DEGAS, DANZA, DIBUJO

Las tres DDegas Danza Dibujo – (Paul Valéry en el título de su texto sobre el pintor no las quiso separar con comas)  parece que bailaran y se mezclaran unas con otras representando de alguna forma uniones y trazos del gran impresionista francés. La Royal Academy of Arts de Londres nos lo acerca ahora en una exposición y podemos seguir atentamente evoluciones, pasos y movimientos. Es siempre Degas y el Ballet, o el Ballet y Degas, o Degas delante del Ballet, o el Ballet pintado por Degas. De los caballos de Degas hablé ya en Mi Siglo, y hace más tiempo aún de su ballet de medusas.


Me llaman el pintor de las bailarinas -confesaba Degas -. No comprenden que, para mí, la bailarina es un pretexto para pintar hermosas telas y representar el movimiento». Valéry, en sus «Piezas sobre arte» (La Balsa de la Medusa), separa de nuestros movimientos voluntarios ( los que tienen por fin una acción externa, es decir, alcanzar un objeto o lugar ) los otros movimientos, cuyas evoluciones no nos llevan a ningún objeto determinado. Y ahí se encuentra la Danza. Ahí van las tres D unidas en sus evoluciones y en sus ritmos – Degas Dibujando Danza; Dibujos de Danza de Degas –, a veces acompañadas por la música, «el universo de la Danza y de la Música tienen relaciones ímtimas que todos notamos – decía Valérysin que nadie sin embargo haya captado hasta ahora su mecanismo ni demostrado su necesidad. En los ballets se ven instantes de inmovilización del conjunto durante los cuales el grupo de ejecutantes ofrece a las miradas una decoración fija, mas no duradera, un sistema de cuerpos vivos limpiamente detenidos en sus actitudes y que da una singular imagen de inestabilidad.

En ese universo de la Danza – seguía diciendo Valèry el reposo no tiene lugar: la inmovilidad es cosa impuesta y forzada, estado de paso y casi de violencia, en tanto saltos, puntas, rotaciones vertiginosas son materia totalmente natural del ser y el hacer».

Y así vemos el movimiento del dibujo y cómo baila la Danza de la mano de Degas.

(Imágenes:- 1.-Degas:  bailarina posando para un fotógrafo.- Museo Pushkin de Bellas Artes de Moscú/ 2.- Degas.-bailarina.-Museo d`Orsay/ 3.-Degas: bailarinas vestidas de azul.- Museo Pushkin de Bellas Artes de Moscú)

SHITAO, EL PINCEL, LA MANO Y EL CORAZÓN

“Pintar es el resultado de la receptividad de la tinta; la tinta se abre al pincel; el pincel se abre a la mano; la mano se abre al corazón. Y todos ellos de la misma forma que el cielo engendra lo que la tierra produce: todo es el resultado de la receptividad”, decía Shitao, el gran paisajista chino del siglo XVll , para añadir: «El pincel sirve para salvar las cosas del caos«.

Tres siglos después, en 1999, el escritor y pintor chino Gao Xingjian, al que alguna vez me he referido en Mi Siglo, recordaba que “el estado de ánimo está en el cuadro y de él emana. El encanto y el gusto de la tinta y de las pinceladas se realizan mediante procedimientos plásticos, nada se oculta. Las imágenes que en la tinta tradicional provocan ese estado mental guardan relación con el espíritu asceta de las letras de la antigüedad china; ese estilo de existencia es proyectado en el arte con mucho encanto. Pero ese modo de vida ya no tiene validez, y debes rememorar una vida que ya no existe. (…) Lo que deseas expresar en la pintura son los sentimientos en el momento presente. Es inútil repetir las imágenes de la tinta tradicional, debes buscar tus propias imágenes mentales y con tu pincel, con tu propio medio de expresión, acceder a los sentimientos que la contemplación ha hecho nacer en un instante determinado”.



