LA SONRISA EN EL BLOG

Varias veces he hablado en MI SIGLO del francés Georges Perec, pero sobre todo hace algunos meses, en enero de 2009, cuando incluía aquí fragmentos de su divertido texto «El arte de abordar a su jefe de servicio para pedirle un aumento«.

En 1981, respondiendo al célebre cuestonario Proust al que le sometía un estudiante para completar un ensayo sobre su obra, Perec, a la pregunta, «¿Qué querría usted ser?» contestó: «Hombre de letras«. Y efectivamente era así: hombre fascinado por las letras. «Un hombre de letras – añadió en aquella ocasión – es un hombre cuyo oficio son las letras del alfabeto«. No creo que nadie haya respondido con frase tan exacta y matizada, y repasando «El cuestionario Proust» (Plaza Janés) que publicó Lluís Permanyer reuniendo sus entrevistas sobre el tema es difícil encontrar algo parecido. Georges Perec quiso conscientemente jugar con las letras, escribir, por ejemplo, un texto sin la letra E, o un  texto enteramente reversible, o hacer el inventario de los alimentos líquidos y sólidos tomados en un año preciso, o describir lo que sucede  en la esquina de una calle durante muchas horas, y eso entre  otras muchas experiencias y variantes. Perec, pues, jugaba con las letras del alfabeto, hacía malabarismos con las letras pero también con las situaciones, como ocurre con esas encadenadas escenas sin puntuación que él plantea contando el momento en que uno decide pedir a su jefe – el señor X – un aumento de sueldo y que  culmina así en el libro que estos días publica Ediciones Uña Rota:

«…no cometer el ingenuo error de creer – escribe Perec en las últimas páginas de ese libro – que vuestro jefe de servicio va a responderos sí o no ni estar seguro de que usted obtendrá el aumento que desea quiero decir que no lo obtendrá hic et nunc y porque sí de un golpe y que usted no saldrá del despacho del señor X más rico por 9 francos al mes porque usted tiene que comprender que en una empresa como la suya una de las más grandes empresas francesas un aumento de salario plantea problemas muy complejos no solamente sobre el plan contable sino por todo lo que afecta a la política económica y social  a corto término a medio término y a largo término de la susodicha empresa siendo evidente que el señor X no tiene el poder de otorgaros porque sí un aumento sino que debe  hacer un informe favorable al director de personal el cual tras la consulta con organismos podrá eventualmente en el cuadro de una reevalución global de la masa salarial por otro lado prevista por el Vº plan proponer vuestro nombre en el curso de una más o menos próxima reunión del Consejo de Administración y en suma el señor X sin poder daros satisfacción en el momento puede o bien daros a entender que vuestra petición no solamente no le sorprende sino que él se pregunta por qué ha tardado usted tanto en iniciarla ya que él es absolutamente favorable a ella y él mismo le autoriza a acariciar la esperanza de una promoción futura e incluso próxima o bien le confirma a usted claramente que él encuentra que sus pretensiones son injustificables cínicas groseras y mezquinas y que él no considera capaz que un empleado que se dice modelo pueda cometer tal infamia en resumen o bien él le da a usted esperanzas o bien no se las da (…) porque la próxima vez que esté usted sentado cara a cara ante el señor X y que él le escuche con una atención simpática y casi emocionada y no le deje entreveer la esperanza de un próximo aumento usted no sabrá si esto ocurrirá en los días siguientes porque ya hemos explicado que tratándose de un problema complejo hay que esperar seis meses y luego cuando al término de los seis meses sus esperanzas hayan sido absolutamente decepcionantes volver a ver al señor X y si él está allí y levanta la cabeza cuando usted llame y si él le hace pasar enseguida y le ofrece una silla y consiente de nuevo en escucharle usted debe esforzarse de nuevo en convencerlo«.

La sonrisa en los pasillos de una empresa, la sonrisa en los pasillos de la vida.

 La sonrisa en un blog.

(Imágenes:- 1.- Feng Zhengjie.-Art China Gallery. -Hamburgo -artnet/ 2.- Schnelle -Maison Européen de la photographie)

RÓDCHENKO Y LAS VANGUARDIAS

«¡Abajo el arte, viva la técnica!

¡Abajo el mantenimiento de las tradiciones artísticas! ¡Viva el técnico contructivista!

¡Abajo el arte, que sólo enmascara la impotencia de la humanidad!

¡El arte colectivo del presente es la vida constructiva

Éstas eran algunas de las consignas de los constructivistas, firmadas por Alexander Ródchenko y Bárbara Stepanova en 1920.  Ahora, en la exposición de Madrid, «Definiendo el constructivismo» en el Reina Sofía, hasta el 11 de enero, las obras de Ródchenko y de Liubov Popova entre otros muchos artistas de aquel movimiento nos ofrecen muestras de aquella  vanguardia. Ródchenko diseñó kioskos de propaganda en los que se mostraban consignas como «¡El futuro es nuestra única meta!» y que tenían la apariencia de figuras construidas con un reloj por cabeza y, en ocasiones  incluso piernas y pies estilizados : empleó sus ideas geométricas, colectivas, comunales y utópicas para impulsar la nueva estructura social.

Pero Rodchenko no fue sólo pintor. En 1921, tras abrazar la consigna «¡Muerte al arte!», abandonó los lienzos para realizar trabajos de colaboración en el teatro, el cine, el diseño gráfico, la creación de ropa y mobiliaro, la fotografía y las exposiciones. Como se pregunta sucesivamente John Miller en su interesante estudio, «Materialización de la utopía en el arte de la vanguardia rusa«, ( «Ideas y conceptos del Arte Moderno«) (Fundación Mapfre), Rodchenkoataviado con el uniforme de trabajo diseñado por él mismo, ¿parece uno de los obreros de la fábrica? ¿Predomina la identidad del individuo o la del colectivo? ¿Identidad individual o anonimato? La indumentaria es un punto crítico en el que los fines utópicos podrían haberse materializado casi por completo«.

Recuerda también Miller que Rodchenko hacía fotografías en donde el individuo se transforma en un átomo del grupo, a veces como una prueba clara de lealtad política, un símbolo viviente de comunión ideológica. Resulta difícil reconocer al individuo porque el punto de vista de Rodchenko convierte a sus imágenes en algo extraño y las hace monumentales, contemplados desde abajo con el cielo de fondo, tal como percibimos los monumentos en la calle. «Alzamos la vista – termina Millerpara ver a estos jóvenes pioneros y admirar su ejemplo y su compomiso con la causa pionera, con el grupo y con su ideología«.

Rodchenko y el constructivismo, el sueño de una utopía que dio paso a un anonimato y un orden implacables. Miller comenta también el cuadro de Rodchenko «Dos figuras» (1920) que quería ser un reflejo, a su modo, de la obra «Adán y Eva» de Durero (1514). Pero Rodchenko, con sus imágenes que pretendían ser modelos de un hombre y una mujer anónimos y geométricos, mostraban, de hecho, el Adán y la Eva de una sociedad comunista y atea.

