NAVIDAD 2018 (2) : JOSEPH BRODSKY

 

 

“En Navidades todos somos un poco Reyes Magos.

Empujones y barro en los abastos.

Por una caja de turrón de café,

gente cargada con montones de paquetes

emprende el asedio del mostrador:

cada cual hace de Rey y de camello.

Cestas, bolsas, paquetes, envoltorios,

corbatas torcidas, gorros.

Olor a  vodka, a pino y a bacalao,

a mandarinas, a canela y a manzanas.

Un caos de caras, y no se ve, entre la nieve,

el camino que lleva a Belén.

 

(…)

Y lo que se festeja ahora por todas partes

es Su Advenimiento, que pone juntas

todas las mesas. Aún, quizás, no necesiten la estrella;

aunque la buena voluntad de los hombres

se distingue de lejos,

y los pastores encendieron las hogueras.

Cae la nieve; no echan humo sino suenan las trompetas

de las chimeneas en los tejados. Y las caras son manchas.

Herodes bebe. Las mujeres esconden a los chicos.

¿Quién se aproxima?  — nadie lo sabe:

ignoramos cual es su señal, y los corazones

puede que no reconozcan al forastero.

Pero, cuando en el umbral el aire disuelve

la espesa niebla nocturna

y surge la figura con manto,

al Niño y al Espíritu Santo,

lo sientes dentro de ti sin avergonzarte;

miras al cielo y ves la estrella.”

 

Joseph Brodsky – “ 24 de diciembre de 1971” (traducción de Svetlana Maliavina y Juan José Herrera de la Muela)

 

 

(Imágenes – 1-Salvador Dalí- / 2- change everyting/ 3-Brassai- 1932)

CIUDADES LITERARIAS : FAROLAS, SOMBRAS Y ADOQUINES

 

 

“Existen tres elementos sin los cuales resulta imposible pretender que una ciudad sea literaria. Las farolas, los adoquines y las sombras deben darse conjuntamente en este orden –  así lo cuenta Nuria Amat en su interesante libroViajar es muy difícil”- . Las sombras a las que me refiero – comenta – pueden ser de personas o bien de apariciones fantásticas (…) Según Bioy, el puente Alsina de la ciudad de Buenos Aires aparece, por su aspecto, el más insignificante de todos los puentes de la ciudad fantasma. La visita cotidiana que Borges y Bioy solían hacer a este puente lo transforma en maravilloso. Más conocido para el lector corriente deben de ser el barrio de Palermo, el cementerio de la Recoleta, el parque Lezama, la Boca, Adrogué, o aquella esquina de las calles Belgramo y Pichincha (…) Nunca estuve en la calle Maipú pero me basta con escribir ahora esta palabra para ver el mundo, la puerta, la escalera y el apartamento del número 994 donde vivía Borges.

 

 

A diferencia de las sombras, las farolas son unas cajas de vidrio dentro de las cuales se pone una luz (…)  El colmo de las farolas de las ciudades literarias es el Faro o Pharo de Alejandría, situado en la isla del mismo nombre que linda con el puerto de la ciudad. El fuego del Faro de Alejandría ilumina día y noche la Biblioteca. Da luz al conocimiento. Los primeros escritores de Occidente disponían entonces de este instrumento imprescindible para acompañar sus noches.

 

 

Por lo que respecta a Tánger, cuando el que pasea por sus calles cree haber tropezado con un bulto móvil, se lleva la sorpresa de encontrarse con una  farola, y viceversa. Las farolas se confunden con las chilabas oscuras y blancas del hombre encapuchado. Pero las farolas tangerinas tienen fama de dar una luz muy escasa, al contrario de las petersburguesas. En San Petersburgo las farolas son exuberantes y están preparadas para engañar tanto a escritores adultos, como a adolescentes aprendices del estilo literario.

 

 

Si las farolas constituyen la parte blanca de la noche de los escritores, los adoquines conforman la parte negra. El suelo adoquinado de las calles concede al escritor, o a su sombra, particularidades interesantes. Gracias a ese variado crucigrama del suelo que cada paseante literato pisa una y otra vez se consigue por fin una mejor o peor literatura. Depende del adoquinado. James Joyce, por ejemplo, las noches en que no estaba ebrio, salía a caminar por las calles de la ciudad vieja de Trieste en busca de sus mejores frases. Se sabe por testimonios dignos de crédito que Joyce repetía una frase previamente concebida a la espera de que sus pasos la perfeccionaran o bien la condujeran al siguiente párrafo. Por su parte Pessoa bajaba en Lisboa por la rua dos Douradores hasta el café Brasileira, en el Chiado. Pessoa vivía prácticamente en este barrio donde las calles se distinguían por sus adoquines bicolores, ajedrezados y minúsculos, muy semejantes a mosaicos bizantinos”.

 


 

(Imágenes- 1-Brassai/ 2- André Kertész/3-San Petersburgo- 1869- Wikipedia/ 4-calle Mayor- Madrid- 1954/ 5-Niels Fisher)

DORA MAAR

 

 

