LA POESÍA COMO ACELERACIÓN

 

 

“El que escribe poesía —recuerda   Joseph Brodsky — lo hace ante todo porque escribir  poesía es un acelerador extraordinario de la conciencia, del pensamiento, de la concepción del mundo. El hombre que haya sentido esta aceleración una sola vez ya no puede resistirse a esta experiencia, se vuelve dependiente de este proceso de la misma forma que sucumbimos a la dependencia de la droga o del alcohol.”

(Imagen —Lin Schunxiong)

EL ARTE DE LA ESCRITURA (y 3)

 

“Puede ser que acompases tus palabras  —recuerda el escritor chino Lu Ji — con una rima tan pobre y tan escasa que, al final, sólo quede una huella imperceptible y una inmensa soledad. Así, quizá, esa rima se suspenda en el silencio sin otra nota que pueda secundarla, o se alce en el espacio, donde ni los ecos puedan responderle. Es igual que tocar una sola cuerda en un instrumento. Sonará clara y limpiamente, pero no habrá música acordada. Puede ocurrir que se tiña tu melodía de un tono tan débil y fatigoso que las palabras, inútilmente, serán långuidas. Esto es una única forma de belleza y fealdad compuesta. Una sustancia excelente pero cargada de imperfecciones. Es igual que los laúdes que suenan precipitándose en el patio. Entre ellos hay respuesta pero falta armonía.

Quizá abandones la Razón y prefieras quedarte con lo extraño, en una persecución de lo minúsculo, en un afán inútil de vacío. Así, no habrá emoción en las palabras, tampoco habrá ternura. Melodía que flota suspendida y no regresará. Es como una cuerda muy fina pero tañida violentamente. Puede ser que haya armonía pero no auténtica emoción..

Supón que el texto es de una límpida pureza, de una fina contención, eliminando lo complejo, abandonando siempre lo excesivo. Pero quizá le falte ese sabor antiguo de las pócimas secretas, rituales. Igual que las claras vibraciones  de las  cuerdas carmesíes de una cítara. Y es que, aunque uno cante y tres en coro le respondan, todo ello puede resultar digno y elegante, pero no grandioso.”

 

(Imágenes—1-Zhang  Xiagogan – 2007/ 2- Lín  Schunxiong)

UNA FLOR — Y NO ES FLOR

 

 

“Una flor — y no es flor.

Un vaho — y no es vaho.

A medianoche llega,

se va al romper el alba.

Viene como sueño de primavera

y como sueño se disipa.

Se va sin dejar huella

como el rocío por la mañana.”

Po Chû-i – (poeta chino, 800 años después de Cristo)

 


 

(Imágenes—1-Li Shunxiong/ 2-Liu Weib- 2007-art China gallery hambourg)- artnet)

CLASES DE ESCRITURA EN EL SIGLO lll

flores.-556.-China.-Lin Shunxiong

«Así es el comienzo -(dice el poeta chino Lu Ji, del siglo lll, cuando va contando su proceso de escritura) -: se interioriza la visión, se adentran los sonidos. Se demora el pensamiento y todo se interroga.

El alma galopa hacia los ocho confines del espacio. El espíritu vaga errante por alturas infinitas.

Al acercarse, la emoción poco a poco se convierte en luz. Las cosas se reflejan e intercambian su claridad.

Y es que al beber la esencia de las palabras dichas y escritas, paladearás el muy dulce sabor de los Clásicos.

flores.-886n.-China.-Lin Shunxiong

A la deriva, entre cielos y abismos, te dejarás llevar por la gran corriente, bañándote en las aguas del manantial, internándote en su profunda hondura.

Y esas frases sumergidas que se esconden y se agitan, serán como peces inquietos que, mordiendo el anzuelo, emergerán desde el fondo más insondable.

Y las otras delicadas bellezas, vagando ingrávidas y errantes, serán como pájaros de alto vuelo que, cazados con flecha y cuerda, caerán en picado desde las nubes más altas.

pintura.-4556.-pintura china.-artinlive

Haz acopio de palabras y de frases no usadas por más de cien generaciones. Escoge rimas perdidas y olvidadas desde hace miles de años.

Desdeña las flores marchitas, ya abiertas, del amanecer, y quédate con los brotes tiernos, aún cerrados, de la noche.

Así, verás pasado y presente en un único instante, y abarcarás los inmensos mares en tan sólo un abrir y cerrar de ojos.»

