LA VIDA DE UN ROBOT

 

Ahora que se deslizan los robots por las superficies de los grandes  almacenes y por los platós de los telediarios, la que se creía ciencia- ficción mueve sus ruedecillas  avanzando vertiginosamente por la realidad. Nos hemos acostumbrado a los robots, nuestros asistentes y vecinos, y sus historias han sido hace tiempo relatadas  en libros. Contaba Asimov en sus “Memorias” que en 1958  se había quedado atascado en una narración en la que pretendía  que una mujer se enamorara de un robot hunanoide, pero no encontraba la manera de hacerlo. En cualquier caso nos ha dejado muy interesantes  historias de robots. Y en la antología de cuentos de ciencia -ficción que seleccionó en su momento Javier Lasso de la Vega podemos revivir la aventura de “Tom”, un robot ideado por el escritor norteamericano Frank Herbert — que escribiría una historia de guerra submarina en el futuro — y que cuenta en su relato titulado “Orgullo” las reacciones de “Tom”, el cual trabaja en las actividades ordinarias de capataz de una factoría.

Farrel, inspector humano de la empresa, pretende que Tom se haga una reparación general, pero él no quiere gastar sus ahorros, y redobla su labor, por ganar más, en una sección que produce mayor desgaste. Tom no es avaro, pero  ahorra para realizar una idea secreta. Mientras Farrel codicia la caja cerebral del capataz de la factoría , ocurre de improviso un accidente en el que muere otro robot. El propósito de aprovechar el cansancio del obrero mecánico para que acepte su jubilación, incita a culparle del accidente y a imponerle una multa para menguar su economía, Tom acude al médico, quien opina que una operación en la masa encefálica le privaría de células, provocando la invalidez. Pero en su interior surge entonces la gran idea secreta de adquirir un “ super – robot” que sustituya  su cuerpo conservando el cerebro.  Se interna en la clínica de “robots” libres, sumergiéndose en meditaciones sobre su condición individual y de clase y sobre la significación del orgullo. Hace testamento en una cinta magnetofónica para imprimir todo el acervo de su sabiduría y experiencia y legarlo al futuro “robot” ideal.  En el momento de la operación, ante aquel  suicidio de que le acusan, diciéndole que va a perderá su propia personalidad, Tom protesta y asegura que marcha en pos de la vida eterna, en la que ha de perpetuarse como los seres humanos, a través de sus descendientes, transmitiendo a su futuro  “robot” , que es como su hijo, el testamento de su vida, de su persona y de su cultura.”

 

(Imágenes— 1-Donato Giancola/ – 2- MC Escher -1956- volakis gallery – artnet/ 3- foto Simon Norfolk- Michael Hoppen contemporay)

LABERINTOS DE ESCHER

 

Escher-onnu- relativity

 

«¡ Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, –escribió Borges en «Los dos reyes y los dos laberintos» -, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que te veden el paso».

Los singulares sitios de Escher aparecen ahora en una exposición que incluye más de un centenar de sus obras y sus vueltas y revueltas siguen fascinando. A veces provocan desasosiego. Son esperanzas andantes que suben y bajan escaleras sin esperanza de encontrar su final, figuras escalando espacios, tanteos de vidas, laberintos sin fin. De repente asoma una figura por los resquicios de una puerta, nos mira descolgada sobre el vacío, nos muestra que hace su camino al revés. Son las sorpresas inesperadas, las inquietudes en las esquinas de la vida, las escalinatas de los sueños.

 

Escher-nhhy-mil novecientos cincuenta y cinco- bocamuseum org

 

«El laberinto – recordaba el escritor Marcel Brion – es, esencialmente, un entrecruzamiento de caminos, en los que algunos no tienen salida y a través de los cuales se trata de distinguir la ruta que conduce al centro de esta curiosa tela de araña. La comparación con la tela de araña no es exacta porque ésta es simétrica y regular, mientras que la esencia misma del laberinto es circunscribir en el menor espacio posible la complejidad de los senderos y de este modo retrasar la llegada del viajero al centro que es lo que se espera».