«Cuando Picasso volvió a ver a Dora Maar en aquel mismo café de Deux-Magots en 1935 en compañía de Paul Eluard, que la conocía, el poeta hizo las presentaciones» : así lo cuenta Brassaï en sus «Conversaciones con Picasso«.  «Dora Maar acababa de entrar en su vida… Yo conocía a Dora desde hacía cinco o seis años. Empezaba, como yo, en la fotografía. No teníamos laboratorio, y durante algún tiempo revelamos nuestras pruebas en el mismo cuarto oscuro, en Montparnasse, que un americano, amigo común, puso a nuestra disposición. El padre de Dora era arquitecto, de origen croata o yugoslavo; su madre, una francesa de la Touraine. Había vivido mucho tiempo con sus padres en Argentina y hablaba perfectamente el español. A veces hacíamos exposiciones juntos. Su presencia cerca de Picasso hizo la mía, en lo sucesivo, delicada. Dora estaba en mejor situación que cualquier otro para fotografiar a Picasso y su obra. Al comienzo de su unión, velaba celosamente por este papel, al que consideraba una prerrogativa y  que desempeñaba además con aplicación y talento. Fotografió sus guijarros esculpidos y algunas de sus estatuas y le ayudó en sus experiencias fotográficas en el cuarto oscuro. Sus fotografías de las diferentes fases de la gestación del Guernica quedarán, sin duda, como un precioso testimonio del proceso creador de Picasso. Para no herir la susceptibilidad de Dora, proclive a borrascas y estallidos, me guardé muy bien de usurpar lo que iba a ser, en adelante, su dominio. Nuestras relaciones continuaron siendo amistosas pero distantes durante un largo período – aproximadamente la duración de la guerra civil española -. Mas a medida que Dora abandonada la fotografía para consagrarse a la pintura – que practicaba ya desde antes de dedicarse a la fotografía -, fue cambiando de actitud, desaparecidos los celos profesionales, no hubo obstáculo para nuestra amistad…»

 

 

Un fotógrafo habla aquí de una fotógrafa.

Ahora un nuevo libro aparece evocando  precisamente a la Dora Maar fotógrafa. La figura de esta mujer ha sido largamente comentada por testimonios y testigos. «De carácter impulsivo, capaz de bruscos enojos y arrebatos violentos – cuenta Pierre Cabanne en » El siglo de Picasso» -, ella será la única de todas las mujeres  conocidas de Picasso, capaz de medirse con él, de hacerle frente, de sostener su mirada de fuego (…)

 

 

Picasso dibujará a tinta un encantador retrato de Dora «hecho de memoria»  y en otra ocasión la representa en un lienzo con el aspecto hierático y un tanto distante que le había llamado la atención el primer día en el café. Varios otros retratos seguirán y los rasgos de la joven van adquiriendo las deformaciones que dramatizan la expresión. Por ejemplo: como ella tiene la costumbre de apoyar el rostro en su mano izquierda, con el codo doblado, Picasso le «aplasta» la sien y subraya la fijeza casi obsesiva de los ojos.»

 

 

Numerosos retratos de Dora serán evocados por los especialistas. André Fermigier , por ejemplo, se detiene en la tela del 19 de abril de 1938 «donde el rostro, visto a la vez de frente y de perfil, aparece con unas narices fuertemente marcadas y da la impresión de desequilibrio por la intensidad de la mirada; como ocurrirá igualmente con magníficos lienzos de 1939,  donde es suficiente un sombrero para desfigurar a una mujer».

 

 

(Imágenes -1- Dora Maar – Man Ray – 1936 – foto Alister Alexander -kamerarts/ 2-Dora Maar – saliendo de una concha -elpais/ 3- Picasso – Dora Maar – 1937/ 4- Dora Maar – heroinas/,5-  Picasso – Dora Maar – 1939- wikiart)

PARÍS ( ERA ) UNA FIESTA

 

París-dgh-Gisele Freund- mil novecientos sesenta

 

«París no tiene fin y el recuerdo de cada persona que ha vivido allí difiere del de todas las demás. Siempre regresábamos a Parísasí lo escribía Hemingway -; no importa quiénes fuéramos ni lo que hubiera cambiado ni cuán difícil, o fácil, fuera llegar. París siempre valía la pena y siempre te daba algo a cambio de lo que tú le dieras. Pero París era así en los viejos tiempos, cuando éramos jóvenes y pobres y muy felices (…)

Con tanto árbol en la ciudad, uno veía acercarse la primavera de un día a otro, hasta que después de una noche de viento cálido venía una mañana en que ya la teníamos allí. A veces, las espesas lluvias frías la echaban otra vez y parecía que nunca iba a volver, y que uno perdía una estación de la vida. Eran los únicos períodos de verdadera tristeza en París, porque eran contra naturaleza. Ya se sabía que el otoño tenía que ser triste. Cada año se le iba a uno parte de sí mismo con las hojas que caían de los árboles, a medida que las ramas se quedaban desnudas frente al viento y a la luz fría del invierno. Pero siempre pensaba uno que la primavera volvería, igual que sabía uno que fluiría otra vez el río aunque se helara. En cambio, cuando las lluvias frías persistían y mataban la primavera, era como si una persona joven muriera sin razón.

En aquellos días, de todos modos, al fin volvía siempre la primavera, pero era aterrador que por poco nos fallaba».

 

río- nyuu- París- Albert Marquet- mil novecientos ocho

 

«La prosa de estos párrafos – quiso comentar Anthony Burguess – es Hemingway puro, sencilla y muy evocadora, aceptando la vida, pero, como siempre en su obra, matizándola de melancolía. La melancolía reside en la forma misma de las frases que, siempre evitando el ritmo periódico, no pueden huir de una cadencia doliente La melodía de Hemingway es elegíaca incluso cuando más enaltece la alegría. La melodía de Hemingway fue una contribución nueva y original a la literatura mundial. Está en los oídos de todos los hombres y mujeres que empiezan a escribir».

 

París-nhu- Tsuguharu Foujita

 

Con esta melodía atravesamos hoy calles desgarradas de esta ciudad, leyendo despacio las prosas en «París era una fiesta«.

