
Cualquier mañana de verano —
Redoma de Rocío — Alguna Abeja—
Una Brisa — un revuelo en los árboles—
¡Y yo soy una Rosa!
Emily Dickinson – “Poemas”
(Imagen – wikipedia)
“Si leo un libro y éste vuelve mi cuerpo tan frío que ningún fuego jamás puede calentarme — decía Emily Dickinson —, yo sé que eso es poesía. Si me siento físicamente como si la parte superior de mi cabeza fuera arrancada yo sé que eso es poesía. Éstas son las únicas maneras que conozco. No hay otra manera.”
(Imagen- Randolph Stanley Hewton- 1928-museo de Quebec)
“Escribir al amanecer —decía Toni Morrison, la escritora que acaba de morir — empezó como una necesidad. Cuando empecé a escribir tenía niños pequeños, y necesitaba usar el tiempo antes de que ellos dijeran ‘mamá’ – y siempre fue alrededor de las cinco de la mañana. Muchos años después, cuando dejé de trabajar en Random House, simplemente me quedé en casa un par de años. Descubrí cosas de mi misma que jamás se me habían ocurrido antes. Al principio no sabía cuándo quería comer, porque siempre había comido cuando era hora de almorzar o de cenar o de desayunar. El trabajo y los niños habían condicionado todos mis hábitos… no conocía los sonidos de mi propia casa durante los días de la semana: todo eso me hizo sentirme rara.
En 1983 advertí que tenía la mente más clara, mayor confianza y era en general más inteligente de mañana. El hábito de levantarme temprano, que me había hecho cuando los niños eran pequeños, se convirtió en una elección. No soy muy brillante ni muy ingeniosa ni muy inventiva después de la puesta del Sol.
Siempre que me levanto me preparo una taza de café cuando todavía es de noche —debe ser de noche— y después bebo mi café y contemplo la llegada de la luz. Para mí, la luz es el signo de la transición. No se trata de estar en la luz, sino de estar allí “antes de que llegue”. Tengo una rutina ideal que nunca he experimentado, que es tener, digamos, nueve días seguidos en los que no saldría de la casa ni atendería al teléfono. Y tener el espacio: un espacio donde tenga grandes mesas. Siempre termino con un espacio muy pequeño en cualquier lugar donde esté, y no puedo salirme de eso. Me acuerdo de esa mesa diminuta en la que escribía Emily Dickinson y me río cuando pienso : “Pobrecita, allí estaba”. Pero eso es todo lo que cualquiera tiene… tan sólo ese pequeño espacio. No puedo escribir regularmente. Nunca he podido hacerlo… en particular porque siempre he tenido un empleo de nueve a cinco. He tenido que escribir o bien fuera de esas horas, apresuradamente, o pasarme escribiendo casi todo el fin de semana o antes del amanecer.
Me es muy difícil escribir después del trabajo. He tratado de superar el hecho de no tener espacios ordenados compensándolo con una compulsión por la disciplina, de modo que cuando aparece algo urgente, algo que veo o comprendo de manera urgente, o cuando la metáfora es suficientemente poderosa, dejo todo de lado y escribo durante un periodo constante. Me estoy refiriendo a la primera versión. Para mí la dificultad de escribir es escribir en un lenguaje que funcione silenciosamente sobre la página para un lector que no escucha nada. Para lograrlo, hay que trabajar muy cuidadosamente con lo que está “entre” las palabras. Con lo que no se dice. La medida, el ritmo y todo eso. Así, lo que una no escribe suele ser lo que da poder a lo que se escribe.”
TOÑI MORRISON, DESCANSE EN PAZ
(Imágenes-1-oprah con/ 2-teen Vogue/ 3- el diario es/ 4- hoy docs)
”No hay ninguna fragata como un libro
para llevarnos a lejanas tierras,
ni hay caballos mejores que una página
de piafante poesía.
Pueden hacer el viaje los más pobres,
no se pagan portazgos,
porque no necesita casi nada
la carroza que lleva al alma humana.”
Emily Dickinson – “Morí por la belleza” (traducción de Carlos Pujol)
(Imagen – Edwaert Collier)
«Querida Amiga:
Que sin sospecharlo me haya usted mandado la flor preferida de la vida casi parece sobrenatural, y no podría confiarle a nadie el dulce júbilo que sentí al encontrármela. Todavía tengo por muy preciado el tirón con que la saqué de la tierra cuando era una Criatura maravillada, un botín preternatural, y la madurez sólo realza el misterio, nunca lo mengua. Duplicar la Visión es casi más prodigioso, porque la singular capacidad de Dios es demasiado sorprendente para sorprender.
No sé cómo darle las gracias. No se las damos al Arco Iris, aunque su Trofeo es una trampa.