Lu Ji.Prosopoema del arte de la escritura«(siglo lll)

china-rrttb-Fan Kuan- viajeros entre montañas y corrientes- Museo nacional del Palacio- Taipei

(Imágenes.-1 y 2.-Lin Shunxiong/ 3.-pintura china- artinlive/ 4.-Fan Kuan- viajeros entre montañas y corrientes- Museo del Palacio – Taipei)

«EL LIBRO DE LAS ALUCINACIONES»

«José Hierro tiene una finura penetrante en el decir, una despiertísima, rapidísima inteligencia para captar, para ahondar, para comunicar luego – en mil,matices, en mil gestos, en un juego de sus manos, de sus ojos, todo Hierro completándose en el ademán-, cuanto ha captado y ha profundizado él respecto a un tema. Y todo ello mezclando en ocasiones graciosas y gruesas palabras que vulgarizan un pensamiento intrincado o elevado, hasta ponerlo al alcance de cualquier razón. Tiene Pepe Hierro una sutil mordacidad que usa y que guarda para cuando él quiere, una aguda y casi sorprendente mirada. Pero, sobre todo, la enorme capacidad para atrapar al vuelo una idea o entregarnos el vuelo de otra que se escapaba.

Le pido antes de nada -tras recordar su último libro de poesía, El libro de las alucinaciones-, una visión o un resumen de las etapas últimas de nuestra poesía.

—La primera etapa —dice Hierro— es la garcilasiana, de toma de contacto con una forma expresiva rica. La generación siguiente, a la que yo pertenezco, aparece en contra de un cierto esteticismo que los garcilasianos habían emprendido. La frase que podría acaso sintetizar el sentir de esa generación sería la de Gabriel Celaya: “La poesía es un instrumento para modificar el mundo”. En esta etapa predomina el tipo de poesía social; se hace una poesía más ética que estética.

Después Hierro hace una pausa.

—La tercera etapa es la de los jóvenes poetas —continúa— que hacen un tipo de poesía serena y testimonial, reaccionando a la poesía que tantas veces había despreciado la forma. Por último, la cuarta etapa es la que da un paso más allá, hacia el esteticismo; en ella juega mucho la ironía, es una poesía culturalista, que arranca de los libros y lo hace deliberadamente. Hay en estos poetas de hoy muy jóvenes como una vuelta al esteticismo y a la ironía, como esa vuelta a las casacas que vemos en algunos grupos de los jóvenes actuales, que tienen un fondo de ternura recordando el mundo de ayer que ya no puede comtemplarse sino con ironía.

—Respecto a la poesía que hoy se hace en el mundo, ¿cuál es tu opinión?

Pepe Hierro enciende un cigarrillo con esa tensión y esa interior vivacidad que se le refleja en el rostro.

—Bien. Yo, realmente, no conozco muy a fondo toda la poesía que hay por ahí fuera. Lo poco que yo conozco me dice que hay, sobre todo, movimientos y corrientes de vanguardia, tentativas experimentales mayores que las de aquí.

—¿Por qué razón no tenemos aquí esas tentativas?

—Bueno, hay que decir que las tentativas de formas nuevas en España no interesan. Sólo el “creacionismo” lo logró. Es indudable, sin embargo, que Antonio Machado ha aportado muchísimo a la poesía; es una verdad patente. Pero la poesía de Machado, las aportaciones de Machado son menos innovadoras que las de Rubén, por ejemplo. Las innovaciones y las renovaciones españolas se hacen de dentro hacia fuera; el español, en lo exterior no es innovador. Pero es que la poesía no es solamente exterior.

—Y puesto que hemos citado la “poesía social”, ¿cuál es tu opinión sobre ella?

Hierro me enseña un texto suyo, publicado en un volumen de Alfaguara.

—Ahí está lo esencial —me dice—. Hoy le ha llegado a la poesía social la hora de sentarse en el banquillo. Se la juzga por los errores de los falsos poetas. Comienzan a olvidarse no sólo la razón histórica de su existencia, sino, lo que es peor, sus logros poéticos, que es lo que realmente importa. A quien se condena no es a un tema, sino a una escuela. Quizá el arte necesite de estas injusticias sucesivas para no languidecer.

Luego continúa ampliando su opinión:

—La poesía social tenía el defecto de no ser popular. Esa poesía se ha quedado entre los poetas, entre los intelectuales de profesión. Por ello, en cierto modo, ha fracasado. Los poetas hablaron “del” pueblo, pero no hablaron “al” pueblo.