(Imágenes:- 1.- Rodchenko.-«Construcción espacio colgante » nº 11.-Cuadrado dentro de un cuadrado.-1921.-Colección particular.-/ 2.- Rodchenko.-«Pionero trompetista».-EFE.-elmundo.es/ 3.-Rodchenko.-«Construcción lineal» -1921.- Museo contemporáneo de Tesalónica.-Colección Georges Costakis.-elmundo.es)

RUSIA, PASTERNAK, KUSTODIEV

«Sobre toda la tierra la tormenta

hasta el confín postrero.

Una vela quemábase en la mesa,

se quemaba una vela.

 

 

Como en verano, enjambres de mosquitos

sobre la llama vuelan,

tal los copos de nieve en el cuadrado

cristal de la ventana.

 

 

La tormenta imprimía sobre el vidrio

círculos y saetas.

Una vela quemábase en la mesa.

se quemaba una vela.

 

 

Sobre el techo, que estaba iluminado,

se acostaban las sombras.

Cruzados brazos y cruzadas piernas

y cruzados destinos.

Caía dando un golpe sobre el suelo

un par de zapatillas

y lágrimas de cera de la vela

caían sobre el traje.

 

 

Y todo se perdía en una niebla

de nieve cana y blanca.

Una vela quemábase en la mesa,

se quemaba una vela.

 

 

Desde un rincón, sobre la vela, un soplo,

y al momento una fiebre

de tentación alzaba en cruz las alas

como si fuera un ángel.

La tormenta duró todo febrero

y, continuadamente,

una vela quemábase en la mesa,

se quemaba una vela»

Boris Pasternak: «Noche de invierno» (Poesías de Yuri Jivago) «El Doctor Jivago»

(Imágenes:- 1-«Máslenitsa».-1919.-Boris Kustódiev.-01 varvara. wordpress/ 2.-«Epiphany» 1921.-Boris Kustódiev.-varvara. wordpress.com/ 3.-«Serenata de carnaval».-1916.-Boris Kustódiev)

¿ESCUELAS DE ESCRITORES?

diario.-1«Cuando estuve en Berlín hace cuatro años – decía el escritor polaco Witold Gombrowicz en su última entrevista grabada para la emisión«La Bibliothéque de Poche» en 1969 – me invitaron a una escuela para escritores; y me pidieron que pronunciase un discurso. Dije:»Lo primero que tenéis que hacer, si es que queréis ser escritores, es salir de aquí por las puertas o por las ventanas, da igual, pero huid en seguida, porque no se puede aprender a ser escritor y no se os puede dar ningún consejo, como tampoco se pueda dar instrucción a un escritor… El escritor no existe, todo el mundo es escritor, todo el mundo sabe escribir. Si se escribe una carta a la novia, se hace literatura; incluso diré más: cuando se habla o se cuenta una anécdota, se hace literatura, siempre es lo mismo. Por lo tanto, pensar que la literatura es una especialidad, una profesión, es una inexactitud. Todos somos escritores. Hay personas que no han escrito en toda su vida y, de golpe, hacen su obra maestra. Los otros son profesionales, que escriben cuatro libros al año y publican cosas horribles. Un poeta polaco decía: «A veces me sucede que soy poeta». Creo que la frase es acertada y que debiera decir: «A veces me sucede que soy artista». Pero no entiendo qué quiere decir artista o escritor de profesión. El hombre se expresa y lo hace por todos los medios, baila o canta, o pinta o hace literatura. Lo que importa es ser alguien, para expresar lo que uno es, ¿no creen? Pero la profesión de escritor, no, no existe…Hoy las cosas se han complicado falsamente, es un intelectualismo para mí de poca calidad, que busca las cosas, las paradojas, las novedades y todo lo que se quiera, pero que olvida las cosas esenciales. Creo que la literatura debiera volver a su forma de vida de hace, tal vez, cuarenta o cincuenta años, porque todo lo que se ha hecho desde entonces es muy sospechoso y ha dado muy malos resultados». («Autobiografía sucinta, textos y entrevistas») ( Cuadernos Anagrama).

escribir VALIDO.-j78.-por Tetsuya Noda.-Andrew Bae Gallery.-Chicago.-USA.-artnet

Estas palabras quizá sorprendentes, quizá sensatas y sabias, equilibran los platillos de la balanza sobre la asignatura del «aprender a escribir». Como he recordado en un artículo reciente, esta asignatura se imparte hoy en muy diversos lugares.» En la Universidad de Columbia, por ejemplo – decía allí -, hay todo un curso para creadores que abarca desde Homero y Sófocles hasta Virginia Woolf y cualquier lectura reposada de un aspirante a escritor le mostrará hasta dónde llegó la sensibilidad y qué formas exteriores se aplicaron para narrar la esencia de la vida». Tabucchi, entre muchos otros, ha confesado que «escribir no es una profesión, pero es seguramente un oficio, en su acepción más artesanal del término. Hay escritores que mitifican el talento, la inspiración y, seguramente, todo esto, junto al deseo y la imaginación, son cosas muy importantes. Pero la verdad  también es que es necesario estar sentado mucho tiempo, es necesario escribir, trabajar, hacerlo como el relojero que instala la pieza minúscula en el mecanismo del reloj que fabrica. Y cuando jóvenes escritores me piden consejo, me niego a dárselo. O más bien, les doy uno solo: si hay algún artesano en vuestro barrio, pasad por la tarde antes de que cierre y miradle cómo trabaja…»

escribir.-22vvb0.-por Giovanni Carnovali .-1840.-Glleria nazionale d´arte moderna

En las clases de creación que he impartido durante años siempre me gustó hablar desde el principio de libertad creadora. Y leía estas palabras escritas por Goya y colocadas en el monumento que le dedicara Vaquero Turcios, situado en el Parque del Oeste de Madrid, cerca del río.

«En la enseñanza de la pintura/

hay que dejar en plena libertad

correr el genio del alumno/

sin oprimirlo/

ni torcer su inclinación/

a éste o aquel estilo/

No hay regla en la pintura: /

lo mismo que la poesía/

Escoge en el universo/

aquello que encuentra/

más apropiado a sus fines«.

Creo que ésta es la primera lección.

(Imágenes:- 2.- 295  Diary: Aug 12 th.-1984.-Tetsuya Noda.-Andrew Bae Gallery.-Chicago.-artnet/ 3.-» Ritratto d´uomo in atto di scrivere» .-Giovanni Carnovali.-1840.-Galleria Nazionale d´arte moderna)

GRAFFITIS

graffiti.-11.-Art Crimes.-Blackbook.-Rip.-OI crew.-Puerto Rico.-graffiti.orgAhora, cuando se abre un debate sobre la posible desaparición o no de la esmerada caligrafía tradicional sustituida por la nerviosa pulsación de la yema del dedo en el teclado, acaso convenga pasear la mirada por esos cuadernos enormes de inusitada caligrafía ciudadana, hojas extendidas sobre la piedra, piedra alargada en murales, trazos de manos cabalgando sobre vagones de metro o de ferrocarril, arabescos en el cierre de los comercios, mensajes a veces denunciadores y a veces crípticos, ciudades sobre cuya piel desfilan los tatuajes. 