 

París- ness- Brassaï- mil novecientos cuarenta y cuatro

 

(Imágenes.- 1.-Gisele Freund– 1960/ 2- Albert Marquet- 1908/ 3.- Foujita/ 4.-Brassaï– 1944)

 

GEORGES BRAQUE

 

Braque-bnnm-Guitarra- mil novecientos doce- colección particular Georges Braque- foto Leiris SAS- VEGAP- Bilbao dos mil catorce

 

Cuenta el escritor francés Jean Paulhany lo recoge Eugenio D´Ors en sus «Artistas del XX» (Elba) – «cómo pasando por la calle de la Boétie, vio, de la otra parte de la calle «del lado de los números pares», una tela, muda, espesa, sin nada deslizante ni fluido, con una langosta y unos limones, en conjunto más bien opaco. Pero de tal suerte imperiosa que, en adelante, al encontrarse el transeúnte delante de otras más elocuentes, sentía que lo eran por alusión a la langosta y los limones de Braque. Esto bien debía de ser por una manera de  objetividad aplomada en la pintura de Braque y que le otorga lo que merece llamarse una autoridad

 

pintores- vvssv- Georges Braque en Varangeville- Francia- mil novecientos cincuenta y tres- Robert Doisneau

 

Ahora el Museo Guggenheim de Bilbao presenta una gran exposición sobre Braque y a la vez aparece «El día y la noche» (Acantilado), su serie de notas sobre la pintura que publicara en 1917.

Braque-nveew- peces negros- mil novecientos cuarenta y dos- Centro Pompidou. foto Philippe Migeat- VEGAP- Bilbao

«Descubrir una cosa es darle vida», afirma el pintor en una de esas notas. «Escribir no es describir, pintar no es retratar.»

 

pintores.-8jjjj.-Georges Braque.-en su estudio.-1912.-fotos Archivos Laurens

 

«No soy un pintor revolucionario – prosigue – no busco la exaltación: me basta el fervor.» «El progreso en arte no consiste en ampliar sus límites, sino en conocerlos mejor.»

Braque-noun- la mesa de billar-mil novecientos cuarenta y cinco-VEGAP -Bilbao

«No puede llevarse siempre el sombrero en la mano, de ahí que se inventara la percha. Yo encontré en la pintura un clavo para colgar mis ideas, lo cual me permite cambiarlas y evitar su obsesión.»

 

pintores.-390j.-Georges Braque en su mesa de trabajo.-París marzo 1946.-foto Brassai.-photo rmn fr

 

«Antaño la herramienta era la prolongación del brazo, pero el maquinismo ha convertido el brazo en la prolongación de la herramienta.»

Braque-bohhu-naturaleza muerta con mantel rojo- mil novecientos treinta y cuatro-colección particular GeorgesvBraque- foto Leiris SAS- VEGAP.-Bilbao

Y en  1964: «Hay un aspecto del arte descuidado por los críticos, más profundo que el puro hecho estético. Nunca se ha pensado en el papel que representaba el arte en la vida. Si yo fuera un escritor, me gustaría escribir de esto.»

pintores,.gk11m.-Georges Braque -.Normandía 1953.-por Robert Doisneau.-all-art.org

» La pintura de los maestros del siglo XVl da testimonio del artista. Pero nuestra época duda, prefiere descubrir al hombre. Creo que lo debemos a Cézanne. Nunca se ha dicho que Cézanne tuviera talento. Lo que es bello en su pintura es su heróico empeñarse a fondo. Me gustan los artistas que todo lo discuten…»

 

 

Braque-bute- frutero y cartas- mil novecientos trece- Centro Pompidou- foto Georges Meguerditchi- VEGAP- Bilbao

 

Kahnweiler en «El camino hacia el cubismo» evocó la relación entre Picasso y Braque: «de sus conversaciones amistosas y fraternales –dijo – brotó más de un impulso para esta nueva forma de expresión, no sin antes haberla experimentado el uno o el otro, en la creación pictórica de sus obras. A ambos les corresponde el mérito. Los dos son artistas grandes y admirables, cada cual a su modo. El arte de Braque es más reposado que la obra nerviosa y discordante de  Picasso. Junto al sereno francés Braque se encontraba Picasso, el fanático buscador español.»

 

Braque-nnbvr- el  viaducto de L Éstaque mil novecientos ocho-Centro Pompidou- foto Georges Meguerditchian- VEGAP - Bilbao

 

(Imágenes.- 1.-Braque.-1912-colección particular- VEGAP- Bilbao/ 2.-Georges Braque en Varengville- Francia- 1953- Robert Doisneau/ 3.-Braque- peces negros- 1942- foto Phillippe Migeat. Bilbao/ 4.-Georges Braque en su estudio- 1912- archivos Laurens/ 5.- mesa de billar- 1845-VEGAP- Bilbao/ 6-Georges Braque en su mesa de trabajo.-1946. Brassaï/ 7.-Braque- naturaleza muerta con mantel rojo- 1934- colección particular- foto Leiris SAS- VEGAP-Bilbao/ 8.-Georges Braque en Normandía- Robert Doisneau/ 9.- Braque- frutero y cartas- 1913- Musee National d´art moderne/ 10.- Braque-viaducto -1908- VEGAP-Bilbao)

 

 

 

VIEJO MADRID (47) : LIBRERÍAS DE VIEJO

 

 

Le libraire, 1948
«Cuando comenzaba a estudiar Medicina – decía Baroja en 1918  -, conocía el plano de las librerías de viejo de Madrid con detalles. De entonces acá ha cambiado la geografía y el personal de esas librerías de lance. Yo solía charlar mucho con un viejo que tenía su puesto en la calle de Capellanes, en un esquinazo que hacía esta calle que ahora se llama Doña Mariana de Pineda, cuando era un callejón estrecho» Lo va contando así en «Las horas solitarias» y sus pasos y paseos, llenos de observación, nos llegan hasta hoy. » En las covachuelas de la iglesia del Carmen prosigue -había también un librero de viejo, un hombrecillo flaco, de lentes, con unas barbuchas medio rubias, medio blancas. Había también puestos de libros en la iglesia de Santo Tomás y en la de 

 

libros.-55g.-Brassaï

 

San Luis (…) Hoy ha cambiado un tanto la geografía de los libreros madrileños de lance. El mas fuerte de todos y el que tiene quizá mas libros es García Rico, de la calle del Desengaño. Al frente del establecimiento está Ontañón, que es un burgalés del valle de Mena, que tiene una memoria y unos conocimientos bibliográficos tremendos. La librería de García Rico ha sustituido a la de Vindel , desde que se retiro éste. Vindel era un mozo de cuerda del Rastro, que no sabia leer, y a fuerza de paciencia y de suerte se hizo rico. El caso suyo parece que es el modelo ideal de los libreros de viejo.»

