EL CORO DE LAS MADRES

 


“Todo el género humano es hijo de nuestra carne y de nuestro dolor — le hace decir a las madres del mundo el italiano Giovanni Papini en su “Juicio universal”—. Para dar vida a nuevos hombres la nuestra estuvo siempre en peligro; a menudo la perdimos. Hubo mujeres que concibieron por obediencia, por temor, por inconsciencia, por violencia. Pero todas amaron los frutos de su vientre.

 

 

Innumerables las que perecieron víctimas del odio, del fuego, de la furia de los elementos y de las pasiones.

Habían enjugado su primer llanto y nos habían dirigido su primera e inocente sonrisa divina. Nuestras manos los habían acariciado y limpiado por vez primera. Habían dado a nuestros pies sus primeros pasos.

 

Habían confiado a nuestros oídos sus primeras penas, las tristezas y sueños pueriles. Sobre sus cabezas se habían posado nuestras manos, las primeras, para gozar la dulzura de sus rizos y arreglárselos. Y sobre su sueño había velado el tembloroso esplendor de nuestros ojos.

 

No eran tan sólo fruto de nuestro vientre, sino frutos de nuestra voluntad, de nuestro esfuerzo, de nuestra alma.

 

( Imágenes— 1- Judy Drew/ 2- Azis TM -arushi arts – Nueva Delhi – 2008- artnet/ 3-Nnmandi Okonkwo/ 4- Francisco Zúñiga/ 5 -Gustav Klimt – 1910/ 6-  Gertrude Käsebier- museo de arte moderno de Nueva York)

LA RESURRECCIÓN DE LA MADRE

 

 

“Ponte el abrigo. Y la bufanda.

Cogerás frío. Cierra el armario.

¿Cuándo vuelves? ¿Cuándo vuelves?

Seguro que llueve. Llueve.

Al volver compra pan.  Pan.

Arriba, ya son menos cinco.

He traído una cosita rica.

Llegamos hasta el día dos.

Hoy no es festivo. ¿Para qué lo abres?

Dios mío, ¡otro disparate!

Fuera de aquí. Fuera de aquí.

Tu padre y yo no hemos podido dormir.

 

 

Cómo corren los días. Días.

He dicho hasta el botón de arriba.

Con éstos, por el mal camino.

Hay que cortar ese pelo. El pecho

desabrochado. Me volveré loca.

¿Te crees que esto es una despensa?

Sé una persona.

Ponte derecho.

Hay que hacer un recado.

Cuélgalo de la percha.

Esta tos no me gusta.

A la cama. A la cama.

No hables en su presencia.

Ya son menos cinco. Arriba. Arriba.

Tenía que comprar un piano. Piano.

Fortalécete, como el acero.

Me llevará a la tumba. Tumba.

Deja que te toque la frente. Frente.

No fumes. No te arruines

los pulmones. No seas impertinente.

No cojas frío. Esta noche ha nevado.

Está claro, tú has bebido.

Está claro, tú has bebido. Confiésalo.

Te quedas solo. Riega las plantas.”

Vladimir Gandelsman – ‘La resurrección de la madre” – (traducción  de Elionor Gustín Masot )

 

 

(Imágenes-1-August Sander -allt -art- or/2- Judy Drew/ 3-Nnmandi Okonkwo)

HOJAS ANTIGUAS DEL CALENDARIO (5) : MATERNIDAD

 

maternidad- eeddn- Nnmandi Okonkwo

 

«Así como la madre que anda al juego de amor con su niñecico, y se le esconde un poquillo, y le deja andar derramadito, mirando por ella y congojadito de que no la halla, que después que vee al niño que se ensaña por aquel momento que le fatigó, se arroja a él a brazos abiertos, y tomándole en ellos, francamente le da el pecho, y el beso, no se dando a manos a satisfacelle el momento pasado».

Antonio Alvarez, 1595

 

maternidad.-rtunn.-Charles Gates Sheldon.-1889-1960

 

(Imágenes.-1.-Nnmandi Okonkwo/ 2.-Sir William Rothenstein– 1910)