¿QUÉ PUEDE HACER UN POETA?

 


¿Qué puede el poeta por si? —se preguntaba Luis Cernuda—.Nunca como ahora  la sociedad ha reducido la vida a tan estrechos límites. Y ciertamente el poeta es casi siempre un revolucionario, yo por lo menos así lo creo (…) Mas no sólo lucha el poeta con su ambiente social, sino que asiste a otra lucha igualmente dramática, pero las fuerzas con quienes en este caso lucha son invisibles. El poeta intenta fijar el espectáculo transitorio que percibe. Cada día, cada minuto le asalta el afán de detener el curso de la vida, tan pleno a veces que merecería ser eterno. De esa lucha, precisamente,  surge la obra del poeta, y aunque el impulso de que brota nos parezca claro, en él hay mucho de misterio. Lo más sencillo, lo más claro de este mundo tiene una raíz incógnita.

 

(…) El poeta fija a la belleza efímera. Gracias a ella lo sobrenatural y lo humano se unen en bodas espirituales, engendrando celestes criaturas, como en los mitos griegos del amor de un dios hacia un mortal nacieron seres semi-divinos. El poeta intenta fijar la belleza transitoria del mundo que percibe, refiriéndola  al mundo invisible que presiente, (…) ¿Cómo expresar con palabras cosas que son inexpresables? Las palabras están vivas, y por lo tanto traicionan; lo que expresan  hoy como verdadero y puro, mañana es falso y está muerto. Hay que usarlas contando con su limitación, y procurar que no falseen demasiado, al traducirla, esa verdad intuida que a través de ellas  intentamos expresar. Al menos, una parte de aquélla acaso puedan recibirla, y quedar impregnadas del significado que sólo al poeta le es dado insinuar: el misterio de la creación, la hermosura oculta del mundo.”

 

 

(Imágenes—1-  Constantin Korovin- 1912/ 2-Laure Albin Guillot -1930/3- Susie Ranger)

APRENDERSE UN POEMA DE MEMORIA

 

 

“Cuenta Martin Puchner en “El poder de las historias” que, al principio , Anna Ajmátova, la poetisa rusa, trabajaba en su poema de manera habitual. Componía siempre a mano, escribía los versos sobre el papel, después hacía correcciones y quizás leía en voz alta los versos para ver si sonaban bien. Normalmente hacía una copia en limpio y la enviaba a una revista, o la dejaba aparte hasta completar todo un ciclo de poemas y luego acudía a un editor.  Antes de la Primera Guerra Mundial, había publicado varios volúmenes de esta manera, con gran aclamación. En Rusia se había convertido en una afamada poeta cuando todavía contaba veinte pocos años, una elegante figura con chales largos, pelo negro y un porte que delataba su origen aristocrático.

 

 

Pero a mediados de la década de 1930, mientras componía un nuevo poema, ni siquiera le pasaba por la cabeza la idea de publicar: sencillamente, el Estado no se lo permitía  (…. ) Escribió un poema titulado “Réquiem”, en el que en vez de contar directamente una historia, porque los años de Stalin fueron demasiado aplastantes, Ajmátova ofrecía fugaces instantáneas. El fragmento más revelador habla de mujeres, madres y esposas, que acudían a diario a las puertas de la prisión y aguardaban para saber si sus seres queridos habían sido ejecutados o exiliados. El poema que iba creando estaría a salvo mientras Ajmátova memorizase cada fragmento y después lo quemase, pero sólo sobrevivía si ella sobrevivía. Con suma precaución, Ajmátova reunió  a sus amigas más íntimas, no más de una docena de mujeres, y les leyó el poema una y otra vez hasta que se lo aprendieron al dedillo.(…) La tarea se complicó aún más cuando Ajmátova hizo algo típico de un poeta literario y contrario a lo que haría un poeta oral; continuó con las revisiones. Como el poema estaba repartido en las mentes de sus amigas, ella tenía que asegurarse de que todas recordaban la versión actualizada, pero aquellas mujeres no eran poetas orales; solo eran el papel sobre el que Ajmátova escribía y revisaba su obra más importante.

 

 

 

Para poder lidiar con las exigencias de Ajmátova, una de sus amigas visualizó el poema como si estuviera escrito, lo dividió  en secciones y las numeró con cifras romanas. Era una vieja técnica memorística que consistía en separar una pieza larga en fragmentos cortos y visualizar la secuencia con marcadores o números nítidos. Cuando, muchos años después, Ajmátova se atrevió por fin a preparar el poema para su publicación, utilizó la numeración  de su amiga, señalando: “Mira, como tú dijiste, números romanos.”

 

 

(Imágenes—1- Robert Reíd/ 2-Otto Piene -1978/ 3-Albin Guillot – 1930/ 4-Charles c Zoller)

EL HOMBRE SIN CAMISA

 

 

 

“Un zar, hallándose enfermo, dijo;

—¡Daré la mitad de mi reino a quien me cure!

Entonces todos los sabios se reunieron y celebraron una junta para curar al zar, mas no encontraron medio alguno. Uno de ellos, sin embargo, declaró que era posible curar al zar.
—Si sobre la tierra se encuentra un hombre feliz —dijo —, quítesele la camisa y que se la ponga el zar, con lo que éste será curado.

El zar hizo buscar en su reino a un hombre feliz. Los enviados del soberano se esparcieron por todo el reino, mas no pudieron descubrir a un hombre feliz. No encontraron a un hombre contento con su suerte.

El uno era rico, pero estaba enfermo; el otro gozaba de salud, pero era pobre; aquel, rico y sano, quejábase de su mujer; éste, de sus hijos; todos deseaban algo.

Cierta noche, muy tarde, el hijo del zar, al pasar frente a una pobre choza, oyó que alguien exclamaba:

—Gracias a Dios he trabajado y he comido bien. ¿Qué me falta?

El hijo del zar sintióse lleno de alegría; inmediatamente mandó que le llevaran la camisa de aquel hombre, a quien en cambio había de darse cuanto dinero exigiera.

Los enviados presentáronse a toda prisa en la casa de aquel hombre para quitarle la camisa; pero el hombre feliz era tan pobre que no tenía camisa.”

León Tolstoi

 

 

 

(Imágenes —1- Claude Monet- 1897/2- Laure Albin Guillot)

ROSA DE JARDÍN

flores.-47ggg.-Laure Albin-Guillot.-rosas.-1930

«No,

no me conmueve el marchitarse de la rosa;

lo siento.

Te estrujo, in mente,

pétalo de rosa,

entre mi pulgar y el otro dedo,

y siento un placer cosquilloso

con el destilar de tu zumillo tierno;

se te quiebra el color,

pálida rosa,

entre mi pulgar y el otro dedo…

Quisiera recaptarte, poesía

del marchitarse de un pétalo de rosa;

pero no puedo».

Diego Catalán.- «Rosa de jardín»

flores.-tbggb.-rosa.-Georgia O ´Keeffe.-1927

(Imágenes:- 1.-Laure Albin-Guillot.-1930/ Georgia O´Keeffe)