 

ciudades.-98h.-París.-libros.-Yvon Quai Malaquais.-1920
Azorín, otro gran buscador y merodeador de libros de lance, evoca once años después, en 1929, en «Andando y pensando»,  sus paseos parisinos por los libreros del Sena. » El público que compra libros viejos, en París o en Madriddice -, es el mismo. Los vendedores son los mismos. Los mismos tipos raros y extravagantes – entre esta fauna de compradores – en Madrid y en París. Las mismas manías, artimañas, preferencias y supercherías (…) » Los libros se gastan» , nos decía en cierta ocasión el gran librero- anticuario D. Pedro Vindel. El libro se gasta, y en España se gasta más que en ningún otro país. En España – causa bochorno decirlo -, en muchos pueblos apartados, viejos, históricos, se enciende todas las mañanas el fuego con hojas de libros antiguos. Todavía no han pasado por esos caserones de las históricas y solitarias ciudades los bibliófilos (…)

 

libros-bgxx-André Kertész

 

Los libreros de París arreglan y componen el libro antes de entregarlo al comprador, lo limpian, lo encuadernan primorosamente, lo acicalan y después piden por él tres veces más que pediría un librero de Madrid (…) Daos una vuelta por las librerías de viejo: vereis palpablemente cómo la literatura es especulación mental de minorías selectas, y cómo son las minorías selectas las que crean, a la larga, los valores literarios, y no las grandes masas de lectores: grandes masas que son las que leían estos millares y millares de libros anodinos, deleznables.»

(Imágenes.- 1.-Adolfo Kaminsky- París 1948/ 2.-Brassai/ 3.-Yvon- quai Malaquais- 1920/ 4. – André Kertséz)

 

MATISSE Y LOS DOMINGOS

 

pintores.-667b.-Henri Matisse.-en su taller de trabajo.-1939.-Brassaï

 

«¿Entiende usted ahora por qué jamás me aburro? – le decía Matisse a un visitante en 1941 – Durante más de cincuenta años he trabajado sin parar ni un

 

Matisse-nnbuu- mujer sentada- mil novecientos diecinueve- colección privada

 

instante. Desde las nueve hasta el mediodía, primera sesión. Almuerzo. Luego echo una siestecita y vuelvo a coger mis pinceles a las dos de la tarde hasta la

 

pintores.-588j.-Henri Matisse.-por Brassaï.-1939

 

noche. Usted no me lo va a creer. Los domingos, tengo que inventar toda clase de cuentos para las modelos. Les prometo que será la última vez que les rogaré que

 

matisse-ngr-mujer con sombrilla- mil novecientos diecinueve- Solothum- Suiza- colección Kocher

 

vengan y posen ese día. Naturalmente les pago el doble. Finalmente, cuando siento que no están convencidas, les prometo un día libre a la semana. » Pero,

 

pintores.-8juu.-Matisse.-por Brassai.-1939

 

monsieur Matisse – me respondió una de ellas -, ésto ya viene pasando desde hace meses y nunca he tenido una tarde libre.» ¡Pobrecillas! No comprenden. No obstante, no puedo sacrificar mis domingos por ellas solo porque tengan novio.»

 

mujer.- 4eedd.- Henri Matisse

 

Eran aquellos domingos de 1941, fechas en las que le escribía a su hijo Pierre: «Desde hace un año he llevado a cabo un enorme esfuerzo en el dibujo. Digo esfuerzo, pero me equivoco, porque debería hablar de floración al cabo de cincuenta años de esfuerzos. Tengo que hacer lo mismo en la pintura.»

 

pintores.-tgbb.-Henri Matisse en su estudio del sur de Francias.-1948

 

(Imágenes.-1.-Matisse en su taller- 1939.-Brassai/2.- mujer sentada- 1919.-colección privada/3.- Matisse en 1939. Brassai/4- mujer con sombrilla- 1919. – Solothun -Suiza- colección Kocher/5- Matisse 1939. Brassai/6. Matisse -Monique- 1942/ 7.-Matisse en su estudio del sur de Francia- 1948)

BRAQUE Y LOS PÁJAROS

Braque.- 5tyy8.- El pájaro negro y el pájaro blanco.- 1960.-Leiris SAS Paris.- Adagp Paris 2013.-Grand Palais

En la oración fúnebre que André Malraux dedicó a Braque el escritor afirmó que la gloria había entrado con discrección en su taller, “silenciosa e inmóvil como los pájaros blancos que desde su vejez aparecieron en sus telas.”

Braque.- y788u.- un pájaro pasa por una nube.- 1957.- Fondation Maeght .- París

Se ha recordado por excelentes expertos que » en 1910 Georges Braque se hallaba en pleno frenesí cubista, en la fase denominada analítica, cuando sus cuadros, como los de Picasso, no eran sino un amasijo de líneas flotantes, como las siluetas de una bandada de pájaros sobre un horizonte grisáceo, moteado por tenues reverberaciones de un desvaído amarillo crepuscular».