Ahí están, desde hace mucho tiempo, denostados o aplaudidos, perseguidos o aclamados, los graffiti.

graffiti.-12.-Art Crimes.-Blackbooks.-stucko -Digital.-graffiti.org

Yo recuerdo, hace ya más de cuarenta años, la noche del 13 de mayo de 1968 – tal como he contado en mi libro «París, mayo 1968» -, cuando en el taller Brianchon (en Bellas Artes) de la capital francesa, unos cuantos miembros de aquella Escuela decidieron poner en marcha los primeros afiches que, junto a graffitis y a octavillas, inundaron la ciudad entera. Había más afiches que graffitis, pero lo importante era la comunicación anónima y espontánea en un mundo que aún no soñaba con los móviles.

graffiti.-BB.-Art Crimes.-September 11.-Murals.-Remember 9-11-01-by Phymeone Wallmuts Crew 2001.-in L I C.-Queens.-graffiti.org

En las ebulliciones subterráneas de la globalizacíón los convocantes utilizan la instantaneidad de los mensajes, su prodigiosa movilidad, pero también se apoyan sobre el inmovilismo de los muros, aquellos que nos recuerdan, cada vez que pasamos ante ellos, que la calle puede ser una herramienta de expresión. Son las ventanas abiertas en el muro, párpados violáceos, explosiones cárdenas, piedras con voz.

graffiti.-7.-Art Crimes.-Sketches.-Blackbook.-suroc..graffiti.org

En el pasado mes de abril un número especial de de la Revista «Cultura Escrita- Sociedad» (Ediciones Trea) dedicó un gran dossier a los graffiti en el mundo con la colaboración de universidades españolas y americanas, y estudiaba el fenómeno de los espacios con sus dibujos de palabras como ritos de paso. Realmente cumplen sus ritos estos signos y trazos y muchas veces a la luz de noche surgen entre la caligrafía y la imaginación inquisiciones sorprendentes que nos resumen el pasado o nos proyectan al futuro.

graffiti.-10.-Art Crimes.-Blackbooks.-leters.-San Diego.-California.-USA.-2005.-graffiti. org

Nos solemos volver mirando a estos graffitis que nos miran. Son ventanas en el muro que nos abren su dibujo.

(Imágenes:-1.-Art Crimes: Blackbooks: Mixed 2005.-.-Rip, OI crew.-Puerto Rico.-graffitti.org/2.-Art Crimes.-Stucko (digital) Mixed 2005.-graffiti.org/3.-Art Crimes: September 11. Murals.-«Remember 9-11-01» by Phymeone.-Wallmuts Crew, 2001.-in L.I.C. Queens.-graffitis.org/ 4, -.Art Crimes: Sketches.-Blacbooks.- snoc.-graffiti.org/5.-Art Crimes Blackbook: Letters, San Diego.-California.-USA.-2005.-graffiti.org)

FRIEDRICH Y SUS DIBUJOS DEL PAISAJE

FRIEDRICH.-XVX.-ventana desde el estudio del pintor.-1805-06.-Art History Museum.-Viena«Se puede concebir para el paisaje como para la figura humana, una exaltación extrema de la belleza del trazo que es, tal vez, uno de los criterios más seguros para distinguir al dibujante mediocre del verdadero: éste respeta enteramente las proporciones, mientras que aquél, con frecuencia, las pisotea«. Esto escribe Carl Gustav Carus en su «Viaje a la isla de Rügen. Tras las huellas de Caspar David Friedrich» (Terra Incognita), un libro sobre el gran paisajista romántico alemán. «Tomemos la línea particular del horizonte marino, que sólo se puede dibujar como una recta aunque sea, en realidad, una curva; tomemos luego las líneas tenues de las lenguas de tierra que se adentran en el mar, o los débiles relieves de la costa al borde de las aguas. Sólo la atención más precisa, la mano más segura, la punta más afilada del lápiz y la superficie más intacta de la hoja de papel permiten reflejarlas con exactitud».

Ahora en Madrid se exponen en la Fundación March los dibujos de Friedrich sobre la naturaleza.

FRIEDRICH.-G.-En en Ryck en Greifswald con una vista de los molinos delante de la barrera de Steinbeck.-1822-1823.-elcultural.es

Friedrich.-B.-Casa de campo en ek bosque.-1797.-elcultural.es

FRIEDRICH.-C.-El Molino Real en el llano de Plauen.-1802-1803.-elcutlural. es

Car Gustav Carus, pintor, médico, psicólogo y filósofo, amigo de Goethe, autor en 1831 de sus «Nueve cartas sobre la pintura de paisaje«, fue también amigo de Caspar David Friedrich desde 1815 y bajo su inspiración pintó numerosos paisajes y visitó las montañas y lugares preferidos de Friedrich. El atractivo de la naturaleza, más aún que inducirle a copiarla, abría ante él una profunda visión interior. «Quise reflejar todo eso en unos bocetos en papel – confesaba-, pero apenas hube trazado una líneas, tiré mi carpeta a lo lejos, convencido de que cada trazo era una profanación de aquel fenómeno que me hacía vibrar de emoción«. El poderío y la fascinación del paisaje han transformado con frecuencia a los grandes artistas. El estado de ánimo se fundía en la lírica romántica con el horizonte y el horizonte del espíritu, con sus tonalidades del momento, daba la impresión de que se alargaba. Gombrich incluso ha hablado, al contemplar ciertas ondulaciones de las montañas de Friedrich, de su evocación de los paisajes chinos; Kenneth Clark reunió en «El arte del paisaje» (Seix Barral)  sus conferencias de «Slade Professor» en la Universidad de Oxford. «Estamos rodeados de cosas que no hemos hecho – dijo en una de sus lecciones – y que tienen una vida y una estructura diferente de la nuestra: árboles, flores, hierbas, ríos, montes, nubes. Durante siglos nos han inspirado curiosidad y temor. Han sido objeto de deleite. Las hemos vuelto a crear en nuestra imaginación para reflejar nuestros estados de ánimo. Y, ahora, pensamos en ellas como componentes de una idea que hemos llamado naturaleza».

FRIEDRICH.-WSC.-Resenbirge.-1835.-Hermitage.-San Petersburgo

(Imágenes:-1.-ventana desde el estudio del pintor.-1805-06.-Art History Museum.-Viena/2,3 y 4.- dibujos de paisajes de Friedrich en la exposición de la Fundación March.-elcultural.es/5.-paisaje de Friedrich 1835.-Hermitage)

QUIERO ESCRIBIR DE DÍA

escribir.-334vb.-por Arno Rafael Minkkinen.-2000.-artnet«Quiero escribir de día

 

De cara al hombre de la calle,

y qué

terrible si no se parase.

 

Quiero escribir de día.

 

De cara al hombre que no sabe

leer,

y ver que no escribo en balde.

 

Quiero escribir de día.

 

De los álamos tengo envidia,

de ver cómo los menea el aire».

