CAMINOS VISIBLES E INVISIBLES

caminos-ybbb-Richard Long- nationalgalleries org

 

«El tiempo pasa, los lugares permanecen – confiesa el escultor inglés Richard Long -. Un paseo atraviesa la vida, es físico, pero también invisible. Una escultura está quieta, es un alto en el camino, visible. La libertad de usar de manera precisa todos los grados de visibilidad y permanencia es importante en mi trabajo. El arte puede ser un paso o una piedra. Una escultura, un mapa, un texto, una fotografía, todas las formas de mi trabajo son iguales y complementarias. El conocimiento de mis acciones, en cualquier forma, es el arte. Mi arte es la esencia de mi experiencia, no una representación de ella».

Visibles e invisibles caminos se abren cada vez que empieza un día, sea uno artista o no. Lo importante es recorrer  esos caminos, hacerlo inteligentemente y hasta el final.

(Imagen.-Richard Long)

SABER DE CAMINOS

 

caminos- bbuh- Edward Hopper

 

«Cuando un hombre va de camino, ¿todo lo halla llano?, ¿todo es frescas y claras fuentes?, ¿no hay sierras fragosas, caminos ásperos y dificultísimos? ¡Pues sería bueno que el caminante, en acabando de pasar el camino llano y fácil, al descubrir una sierra, desmayase y se volviese! ¿Quién tal vio? Hermano, el camino tiene de todo, de llano, de áspero, de sierras y de prados; quererlo todo llano, es no saber de caminos».

Pedro de Valderrama.- siglo XVll

 

caminos-nhhy-Gutave Caillebotte- mil ochocienntos ochenta y cuatro

 

(Imágenes.-1.- Edward Hopper/ 2.- Gustave Caillebotte)

HISTORIA DE UN CAMINO

 

jardines.-6hhn.-Claude Monet.-camino a Pourville.- 1882

 

«Seguido alegremente de árboles musicales

se escapó de los bosques un camino aldeano

que, llamando a la puerta de las casas, corría,

corría de una a otra dejándoles un árbol.

Los hombres arrojaron sus piedras al camino.

Los niños arrojaron sus pedruscos al árbol.

Los pájaros huyeron. El camino dio vueltas,

y vestido de verde fue a esconderse en el campo.»

José Sebastián Tallon.-«Historia de un camino»

 

camino- vwaq.T Enami- mil novecientos cinco- Punjapit wordpress

(Imágenes.-1.- Claude Monet- camino a Pourville- 18882/ e.- T. Enami-1905.-Punjapit wordpress)

 

HOGAR

paisajes-vrtt-caminos-luna- campos- John Atkinson Grimshaw- mil ochocientos setenta

«En un hatillo oscilante en un blando bastón de arce llevo mi hogar.

A la vez a mi hogar me lleva el viento, a donde quiere.

Qué hay en el hatillo. Un catecismo de amarga vid. El Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento, ambos de barro legible, pronunciable. Una letanía de sangre fiel, derramada, continuamente penetrante como la sed. Y al fondo del hatillo, totalmente aparte, salmos encuadernados en piel de Treblinka: Mein Gott!

Mi hogar es el camino.

A la vez alguien me silba continuamente, como quiere. Y me canta. Soy cierto tono largo, nunca interrumpido, una nota que emerge de cromosomas emergentes. Y a la vez como si alguien insuflara en mí el alma profundamente, de modo que resueno con todos los tubos de mis huesos resecos; frágil gaita de pergamino en manos de aquel-que-es.

Mi hogar es una canción.

Y a la vez alguien, entregado, me aparece y transforma y crece. Y a la vez en silencio me emprende el camino y pisa. Y a la vez me camina.

Mi hogar es una rosa durmiente que justo se despliega.»

Erik Jakub Groch.«Hogar».-(traducción de Patricia Gonzalo de Jesús)

paisajes-tynngd-caminos-Ferdinand Hodler- mil ochocientos noventa y tres

(Imágenes.-1.-John Atkinson Grimshaw.-1870/ 2.-Ferdinand Hodler.-1893)

ELOGIO DE LOS CAMINOS

caminos.-78hh.-Nils Kreuger (1859-1930).-Peter Nahum.-Leicestergalleries

«Uno de los motivos que me hacen muy difícil imaginar el pasado más allá, aproximadamente, del siglo XVll – recuerda el gran escritor francés Julien Gracq -, es la casi imposibilidad de figurarme lo que eran entonces las carreteras, los caminos; no tanto su disposición técnica sumaria, sobre la que tenemos algunas informaciones, sino su relación viva con las ciudades, con los pueblos que unían, con los paisajes que atravesaban, con los setos y las cercas, los bosques, los cursos fluviales, el movimiento también de sus usuarios: ¿se trataba, como en el Great Trunk de la India, de un hormiguear de caminantes, vendedores, frailes, peregrinos, clientes de ferias bien abastecidas? ¿Predominaban los caballeros, solos o en grupos o, por el contrario, los carretones? ¿Hay que imaginarse más bien una soledad apenas alterada dos o tres veces al día por un chirrido de ejes, audible a varios kilómetros, como el de una telega rusa? ¿Eran abundantes las posadas?, ¿dónde estaban?, ¿había medios de reparación: carreteros, guarnicioneros,

caminos.-9njj.-Valle del Po.-Ernst Haas.-photograoher gallery.-artnet

herreros?, ¿existía, al igual que había entonces unas corporaciones de barqueros en todos los ríos, una pequeña población de tratantes, descuideros, lazarillos, salteadores, ladrones y ocultadores de caballos? ¿Cómo se veía la Tierra a lo largo de esos caminos cuando uno la recorría? ¿La incomodidad, la fatiga eran tales que el viaje era como una variante, más agotadora aún, del duro trabajo diario? En resumen, ¿qué podía constituir, en ese vasto cuerpo, la antigua circulación de la sangre?.»