Braque.- i8hh.- pájaro en el follaje.-. 1961.- Fondation Maeght.- París

«Tengo el cuidado – había confesado ya Braquede ponerme al unísono con la naturaleza, más que de copiarla.» «El cuadro está terminado cuando él ha borrado la idea.» «Es preciso contentarse con descubrir, pero guardarse de explicar.» «¿Qué es más fidedigno que la naturaleza? ¿Qué es aquello que es evidente sin que sea necesario demostrarlo, espléndido sin que sea necesario admirarlo?» «No es el pintor quien crea, es el cuadro. ¿Qué es? Cuanto más lo vemos más nos asombra ¿Qué es?» «¿Qué hay detrás del espacio y del tiempo’2

Braque.- y99i- a la puesta del sol.- 1958

«Está un poco agobiado – había descrito Jean Paulhan  al visitarle en 1946  -Trabaja en diez bocetos a la vez, de los cuales unos están colocados en caballetes, otros en el suelo sobre una especie de parrillas. Alguna vez cambia de sitio una hoja seca, una pata de cangrejo, un esqueleto de lagarto, que esperan sobre su mesa no se sabe qué. Retoca. Enmienda. Como un jardinero sus plantas.

Braque.- 466hh.- pájaros.- 1953.- museo del Louvre

O como un ganadero entre sus animales, no sin timidez. Se comporta de mil maneras. Le he visto dibujar con tiza en un encerado. Un día le sorprendí trasladando unas medidas sobre un panel. No tenía aire de divertirse.

Braque.-uuim.- pájaros.- un aleteo.-1955.-colección privada

Braque coloca en algún sitio una mancha de verde o de azul, se aleja, la mira y vuelve a aplastarla con el pulgar. A menudo se va al otro lado de la tela. Coloca una nueva mancha y añade: «De antemano, no se sabe nunca de dónde vendrá la llamada. Es preciso esperar…»

Braque.- ty88u.- un pájaro pasa por una nube.- 1957.- Fondation Maeght.- París

«¿Es de este modo como encuentra usted su camino?.- le pregunta Paulhan. «SÍ, todo depende del punto en que las cosas se encuentren: mi deseo y la alucinación. Cuando estoy bien impregnado del asunto es el lienzo el que me sorprende. Hace diez años que estoy preocupado por esto.»

Braque.- 58jjj.- aves en las nubes.- 1060.- Fondation Maeght.- París

«Braque en sus últimos meses – recordaba Paulhan -, abría una ventana inmensa por encima de su habitual naturaleza muerta. Pero ni el sol ni las nubes conseguían perturbar lo más mínimo la mesa y la cubeta, la hogaza o los dos salmonetes con los que hacía nuestras delicias y suscitaba nuestra serenidad: nuestra suficiencia.»

Y a Braque  – del que Kahnweiler decía que tocaba sinfonías de Beethoven al acordeón, bailaba cuando se presentaba la ocasión y también boxeaba – le rodearon al final de su vida los pájaros.

Braque.- 64ffrm.- tres pájaros.- 1961

pájaros en lienzos,

Braque.- uerrn,..-pájaros.- 1961

pájaros en esculturas,

pintores.-390j.-Georges Braque en su mesa de trabajo.-París marzo 1946.-foto Brassai.-photo rmn fr

pájaros en su estudio de pintor.

(Pequeña evocación cuando su obra se expone nuevamente en París)

(Imágenes.- 1.-el pájaro negro y el pájaro blanco.- 1960.- Grand Palais/ 2.-un pájaro pasa por una nube,. 1957,- Fondation Maeght.- París/ 3.- pájaro en el follaje.- 1961.- Fondation Maeghet – París/ 4.- a la puesta del sol.- 1958/ 5.- pájaros.- 1953.- Museo del Louvre/ 6.- un aleteo.- 1955.-colección privada/ 7.- un pájaro pasa por una nube.- 1957.- Fondation Maeght.- París/ 8.- aves en las nubes.- 1960.- Fondation Maeght/ 9.- tres pájaros.- 1961/ 19.- pájaros.- 1961/ 11.- George Braque en su mesa de trabajo.- marzo 1946.- Brassaï)

EL TALLER DE » GRANDS – AUGUSTINS»

pintores.-rrffvb.-Picasso en su estudio de Grands -Augustins.-París 1939.-Brassai

«Desde la calle, la casa no parece muy grandecuenta Patrick O `Brian en su biografía de Picasso -, pero una vez dentro la escalera varía, y los dos pisos superiores ocupados por el pintor tenían talleres que parecían catedrales de techo bajo. Resultaban todavía más impresionantes debido a que se llegaba a ellos por una oscura escalera en espiral. Al paso de los siglos, el edificio había sido dividido y ampliado sin seguir un plan preconcebido, por lo que, ahora, tenía buena cantidad de pequeñas estancias accesorias, junto con más escaleras imprevisibles, pero lo que quedaba principalmente grabado en la memoria del visitante eran los estudios, vastos y polvorientos espacios con grandes vigas y traviesas desnudas, viejas y rojas losetas hexagonales en el suelo, y altas ventanas que daban a un patio interior. Estas ventanas estaban orientadas a poniente, pero Picasso nunca se preocupó gran cosa de la luz. De muchacho había utilizado una lámpara o una vela, cuando la luz del día no le servía, y, ahora, encendía la iluminación eléctrica cuando el cielo de París estaba cubierto o cuando, como ocurría con frecuencia, decidía trabajar de noche.»

