

-”Decir gracias y escribir donaires – me responde,  poniendo mucho cuidado de que su cabalgadura no se dañe en las piedras – es de grande ingenio; la más discreta figura de la comedia es la de bobo, porque no la ha de ser el que quiere dar a entender que es simple. La historia es cosa sagrada; porque ha de ser verdadera, y donde está la verdad, está Dios, en cuanto a verdad; pero, no obstante esto, hay algunos que así componen y arrojan libros de sí como si fuesen buñuelos”.

 ( Don Quijote vestido de fiesta. Ed. F. Rico)

Ahora ya estamos en la Parte Segunda de nuestro viaje, camino del Toboso. Cruzamos por un prado y cerca de una cueva.

-”El que lee mucho y anda mucho  – oigo murmurar a Cervantes  pensativo -, va mucho y sabe mucho”.

Guardo silencio para no interrumpirle  y aún le oigo meditar en voz alta:

-”El ver mucho y el leer mucho aviva los ingenios de los hombres”.

Luego marchamos camino del Ebro, hacia Zaragoza. Se ve que Don Miguel aún le da vueltas a lo de los escritores y los críticos porque me  habla  un momento de los fallos y aciertos en la composición.

-”Considere – me dice hablando del escritor – lo mucho que estuvo despierto, por dar la luz de su obra con las menos sombras que pudiese; y quizá podría ser que lo que a ellos les parece mal fuesen lunares, que a las veces acrecientan la hermosura del rostro que los tiene; y así, digo que es grandísimo el riesgo a que se pone el que imprime un libro, siendo de toda imposibilidad  componerle tal, que satisfaga y contente a todos los que le leyeren”.

Después ya cabalgamos otro rato silenciosos.  Palacios, ínsulas y  aldeas. Por los atajos, hacia Barcelona. Posadas. Llega la hora de nuestro retorno.

-”Nunca la lanza embotó la pluma,  ni la pluma la lanza”.- oigo decir a Cervantes.

Aún quiero preguntarle si es gran trabajo escribir un libro.

-”¿Pensarán vuesas mercedes ahora que es poco trabajo hinchar un perro? ¿Pensará vuesa merced ahora que es poco trabajo hacer un libro? Para componer historias y libros, de cualquier suerte que sean, es menester un gran juicio y un maduro entendimiento”.

Ya nos vamos a casa de Don Quijote pues anochece. Hay pesadumbre. Acude el médico. Recobra Don Quijote el juicio. Retorna a la realidad. Se siente a punto de muerte y quiere morir de modo que resalte la bondad de su vida. Cervantes y yo nos acercamos al lecho. Ordena su alma confesando. Arregla su hacienda dictando testamento. Pide perdón por el error de sus locuras.

Luego nos vamos.

Al volver, aún escucho a un locutor de radio: “Molinos, viejales antiguos a lomos de caballos raquíticos”.

lectura.-tynnj.-Don Quijote.-Richard Parkes Bonington.-1825

(Imágenes:- 1.- Francisco de Goya.- Don Quijote acosado por monstruos.- The British Museum/ 2, 3 y 4.- imágenes procedentes de Alenarterevista/ 5,- Don Quijote.– Richard Parkes Bonnigton.- 1825)

RAMÓN DEL ALMA MÍA

escritores.-tbyh.-Ramón Gomez de la Serna.-por Enrique Stoura.-1949

El 12 de enero se cumplieron 50 años de la muerte de RAMÓN. Sobre él he escrito varias veces en Mi Siglo. Desde la cercanía o lejanía del tiempo vuelven a visitarnos ciertas célebres necrológicas que el periodismo español resaltó en su día y a las que me he referido en alguno de mis libros:

«La muerte o la vida ‑y estas vicisitudes y costumbres tan banales de la existencia‑ (Ruano dedicó su último artículo a la costumbre de vivir) han servido muchas veces de motivo para los articulistas. En el caso de Ruano las muertes más queridas ‑más cercanas literariamente‑ le han hecho escribir magistrales necrológicas, no simples obituarios como leemos hoy en los periódicos. Un volumen entero recoge esos textos suyos desde 1925 a 1965. Desde los aparecidos en La Nación hasta los de ABC, en donde el último de ellos glosa el séptimo aniversario del fallecimiento de Víctor de la Serna. Se sabe que el obituario es pieza periodística que intenta recoger la selección de hechos de una vida acabada mientras que otra pieza periodística, como es el perfil, procura reunir otra selección de hechos ‑y de palabras‑ de una vida aún en curso. Ambos intentos son difíciles de realizar bien porque en los dos hay un propósito de fijar lo más esencial de proyectos abiertos o de existencias cerradas. González Ruano no hace eso. A la muerte de los amigos en las letras o en la vida les regala la corona de la necrológica perfecta, cuidada, los acuna para la eternidad con el poderío de unos párrafos certeros y bellísimos.

escritores.-7gtbn.-Ramón Gómez de la Serna.-seronoser. free.fr

Así hace al día siguiente de morir Ramón Gómez de la Serna, publicando este texto en ABC el 15 de enero de 1963.

Ramón del alma mía

                            «Presumo que no vamos a acertar nadie al querer hacer una necrología de Ramón Gómez de la Serna. Es como esas caras de rasgos tan acusados, de personalidad tan fuerte, que pareciendo tan fáciles de pintar le hacen temblar y sudar al gran retratista que sabe lo que quiere. Por otra parte le he conocido tanto, he escrito tanto de él, que no está claro por dónde empezar, sobre todo empezar por el fin, por ese “se llamaba” que pone no sólo la carne de gallina y los pelos de punta, sino la gallina de carne y la punta de pelos.

                             Ramón es un caso sin precedentes en nuestra literatura. Por de pronto, de eso de humor, aunque parezcan gordas afirmaciones así, ni hablar. A no ser que refiramos al humor de Quevedo o al de Kafka que, en muchos aspectos, me parece un hijo natural de Ramón, aunque no lo supiera. A no ser que nos refiramos a un humor ni negro ni amarillo, sino morado; a un humor patético en el que todos sus afiliados y escalofriantes aciertos salen como de un fondo gordo de agua gorda. Ramón era como un botijo del que pudieran sacarse las mejores porcelanas de Sèvres. Tenía mucho de castizo agresivo, que convertía en orquídeas los geranios cortados con cuchillo de pescadero. Acertaba el blanco a pedradas y había en él, mucho antes de irse a América, una imagen física precolombina, de esos cuacos cuya sonrisa ancha y antigua va de oreja a oreja, de lo egipcio a lo americano, pasando por una Atlántida poblada por cocheros de Madrid, por vendedoras de nardos y por mujeres a las que han sacado a bailar de la tumba y que en el momento fundamental suspiran en la oreja de su conquistador: “Me estás viendo, nene”

                             (…)

                             Ramón, concretamente, sin discusión posible, es el escritor de Madrid. No basta para ser escritor de Madrid escribir sobre Madrid. Nadie lo ha sentido como él, con una fortuna más universal, con tozudez poética, con fecundidad torrencial. Es como si Lope y Quevedo hubieran tenido un hijo desgarrado, garrado, agarrado a las verjas del Retiro, por donde ve pasearse no sólo a Larra, sino a los grandes franceses, a toda esa aristocracia de condestables mendigos, de ángeles ahorcados. Un Retiro por el que cruzan toreros y Landrús, señoritas de cera, aguadores y máscaras de un Carnaval con sangre en los percales, con escobas encendidas, con bigotes postizos de ¡al fin todos Velázquez!

                             De todos los escritores contemporáneos, Ramón, que no deja un solo discípulo, es el que más nos ha influido a todos con la verdadera influencia que nada tiene que ver con la imitación. Su influencia yo la llamaría afluencia. Ramón nos enseñó, a la luz de una cerilla, todo lo que llevábamos en los bolsillos sin saber por qué nos abultaba la americana.