Se está haciendo novela para pocos —agrega Pepe Hierro—. Va a surgir también un día una poesía no popular sino plebeya, y paralelamente una poesía para minorías que serán cada vez más numerosas. Hoy el novelista o el poeta se dirigen a un público que espera de ellos una “obra de arte”, es decir, algo en que complacerse contemplándola. El público lector de poesía ha sido siempre muy escaso, pero —llamémoslo así— el “contagio” de la poesía entre las gentes ha sido muy amplio y numeroso. Hay gentes que les ha encantado escuchar, recitar, traspasarse unos a otros, a Bécquer, por ejemplo, o los versos del Tenorio. La poesía, pues, ha tenido un amplísimo auditorio. Lo que hace eso, que yo llamo “contagio”, no es, sin embargo, la poesía “pegadiza”, sino los sentimientos que en ella se esconden. Naturalmente, hay obras más difíciles que otras, y ésas se resisten a ese “contagio” del auditorio. Pero eso ocurre en todos los campos. En música, por ejemplo, tenemos la “Novena Sinfonía” en contra a la dificultad de los últimos “Cuartetos”, y en nuestra poesía la facilidad de “contagio” de un Lope contra la dificultad de un Góngora.

Y después de la poesía social, José Hierro se detiene. El autor de Tierra sin nosotrosCon las piedras, con el vientoAlegríaQuinta del cuarenta y dosCuanto sé de mí y El libro de las alucinaciones, me habla —con el texto en la mano—, de su propia poesía.

—La honestidad de mi poesía, no su valor —dice Hierro—, reside en el hecho de que he escrito siempre para mí. El poeta tampoco puede escribir sólo para que le entiendan los demás. Escribe para entenderse a sí mismo, que es la única manera de que puedan entenderlo los otros, ya que somos una porción de esos otros.

Si comparamos al arte actual con la poesía, aparte de unos problemas genéricos, —el del arte, en esa huida de la imitación de la realidad—, el problema mayor que yo veo es el que presenta hoy la pintura. Por la intervención de marchantes, etcétera, está dejando de ser un arte para ser una moda; como si hubiera que cambiar cada año. En la poesía esto no ocurre como sucede en la pintura. En la poesía, las modas son generaciones.

Y mientras Pepe Hierro calla, le brillan las pupilas, se mueve, sonríe, se agita en la silla, toma un cigarrillo, apaga otro, enciende el tercero ya en la entrevista. Me llega uno de sus poemas del Libro de las alucinaciones:

Diré un día: bienvenido
a la casa. Esta es tu lumbre.
Bebe en tu copa de vino,
mira el cielo, parte el pan.

Es una poesía sencilla, limpia, llena de pausas claras y silencios. Poesía recordada, mientras se va creando, como si se encontrara y reconstruyera en su cabeza de poeta un poema perdido. Hierro fuma, fuera está la Castellana, los ojos vivos y profundos del poeta no cesan de mirar a la vida mientras me llega el fin de este poema disfrazado de prosa.

Si hablase,
llorarías. Si enfrentases
tus espectros al espejo,
seguro que no verías
imágenes reflejadas.
Lo vivo lejano ha muerto:
lo mató el tiempo. Tú solo
puedes enterrarlo. Dale
tierra mañana, después de
descansar. Bienvenido
a tu casa. No preguntes
nada. Mañana hablaremos».

(conversación que mantuve con Pepe Hierro en su casa, en 1976, reproducida en Espéculo)

( A los diez años de la muerte del poeta)

(Imágenes:- 1.-Durdika Celikovic.-fotoblur/ 2.-Marsha Cattaneo.-fotoblur/ 3.-Lin Shunxing/ 4.-Jim Tsingamos)


MONTAÑAS AZULADAS

«Se vislumbran las montañas azuladas más allá de la muralla Norte;

al este de la ciudad corre el agua límpida y cristalina.

Aquí nos separamos, amigo, para siempre.

Tú has de navegar diez mil millas en barco,

como una planta acuática sin raíces.

¡Oh las nubes viajeras y los pensamientos de los vagabundos!

¡Oh los crepúsculos! ¡ Oh la nostalgia de los viejos amigos!

Nos separamos haciendo gestos con la mano,

mientras nuestros corceles se alejan paso a paso…, paso  paso…»

Li Po.- poeta chino .(-701762)


(Imágnes:- 1 y 2.-: Lin Shunxiong)