pintores.-66h.-Brassaï.-estudio de Picasso.-rue des Grandes- Augustins.-1944

En este taller de Grands -Augustins se pintó el Guernica. Prácticamente todos los estudiosos de la obra del pintor hablan de este inmenso taller, en lo alto de una mansión del siglo XVll que al parecer — como indica Pierre Cabanne en «El siglo de Picasso» – había formado parte del Hotel Savoie- Carignan antes de la Revolución, en el que Balzac situaba la acción de su «Obra maestra desconocida«. La descripción que hace Balzac de esta casa, de la empinada y sombría escalera –así lo recuerda Brassaï en sus «Conversaciones con Picasso» -, es de una sorprendente semejanza. En 1937 Picasso se traslada a este taller, conocido en el barrio como «el desván de Barrault«, por haber vivido allí algún tiempo el joven actor Jean Louis Barrault. (…) Pero «el desván de Barrault» – continúa diciendo Cabanne – no era un lugar corriente. El acceso lo tenía no por la noble escalera ornada de una barandilla en hierro forjado, sino por una siniestra escalerilla de caracol a donde apenas llegaba la luz.

Picasso.-eedvvn.-Brassai.-mano de Picasso.-romanianculture.org

Brassaï hará por esa época una fotografía de la mano de Picasso con un pincel. «Examiné – dice el fotógrafo – la «paleta» que aparecía también en la imagen. Picasso no suele tenerla casi nunca en la mano, se desembaraza siempre de ella, dejándola en una silla, en un taburete, incluso en el suelo… Muchas veces ni la utiliza, En la rue des Grands- Augustins mezclaba sus colores sobre una mesa desplegable recubierta de una espesa capa de hojas de periódicos. Una vez saturado de colores, de aceite de linaza, de aguarrás, quitaba y tiraba este mantel.»

Picasso.-55ty.-Brassaï.-Picasso y los retratos de Dora Maar en el taller de Grands Augustins

Ahora que ese ático de París cobra actualidad, los recuerdos y evocaciones de aquel célebre taller reavivan la memoria. El cuarto donde pintaba Picasso tenía como se sabe las paredes inclinadas, y a través de las tablas que formaban el bajo techo caía una lluvia de polvo procedente de la buhardilla… Eran los tiempos de Dora Maar. Precisamente una de las noches en las que los dos se conocieron, sentado junto a ella en el café, Dora se quitó lentamente los guantes de lana negra bordados de florecitas rosa que llevaba y – como recuerda también Cabanne  – mientras Picasso hablaba, ella jugueteaba con una navajita afilada clavándola en la mesa entre sus dedos separados; de vez en cuando, fallaba el golpe y la punta le pinchaba la mano haciendo brotar una perlita de sangre. Fascinado, Picasso pidió a la joven que le diera sus guantes y los tuvo guardados en una vitrina del taller en la calle Grands- Augustins, donde conservaba sus recuerdos más preciados.»

(Imágenes:- 1.Brassaï.-Picasso en su estudio de la calle des Grands- Augustins-1939/2.-Brassaï.-Picasso en ese mismo taller.-1944/3.-Brassaï.-mano de Picasso.-romanianculture.org/ 4.- Brassaï.- Picasso y los cuadros de Dora Maar en el taller de Grands- Augustins.-1939)

AMISTAD DE LOS LIBROS

libros.-4wwcv.-Agnolo di Cosimo.-Retrato de Lucrezia Panciatichi.-detalle.-1545«La amistad de los libros es una imitación atenuada de la amistad de los hombres» – recordaba Alfonso Reyes. Siglos antes Lope ya se había pronunciado: «Es cualquier libro discreto, un amigo que aconseja y reprende en secreto«.  De «La amistad en la vida y en los libros» – el interesante volumen del argentino Ricardo Sáenz Hayes – ya hablé en Mi Siglo. También de las primeras lecturas de algunos escritores: Naipaul, por ejemplo, de la influencia

libros.-134.-Karen Kilimnik

de los libros en su vida. Y sobre la lectura y su necesidad para el hombre Harold Bloom, entre muchos otros, evocaba que leemos a Shakespare, Dante, Chaucer, Cervantes, Dickens y demás escritores de su categoría porque la vida que describen es de tamaño mayor que el natural. «Éste es, pues, el mérito de Shakespeare decía Samuel Johnson en el prefacio a sus obras teatrales -: que sus dramas son el espejo de la vida; que aquel cuya mente ha quedado enmarañada siguiendo a los fantasmas alzados ante él por otros escritores pueda curarse de sus éxtasis delirantes leyendo sentimientos humanos en lenguaje humano, mediante escenas que permitirían a un ermitaño hacerse una opinión de los asuntos del mundo y a un confesor predecir el curso de las pasiones».

libros.-6ggb.-Sylivia Beach en su librería de París

Cuando los escritores principiantes llegan a preguntarse alguna vez por qué escribir, parece que resonaran las palabras del italiano Gesualdo Bufalino: «Se escribe para recordar, para ser recordado, para vencer la amnesia, el silencio, el agujero oscuro del tiempo. Se escribe también para no morir, para durar. Se escribe como medicina, para consolarse, para consolar. Para volver inofensivo al dolor. Se escribe para ser feliz, se escribe para testimoniar, para dejar testamento de uno. Se escribe para jugar. Se escribe para darle un sentido a la insensatez del mundo. Para evocar. Para bautizar las cosas, para prorrogar la vida, para persuadir, para seducir. Para profetizar. Para lavarse el corazón. Para conocerse, para saber quién somos».

libros.-eewb.-Bronzino.-detalle del Retrato de un hombre joven.-1530

Y cuando los lectores principiantes llegan a preguntarse alguna vez por qué leer, parece que resonaran entonces estas palabras de Harold Bloom: «leemos porque no podemos conocer a fondo a toda la gente que quisiéramos; porque necesitamos conocernos mejor; porque sentimos necesidad de conocer cómo somos, cómo son los demás y cómo son las cosas. Hago un llamamiento a que descubramos aquello que nos es realmente cercano y podemos utilizar para sopesar y reflexionar. A leer profundamente, no para creer, no para contradecir, sino para aprender a participar de esa naturaleza única que escribe y lee.»