Blas de Otero:  «Cantar de amigo«.-(«Universidad de México», 1957)

(Imagen: foto de Arno Rafael Minkkinen.-2000.-artnet)

EL TALLER DE LA GRACIA

EL  TALLER  DE  LA   GRACIA.-AA

En esta inmensa sala de Internet la amistad virtual se hace personal en un instante y cuando cruzo entre los blogs con mi vaso en la mano buscando trazos de conversación, infinitas conversaciones del mundo vienen hacia mí también con sus vasos en las manos, se entrecruzan blancas chaquetas de camareros invisibles y palabras e imágenes se saludan como si se leyeran y se fotografiaran de toda la vida, mujeres y hombres que jamás se han visto y que quizá nunca se verán: sólo la pantalla sobre los hombros y los dedos en el teclado desvelan perfiles cercanísimos y universales a la vez, gentes de la casa de al lado en la aldea global, ventanas que se han asomado a nuestros patios interiores, puertas que se nos abren de par en par.

maty.galeon.com.-2

Así me he encontrado en esta inmensa sala de Internet a Juan Pedro Quiñonero al que aún no conozco y al que un día conoceré. Pero en cuanto lo conocí atravesando la Red se cruzaron entre nosotros, presentándonos, uniendo más la amistad, Luis Rosales y Pla y Ramón y Baroja, y enseguida hicieron corrillo de lecturas Juan Ramón y Proust y Virginia Woolf y Baudelaire y tantos otros más, unos pintores y otros escritores, fotógrafos, pensadores, artistas. Quiñonero llevaba un libro en la mano, o mejor dicho, el libro al que me presentaron llevaba a Quiñonero dentro, y al abrir su alma Quiñonero y abrirse a la vez las páginas del libro, vi que «El taller de la gracia» me empezaba a confesar: » Jünger decía que la gran tarea del hombre del siglo XXl sería la «repoblación espiritual» del mundo, víctima de la desalmada colonización y desertización industrial del planeta. En esas estamos. La milenaria guerra entre los Titanes y los Inmortales prosigue en muchos frentes, en detrimento de estos últimos, que muchos consideran definitivamente amenazados. Quizá«.

Ante ese «quizá» me quedé pensativo. Mientras alguien pronuncie ese quizá nada estará perdido, nada aún se dará por concluido, todos esos «quizá» de las posibles victorias nos harán recomenzar cada mañana de modo vibrante la batalla diaria. «El camino que va de la tierra donde nací – me seguía diciendo el libro -, mi país natal, mi «heimat» original, a la tierra, la casa, el país extranjero donde he vivido buena parte de mi vida, en París, donde nacieron mis hijos, es el camino que he intentado repoblar escribiendo libros, que es una de las maneras más tradicionales de amueblar la casa vacía del ser«. Y unas páginas más atrás esta visión bellísima: «Tarea íntima, de entrada, la de celebrar, en familia, la comunión del pan, el vino y las palabras, ya que, en la vida de los hombres, de las familias, hay cosas materiales y cosas inmateriales. Las cosas materiales saltan a la vista: una casa, un trabajo, unas deudas. Las cosas inmateriales las guarda cada cual en el almario de su conciencia. Digo bien almario: algo así como un diminuto armario donde la memoria guarda las cosas nuestras que atañen a nuestra vida moral. Las cosas del alma, se hubiese dicho en otro tiempo».

Estuve  leyendo «El taller de la gracia» (Renacimiento), gran libro de inquietud, de preguntas, de propuestas, libro sostenido por una amplísima cultura de curiosidades, ojos que no se resignan a la decepción, pupila no cegada ante ninguna esperanza.

Pasaban por entonces, al otro lado de  la inmensa sala de Internet, calles y ciudades muy conocidas, ciudades y calles que en distintos años Quiñonero y yo hemos atravesado sin cruzarnos nunca. Pasaba en ese momento cerca de mí la rue de Tournon cargada de recuerdos e inmediatamente me fuí con ella.

(Imágenes:-1.-portada de «El taller de la gracia»/2.-Juan Pedro Quiñonero.-foto tomada de maty.galeon.com)

DIBUJOS DE NIJINSKY

Nijinsky.-333.-dibujos de las danzas de Vaslav Nijinsky.-por George Barbier.-1913.-

«Nijinsky emocionó al público de París en 1909 – escribió Boris Kochno en «Le Ballet» – Al día siguiente del estreno de Sílfides se decía de él que era un fenómeno, que tenía los pies palmados como ciertos pájaros, lo que le permitía quedarse en el aire más tiempo y descender más lentamente de lo que las leyes de peso permiten… Cocteau lo retrató con su pluma diciendo que «su rostro de tipo mogólico estaba unido al cuerpo por un cuello muy alto y muy ancho. Los músculos de sus muslos y los de sus pantorrillas estiraban la tela del pantalón y le daban el aspecto de tener las piernas arqueadas hacia atrás. Sus dedos eran cortos, como partidos por las falanges. En resumen, nunca se hubiera podido creer que este monito de cabellos extraños, vestido con un abrigo largo y tocado con un sombrero que parecía estar en equilibrio sobre su cráneo llegara a ser el ídolo del público».

NIJINSKY FF,. en La siesta de un fauno.-wikipedia

«Y en realidad lo era a justo título – seguía diciendo Cocteau -. Todo en él se organizaba para aparecer desde lejos en medio de las luces. En el escenario, su musculatura demasiado gruesa parecía esbelta. Su talle se estiraba (sus talones no pisaban nunca el suelo). Sus manos se convertían en el follaje de sus gestos, y en cuanto a su rostro…, era resplandeciente».

Ahora la Fundación Mapfre reune en Madrid los dibujos realizados por el bailarín bajo el título «La danza de los colores. En torno a Nijinsky y la abstracción». Ojos y curvas que en su movimiento intentan alejar – y también reflejar -muchas de sus obsesiones.

Nijinsky,.AA.-Funndacion mafre

«La Consagración de la Primavera«, el » Prélude à «L`Après-midi d`un faune«, tantas otras coreografías, tantas otras danzas memorables, sus saltos prodigiosos, las audaces invenciones de Igor Stravinsky, todo ello rodea de alguna forma a estos dibujos del bailarín sobre el que Adolfo SalazarLa danza y el ballet«) (Fondo de Cultura Económica) recordó sin embargo que, al final de su carrera, «sufría en su trabajo más que cualquiera otro artista de su profesión, perjudicado por una ignorancia completa de la música, una inteligencia lenta y una falta de flexibilidad que contrastaba con su maravillosa ductilidad muscular y su admirable plástica corporal, no igualada por nadie».