Como recuerda Palomino en su Museo Pictóricohay pinceles de pelo de brocha fino; otros de colillas de cabra; otros de pelo de perro; otros de ardilla; y otros de meloncillo. Otros suele haber de pelo de turón, que son admirables, briosos y suaves. Y los de meloncillo son bellísimos para golpear y definir en lo grande y son bellísimos para cosas más sutiles; y los más pequeños para cosas delicadas«, pero sin duda lo más importante ( para pintar, para escribir)  -y  nos lo repite Shitao desde hace siglos – es cómo el pincel lo va llevando la mano y cómo a la mano la va llevando el corazón.

(Imágenes:- 1.-paisaje de Shitao/ 2.-Los montes Sinting en otoño.-Shitao.-.-wikipedia/ 3.-dibujo de Shitao.-metmuseum)

GRAFFITIS

graffiti.-11.-Art Crimes.-Blackbook.-Rip.-OI crew.-Puerto Rico.-graffiti.orgAhora, cuando se abre un debate sobre la posible desaparición o no de la esmerada caligrafía tradicional sustituida por la nerviosa pulsación de la yema del dedo en el teclado, acaso convenga pasear la mirada por esos cuadernos enormes de inusitada caligrafía ciudadana, hojas extendidas sobre la piedra, piedra alargada en murales, trazos de manos cabalgando sobre vagones de metro o de ferrocarril, arabescos en el cierre de los comercios, mensajes a veces denunciadores y a veces crípticos, ciudades sobre cuya piel desfilan los tatuajes. 

Ahí están, desde hace mucho tiempo, denostados o aplaudidos, perseguidos o aclamados, los graffiti.

graffiti.-12.-Art Crimes.-Blackbooks.-stucko -Digital.-graffiti.org

Yo recuerdo, hace ya más de cuarenta años, la noche del 13 de mayo de 1968 – tal como he contado en mi libro «París, mayo 1968» -, cuando en el taller Brianchon (en Bellas Artes) de la capital francesa, unos cuantos miembros de aquella Escuela decidieron poner en marcha los primeros afiches que, junto a graffitis y a octavillas, inundaron la ciudad entera. Había más afiches que graffitis, pero lo importante era la comunicación anónima y espontánea en un mundo que aún no soñaba con los móviles.

graffiti.-BB.-Art Crimes.-September 11.-Murals.-Remember 9-11-01-by Phymeone Wallmuts Crew 2001.-in L I C.-Queens.-graffiti.org

En las ebulliciones subterráneas de la globalizacíón los convocantes utilizan la instantaneidad de los mensajes, su prodigiosa movilidad, pero también se apoyan sobre el inmovilismo de los muros, aquellos que nos recuerdan, cada vez que pasamos ante ellos, que la calle puede ser una herramienta de expresión. Son las ventanas abiertas en el muro, párpados violáceos, explosiones cárdenas, piedras con voz.

graffiti.-7.-Art Crimes.-Sketches.-Blackbook.-suroc..graffiti.org

En el pasado mes de abril un número especial de de la Revista «Cultura Escrita- Sociedad» (Ediciones Trea) dedicó un gran dossier a los graffiti en el mundo con la colaboración de universidades españolas y americanas, y estudiaba el fenómeno de los espacios con sus dibujos de palabras como ritos de paso. Realmente cumplen sus ritos estos signos y trazos y muchas veces a la luz de noche surgen entre la caligrafía y la imaginación inquisiciones sorprendentes que nos resumen el pasado o nos proyectan al futuro.

graffiti.-10.-Art Crimes.-Blackbooks.-leters.-San Diego.-California.-USA.-2005.-graffiti. org

Nos solemos volver mirando a estos graffitis que nos miran. Son ventanas en el muro que nos abren su dibujo.

