VIEJO MADRID (66) : GALDÓS Y LA PLAZA MAYOR

 

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«El escenario más importante en «Fortunata y Jacinta» – nos dice uno de sus mayores estudiosos y especialistas como fue Pedro Ortíz Armengol – es la Plaza Mayor de Madrid, terreno de juego para la lucha que va a tener lugar. En el flanco este de la Plaza está el barrio  que dominaba la iglesia de la Santa Cruz, en la plazuela de ese nombre. La tal plazuela, la subida por la calle de los Esparteros, la calle de Postas, la Plaza de Pontejos, es el núcleo del comercio viejo y en esos lugares están desde hace años y años las tiendas viejas o nuevas de la familia Santa Cruz, de los Arnáiz, la del abuelo Cordero. Es el barrio de tradición judaica, pañera, droguera.

Al otro lado de la Plaza, en su fachada del oeste o poniente, lo que hay detrás es el mercadillo de San Miguel, las populares Cavas, los barrios semimuertos, ya entonces, del Sacramento, de las Carboneras. Es el camino al despeñadero de la calle de Segovia, al río; es el barrio popular, pero donde todavía la ciudad zumbaba, pues lo provinciano comenzaba en Puerta Cerrada.

Así que el este mercantil – la familia Santa Cruz, que vive en la sombra de la iglesia de la Santa Cruz – se encontrará con el oeste popular, el de las Cavas y las hueveras del mercadillo de San Miguel.

(…) En 1875, Fortunata está de regreso a los barrios viejos; vive brevemente en la calle de Tabernillas, junto a San Francisco el Grande.  Sus peripecias ocurren por la calle de Toledo, la Magdalena, El Progreso, las Vistillas, el sur en suma. De allí la toma otra vez Juan Santa Cruz y allí la deja, recogiéndose ella, otra vez, en la zona asignada a los Rubín, en la calle del Ave María. La caída es absoluta, son los barrios populares, los del «cuarto estado», como entonces se decía. Mas el círculo está a punto de cerrarse  y las escenas finales han de culminar otra vez en la Plaza Mayor«.

Ahora que nos acercamos al lV Centenario de la Plaza Mayor de Madrid, la mano y la escritura del gran novelista del XlX nos va llevando despacio por estas calles.

 

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(Imágenes- 1-Plaza Mayor en 1860. dibujante Nogueras/ 2.- plaza mayor de Madrid en 1860-dibujante E Skill- el museo universal 1861)

VIEJO MADRID (37 ) : ARCO DE CUCHILLEROS Y «EL PÚLPITO»

ciudades.-55ftt.-Madrid.-Arco de Cuchilleros.-1930-.-Diego González Ragel

Desciendo por el Arco de Cuchilleros y me va contando Diego San José en sus «Estampas nuevas del Madrid viejo» que «dieron nombre a este arco y a la calle los menestrales de armas, que durante el siglo XVl se avecinaban por aquellos contornos, industria que por el entonces era muy saneada, pues que estaba la villa a oscuras y siendo hervidero de ladrones y capeadores a mano armada, era menester que cada vecino colgase del tahalí una recia tizona para andar con cierta seguridad por las calles.» 

Madrid.-55g.-callede Cuchilleros.-1950-autor desconocido.-Archivo General de la Administraciçon

Bajo, pues, por los resbaladizos peldaños de esta escalera que parecen – sigue diciéndome el escritor madrileño – «como hollados por diversas plantas  y están purificados literariamente por los personajes más representativos de la fauna galdosiana.» Efectivamente, por estas escaleras, han descendido hacia las «cavas« Fortunata, Nazarín, Estupiñá, y tantos más. Emilio Carrere otro literato madrileño al que más de una vez he citado aquí – evoca la barandilla de hierro, en semicírculo, que asoma sobre las escalerillas de piedra, bajo el Arco de Cuchilleros. Es «El Púlpito», dice.»En este «Púlpito» nunca hubo predicadores (…) A principio del XX, junto al «Púlpito» había un tabernón siniestro y una escalerilla pina y angosta que conducía a un garito de calderilla (…) En la casa del «Púlpito«, los reyes barbudos de la baraja y las sotas falaces agrupaban a la gentualla buscona de fullería y de puñal. Era la flor del hampa en un escenario de lúgubres tintas.»

madrid.-ccc-Arco de cuchilleros.-1919.-skyscrapercit com

«Y esta rinconada de la Plaza Mayor – continúa Carrere – ya tenía entonces su leyenda maja y rufa. Se decía que en el tabernón de la planta baja se reunía la cuadrilla de Luis Candelas. Un tascón con cortinillas color de vino o de sangre, taburetes y mesas redondas para beber y una baraja abarquillada y mugrienta para jugar al «mus» tabernario, que por paradoja pintoresca llamaban «el mus ilustrado». Parecía, en efecto, una baraja del tiempo de Candelas, el bandido de Madrid, que con Teresa – la novia de Espronceda – y con «Fígaro· forman el trío más romántico del romanticismo.»