A veces tardamos en encontrar la llave de nuestros laberintos.

 

figuras.-fv7n.-MC Escher.-all-art.org

 

(Imágenes- 1- Escher.- Relativity/ 2.- Escher- 1955- bocamuseum org/ 3.-Escher- all- art- org)

LA VUELTA A LOS ORÍGENES

peces-ggtn-Emil Nolde

 

«Como eso salmones de los ríos de la tierra, creados entre la creación de Dios…, como esos salmones que van tenazmente, determinantemente… casi a pesar de ellos, con una fuerza interior que les empuja y les invade de valor, a remontar el riachuelo preciso que les vio nacer, y ello lo hacen casi de modo ciego, por su impulso y su energía incansable, y de modo asombrosamente lúcido en su búsqueda de orientación.., sin dudar en medio del laberinto de aguas, volviendo una y otra vez a elegir el exacto camino entre mil caminos desorientadores…, así el hombre vuelve – lo perciba o no, lo desee o no – hacia su principio y su origen. Y tras largas ausencias físicas y espirituales, tras alejamientos que han llegado a durar una vida entera, el hombre se siente impelido a retornar al inicio de donde surgió. Y remontando todo ese río de vida al revés, todos volvemos doblando las embocaduras de la vejez y de la fatiga, arrastrados por el fluir de las edades imparables, como absorbidos por algo que nos vuelve a llamar y que, para atraernos, va despojándonos de vitalidad y de energía. Y son algunos de entre nosotros, los que retornan con pasión por volver; y son otros los que emplean un natural vigor en resistirse a todo ese gran vigor indominable, y aún hay otros, que no encuentran la esencia de ese olor que impregna el retornar de su camino (aturdidos por mil perfumes de la vuelta, y desconcertados mientras se agotan por no desconcertarse), exprimidas todas sus fuerzas, y sin darse cuenta de que, a pesar de todos sus esfuerzos, han llegado a su fin».

José Julio Perlado.- «Contramuerte», pág 174

 

peces-edr-pájaros- Maurits Cornelis Escher

 

(Imágenes.-1.-Emil Nolde/ 2.-M C Escher)

EL PAÍS DE APHANIA

libros-unnb-calle- MC Escher- mil novecientos treinta y siete

 

«Reino de Europa central – lo describe Alberto Manguel -. Este país es célebre por sus campanas y sus campanarios, así como por la estatua del rey Rumti, a quien un hada buena transformó en piedra porque, distraído, se había olvidado de dar limosna a un mendigo.

Aphania es un país totalmente literario – continúa Manguel en su «Diccionario de lugares imaginarios» al evocar  la obra de Tom Hood «Petsetilla´s  Possy», de 1871 -. Existe en ese país un código penal para las faltas de estilo y una Corte de letras presidida por seis jueces que reciben enormes salarios para compensar su obligada abstención de la literatura. Los culpables de plagiar las obras de otros escritores son obligados a empujar la rueda del molino durante tres años (…) Los errores de sintaxis se castigan con la pena capital. A fin de preservar la pureza del estilo, todos los adjetivos están guardados en la Biblioteca Nacional, y los autores no pueden emplear más de una cierta cantidad al día, con el permiso especial de, al menos, tres de los Jueces de Letras. A pesar de

 

libros-inntu- interiores-Carl Hammoud- dos mil cinco

 

esta rigurosa medida, un gran número de libros – la mayor parte de calidad – son publicados cada año. Los reglamentos de Aphania son particulares en cuanto a la edición: el editor se reembolsa el costo del papel, la impresión y la encuadernación del libro, según un determinado porcentaje que varía entre el uno y el cinco por ciento según la clase de edición. Como nadie mejor que él puede juzgar el valor de los libros, si el libro es malo es de ley que pierda íntegramente el valor de la edición.