Stravinsky.-TTRT.-foto dedicada con autógrafo.-Thomas Oboe Lee.-

(Imágenes:- 1. George Barbier.-dibujos de las danzas de Nijinsky/2.-Leon Baktst.- «Nijinsky en «La siesta del fauno», 1912.-wikipedia/3.-dibujo de Nijinsky.-Fundación Mapfre/4.-Igor Stravinsky.-fotografia dedicada.-Thomas Obee Lee)

PALLADIO, ARQUITECTO DE LOS ARQUITECTOS

 

PALLADIO.-TTBBT.-Il  REDENTORE.-Venecia.-bluffon.edu

«La madera se debe cortar en otoño y durante todo el invierno – recomienda  Andrea Palladio en sus «Cuatro libros de arquitectura» (1570) -, porque los árboles recobran entonces por las raíces el vigor y la dureza que en primavera y verano habían derramado en hojas y frutos. Se talarán en luna menguante, porque en ese tiempo se ha consumido ya el humor que corrompe la madera. (…) Las piedras – sigue diciendo Palladio – se extraen en verano, a fin de que, no estando hechas a sufrir vientos, lluvias y hielos, se endurezcan poco a poco y puedan así resistir las inclemencias de los elementos. (…) La arena, entre todas, la mejor es la de cantera y es negra, blanca, roja o carbúnculo, que es una especie de tierra tostada por fuegos subterráneos que se extrae en Toscana. Por larga experiencia se ha visto que entre las arenas de río la mejor es la de torrente, que se encuentra bajo la peña por donde el agua baja, porque está más limpia. La arena de mar es la peor de todas: debe negrear y ser lúcida como el vidrio. (…) Los metales que se emplean en los edificios – continúa Palladio – son el hierro, el plomo y el cobre. El hierro sirve para hacer clavos, quicios, cerrojos para cerrar las  puertas, para construir las puertas mismas, las rejas y cosas parecidas. (…) De plomo se cubren los palacios magníficos, los templos, las torres. De cobre se cubren a veces los edificios públicos. Los antiguos hicieron de él los clavos, que comúnmente se llaman espigas, los cuales, hincados en la piedra de abajo y en la de arriba, evitan que las piedras se muevan de lugar».

PALLADIO XVXV.-Ciaxa Forum Madrid

Con esta prosa tan ceñida al material y tan cuidadosamente tratada por las manos de Andrea Palladio, este gran arquitecto y teórico de la arquitectura tan admirado por Goethe va exponiendo fundamentos y explicaciones. Habla, por ejemplo, en esos «Cuatro libros« (Akal) de las obligadas relaciones de los habitantes con la naturaleza, de la doctrina de los puentes de madera hechos por César o entrega recomendaciones puntuales sobre cómo se debe hacer la arquitectura de las prisiones. Hijo de un modesto molinero, inscrito él como cantero en 1523  en el gremio de albañiles de la ciudad italiana de Vicenza, para Palladio la antigüedad es el modelo insuperable y Vitrubio la guía y el maestro. San Jorge el Mayor y el Redentor en Venecia, Villa Rotonda y el teatro Olímpico en Vicenza muestran, entre muchas otras obras, toda su innovación.

PALLADIO.-9876.-Teatro Olímpico.-archivo1968Italia1081

Ahora Caixa Forum en Madrid acaba de inaugurar una exposición sobre su figura y, a través de conferencias, observa  la estela que en la Historia ha ido dejando el «palladianismo«: análisis de sus páginas, presentación de sus dibujos, panorámica general sobre el que está considerado desde el siglo XVl «preceptor de la arquitectura».

PALLADIO.--nmnm.-Villa Pîsani en los Cuatro Libros de arquitectura.-Wikipedia.-

Las palabras de Andrea Palladio nos siguen hablando desde sus «Cuatro libros«:  «Yo trataré primero – dice al principio – de las casas privadas y pasaré después a los edificios públicos, y brevemente trataré de los caminos, de los puentes, de las plazas, de las prisiones, de las basílicas, es decir, lugares de la justicia,  de los «xustós» y de las palestras, que eran lugares donde los hombres hacían ejercicio, de los templos, de los teatros y de los anfiteatros, de los arcos, de las termas, de los acueductos, y finalmente del modo de fortificar las ciudades y de los puertos…».

Su voz y su sensibilidad para la historia de la arquitectura han llegado vivas hasta nuestro siglo XXl.

(Imágenes.- 1.-iglesia de El Redentor.-Venecia.-bluffon.edu/2.-exposición en Caixa Forum/3.-teatro Olímpico de Vicenza.-Archivo1968Italia1081-/ 4.-«Villa Pisani» en «Los cuatro libros de la arquitectura».-wikipedia)

VIEJO MADRID (10) : ORTEGA Y GASSET ENTRE DOS PORTALES

Calle Alfonso Xll, 4.-casa donde nació Ortega.-17-8-2009Me detengo ante este portal de la madrileña calle Alfonso Xll, número 4, donde nació en 1883 Ortega y Gasset. Sombras y luces de árboles, sombras y luces de ideas y de prosas. En otro portal, en la madrileña calle Monte Esquinza, el 18 de octubre de 1955, vi salir su féretro y quise acompañar a la fúnebre comitiva hasta la Sacramental de San Isidro. Llevaba yo algo más de un año residiendo en Madrid, estudiaba entonces el curso cuarto de Filosofía y Letras y recuerdo perfectamente haber hecho fotografías a la salida del cementerio a don Gregorio Marañón charlando con Pedro Laín Entralgo. Entre estos dos portales – entre el nacimiento y la muerte de Ortega -, además de sus «Notas de andar y ver«, además de sus trabajos sobre arte, además de sus estudios sobre el hombre y la gente, además de sus «Meditaciones del Quijote«, además de sus ensayos reunidos en «El Espectador«, siempre me alcanza el poderío de la musculatura de su prosa vertebrada, sobre todo en aquel excelente «Prólogo a «Veinte años de caza mayor» del Conde de Yebes» (Explosivos Río Tinto)  algunos de cuyos párrafos copio aquí:

«De pronto, un ladrido de can apuñala el silencio reinante. Este ladrido no es meramente un punto sonoro que brota en un punto del monte y allí se queda, sino que parece estirarse rápido en una línea de ladra. Oímos y casi que vemos correr suelto el ladrido, hilvanarse veloz por el espacio con algo de errática estrella. En un instante, sobre la placa del paisaje se ha trazado la raya del ladrido. A este siguen muchos de voces distintas avanzando en el mismo sentido. Se adivina la res que, levantada, va en carrera vertiginosa, como viento en el viento. Todo el campo se polariza entonces; parece imantado. El miedo del animal perseguido es como un vacío donde se precipita cuanto hay en el contorno. Batidores, perros, caza menor, todo allá va, y aun los pájaros, asustados, vuelan presurosos en esa dirección. El miedo que hace huir a la res sorbe entero el paisaje, lo succiona, se lo lleva corriendo tras de sí, y hasta al mismo cazador, que por fuera está quieto, le golpea el corazón montado en su taquicardia. El miedo de la res… Pero ¿es tan cierto que la res tiene miedo? Por lo menos su miedo nada tiene que ver con lo que es el miedo en el hombre. En el animal el miedo es permanente, es su modo de existir, es su oficio. Se trata, pues, de un miedo profesional, y cuando algo se profesionaliza es ya otra cosa. Por eso, mientra el pavor hace al hombre torpe de mente y moción, lleva las facultades del bruto a su mayor rendimiento. La vida animal culmina en el miedo. Sortea el venado, certero, el obstáculo; con precisión milimétrica se enhebra raudo por el hueco entre dos troncos. Hocico al venteo, corvo hacia atrás el cuello, deja gravitar a su paso la regia astamenta que equilibra su acrobacia, como el balancín la del funámbulo. Gana espacio con prisa de meteoro. Su pezuña apenas toca la tierra; más bien – como dice Nietzsche del bailarín – se limita a reconocerla con la punta del pie; reconocerla para eliminarla, para dejársela atrás. De súbito, sobre el lomo de un jaro aparece al cazador el ciervo; lo ve sesgar el cielo con garbo de constelación, lanzando allá al dispararse los resortes de sus cabos finísimos. El brinco de corzo o venado – y más aún el de ciertos antílopes – es, acaso, el acontecimiento más bonito que se da en la Naturaleza. De nuevo gana el suelo a distancia, y acelera su fuga porque le andan ya en los jarretes resoplando los perros – los perros, fautores de todo este vértigo, que han transmitido al monte su genial frenesí y ahora, en pos de la pieza, con la lengua péndula, tendidos a todo su largo los cuerpos, galopan obsesos: podenco, alano, sabueso, lebrel».

