ALGUNOS SUEÑAN CON FESTINES

 

“Algunos sueñan con festines y lloran al despertar; otros lloran en sus sueños y al despertar salen de caza. Pero ni unos ni otros saben durante sus sueños que sueñan, y a veces sueñan que están soñando. Sólo en el momento de su despertar saben que no han hecho otra cosa que soñar —dice el francés Roger Caillois —. Sólo durante el gran despertar se sabe que todo no ha sido más que un gran sueño. La multitud ignorante se cree despierta y quiere distinguir al príncipe de un pastor. ¡Qué prejuicio! Jiu y tú mismo no sois más que sueños. Cuando ahora te digo que sueñas, también yo sueño mi sueño.”

(Imagen —Jerry Uelsmann- all -art)

LOS SUEÑOS DE LOS ARTISTAS

 

 

“Los sueños siempre tienen gran importancia para mí cuando escribo — decía Graham Greene —. A veces es tal la indentificación con un personaje que el autor sueña los sueños de él, y no los propios. Supongo que todos los autores habrán recibido la misma ayuda desde el inconsciente.”

Estos días el neurocientífico Mariano Sigman recuerda cómo  “muchas historias sugieren que el sueño es de hecho una fábrica creativa. Quizás la más extraordinaria – dice –  sea la de Paul McCartney que cuenta que despertó de un sueño con una melodía. Apurado, para no olvidarla, le puso una letra sobre unos huevos revueltos y solo un tiempo después, le dio la letra que hoy todos conocemos: Yesterday. La que quizás sea la canción más famosa  del siglo XX,  nació en un sueño.“

 

 

Borges ha dedicado muchos textos a la relación entre sueño y creación y las confesiones de los artistas nos desvelan esa atmósfera entre lo soñado y lo escrito, entre lo pensado en el sueño y lo que luego se va a realizar.  Relataba el escritor alemán Paul Heyse, Premio Nobel de Literatura: “Desde luego, la mejor parte de toda invención artística es la que se produce en un impulso secretamente inconsciente, muy afín al estado onírico, de manera que se puede aplicar también a esta actividad del cerebro humano la frase que dice : “Dios da su amor en el sueño”. Pero las más de las veces la actividad sonámbula de la fantasía reviste el carácter del mundo onírico por el hecho de prescindir de relaciones claramente establecidas. ¿A quién  no se le ha ocurrido el ponerse  a hacer versos en sueños, versos que el propio soñante admira, hasta que a la mañana siguiente, al despertar y retenerlos unos instantes en la memoria consciente, comprueba que no son más que ripiosas inepcias, desprovistas de todo sentido? De este modo también la fantasía novelística echa a correr en sueños e inventa toda clase de aventuras. Muchas veces, especialmente en el semisueño de la mañana, me ha sido dado hallar motivos que luego, al despertar naturalmente, seguí elaborando hasta configurar una obra. Fue de este modo como se originó una de mis novelas, una espantosa lucha, durante el sueño, con un animal monstruosamente fantástico. Otra vez me ocurrió que un cuento verdaderamente apasionante me fue “dictado” prácticamente mientras soñaba.”

 

Gelatin Silve

 

(Imágenes- 1-Jerry Uelsman/ 2-Lee Lawson/3- Gelatin Silve)

SOÑADORES DE PALABRAS

sueños.-ttbhh.-Safwan Dahoul

 

«Las palabras sueñan que se las nombra», escribió Léo Libbrecht. Y a su vez Gaston Bachelarden su «Poética de la ensoñación» (Fondo de Cultura),  recuerda cómo los nombres de las grandes cosas como la noche y el día, el sueño y la muerte, el cielo y la tierra, sólo cobran sentido designándose como «parejas». La atención sobre las cosas y las palabras -tal cómo designamos con palabras a cuantas cosas nos rodean – ha interesado a muchos escritores. «Hay algo maravillosamente dulce – decía, por ejemplo, Charles Nodieren este estudio de la naturaleza, que destina un nombre a todos los seres, un pensamiento a todas las palabras, afectos y recuerdos a todos los pensamientos.»

 

sueños.-vb43.-Jerry N. Uelsmann.-all-art.org

 

La naturaleza tiene también sueños. Las flores de loto, por ejemplo, e igualmente los árboles – así lo  recuerda Heinrich Heine en «Intermezzo» -, tienen sueños nostálgicos, muy semejantes a los de los hombres. «Un abeto aislado –   escribe el poeta alemán – se eleva en una montaña árida del Norte. Dormita: el hielo y la nieve la envuelven en un manto blanco. Sueña con una palmera que allá, en el Oriente lejano, languidece solitaria y taciturna en la ladera de un peñasco ardiente.» Son vuelos oníricos que recorren el espacio. Se sueña siempre. También las palabras se adormecen y se envuelven en sueños. «Las palabras – escribe Albert Béguin-, han sido definidas y refundidas tantas veces, han sido escudriñadas con tanta precisión en nuestros diccionarios, que realmente se han convertido en instrumentos del pensamiento. Han perdido su potencia de onirismo interno. Para volver sobre este onirismo unido a los nombres, habría que organizar una investigación sobre las palabras que todavía sueñan, sobre las palabras que son «hijas de la noche.»

 

Mi abuelo, el Premio Nobel.-99h

 

En mi novela «Mi abuelo, el Premio Nobel» un personaje sueña con una palabra.» Es la historia – va contando Dante, el escritor – de un hombre que sueña con un nombre. Un nombre que se le aparece en el fondo del sueño, un nombre de plata, un nombre iluminado, fosforescente, Yasue. Un nombre de estrellas (…)  La primera noche ese hombre sólo lee Yasue en el fondo del sueño, como si estuviera colgado del vacío. La segunda noche se le revela como un nombre femenino, un nombre de mujer. La tercera noche conoce que ése es un nombre japonés, que Yasue es el nombre de una japonesa a la que tendrá que buscar, una japonesa que le amará (…) Entonces ese hombre empieza a hacer un viaje alrededor del mundo hasta llegar al Japón. Busca allí a Yasue entre las alamedas de bambú, por las avenidas de crisantemos, a lo largo de los bosques de hayas. Cada vez que ve a una mujer le pregunta : » ¿Eres tú Yasue, la dama del color de las cerezas precoces?» Y cada vez cada mujer se vuelve desde su quimono azulado o rosa púrpura y le va diciendo: » No. Yo soy la Dama del paseo de glicinas. ¿ Quién eres tú? «. Y la siguiente :» No, yo no soy Yasue. Yo soy la Dama del viento en los pinos. ¿Quién eres tú?». Y así va conociendo a la Dama de la tercera luna, a la Dama de los pensamientos morosos, a la Dama de la túnica damasquinada, a la Dama de los acordes lúgubres…»

Sí, en la literatura y en la vida siempre hay soñadores de palabras, como recuerda Bachelard.

 

sueños.-fudn.-Rosabasurto com

 

(Imágenes.-1.-Safwan Dahoul/ 2.-Jerry Uelsmann/ 4.-Rosa Basurto-galeriaestampa.com)