EL NO-VIAJE

 


Ahora que hay tantos impedimentos para viajar vienen a la mente los no -viajes, o dicho de otro modo los viajes singulares que han recorrido su especial mundo. Un libro titulado “El antiviaje” lo escribió la francesa Muriel Cerv, tal como lo cuenta Luis Pancorbo en su “ Mapamundi de lugares insólitos, míticos y verídicos”. Allí escribe la autora sobre su experiencia: “Me siento optimista como un buda, llena de esperanza en renacer en el corazón de una yema de loto en un estanque, o en un campo de patatas de Normandía, para convertirme en papilla mezclada con la saliva de la tierra, y explotar como una flor cada primavera, partícula soldada por la circulación de la vida que germina y se pudre sin fin.” Pancorbo recuerda también otro tipo de viajes  singulares o no-viajes, como el narrado por Xavier de Maistre en su “Viaje en torno de mi cuarto”, en 1825. Y ha habido viajes en torno al propio cerebro, como el realizado por el escritor húngaro Fridges Karinthy, quien en 1939 se puso a narrar lo que  se vive y se siente cuando a uno le operan de un tumor cerebral.”

 

Hay gentes que han viajado intensamente sin moverse de su sitio. Siempre desde  su Chiado de Lisboa, Pessoa confiesa: “He viajado. Creo inútil explicaros que no llevé ni meses ni días, ni otra cantidad cualquiera de cualquier tiempo viajando. Viajé en el tiempo, es cierto, pero no del lado de acá del tiempo, donde lo contamos por horas, días y meses; fue del otro lado del tiempo por donde yo viajé, donde el tiempo no se cuenta con una medida. Transcurre, pero sin que sea posible medirlo. Es como más rápido que el tiempo que hemos visto vivirnos.”

Y si hay algún título de un libro que pueda ajustarse al momento que estamos pasando es el de “Viajar es muy difícil”,  de Nuria Amat, unas páginas deliciosas sobre viajeros y viajes en la fantasía y en la realidad.

 

 

 

(Imágenes—1- Fan Kuan – Museo nacional del palacio -Taipéi/2-Lee Lawson/ 3- Alberto Sughi-1992- artnet)

VIAJES POR ESPAÑA (24) : CANARIAS

 


“… Los nativos canarios eran membrudos, audaces, fuertes… Tenían los cabellos largos y rubios, y con ellos se cubrían hasta el ombligo…” Lo cuenta el viajero florentino Angiolino del Tegghia de Corbizzi en 1341, enviado a descubrir tierras por el rey Alfonso lV de Portugal y lo anota así el periodista y viajero Luis Pancorbo en su “Mapamundi de lugares insólitos, míticos y verídicos”.

 

Ése al parecer, después del de Plinio, fue el  primer documento “ verdaderamente histórico” sobre las Canarias, según apunta Menéndez y Pelayo —y así lo cita Pacorbo. Y añade que “entre los muchos que pretendieron encontrar a las Islas Canarias en la Antigüedad figuraron los maghurinos, los engañados, que así fueron llamados los tripulantes de un viaje fabuloso, tanto que se duda si realmente sucedió, pese a que el gran geógrafo árabe El Edrisi lo diera por cierto.

 

Continúa Pancorbo diciendo que  “se trataba de ir por el Atlántico hacia unas Hespérides que a lo mejor eran las Canarias o islas perennes para saber lo que contenía el Océano y cuáles eran sus límites. La cuestión nunca fue dilucidada. Misterios y fantasía, adobados con embustes, esa es la sal de muchos viajes. A principios  del siglo XlV  el célebre geógrafo Abulfeda daba a entender que las islas “eternas” habían quedado sumergidas. Sólo el sabio y juicioso Aben- Jaldún — señalaba Menéndez Pelayo —, que escribía en 1377, cuando las Canarias ya eran frecuentadas por los navegantes europeos, habla de ellas de un modo racional y positivo.”

 

(Imágenes— isla de la Palma- -2012– – 1, 2 , 3 y 4- fotos jjp)

LUGARES IMAGINARIOS

 

 

«Resplandecían las escamas de los peces, un ala de gaviota cruzaba el aire salado, las medusas extendían y replegaban sus umbelas, se balanceaba al viento un cocotero. Se abrían a la luz las madreperlas». Así describe el paisaje de «Heliópolis» (1949)  Ernst Jünger al presentar ante nosotros su libro a través de su prosa marmórea, como recuerda Luis Pancorbo en «Lugares insólitos, míticos y verídicos» (Tezontle). «Lejos de ser la capital del Xlll Nomo del Antiguo Egipto dice Pancorbo -, el escritor alemán,  autor de «Los acantilados de mármol«, sitúa allí una distopía o utopía negativa. Pese a ser tan invitante su playa, y su clima tal vez  mediterráneo, Heliópolis esconde el tener que elegir: conservar o progresar. Luchar y amar. Contemplar la belleza o imponerla».

 

 

También el gran crítico francés Jean- Yves Tadié se detiene a analizar Heliópolis entre las villas imaginarias. Villas o ciudades invisibles o imaginarias quiso colocar Calvino en el cielo para viajar por ellas y descubrir sus nombres de mujeres, pero parte de la novela moderna –como recuerda Tadié – ha reconciliado la gran ciudad con lo imaginario, construyendo, por su lado, reinos utópicos. «Jünger construye esos reinos donde se confrontan dos órdenes, o un desorden y un orden. Una ciudad que escapa a las normas realistas y que dicta sus normas a la novela. Como un tablero donde cada casilla contiene una historia, cada barrio, cada monumento de Heliópolis congrega, no sólo los pesos del pasado sino también su aventura, distribuida en la intriga general del libro. La utopía es la obra de la memoria según la cual se comprueba lo siguiente : «hay sitios sobre la tierra donde aparecen santuarios; eso ocurre muchas veces en lugares de violencia. Estos enclaves dan la impresión de estar golpeados por una maldición que concentran tropas siempre atacadas por la violencia. Ellas se suceden a través de los flujos y reflujos de la historia».

Cuando estaba componiendo «Heliópolis», Jünger escribió en su Diario del 6 de marzo de 1948 : «lo que hace sagrado el trabajo es lo que en él  hay de impagable. De esa porción divina es de donde afluyen a los seres humanos la felicidad y la salud. También puede decirse que el valor del trabajo se mide por la cantidad de amor que en él se esconde».

Viajes hacia lo imaginario, sentencias sobre la realidad.

 

 

(Imágenes-1-Louise Bourgeois/2.-Edgar Degas- 1892/ 3.-Hans Emmenegger– 1905)