ORTEGA.-por Ignaco Zuloaga.-ucm.es

Luego me alejo de este portal del nacimiento y recuerdo una vez más aquel portal de su muerte.

(Imágenes.-1.-foto JJP/ 2.- José Ortega y Gasset.-por Ignacio Zuloaga.-ucm.es)

ESQUINAS DE IRVING PENN

IRVIN PENN.-LL.-Truman Capote.-New York 1948.-foto Irving Penn.-Morgan Library Museum.-The New York Times.Esquinas, ojos, planos.

 Aquí, otras voces, otros ámbitos. Truman Capote, el hombre que literariamente retratara a Isak Dinesen, a Coco Chanel, a John Huston y a tantos más, es retratado en 1948, en Nueva York, en la esquina de una esquina de la fama.

IRVING PENN.-GG.-Marcel Duchamp..New York 1948.-foto Irving Penn.-Morgan Library Musem.-The New York Times

Otra esquina más. Marcel Duchamp y su pipa, el ajedrez, la invención, la provocación.

Irving PENN.-CC.-Stravinsky.-New York 1948.-foto Irving Penn.- Conde Nast Publications.-The New York Times

Aún una tercera esquina. El oído de Stravinsky escucha cuanto le dice la música, aquello que aún no le ha dicho la música, aquello que él va a decir a la música en cuanto se ponga a componer.

IRVING PENN ZZ.-Picasso -Cannes 1957.-foto Irving Penn.-Morgan Library Museum.- The New York Times

El ojo de Picasso.

IRVING PENN.-DD.-Francis Bacon.-Londres 1962.-foto Irving Penn.-Conde Nast Publications.-The New York Times

Los ojos de Francis Bacon.

IRVING PENN.-FF.-Jean Cocteau.-París 1948.-foto Irving Penn.-Conde Nast Publications.-The New York Times

Y luego está el plano de Cocteau, el autor del gran monólogo «La voz humana«. Correspondencia de las artes, flexibilidad, facilidad, estética.

(En memoria del gran fotógrafo Irving Penn que acaba de morir)

(Imágenes:-1.-Truman Capote.-Nueva York, 1948.-foto Irving Penn/Morgan Librery & Museum.-The New York Times/2.-Marcel Duchamp.-Nueva York 1948.-foto Irving Penn/Morgan Librery& Museum.-The New York Times/ 3.-Igor Stravinsky.-Nueva York, 1948.-foto Irving Penn/ Conde Nast Publications.-The New York Times/4.-Pablo Picasso.-Cannes,1957.-foto Irving Penn/Morgan Librery & Museum.-The New York Times/5.-Francis Bacon Londres 1962.-foto Irving Penn/Conde Nast Publications.-The New York Times/6.-Jean Cocteau, París 1948.-foto Irving Penn/Conde Nast Publications.-The New York Times)

TRANSFORMACIÓN Y CONTEMPLACIÓN

paisajes.-w98.-por Asami Yoshiga.-Dillon Gallery.-Russinche Kunstler.-artnet«¡Tantas manos para transformar este mundo, tan pocas miradas para contemplarlo!», escribió Julien Gracq. Ahora, cuando acaba de publicarse su pequeña obra «La literatura como bluff« (Nortesur), versión española de «La littérature à l`estomac» aparecida en 1950, vuelvo a las ocasiones en que en Mi Siglo hablé de Gracq, aquel gran escritor francés.

La transformación del mundo y la contemplación del mundo. «La contemplación no descansa hasta que encuentra el objeto de su ceguera», dijo un gran crítico de arte. Acaso nos asombra la continua transformación del mundo y en cambio no nos detenemos a contemplarlo. Muchos, sin embargo, se han dedicado gozosamente a enseñar a los demás cómo contemplar. Recuerdo unas palabras del escritor español Torrente Ballester: «Hoy he llamado a mis hijas y les he enseñado a escuchar la noche, les dije que «se había encendido«, y tuve que explicarles la metáfora. Una me preguntó que por qué cantan los pájaros: le respondí que a causa de una especie de afirmación de sí mismos y de su espacio vital».

Una lección de cómo contemplar y de cómo poder contar – cantar – una contemplación.

(Imagen: «Invitacion Pond»- Asami Yoshiga.-Dillon Gallery.- New York.-artnet)

JOSÉ ANTONIO MUÑOZ ROJAS

muñoz rojas.-c.-rtpa.es

«A mí me ha sucedido muchas veces

buscarme inútilmente, y no encontrarme

aunque estaba citado en la esperanza

de una ternura fija, y ver pudrirse

las rosas que llevaba entre las manos.

 

Y hallar que la palabra no servía

que era inútil el canto, derrotada

la palabra en los labios, miel sin nadie,

en busca de su labio». («Canciones») (1933-1940)

Muñoz Rojas.-1-en 2006.-elmundo.es

«Divinamente dulce y bien plantada,

en el florero, en las habitaciones

como que tienes tierra en las honduras

del corazón cantor, de la honda pena

donde nacen las rosas de este mundo,

la angustia que estercola la belleza,

el temblor que te presta los colores,

el rozar a que pides suavidades

y la esperanza que te lleva aleve,

ala sobre las cosas, tan sin peso,

tan con suspiro, prisa, tan diciendo:

¿Estás bien? Tengo prisa. ¿Soy hermosa?». («Cantos a Rosa«) (1954)

(A la memoria del excelente poeta José Antonio Muñoz Rojas que ha muerto el 29 de septiembre y al que me referí hace unos meses en Mi Siglo)

(Imágenes.-José Antonio Muñoz Rojas.-1.-rtpa.es/2-elmundo.es)

TARKOVSKI

Tarkovski.-GG.-solaris.-uv.es

«El pesimismo tiene muy poca relación con el arte – escribía Andreï Tarkovski en su Diario del 9 de septiembre de 197oJournal 1970-1986«) (Cahiers du cinema) – La literatura, como el arte en general, es de esencia religiosa. En sus más altas manifestaciones, ella da fuerzas, inspira la esperanza frente al mundo moderno tan monstruosamente cruel y que, en su desatino, llega al absurdo. El verdadero arte moderno tiene la necesidad de una catarsis que purifique a los hombres ante las catástrofes ( o la catrástofe) que vayan a llegar. Tanto peor si esta esperanza es un señuelo, pero ella da la fuerza de vivir y de amar lo bello. Sin esperanza, el hombre muere. Conviene, en el arte, mostrar este horror en el que viven los hombres, pero solamente para encontrar un medio de expresar la Fe y la Esperanza. ¿En qué? En que, a pesar de todo, el hombre está lleno de buena voluntad y del sentimiento de su dignidad. Justo ante la muerte. En que él nunca traicionará su ideal, su milagro, su vocación de hombre».