Secretos, ¿leyendas?, historias del viejo Madrid.

(Imágenes.- 1.- Arco de Cuchilleros.- 1930.- Diego González Rangel/ 2.- Arco de Cuchilleros.- 1950.- autor desconocido/ 3- Arco de Cuchilleros.- 1919.-skyscrapercit.com)

VIEJO MADRID (34) : CARRERE, LOS CAFÉS, LA BOHEMIA

escritores.-5vgy.-Emilio Carrere.-bremaneur.wordpress

Cafés y palabras, escribí aquí hace ya algún tiempo.  Ahora, al empujar la puerta del Café Varela en la madrileña calle de Preciados, las palabras me llegan desde el fondo del tiempo, como llegan de todos los espacios, ruido de cucharillas y rumores de voces de antiguas y célebres tertulias. Palabras de Unamuno, de los hermanos Machado, de Emilio Carrere.

¿Se envolvió Carrere en el aire de la bohemia? Cuando Julia María Labrador y Alberto Sánchez Álvarez- Insúa estudian «La obra literaria de Emilio Carrere» allí  podemos leer que “no cabe meter en el mismo saco a Alejandro Sawa o Pedro Luis Gálvez que a Emilio Carrere . Por más que llevara chalina, capa, chambergo, barba cerrada y fumara en pipa, Carrere no era tan bohemio como pretendía ser. Todos esos atuendos los llevaban otros situados en los antípodas de la bohemia: Sassone o García Sanchiz, por citar a algunos. Tampoco vivió jamás lampando, sino ganando buenos duros como funcionario del Tribunal de Cuentas, sin ir, publicando uno o varios artículos diarios y varias veces la misma novela. Gustaba, eso sí, de la mala vida nocturna y del “café con media” del Varela, el Regina o el Victoria, sus locales preferidos. La bohemia vendía bien en el Madrid del inicio del siglo, y en los círculos literarios, aún mejor. Carrere se revistió de una máscara a la francesa”. Y en la entrevista que le hiciera a Carrere López Pinillos (“Parmeno”) en 1920, el poeta afirma: “Yo no he sido nunca bohemio. Odio a los bohemios, me repugnan los bohemios que, en el fondo, son unos cretinos sin vergüenza y sin voluntad. Yo he ordenado el desorden, y, si no como un burgués, vivo como un artista que se respeta”.

café,.56bg.-Denis Allbertowich

 “Carrere, por vocación- comentaba igualmente González Ruano – era un poeta de las más o menos mustias florecillas del mal. Cantor de la cigarra y no de la hormiga. Una maravillosa buena persona que era todo lo contrario de una persona de orden. Vate de la media tostada, de los sofás de peluche, de las coimas y de los vendedores ambulantes. Hombre de sensaciones y de impresiones, con un vértigo vital del que se zambulle en la existencia con audacia y casi con ánimo de bebérsela. Personalidad que era en sí misma un espectáculo”.

Pero Carrere y el «Varela» siempre irán unidos. Dedicó Carrere una serie de artículos a los cafés de Madrid, aquellos que aún existían y aquellos que habían desaparecido. «Entre los siete cafés de la Puerta del Sol – escribía en uno de ellos -,» el Oriental» fue el preferido de los provincianos que venían a la corte y villa: descubrían la Puerta del Sol, y ya se quedaban como pegados con cola a los divanes de rojo peluche. «El Universal» era para las pensionistas y para una tertulia tradicional de canarios, a la que alguna vez iba D. Benito Pérez Galdós; el «Colonial», para las cupletistas y sus mamás, y los admiradores de la niña; «Levante» para los toreros; «Lisboa», para Loreto y Chicote; el de «Puerto Rico«, que se llamó de las Columnas, para agentes de negocios, y «Correos», para los paletos que «paran» en las posadas de las Cavas o en la del Peine; y arriba, en los billares, se veía reproducida la página más pintoresca de la tafurería de Quevedo y de Solórzano. Pero después de la guerra cambió la estampa de los cafés de la Puerta del Sol, y hubo una dispersión de parroquianos hacia los cafés flamantes de la Gran Vía».

Como dije hace un año, café y palabras, palabras y café. Entre sorbos, cucharillas que remueven las tertulias.