libros.-789.-Paris.-La Librairie de la Lune.-Brassaï.-1930

(Imágenes:- 1.-Agonolo di Cosimo.-Retrato de Lucrezia Panciatichi-detalle.-1545.-Galleria Uffizi.-Florencia/ 2.- Karen Kilimnik.-2009/ 3.-Sylvia Beach en su librería de París.-1945.-David E. Scheman/ 4.-Bronzino.-1530/ 5.-Brasaï.-librería de la Lune.-1930)

TALLERES DE PINTURA

ALBERTO GIACOMETTI ET ANNETTE

Cuando Balzac describe el taller de Franz Porbus en «La obra de arte desconocida» intenta darnos una lección estética: decir creación pictórica es decir igualmente creación literaria. Los escritores en muchas ocasiones se han asomado a contemplar cómo trabajan los pintores y a su vez los pintores han querido dejar huellas en sus cuadros sobre el quehacer de los escritores. «El taller del pintor» de Gustave Courbet se une a «Un taller en Batignolles» de Fantin-Latour y a ellos hay que añadir, entre muchos otros, el taller de Elstir, observado atenta y sensiblemente como siempre por la prosa de Proust, o al que muestra Albert Camus  en su «Jonas o el artista en el trabajo» dentro del volumen «El exilio y el reino«.

Autoportrait, atelier de Skrubben à Kragerø

«Los discípulos ayudaban a Jonas de otra manera – escribe Albert Camus -, obligándole a dar su opinión sobre su propia producción. No pasaba día sin que le llevaran algún lienzo, apenas esbozado, que su autor colocaba entre Jonas y el cuadro que estaba pintando, a fin de que el esbozo recibiera mejor la luz. (…) Así transcurría el tiempo de Jonas, que pintaba en medio de sus amigos y alumnos, instalados en sillas dispuestas, ahora, en círculos concéntricos alrededor del caballete. Frecuentemente, los vecinos aparecían también en las ventanas de enfrente y se sumaban a su público. Discutía, cambiaba puntos de vista, examinaba los lienzos, sonreía a Louise al pasar, consolaba a los niños y contestaba calurosamente las llamadas telefónicas, sin soltar nunca los pinceles, con los que, de vez en cuando, daba un toque al cuadro empezado».

pintores.-667b.-Henri Matisse.-en su taller de trabajo.-1939.-Brassaï

Proust, por su parte, aborda muchas veces la pintura y en alguna ocasión describe los talleres. Se ha dicho de Proust que Elstir, pesonaje inventado, es un «faro» en la narración del Narrador, sobre todo ante el camino de su vocación, porque le transmite una nueva visión de las cosas y le revela las leyes generales del arte.«Gracias a Elstir – ha recordado Jean-Yves Tadié en su «Proust -, un universo personal, sometido a un punto de vista único, se desvela en la metamorfosis ( que, en literatura, es la metáfora): las cosas no son nada por ellas mismas, todo está en la mirada del pintor«.

Juan Miro dans son atelier de Calamayor, Espagne, 1968

«El taller de Elstir – escribe Proust – se me aparecía como el laboratorio de una especie de nueva creación del mundo, donde, desde el caos que son todas las cosas que vemos, él había extraido, al pintarlos en diversos rectángulos de tela que estaban colocados en todos los sentidos, aquí una ola del mar  haciendo estallar con cólera contra la arena su espuma lila, allí un hombre joven de cuello blanco acodado sobre el puente de un barco».

Se crea entonces, entre pintor y espectador, una especie de alquimia llena de encantamiento rota únicamente por los trazos del arte que rompen el silencio.

(He tenido la fortuna de visitar algunos talleres a lo largo de mi vida – ver trabajar a Benjamín Palencia tirado en el suelo, terminando con las yemas de sus dedos «un Toledo» (como así me lo dijo), ver pintar a Juan Barjola sus rostros deformes, o asistir ante Pablo Serrano al remate final de sus esculturas.

Nada de eso olvidaré.)

(Imágenes:- 1.-Giacometti en su taller de trabajo/ 2.-Edward Munch en su taller.-1909-1910/ 3.-Henri Matisse trabajando.-1939.-Brasaï/4.-Joan Miró en su taller.-1968)

LA ÚLTIMA VEZ QUE VIVÍ EN PARÍS

No la última vez que lo vi – lo he visto después muchas veces -, sino la última vez que viví en la ciudad, a punto ya de dejarla, como escribí entonces, el 1 de abril de 1970, en ABC:

«París, nueve de la noche, siete de la tarde, abril, marzo, domingo, sábado, martes… Dos años traspasados por París, años envueltos en papel parisiense, mojados en  tintas de del río de París, tocados con  teclas de una máquina por cuya cinta había ido pasando un París azul indefinible, interminable. Capital

sin tiempo en el espacio, me has seguido, te vas; ciudad sin espacios de tiempo, te seguiré, me voy. Despego de la piel de París sobrevolando manchas, veinte distritos, colina de Montmartre de la memoria, orilla izquierda del entendimiento, cuarto de Auteuil de la voluntad. Una conversación de años cruza ahora ese puente del Sena; viene un olor a gas de la Sorbona, un sabor a lágrimas llega del bulevar de L´Hopital. Es entonces cuando mis recuerdos corren. Hace dos años mis recuerdos aprendieron a andar : entré por el ojo del

puente de Saint – Cloud a la hora en que Gabriel Marcel acogía el gran premio de la Villa, en los días en los que un consejo de ministros concedía a la muerte una definición legal; me voy ahora con el cadáver de Adamov, mientras Beckett dialoga con silencios y cuando Mauriac relata cómo un hombre da a luz a su propia agonía.