Tarkovski.-C.-Nostalghia.-applescript.extracts.de

«La humanidad – escribía el mismo día – ha hecho todo para destruirse. En primer lugar moralmente – y la muerte física no es más que el resultado. Como los hombres son pequeños, lamentables y sin defensa, cuando ellos piensan en el «pan», y solamente en el pan, no ven que esta manera de ser sólo les conduce a la muerte. (…) La hora de la virtud personal ha sonado. Es el banquete en los tiempos de la peste. No se puede salvar a los otros sin salvarse uno mismo. En el sentido espiritual, naturalmente. Los esfuerzos colectivos son estériles. Somos hombres y hemos perdido el instinto de conservación de la especie que poseen las hormigas y las abejas. En cambio, hermos recibido un alma inmortal – pero la humanidad escupe encima de ella con una alegría malsana. El instinto no nos salvará. ¡Y nosotros hemos escupido sobre las bases espirituales y morales!».

Tarkoski

Varias veces he hablado de Tarkovski en Mi Siglo. De «Nosthalgia«. De «Solaris«. De «Sacrificio«. Y de las relaciones indirectas de la epoca de Stalin con el gran director ruso. En este Diario que tantas aportaciones interesantes ofrece, Tarkovski anota el día 8 de marzo de 1982 los problemas que ha tenido el día anterior en la aduana de Cheremetievo antes de salir para Roma para preparar «Nosthalgia«: «En la aduana he tenido mucho miedo. El funcionario me ordena abrir mi maleta y extrae uno de mis carnets. Inmediatamente lo pasa a su superior para que lo examine. Yo desconocía que se necesitaba una autorización especial para transportar manuscritos: no la tenía. Entonces se aleja un poco y en ese momento su colega, hojeando mi cuaderno, descubre la foto de Soljenitsin con su hijo. Yo le aclaro, puesto que ellos exigen muchas explicaciones, que esa foto se encuentra ahí por casualidad. Él la vuelve a guardar y cierra mi cuaderno. El primer funcionario vuelve entonces – el segundo no dice nada- para preguntarme si yo llevo iconos. Le he contestado que no tenía nada de eso, aunque él ciertamente ha visto mi crucifjo con su detector. Y ya no me pregunta nada más…¡He tenido suerte!».

Nos olvidamos quizá de cómo eran algunos férreos sistemas políticos no hace muchos años. Así intentaba salir hacia Italia el director de «Stalker» y de «Andreï Roublev«, cuyas últimas notas de «Diario» están fechadas el 15 de diciembre de 1986 en París.

(Imágenes:-1-Kelvin (Donatas Banionis) y Hari (Natacha Bondartchouk) en «Solaris»/2.-una escena de «Nosthalgia»/3.-Andreï Tarkovski)

LOS AGUJEROS BLANCOS

TURNER.-Rain, Steam, and Speed.-1884.-Museum Syindicate

 

         » Me preguntan ustedes cómo ha sucedido y, la verdad, yo no sé qué decirles. Es la cuarta conferencia de prensa, ven ustedes que yo vivo humildemente, retiradamen­te, sólo Erika, mi mujer, es mi ayudante. Ella es la que les ha abierto la puerta y a ella la ven aquí, a mi lado. Ni a ella ni a mí nos gustan las entrevistas.

          Les diré lo que ustedes ya saben. Que fue el miércoles. A media mañana. Estaba limpiando este Turner. Este Turner ha dado ya la vuelta al mundo con tantas fotografías como le han hecho, y sin embargo no tiene nada de especial. Al menos, aparentemente. Es una copia de una copia. Una copia aceptable del célebre cuadro Lluvia, vapor, velocidad que pintó Turner en 1843. Yo tengo cuadros de ferrocarril por todas partes, como ustedes ven. Motivos de trenes. Otros tienen miniaturas, se dedican a otros coleccionismos. Yo escribo. Indudablemente colecciono cuadros de trenes, pero mi tarea –de lo que vivo y de lo que comemos mi mujer y yo– es escribir libros y dar clases en la escuela del pueblo de aquí al lado. La Selva Negra no da para más. Tengo mi pipa, mi cojera –mi reuma– y mi amor por la soledad. Ando todos los días. Desde hace años camino dos horas bajo los árboles. Quizá eso me hace amar el silencio y el paisaje. A mis alumnos en la escuela, cuando les interpreto el paisaje –cuando les hablo sobre el paisaje– les digo siempre que hay un paisaje exterior y uno interior, un paisaje presente cargado del pasado –del peso del pasado– y un paisaje futuro, que no vemos. Pero hay más. Hay un paisaje alto y un paisaje bajo, y sobre todo existe una densidad en el paisaje, algo que no sabemos apreciar porque no lo conocemos bien, nadie nos lo ha enseñado. Cada vez que hacemos una fotografía le robamos un instante al paisaje y a la vida, abrimos un hueco y lo absorbemos, nos llevamos algo fugaz para intentar fijarlo y ese segundo que creemos retener ya no volverá. Lo mismo ocurre con la pintura, aunque con un espacio mayor, con otras técnicas y otras características. Eso lo saben muy bien los fotógrafos y los pintores. O no lo saben, pero lo hacen.

          ¿Para qué les digo todo esto? Porque desde el miércoles me están llamando «El Loco». No, yo no estoy loco. Soy el profesor Martin Benn, un hombre sencillo, de sesenta y ocho años, metido entre libros, árboles genealógicos, un hombre al que la prensa de los últimos días ha calificado de huraño y que ustedes han podido comprobar que no lo soy. Les he invitado a café y mi mujer les ha puesto estas sillas para que estén más cómodos. Sólo les pido preservar mi intimidad. Siento no poder recibirles más que en este pequeño cuarto en el que hace frío, pero –les ruego– acérquense, acérquense más a esta chimenea.