                             (…)

                             Muy al final, Ramón se fue volviendo todo blanco. En sus últimos retratos no le hubiéramos reconocido. Pero su estrago físico era como una conquista. Así debió de ser siempre: espectral, podrido, despegado de aquella lozana gordura de picador que era una contradicción, una broma estúpida de la Naturaleza. Pocas almas había tan delgadas, tan atrozmente blancas. Hay que ser muy irreal para coger todos los días a la realidad por los pelos y quedarse con ese pelo que sale del corazón y que el peluquero cree que puede amansar con quina y cosmético.

                             (…)

                             Decir que Madrid pierde a su gran cantor sería una tontería. Él hizo más que coser y cantar. Él descubrió jugar al fútbol con las calaveras, que es sistema perfecto de honrar a las calaveras. Y muy español, por cierto. Él encendió los faroles de Madrid a pedradas. Es también sistema perfecto. Él escribió tan bien que escribía mal. Eso, posiblemente, es el estilo.

                             Se larga sin ser académico, sin haber recibido en toda su vida honores de importancia.

                             No importa para quién es importante. Y él sabía que era muy importante y que se podía reír de los peces de colores porque no comía peces. De pocos se puede decir lo mismo. Pocos pueden llorar a carcajadas. Pocos pueden estar, después de muertos, sentaditos al balcón viendo pasar los carros… Pocos, Ramón del alma mía».

escritores.-esccv.-Ramón Gómez de la Serna.-elmundo es

Esta extraordinaria necrológica, escrita seguramente en el café y atizada por las urgencias, muestra cómo se trata a la muerte en la intimidad de un artículo y cómo la prosa despide a un amigo. Los tiempos sin embargo no sólo han cambiado sino que se han endurecido y a la muerte la han bombardeado las violencias, y han ido a por ella ‑para sembrar más muertes‑ toda clase de terrorismos. A la pequeña muerte íntima la han pulverizado en trozos infinitos y esos trozos los han desperdigado por ciudades y campos hasta que otras vidas los han recogido. También el periodismo los ha ido recogiendo. También han acudido en su ayuda muchos artículos. Pero esto es el resultado del fenómeno planetario, del fenómeno de la globalización. La dimensión pública del artículo periodístico, así lo ha señalado Gutiérrez Carbajo en una antología del último articulismo español, ha llegado a perder casi el control de sus límites espaciales y temporales en esta era de la globalización. Por ello, a la intimidad de las vidas como tema se ha añadido la dimensión del multiculturalismo, los problemas de la guerra y de la violencia, los claroscuros del avance tecnológico. Muertes y vidas se hacen universales. El artículo literario se ha abierto, pues, ‑a finales del XX y al inicio del XXI‑ desde el yo a la multitud.».

José Julio Perlado«El artículo literario y periodístico».-Paisajes y personajes.-págs 99 -102

escritores.-rrffv.-Ramón Gómez de la Serna.-banquete en su honos en Llhardy el 12 de marzo de 1923.- Ramón de pie en el centro, a su derecha Azorín, y sentado, el segundo por la izquierda, Garcia Lorca

(Imágenes:-1.-Ramón Gómez de la Serna por Enrique Stoura.-1949/ 2.-Ramón Gómez de la Serna.-seronoser.free.fr/ 3.-Ramón Gómez de la Serna en su despacho de trabajo.-elmundo es/4.-banquete en honor de Ramón Gómez de la Serna el 12 de marzo de 1923 en Llhardy, Madrid. Ramón, de pie en el centro; a su derecha Azorín; sentado, el segundo por la izquierda, García Lorca.-foto Alfonso.-modernismo98y14 com)

RAY BRADBURY

«¡ Buenos días! – dijo el porche, sacudiéndose el polvo almacenado en su maderamen durante la noche.