Dar deleite es aureolado – quizás la dura labor de los Ángeles, cuyas diversiones están encubiertas.
Confío en que usted esté bien, y la extravagante Niña de los Ojos Profundos, cada día más insondable.
Con dicha,
E. Dickinson« (septiembre, 1882)
(Carta de Emily Dickinson a Mabel Loomis Todd agradeciéndole el envío del dibujo de una flor blanca) («Cuando la correspondencia era un arte») (Elba)
(Imágenes.-1.-Georgia O´Keeffe.-1929/ 2- John Grant.-John Grant Studios)
«Al amanecer pueden verse,
entre el rocío, ángeles
inclinándose, cosechando y sonriendo:
suyos son los capullos.
Y cuando abrasa el sol,
también se los distingue, entre la arena,
inclinándose,
volando, suspirando, cosechando.
Y están mustias las flores que se llevan.»
Emily Dickinson.- Obra escogida.- Ediciones Torremozas
(Imágenes:- 1.-Alberto Durero.-1506.- Graphische Samlung Albertina.- Viena/ 2.- Edward Burne- Jones.- 1878/ 3.- Guariento di Arpo.- ángeles sentados con orbes en las manos.- 1348-1354.- Museo cívico de Padua)
«¿Le gustaría un Verano? Pruebe el nuestro.
¿Especias? Compre aquí.
¡Enfermo! Tenemos Frutas para la calentura.
¡Cansado! ¡Cantidades de Plumón!
¡Confuso! ¡ Haciendas de Violetas que la Aflicción nunca visitó!
¡Cautivo! ¡Le traemos Indulto de Rosas!
¡Desfallecido! ¡ Garrafas de Aire!
Incluso para la Muerte… una medicina Mágica;
pero, ¿cuál puede ser, Señor?»
Emily Dickinson.- «Mediodía».-Poemas 1862-1865.- (poema enviado por Dickinson a su amigo Samuel Bowles, que por entonces convalecía de una enfermedad) (traducción Enrique Goicolea)
(Imagen.- 1. M.-Dudovich.-1907/ 2.- ramillete de violetas.-Durero.-1503)
«La gloria es un algo brillante
y trágico, que en un momento
significa dominio,
y que calienta a un pobre nombre
que nunca sintió el sol,
devolviéndolo luego
dulcemente al olvido».
«¿Existe realmente una mañana?
¿Existe eso que llamamos día?
¿Podría verlo desde las montañas
si yo fuese tan alta como ellas?
¿Tiene pies, igual que los nenúfares?
¿Tiene, acaso, plumas como el pájaro?
¿Viene de famosos países
cuyo nombre, no obstante, nunca oí?
Oh, decidme – eruditos marineros,
hombres sabios del cielo,
decid, os ruego, a un peregrino,
dónde está ese lugar que llamamos «mañana».
Emily Dickinson: – «Obra escogida«.-Ediciones Torremozas.
(La gran poeta norteamericana Emily Dickinson – como recuerdan en el apunte biográfico de su «Obra escogida» Ernestina de Champourcin y Juan José Domenchina «vegetó en su casa de Amherst (Massachusets) como un ser invisible – y rara vez audible – más de treinta años. Como prueba de singular aprecio, condescendía, de raro en raro, en otorgar la más extraña de las distinciones: algo que no se puede designar con el nombre de entrevista, ya que Emily, en su condición de interlocutora fantasma, permanecía en un pasillo próximo a un hall en sombra, es decir, no en la habitación inmediata al salón iluminado donde se hallaba el visitante, sino en los aledaños de la estancia contigua. Y fueron pocos los distinguidos con un tan condicionado modo de conversar«.) Aparte de las anécdotas sobre su vida, su gran poesía ha permanecido siempre. Si a su hermana Lavinia le entusiasmaban los gatos, Emily adoraba en cambio los pájaros y las flores, y precisamente sobre las flores: Emily Dickinson.-«La poesía de las flores» está teniendo lugar una gran exposición en el Jardín Botánico de Nueva York del 30 de abril al 13 de junio)
«El mar pidió al arroyo: Ven ahora.
Dijo el arroyo: Déjame crecer.
Y el mar repuso: Entonces ya serías
un mar. Y yo deseo sólo un arroyo. Ven.»
(Imágenes:-1.-Botánico de Nueva York.- foto EFE/2.-retrato de Emily Dickinson según aparece en Scol.wordpress/3.-manuscrito de Emily Dickinson.-emilydickson.org/ 4.-casa de Amherst, Massachusetts, donde vivió Emily Dickinson.-foto Nataniel Brooks.-The New York Times)

Y luego están todos los que nos miran tumbados, los ojos adormecidos, las orejas gachas, esperando que un escritor se compadezca y narre su vida.