Viajamos en el tren de la Historia, recorremos los siglos, y cuando nos asomamos a las ventanillas los caminos van y vienen en el fulgor del traqueteo, se alejan y acercan sus venas de extensiones, se cruzan con las vías, las soledades apartan a las muchedumbres y el campo y el cielo vienen y van entre tonos que la palma de la mano del día cubre con paisajes, y los paisajes a su vez bullen en conversaciones, y las conversaciones nos traen los elogios del camino, ese descubrimiento de la confidencia, ese compartir andando la vida de los otros.

paisajes.-rrvg.-invierno.-Ivan Aivazovsky

Un caminante muy valorado en sus escritos, como fue el catalán Josep Pla, recomendaba siempre un viaje a pie para conocer el país, para ver cómo la gente vivía, para empaparse de la manera de ser básica, inalienable, insoluble, del material humano.

Los caminos serpean continuamente entre las soledades y sus andares silenciosos van llenos de elogios.

(Imágenes:- 1.-Nils Kreuger.-leicestergalleries/ 2.-Ernst Haas/ 3.-Ivan Aivazovsky)

TRENES, VIAJES, LUCES, PAISAJES

«Tus pasos no han elegido camino alguno. Cuando pisan

el polvo, son rumores que se agrandan

por la noche; que nos obligan

a almacenar la memoria de las tormentas:

la tierra viaja así por nuestros pensamientos.

Los caminos nos encantan; dragan

nuestras venas con pepitas de diamante.

Desconfiamos de la omnisciencia de los dioses,

despreciamos la gloria de los videntes;

poco nos importa desvelar los oráculos».

Liane Nimrod: «Los caminos» (Tchad, 1959)

(Max Richter: «Desde el arte de los espejos») (Mnemographies.- 2010) ( dirigido por Montserrat Rubio)

(Imagen: René Groebli.-Magic Railes.- 1949)

ELOGIO DE LA PALABRA

«Aprended a hablar del pueblo; no del pueblo vano que congregáis en torno de vuestras palabras vacías – recordaba Joan Maragall -, sino del que se forma en la sencillez de la vida ante Dios solo. Aprended de marineros y pastores».

Cada vez que se devalúan los vocablos en las conversaciones, cada vez que las palabras son recortadas y sintetizadas en los mensajes de los móviles, cuando la palabra se sustituye por mímica y gesto olvidando su valor, cuando la palabra se prostituye, cuando pasa de voz en voz ignorando la hondura de la tradición, vuelvo a textos como éste de Maragall que sirven de gran recordatorio:

«Me acuerdo – dice – de una vez que en el Pirineo, a mediodía, avanzábamos perdidos por las altas soledades: en el encrespado mar de piedras de las cimas nos faltó toda dirección, y en vano, con ojo inquieto, interrogamos la muda inmensidad de las montañas. Sólo el viento cantaba sobre ellas con interminable grito. De pronto, envuelto en el gritar del viento oímos un son de esquilas; y nuestros ojos azorados, poco hechos a aquellas grandezas, tardaron mucho en descubrir una yeguada que abajo, en una rara verdor, pacía. Hacia allí nos encaminamos esperanzados hasta encontrar el pastor echado junto al puchero humeante que el zagal, en cuclillas, vigilaba atentamente. Pedimos camino al hombre, que era como de piedra; y él, volviendo los ojos en su rostro estático, alzó lentamente el brazo señalando vagamente un atajo, y movió los labios. En la atronadora marejada del viento, que ahogaba toda voz, sólo dos palabras, sobrenadaban que el pastor repetía con terquedad. «Aquella canal…», éstas eras sus palabras, y señalaba vagamente allá, hacia una altura. ¡Cuán bellas eran las dos palabras gravemente dichas entre el viento!, ¡qué llenas de sentido y poesía! La canal era el camino, la canal por donde bajan las aguas de las nieves derretidas. Y no era cualquiera, sino aquella canal que el hombre conocía bien entre todas por una fisonomía especial y propia que para él tenía. Era alguna cosa la canal, tenía una alma; era aquella canal. ¿Lo veis? Para mí esto es hablar».

«Aquella canal… – seguía diciendo Maragall -. Palabras que traían un canto en sus entrañas, porque nacieron en la rítmica palpitación del Universo. Sólo el pueblo inocente sabe decirlas y el poeta puede redecirlas con otra inocencia más intensa y mayor canto: con luz más reveladora. Porque el poeta es el hombre más inocente y más sabio de la Tierra».

Joan Maragall: «Elogio de la palabra»

(Imágenes:-1.-Everest.-Jeff DeCelles.-National Geografhic Photo/ 2.-camino en 1930.-Eudora Welty.-The New York Times)