(Imágenes:-1.-Art Crimes: Blackbooks: Mixed 2005.-.-Rip, OI crew.-Puerto Rico.-graffitti.org/2.-Art Crimes.-Stucko (digital) Mixed 2005.-graffiti.org/3.-Art Crimes: September 11. Murals.-«Remember 9-11-01» by Phymeone.-Wallmuts Crew, 2001.-in L.I.C. Queens.-graffitis.org/ 4, -.Art Crimes: Sketches.-Blacbooks.- snoc.-graffiti.org/5.-Art Crimes Blackbook: Letters, San Diego.-California.-USA.-2005.-graffiti.org)

OJO, OÍDO Y LITERATURA

A veces la mano, antes de dedicarse a la creación literaria, se distrae y entretiene en la creación pictórica, allí donde los dedos van conduciendo como descuidadamente cada trazo,  abandonándose al ir y venir de  perfiles y  redondeces, imaginando las imágenes, dándole cuerpo a lo que la mente sueña.  Es así como sin querer se inicia en ocasiones la escritura no pensando mucho en escribir.  El español  Sánchez Ferlosio  le explicaba esto muy  bien al francés Maurice Edgar Coindreau en 1957, en una carta en la que le iba confiando la génesis de su «Alfanhuí».

«Por lo que se refire a mis relaciones con el dibujo y la pintura – le  decía -, le diré que no sólo los resultados, sino también mi actitud son de naturaleza completamente infantil. En efecto, mis dibujos se parecen a los de un niño de catorce años del que los padres dicen que dibuja muy bien. Mi forma de trabajar es también la de un niño, pues nunca dibujo con un propósito deliberado, salvo cuando no tengo nada de particular que hacer; si me cae un papel en las manos, empiezo a dibujar lo que me va saliendo. A veces – pero no muy a menudo – ese comienzo es afortunado y me da ganas de continuar, al ver que lo que he comenzado por casualidad «podría quedar bonito». Entonces me pongo a dibujar cuidadosamente y con atención. Pero nunca me he dicho: «Voy a dibujar», ni delante de una hoja en blanco: «Voy a dibujar tal cosa»· Hubo un período durante el cual, cada vez que tenía ocasión de dibujar, representaba un animal imaginario. Después, le ponía un nombre que escribía al pie de la hoja junto a las características que me parecía conveniente atribuirle. Así constituí, en unos meses, todo un pequeño jardín zoológico compuesto de veinte a veinticinco especímenes diferentes. Ese pequeño mundo, bastante semejante al mundo de Alfanhuí, decora actualmente la habitación de mi hija (…) Recuerdo que el origen de Alfanhuí fue idéntico al de esos cuadritos. Inventé la historia del gallo y la desarrollé por juego. Hasta después de haber escrito dos o tres páginas no se me ocurrió la idea de proseguir mi relato e imaginé ese tipo de aventuras. Inventaba los hechos concretos a medida que escribía, y sólo excepcionalmente sabía lo que iba a ocurrir en el capítulo siguiente».

Ferlosio, cuarenta años después, en un artículo publicado en la revista  «Archipiélago» en 1997, dividía su obra escrita en tres «fases»: la de la prosa o de «las bellas páginas» (como él califica «Alfanhuí» ) («lo peor que puede pasarle a un escritor – decía– es convertirse en autor de «bellas páginas»); la del «habla» («quise divertirme con el habla: «El Jarama«), y finalmente, tras muchos años de gramática, con la «lengua». (Entre la «prosa» y el «habla» quizá estén las magníficas páginas que relatan el episodio de los babuinos mendicantes en «El testimonio de Yarfoz»).