¡Buenos días! – repitió la cortadora de césped, acariciando la fresca yerba.

¡Buenos días! .-saludó Ray Bradbury, sonriendo. Y su sonrisa dio, en un segundo, la vuelta al mundo varias veces».

En distintas ocasiones he escrito en Mi Siglo sobre Bradbury y su Fahrenheit 451.

«Otros autores estampan una fecha venidera y no lo creeemos – escribió Borges sobre él -, porque sabemos que se trata de una convención literaria; Bradbury escribe 2004 y sentimos la gravitación, la fatiga, la vasta y vaga acumulación del pasado. Ya el Renacimiento observó, por boca de Giordano Bruno y de Bacon, que los verdaderos antiguos somos nosotros, y no los hombres del Génesis o de Homero».

«¿Qué ha hecho este hombre de Illionis, me pregunto, al cerrar las páginas de su libro, para que episodios de la conquista de otro planeta me llenen de horror y de soledad?

¿ Cómo pueden tocarme estas fantasías, y de una manera tan íntima?…».

(Pequeña evocación el día de la muerte de Ray Bradbury. Descanse en paz)   

(Imágenes.-1.-Ray Bradbury.-wingedtiger.com/ 2.-Peter van Straaten.-el hombre de la calle/ 3.-Donato Giancola/ 4.-Dmitry Korotchenko)

CARLOS FUENTES

«Soy un escritor matinal – le decía Carlos Fuentes a Alfred Mac Adam y Charle Ruas en Princeton, Nueva Jersey, en diciembre de 1981, para «The Paris Review» -: a las ocho y media ya estoy escribiendo en manuscrito y sigo hasta las doce y media, cuando me voy a nadar. Después vuelvo, almuerzo y leo a la tarde hasta que voy a hacer mi caminata para la escritura del otro día. Ahora debo escribir el libro mentalmente antes de sentarme a escribirlo en realidad. Durante mis caminatas en Princeton siempre sigo un recorrido triangular: voy a la casa de Einstein, en Mercer Street, después a la casa de Thomas Mann, en Stockton Street, y después a la casa de Hermann Broch, en Evelyn Place. Tras haber visitado esos tres lugares, vuelvo a casa, y para entonces ya he escrito mentalmente las seis o siete páginas del día siguiente. (…) Primero escribo a mano y después, cuando siento que ya lo «tengo«, lo dejo reposar. Después corrijo el manuscrito y lo mecanografío yo mismo, corrigiendo hasta el último minuto».

«Para mí, en todas las novelas en América Latinale decía a Emir Rodríguez Monegal en «El arte de narrar«-. evidentemente hay una búsqueda del lenguaje. Un remontarse a las fuentes del lenguaje. Si no hay una voluntad del lenguaje en una novela en América Latina, para mí esa novela no existe. Yo creo que la hay en Cortázar, en primer lugar, que para mí es casi un Bolivar de la novela latinoamericana. Es un hombre que nos ha liberado, que nos ha dicho que se puede hacer todo. En García Márquez, en Vargas Llosa, en Donoso, en Vicente Leñero, hay evidentemente una voluntad de encontrar un lenguaje que es al fin y al cabo la respuesta del escritor tanto a las exigencias de su arte como a las exigencias de su sociedad, y creo que ahí radica la posibilidad de la contemporaneidad».

«Escribo con los nervios del estómago – le decía a Luis Harss en «Los nuestros» (Sudamericana) – y lo pago con una úlcera duodenal y una colitis crónica. Vivo como escribo, por exceso y por insuficiencia, por voluntad y por abulia, por amor y por odio. Se escribe con algo que no le importa a nadie sino al escritor».