 

libros-uhhh-su blackwell- sublakwell com uk

 

(…)  El Rememorador Oficial  guarda la Historia y debe recordarle al rey todas las cosas. Este puesto fue creado por el rey Buffo LXl , quien había perdido el extremo superior de la cabeza – incluyendo el asiento de la memoria – en un combate contra Swashdash, el gigante usurpador», concluye Manguel  sintetizando así el paisaje de este imaginario país de fantasía.

 

 

libros-eed- su Blackwell- sublackwell com uk

 

(Imágenes.-1-MC Escher- 1937/ 2.-Carl Hammoud– 2005/ 3 y 4- Su Blackwell)

ÚLTIMOS HABITANTES DE LA LUNA

Ciento treinta y cuatro años antes de que el primer astronauta pisara en silencio la corteza de la Luna, el periódico «The Sun» de Nueva York describió a sus habitantes, los selenitas, – observados desde el Cabo de Buena Esperanza con un poderoso telescopio – con absoluta precisión: tenían – decía «The Sun» – «cuatro pies de estatura, estaban cubiertos, salvo en su cara, de un pelo brillante y corto, de color cobre, e iban provistos de unas alas compuestas de una sutil membrana». En lo que respecta a la simetría general eran infinitamente superiores al orangután, «se mostraban criaturas inocentes y felices fuera de toda duda», y en el Valle de las Tríadas se podía ver incluso una raza superior de selenitas que eran «sumamente felices y educados, y comían calabazas y pepinos rojos», para alcanzar después, internándose en la Luna, la raza del hombre-murciélago, «criatura de una belleza personal infinitamente superior, apenas menos adorables que las representaciones habituales de ángeles».

 No sólo se distinguían perfectamente los selenitas sino que «las playas de la Luna – seguía contando «The Sun» en 1835 – se extendían con brillantes arenas blancas, ceñidas por castillos de agrestres rocas que parecen de mármol verde, separadas por abismos, que se suceden a intervalos de doscientos pies, con grotescos bloques de creta o yeso, y coronadas y engalanadas en sus cimas por el frondoso follaje de árboles desconocidos». Aparecían igualmente en la Luna extraños monstruos de animales (una combinación de unicornio y carnero), pelícanos, grullas, criaturas anfibias y un extraordinario castor bípedo. «Éste poseía cola y andaba solamente sobre sus dos patas traseras, llevaba a sus crías en brazos, y sus cabañas estaban mejor construidas y eran más altas que las de muchas tribus salvajes».

Por último el telescopio descubrió también «otro animal extraño, de cuello increíblemente largo, cabeza como de oveja, armada con dos cuernos espirales, un cuerpo como el de un ciervo, pero provisto de unas patas delanteras desmesuradamente largas, al igual que su cola, que era muy tupida y de una blancura nívea, y se enrollaba sobre su grupa y luego caía dos o tres pies por su costado».

Todo esto dijo haberlo descubierto sir John Herschel gracias a una de las lentes que pesaba casi siete toneladas, encajada dentro de su gigantesco telescopio.

Quizá fueron aquellos los últimos habitantes de la Luna que pudieron observarse desde la Tierra.

 Lo cierto es que así lo recoge Bram Stoker, el creador de «Drácula«, en su libro «Famosos impostores«.

Luego se hizo un silencio de ciento treinta y cuatro años – un silencio denso, completo y total – hasta que Neil Armstrong dio su primer paso sobre aquella corteza.

(Imágenes:-1.-«Bondon of Union», 1956.-M. C. Escher.-Volakis Gallery.-Napa-CA.-USA/.-2.-foto NASA.-Science Institute.-The New York Times/ 3.-«Tornado» 2005.-Sonja Braas.-foto Courtesy DZ Bank Kunstsammulung/ Sonja Braas.-The New York Times)