RETENER LOS PAISAJES

 

“A mí me han interesado siempre los paisajes. Cuando era niño, en un vagón, yo no me imaginaba mas que en la ventanilla nirando aquello que pasaba. Retenía bien los paisajes, advertía las diferencias sutiles y las guardaba en mi memoria – asi lo confesaba el gran escritor francés Julien Gracq -. Creo que mi formación geográfica me ha ayudado mucho a retener los paisajes pues ella me ha permitido atrapar su estructura y por tanto reconstituir los elementos que se hubieran podido olvidar. Retengo también los paisajes según el mayor o menor placer que he tenido al descubrirlos. Nunca los miro con ojo indiferente. Para mí los paisajes influyen sobre el humor y sobre el comportamiento. Existen paisajes sombríos, paisajes aburridos. Hay, por el contrario, paisajes que uno ama conservar.

 

 

Creo que cuando yo viajo mi formación geográfica la llevo en la punta de la nariz. Es imposible, cuando se dedica uno a la geografía física, que no se pueda evitar mirar un paisaje con ojos de geógrafo, como para un médico lo es el contemplar una escultura sin olvidar su anatomia y las sesiones de disección. Instintivamente, cada uno tiene una forma de ver. Muchas veces me pregunto cómo ven el mundo las gentes que no tienen formación geográfica. El viaje debe de ser para ellos una especie de fantasmagoría desunida, una yuxtaposición de formas extrañas o muy poco encadenadas. Por otro lado, el conocimiento libresco e incluso el fotográfico del país no reemplaza en absoluto a la experiencia directa y no sustituye el efecto de la sorpresa. La fotografía aplana el paisaje; esto se comprueba especialmente en los paisajes de montaña, y reduce el espacio que hay alrededor de las cosas. El relieve, la amplitud de los desniveles, uno se los imagina mal. Se retienen así de una forma muy distinta los paisajes”.

 

 

(Imágenes-1-Felix Valloton- 1924/ 2-Per Ekstrom/ 3- Andrew Wyeth- 1931)

PASEOS DE ESCRITORES

paisajes.-uy78.-paseos.- Fulvio Roiter.-Brujas.-1959

Cotidianos paseos de Thomas Mann como él así lo anota en sus «Diarios» ; paseos también de W.G. Sebald ; paseos siempre de Robert Walser. Varias veces he hablado de tales paseos en Mi Siglo.  En el caso de Julien Gracq, el excelente escritor francés, profesor de geografia, enamorado de la geología y de la Historia, recluido al final de su vida en su villa natal de Saint-Florent- Le – Vieil, los paseos podrían extenderse «a lo largo del camino» – tal como reza el título de uno de sus libros, (Acantilado) – y sus pisadas saldrán de los libros hacia la naturaleza para volver luego, a media tarde, desde la naturaleza hasta los libros. » Aquí domina el abedul – va caminando y diciéndose Julien Gracq en sus «Capitulares» (Días contados)-, silueta más grácil contra el cielo que la de ningún otro árbol, unida a castaños aislados, a la rica vegetación amarilla, salpicada de rosetas más claras, a bosques de abetos jóvenes aún; acá y allá un roble de Ruysdaël estira a gran distancia la tienda sombría de sus ramas bajas; entre los troncos espaciados, el brezo siembra por doquier de flores moradas una felpa seca, algo así como una esterilla asurada y flameada; las veredas húmedas y verdes, abiertas para los cazadores en el monte bajo, desaparecen sumidas en el temblor de los helechos casi arborescentes. De

paisajes.-4eedv.-Beacon Fell

trecho en trecho, un sembrado de centeno o de maíz, henchido como un atolón que golpea la resaca de las malas hierbas y que defiende escasamente de la caza su barrera de rejilla metálica y su guardia mayor de espantapájaros. Saliendo casi de debajo de los pies, salpica por todos lados, en las revueltas de los senderos, la recia bofetada de las alas de los faisanes, que resuellan y roncan como una motocicleta al arrancar; al compás del trotecillo oscilante y mecánico de los conejos se sacuden y destellan a través de la hierba esos traseros menudos y cándidos; las ardillas flotan y se devanan de rama en rama,

paisajes.-t6ggn.-Albert Renger-Patzsch.-1936

como flexibles boas de plumas pelirrojas, casi inmateriales; los erizos revuelven con el hocico, despaciosos y sagaces, la alfombra de hojas secas. Todos los paseos – y el sendero serpenteante desconcierta enseguida y desvía del mundo habitado – se convierten en una escapada maravillosa al mundo de las fábulas, por donde avanzamos con el corazón un tanto palpitante por las revueltas de todas las sendas; el paso del hombre entre las criaturas silvestres no propaga aquí, a muy corta distancia, sino una ola de alarma muy débil que se cierra en el acto a sus espaldas igual que una estela en la mar.»

Los pies de los escritores parecen palabras y el rumor de las palabras va pisando las hojas de prosa, las acaricia a la vez, y la voz camina sobre el silencio de la naturaleza.

(Imágenes:- 1.-Fulvio Roiter.-Brujas.-1959/2.-Beacon Fell/3.-Albert Renger-Patzsch.-1936)

DE MAPAS Y DE HOMBRES

«Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo – escribe Borges en «El Hacedor» – . A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara».

Desde las calzadas romanas al itinerario del siglo Xlll de Londres a Roma, hecho por Matteo de Paris, y hasta el plano de los trenes subterráneos, las arrugas, las vetas y los surcos de todos los cansancios de los hombres presentan su cartografía peculiar, aquellas conversaciones olvidadas, aquellas vigilias transidas de disgustos, las risas, las sonrisas, el peso del sol en los atardeceres, las alegrías, las luchas y las penas.
También los países se miran en el espejo de la Historia. Y el itinerario de sus rencillas, los signos y direccciones de sus costumbres, los viajes de batallas ganadas o perdidas y las latitudes y longitudes en un firmamento de siglos, transforman poco a poco el mapa de las naciones, las alargan, las ensanchan, las consumen, las incendian, las levantan en armas y a veces incluso las destruyen.

“No hay que desdeñar la geografía, quizás no sea menos importante que la psicología«, decía también Borges en otro de sus escritos. La geografía del rostro, todas esas curvas de nivel que el topógrafo sigue atentamente sobre la piel, los accidentes superficiales en las comisuras de los labios, las pequeñas arrugas orillando los ojos, las exploraciones que seguirá el navegante para llegar a su destino, aparecen a la vez en los mapas de los hombres y de los países, cartas que levantan acta de las vicisitudes de la vida, planos que marcan las» distancias» que hemos vivido y cuantas «distancias» aún – pocas o muchas –  nos quedan por recorrer y vivir.

(Imágenes:-1.-Holbein- Fernando Vicente Sánchez.-bigthink. com/2.-Massai.-Fernando Vicente Sánchez.-bigthink.com/ 3.-Otto Schade.-Conflictos internos.-graffiti en Madre Bar Old Street en Londres.- bigthink/4.-bestiario -Fernando Vicente Sánchez.-bigthink/ 5.-mapas en el cielo -bigthink)