(Pequeña evocación en el día de su muerte. Descanse en paz)

(Imágenes-1-Carlos Fuentes.-foto Leo Lavalle.-EFE/ 2.-Carlos Fuentes.-impreso elnuevodiario.com.ni/ 3.-Carlos Fuentes.-Alfaguara. com)

LAS NUBES, LAS NUBES, WISLAWA SZYMBORSKA

Ahora la acogerán las nubes.» Happening» de nubes, como aquí escribí. La mujer que escribía de las nubes. La mujer que prefería el cine, los gatos y los robles a la orilla del río. La mujer que aconsejaba lo que había que hacer después de cada guerra.

Muchas veces he hablado en Mi Siglo de Wislawa Szymborska.

Las nubes,

las nubes.

Ahora la acogerán las nubes.

El poeta está sentado a la mesa o tendido en un sofá, con la vista clavada en la pared o en el techo – contó en su discurso al recibir el Premio Nobel -, de vez en cuando escribe siete versos, uno de los cuales tacha al cabo de un cuarto de hora, y pasa una hora más en la que no ocurre nada…¿Qué espectador aguantaría semejante cosa?”.

Las nubes,

las nubes.

Ahora la rodearán las nubes a Wislawa Szymborska que acaba de morir.

(Imágenes:- 1.-Wislawa Szymborska.-poetryfoundation org/ 2.-nubes.-Charlie Schreiner.-contemporayworks)

JOSEFINA ALDECOA

«Yo me he hecho una especie de escala pequeña – me decía Ignacio Aldecoa en 1966 – En primer lugar hay un escritor, y a un escritor se le debe exigir que escriba bien. Pero, ¿en qué consiste escribir bien? Esto es de difícil respuesta. ¿ Consiste el escribir bien en que la sintaxis sea lo más perfecta posible, según las preceptivas, o consiste en que sea un escritor sugerente, capaz de crear un mundo que impresione al lector? Para mí, yo diría que una cosa es ser un escritor, otra ser un narrador, y otra ser un novelista. A veces en un novelista los valores de narrador son menores que los valores de creador de personajes; otras veces, el novelista hace destacar más lo que lleva dentro de escritor. Naturalmente, hay individuos absolutamente geniales, en los cuales estas tres cosas son tres vasos comunicantes».

Permanecía en un segundo plano, en la habitación de aquella casa madrileña, la mujer de Ignacio, Josefina Aldecoa, que escuchaba nuestra conversación. Estaba Ignacio Aldecoa sumergido entonces en la composición de su novela «Parte de una historia» y me confesaba lo que para él era el estilo. «Para mi el estilo es un anhelo o deseo de precisión por medio del vocabulario, me atengo a lo poemático por medio de la metáfora. Pero lo que deseo sobre todo es que quien quiera leer un libro mío, entre en el ámbito del libro; supedito casi todo a eso. Por eso creo que – igual que el lector tiene una exigencia de escritor – yo tengo una exigencia de lectores».

Ocurría todo ello un año antes de que yo mantuviera otra conversación con Jesús Fernández Santos – en Mi Siglo he hablado alguna vez de aquel grupo de escritores -y faltarían tres años más para que – lamentablemente – Ignacio Aldecoa falleciera.

Aquella entrevista con el gran cuentista español la publiqué íntegra en «Diálogos con la cultura» y hoy la charla entrañable con el autor de «El fulgor y la sangre» viene hasta mí como evocación también de la figura de Josefina que hoy acaba de morir.

(Imágenes: 1.-Josefina Aldecoa.-imagenindustrial. es/ 2.-Josefina Aldecoa con Jesús Fernández Santos.-jesusfernandezsantos.es)

CHABROL

«El problema del cineasta es doble – dijo Claude Chabrol -: hacer que su pensamiento lo comprenda la mayor cantidad de gente, lo que supone un problema de forma, y desmontar el mecanismo de esta realidad, huir del falso sentimiento, mostrar que el progreso de una sociedad alienada se encuentra en la putrefacción de sus valores fundamentales».

(Pequeño recuerdo del director de cine que hoy ha muerto en París)

(foto.- Claude Chabrol.-crosstidelarc. fileave)