          Les contaré una vez más mi pequeño descubrimiento. Se trata de la luz. Estaba yo, como les digo, limpiando este Turner que ven apoyado en esta mesa. ¿Qué se ve aquí? Un tren en la lejanía, una máquina que viene sobre un puente, difusa, luminosa, azotada por la lluvia y la niebla. Un tren que viene de la luz. Es la luz envuelta en la tormenta, diría que traspasando la tormenta, transgrediéndola, porque la luz, como ustedes saben, es devoradora, la luz aliada con el color prende en llamas la fantasía como se están prendiendo ahora estos troncos en esta chimenea que ahora ustedes miran fijamente. La luz me ha sorprendido a mí muchas veces en mi vida. No sólo la luz del bosque al amanecer o al atardecer, sino la luz en los cuadros, la luz que nace del amarillo de cromo, la luz del blanco de plomo, las luchas, los combates de la luz contra el bermellón, contra la laca roja, contra el violeta, contra el azul ultramar. Y sobre todo, las luchas de la luz contra el negro. La vida no es negra, a pesar de mi cojera, a pesar de la noche. Cada mañana, puntualmente, nace la luz sin que nosotros hagamos nada, hayamos trabajado o descansado, seamos heroicos o ruines. La luz viene del mundo de la noche, del caos, y cuando vi el miércoles esta máquina de Turner avanzar con su pitido de luz y rasgar la naturaleza como se rasga una gasa, expandiendo luz difuminada y envolviendo al mundo, me di cuenta de que esta copia que yo tenía guardaba algo escondido y me acerqué para mirar. Hay que mirar los cuadros como se mira la vida, y la vida hay que mirarla a la vez con unos ojos de sorpresa nunca habituados a la costumbre. Así acerqué mis pupilas a esta fría luz del cielo de Turner y, abandonando toda distancia y negándome a la perspectiva, entré en esas pálidas pinceladas en donde el rostro del día es abofeteado por la lluvia y el aire aparece como un gran estanque. Viajé en esa máquina de luz, pero al contrario de lo que me pasó hace un año con un célebre Monet –el de la Estación de Saint‑Lazare–, con sus nubes caracoleadas en el andén como cuerpos de ángeles, los mofletes de color gris, las volutas de la máquina fumando, el gas violeta, París entrevisto y plateado entre nácares y techumbres, ahora el cuchillo de la luz helada de Turner abría una herida en la neblina y no sólo atravesó el puente sino que se adentró en el tiempo, llevándome consigo. ¿De dónde venía aquel tren, de qué pasado? Son preguntas sin respuesta que me hago ahora ante ustedes como me las hice en aquel momento. Como les dije antes, la fotografía y la pintura pretenden arrancar un trozo de la tela de la vida y fijar la fugacidad enmarcándola en un lienzo o en un papel. Eso ya lo sabía. Sabía de la existencia de agujeros negros arrancados a la historia por los fotógrafos y los pintores. Lo que no conocía era la velocidad de la luz. Subido en aquella máquina fulgurante, el tren abandonó el puente y se precipitó tiempo abajo, hacia la Inglaterra del futuro. Entró en los verdes prados del porvenir. Así fue tocando la luz las campánulas azules, las anémonas, las violetas. Después, las luces mortecinas y húmedas de los pueblos al anochecer, las veredas, las granjas, la paz aldeana. Luego, como si fueran campanillas, hizo vibrar aquí y allá arbustos, las hojas de parra de un verde transparente, las hojas brillantes de un manzano, los sauces, los arroyos. Entró la espada de luz por los caminos amarillos y rodeó los maizales dorados y penetró en los mundos que ustedes conocerán sin duda directamente pero que yo tan solo puedo seguir por las películas inglesas en mi modesto televisor: tocó la luz el juego de criket en el prado, la falda de volantes de color cobrizo, las medias blancas, la labor de lana, los dibujos malvas de la taza de té, los pasteles, los bollos, las tartas, el tronco de chocolate. Tocó las sortijas en los dedos, la papada inglesa, el puente de Westminster, los autobuses rojos, el wisky con agua, las gaviotas. Tocó el enrejado con rosales, el frac, el sombrero hongo, el bastón de puños de oro, el día sulfuroso, la niebla espesa. Tocó la pamela violeta y un caballo al trote que pasaba montado por una gorra roja. Tocó la polvera dorada, la caja de música, los páramos, las marismas, las rocas blancas y los grandes ramos de claveles en la biblioteca. Tocó las cortinas de brocado verde y la cama con dosel de seda rosa. Tocó los labios húmedos de aquella muchacha que se giraba soltándose el moño de su pelo castaño sujeto con horquillas y en ese momento sentí el pinchazo.

          El resto ya lo saben. Estaba solo. No pude llamar a nadie. Erika había salido al pueblo y no volvería hasta media tarde y yo, despacio, intenté volverme y recuperar­me sin un grito porque creía saber qué debía hacer en esos momentos. Ya me había pasado algo parecido hacía tiempo ante una pintura de una vela roja y ante un cielo tratado con plata bruñida. Pero esta vez no ocurrió así. Como ustedes saben, la luz no tiene edad. Carece de anchura, de hondura. ¿Qué significan años de luz? ¿Por qué no decir en cambio milenios de luz? ¿Y qué son los milenios? ¿Dónde comienzan? Cuando uno es pequeño, en la oscuridad, se toma la mano de la madre llamándola en la distancia y se espera angustiado salir de la pesadilla. Cuando uno ya no tiene madre, da igual, se sigue llamando –más aún cuando se acerca la vejez– y se sigue gritando «¡Mamá, mamá!». Pero todo eso sucede en la oscuridad, cuando uno palpa las telarañas de la negrura y no se sabe cómo salir. Uno, sin embargo, siempre sale porque siempre existe una puerta. Pero, ¿y la puerta para salir de la luz? ¿Es que hay una puerta? ¿A quién se llama?

          Me encontré entonces muy lejos de Inglaterra, muy lejos de Turner, solo, envuelto en luz total, luz como techo, como suelo y como pared. No se oía ningún ruido y no entraba ni una rendija de sombra ni un mínimo contraste. Intenté moverme para orientarme, y como no estaba acostumbrado a la luz desnuda me asombraron los pequeños granos iridiscentes y pulverizados que despedían los haces. Estaba en una especie de bosque petrificado, que tampoco era bosque, sin espacio, ni redondez, ni relieve. La máquina de Turner había vuelto al tiempo y me había dejado allí, en aquel agujero blanco, un sumidero de energía que se había tragado toda oscuridad. Entonces, como quería huir de allí, moví delante de mí los bastones de mi retina para no tropezar con las fuentes de luz y procuré hurgar el hueco de un claroscuro. No lo conseguí. No había nada. Los agujeros blancos carecen de paisaje. Les aseguro que es un tormento sentirse completamente solo y olvidado así, en plena luz, sin ninguna esperanza de salida. Recordé entonces aquella pregunta de Dios a Job: «¿Cuál es el camino para las moradas de la luz? Y las tinieblas, ¿cuál es su sitio para conducirlas a sus dominios y enseñarles los senderos de su casa?». Yo desconocía el sendero para volver y no sabía dónde me encontraba. ¿Dentro del sol? ¿Alrededor del sol? ¿Más allá del sol? Aquello era una estancia cerrada y tardé en acostumbrarme a aquel agujero blanco que se movía conmigo.

          Eso fue el miércoles.

          Sigue siendo miércoles.

          Sigo estando ahí, señores. Sigo aquí, en el agujero blanco.

          No sé, no me imagino dónde están ustedes, ni en qué día están.

          No les veo. No puedo verles. No puedo ver a nadie. No puedo salir.

          Sé que están ahí, delante de mí ahora, seguramente en esta habitación, porque mi mujer me lo ha dicho, porque ella les ha convocado para que me vean.

          Pero no estoy ciego.

          Es lo contrario de la ceguera.

          Es el fulgor.

          Por eso llevo estas gafas negras.

          No puedo. No puedo salir de aquí. Estoy encerrado en la luz. No puedo salir.

          Y ahora, para acabar con todo esto –y para que nadie se acerque ya a esta pintura–, Erika, mi mujer, arrojará este Turner a las llamas de la chimenea».

(José Julio Perlado: «Los agujeros blancos», finalista en el Premio de Narraciones «Antonio Machado» 1996.-Publicado en «Narraciones breves «Antonio Machado».-Fundación de los Ferrocarriles Españoles.-1997)

(Imagen: W. Turner.-«Rain, Steam, and Speed».-National Gallery de Londres.-Museum Syndicate)