Pero si en los primeros tiempos el ojo de este escritor seguía los rastros de su mano que esbozaban dibujos para encarnarse luego en  personajes de «Alfanhuí», en el caso de «El Jarama» el oído de Ferlosio tocaría  el eco de las palabras, reteniendo formas muy precisas como él mismo ha confesado. Teniendo que hacer el servicio militar en Marruecos, » todos mis conmilitones – dijo Ferlosio – eran, naturalmente, de las clases más modestas, y yo empecé a aficionarme con el habla popular. Ya conocía el habla rural extremeña, pero no las del resto de la antigua Corona de Castilla; una vez licenciado, empecé a hacer una lista de todo lo que recordaba del servicio, que se fue extendiendo muchísimo con toda clase de palabras, giros, «modismos«, construcciones o retorsiones sintácticas que yo apuntaba sistemáticamente. Estas larguísimas listas fueron la urdimbre sobre la que se tejió, incluso argumentalmente, «El Jarama«. Si hoy volviese sobre él, creo que podría señalar qué conversaciones fueron orientadas y a menudo inventadas de raíz sin más motivo que el de abrirle sitio a tal o cual ítem de mis listas. Todo estaba, así pues, al servicio del habla, aunque algunos han querido ver una «novela social», incluso llena de dobles intenciones antifranquistas, como no se qué loco que en la palabra «tableteo» usada por el ruido del tren (entonces todavía los trenes tableteaban, a causa de las juntas de dilatación de los carriles o de los vagones hechos de madera) descubrió una «metáfora» ¡de las ametralladoras en la Batalla del Jarama!».

Ojo, pues, al principio, oído atento, mano siempre cuidadosa para que la lengua brille y pueda encantar al lector.

(Imágenes: caricatura de Rafael Sánchez Ferlosio.-elpaís.com/ rincón del río Jarama)

EL MUNDO «UKIYO-E»

La exposición Ukiyo.e. Imágenes de un mundo efímero, que puede verse en la Fundación Caixa Catalunya. La Pedrera, en Barcelona, hasta el 30 de septiembre, nos lleva hasta el rostro de esos interpretes japoneses, las máscaras, por ejemplo, del actor Otani Oniji en la estampa trazada por Sharaku Toshusai hacia 1794,  los dedos de sus manos abiertos, las cejas levantadas, las pupilas profundas e hirientes. «Yo envidio – había dicho Van Gogh – , la extrema nitidez que hay en todas sus cosas. Los artistas japoneses consiguen una figura con algunos trazos seguros con la misma habilidad como si fuera algo muy simple». Es el mundo de las alegrías sencillas, pero también el de la fiesta y de los viajes, el mundo frágil y efímero de las danzas, los juegos, los paseos y la música, el mundo en que se ve a lo lejos el monte Fuji, el universo cruzado por los pasos de los peregrinos, las grandes barcas transportando las vidas, los pintores, las cascadas y los bosques. «Parezco un  monje y estoy cubierto del polvo de los siglos», había dicho el poeta Bashô en el XVll.

El mundo efímero de Ukiyo-e  nos lleva hasta Hokusai e Hiroshige, las visiones del monte, los animales, los insectos, el viento y la lluvia, los pétalos blancos y los árboles rojos, los movimientos de la breve vida de los hombres enmarcados en la naturaleza. Lo efímero de ese mundo japonés nos introduce en los teatros y  en el ficticio realismo de las pelucas y los maquillajes, el rumor de las sedas rozando los escenarios, las metamorfosis de los finos labios repintados, los ojos agrandados o diminutos, aquellas muecas que atraían los aplausos de la concurrencia, los gigantescos ademanes de los brazos amparando las sombras y el drama o la comicidad exasperados hasta la caricatura.

Ese es el mundo íntimo y maravilloso, el mundo de las calles estrechas y de la multitud asombrada ante el cortejo que pasa, el mundo de la realidad y los fantasmas, el mundo observado por los artistas y llevado con gran cuidado hasta dejarlo para siempre sobre la piel de las estampas.

(Imágenes: Sharaku Toshusai, retrato de actor,  hacia 1794.-du9.org/mujer peinándose.-sigantueillustration.org/ estampa de Shunsho Katsubara/