(Imágenes:- 1.-Emilio Carrere.- bremaneur.wordpress/ 2.-Denis Allbertovich.-2photo.ru)

VIEJO MADRID (21) : IMÁGENES Y RECUERDOS

«Vámonos al mercado – nos dice Azorín -. Observémoslo todo con detención y orden. Lo primero son las alcamonias, es decir, el azafrán, la pimienta, el clavo, el tomillo salsero, los vivaces cominos, los ajos. Sin las alcamonias no se puede hacer nada. Tendremos tiernas carnes y frescas verduras. Pero no nos servirán de nada. Escribe prosa el literato, prosa correcta, prosa castiza, y no vale nada esa prosa sin las alcamonias de la gracia, la intuición feliz, la ironía, el desdén o el sarcasmo. Anexos a las especies aliñadoras están los elementales adminículos de la cocina. Puestecillos de tales artes hay también en los mercados. Tenemos aquí las trébedes, las espumaderas, las alcuzas, los aventadores, los fuelles.»

«En Madrid trabajan dos fábricas de viento, quiero decir de fuelles: una en la calle de Cuchilleros y otra en la Cava Baja. (…) Los pimientos y los tomates nos dan lo rojo. Los rábanos, el carmín. La col, lo blanco. La brecolera y las berenjenas, lo morado. La calabaza, lo amarillo. – sigue diciendo en su libro «Madrid» – (…)»

» ¿Y los gritos y arrebatos de los vendedores? El mercado francés es una congregación de silentes cartujos. Nadie chista. Las vociferaciones del mercado español nos llenan de confusión. Se apela con vehemencia al comprador. Se encarece exaltadamente la bondad de lo que se ofrece; pimientos, tomates o coles. Se defiende a gritos el precio, regateado por el comprador. La gritería llena la calle».

«La Plaza Mayor es austríaca – nos dice a su vez Corpus Barga en «El Sol» , en 1926 ( «Paseos por Madrid«) -. La de Oriente, borbónica. (…) Puerta Cerrada es de Galdós. La Puerta de Atocha es de Blasco Ibánez. La de Isabel ll es de Valle-Inclán. La de Cuatro Caminos, de Pío Baroja. Las Vistillas son de Azorín. Las plazas de las Descalzas y de los Carros son castellanas. La cabecera del Rastro es modernista. (…) Las plazas de Recoletos y el Prado son europeas. Las de los bulevares son provincianas».

«La población se va empobreciendo a medida que se aproxima al Rastro.- nos dice por su parte el gran RAMÓN – (…) Por medio de la calle van más carros que coches y pasan algunos burros ingenuos. Se encuentran más perros en libertad, perros de pieles apolilladas que rebuscan en el suelo, gachos y mohínos como colilleros. Van y vienen mozos de cuerda cargados, con miradas nubladas de bueyes cargados de piedras insoportables- nos sigue diciendo Ramón en «El Rastro«-. Algunos buhoneros de objetos nuevos, de espejos de luna confusa y mareada, de muñecas, de boquillas, de mil otras cosas insignificantes, venden en estas calles próximas, cuatro raras calles que de pronto se reunen en un trecho, medio calle, medio plaza, medio esquinazo, y brota el Rastro en larga vertiente, en desfiladero, con un frontis acerado y violento de luz y cielo, un cielo bajo, acostado,  concentrado, desgarrado, que se abisma en el fondo, allá abajo, como detrás de una empalizada sobre el abismo«.

Vienen y van así las plumas de los escritores sobre Madrid. Es un gozo escuchar sus voces tan distintas, sus prosas pisando las calzadas, subidas a las aceras, asomadas a tantos balcones para descubrir cada una de ellas por vez primera los secretos que encierra la ciudad, paisaje que siempre estará ahí, dejándose mirar por tan variadas pupilas.

(Imágenes:- 1.-mercado en la madrileña Plaza de San Miguel.-dibujante: Francisco Padilla Ortíz.-La Ilustración Española y Americana.-1881.-saber.es/2.- la calle de la caza.-dibujante Francisco Padilla Ortíz.-La Ilustración Española y Americana.-1881.-saber.es -/3.-El mercado de la Plaza de los Mostenses -dibujante Diaque.-grabador Arturo Carretero.-La Ilustración Española y Americana.-1880.-saber. es/ -4.-Plaza Mayor de Madrid.- venta de pavos el 2 de diciembre de 1906.-La Ilustración Española y Americana.-cervantesvirtual/ 5.-El Rastro.-dibujante Domingo Muñoz.-grabador Andrés Ovejero.-La Ilustración Española y Aemricana.-1898.-saber.es)