Hechos de París intensos: horas igual que años, años como días. Mayo de 1968, mes en incendio: humo envuelto en gritos, tos que ahoga los pulmones de Francia, una fiebre ascendiendo, el vahído levantado por ese mal de la mar que se esconde en la tierra. Más tarde, durante mese de convalecencia, en semanas de párpados cerrados, la desconfianza se irá meciendo al vaivén del

sopor. Hechos de París veloces: se trasplantan corazones en Medicina; se trasplantan ambiciones en política. De las elecciones legislativas a las elecciones cantonales, un arco tiende una sombra de noticias. He ahí esa noche del 27 de abril de 1969 de la que Charles De Gaulle se lleva en parte su secreto; he ahí unas elecciones presidenciales colocando a Francia a la entrada de nuevos caminos. Es el periodismo en París, el periodismo de la noticia ardiente, hirviente; no bien se ha pasado la hoja de la actualidad del día, que otra hoja aparece, un hecho mata al otro, las luces cambian, salta el rompecabezas: es el vértigo. Es el tiempo alado, un calendario sin aliento.

Años en París. La larga mancha en piedra que esculpiera Rodin para Balzac, me sigue, me asalta… En la isla de San Luis resuenan pasos de Claudel andando cada mañana a Notre-Dame…, se alza un telón al otro lado del río, y del espacio, pendiendo de un clavo invisible, el cuerpo de Gerardo de Nerval… Rueda el círculo de la geografía, gira la rueda histórica de la ciudad…: suenan instrumentos de música cerca de la Estación de Saint- Lazare, viene un hondo silencio desde el Bois de Boulogne, llega un olor que nace en Montparnasse

Y luego el río, los ríos de libros que van bajando al costado del Sena… Es la rueda, los ríos, es el libro: libros que van formando el río y montan sus lomos unos contra otros, láminas de páginas, aguas invadidas de letras…Es Paris, el Sena de palabras y cuantas historias se va llevando el Sena. Capital sin espacio, te he seguido, te vas. Ciudad sin tiempo, me seguirás, me voy».

José Julio Perlado.-ABC.-1 de abril de 1970.

(por cortesía del Archivo de ABC)

(Imágenes.- 1.-Willy Ronis/ 2.-Brassai.-1935/ 3.-Göksin Sipahioglu/ 4.-Jeanloup Sieff.-1975.-Café du Flore/ 5.-Jealoup Sieff.-1954/ 6.-Brassai,.1945)

OLORES INFANTILES, OLORES FAMILIARES

«A las albas de mi niñez – cuenta Eugenio D`Ors en sus Confesiones y recuerdos«-, van ligados dos olores. El primero es el olor de zanahorias descompuestas. Yo nací en lo más céntrico de la ciudad, cuyo urbanismo iba, poco después, a transformarse tanto, en la casa número 3 de la calle Condal, en la inmediatez de la Puerta del Ángel, cuyas murallas desaparecieron.(…) Los bajos de aquella casa, cuyo primer piso ocupaba el consultorio médico de mi padre y en cuyo entresuelo vivía mi abuelo igualmente, han conservado, hasta fecha muy cercana al día de hoy, (este texto de D`Ors es de 1950, publicado en «Correo Literario»), dos tiendas, además de un cuchitril de portero. En la portería actuaba, hacia la época de mi venida al mundo, un zapatero remendón; años transcurridos, el ocupante pasó a ser un relojero. Una de las tiendas se dedicaba al comercio de libros rayados. Pero la otra tienda siguió intacta. Era una vaquería. (…) El olor del pienso vacuno no había manera de suprimirlo. Para perderlo de olfato dio ocasión un cambio de domicilio, que se transportó, hacia los dos años de mi vida, a la calle de San Pablo, señoril y hasta entonada aún. Allí, el olor que se respiró fue muy otro. Frente al número 15 se abrían los almacenes del papel de fumar Valadia. Una esencia picante y característica llegaba hasta nuestros balcones, cuando estaban abiertos, y acompañaba nuestros primeros pasos por la calle. Entrambos olores, el del pienso de zanahorias y el del papel de fumar, dan un fondo común de paisaje olfativo a los recuerdos de mi primera infancia».

Son los olores muchas veces compañeros de las visiones, y éstas de las audiciones y del gusto, y todas ellas también del tacto, y así los primeros pasos de los sentidos en muchos niños que un día quizá lleguen a ser escritores quedan impresos en sus mentes y al fin no tendrán más remedio que volcar todo ello sobre un papel. Si se considera memorable la secuencia de Proust cuando escribe «en cuanto reconocí el sabor del pedazo de magdalena mojado de tila que mi tía me daba (…), la vieja casa gris con fachada a la calle, donde estaba su cuarto, vino como una decoración de teatro a ajustarse al pabelloncito del jardín que detrás de la fábrica principal se había construido para mis padres…», este sabor nos está abriendo las puertas de las reminiscencias y nos empuja a grandes tiempos de espacio y de novela. Pero el olfato siempre estará presente también. Olor proustiano de habitaciones cerradas – de dormitorios, de pabellones de caza, de recintos en los Campos Elíseos-, olores igualmente de espinos,», retenidos en sus elementos untuosos y densos», dirá Proust, olores en la avenida de las Acacias » cuyos perfumes, que irradiaban en derredor, hacían sentir de lejos la proximidad de una potente y suave individualidad vegetal«: blandura, unción, densidad, pesantez de tantos olores diversos y mezclados, modalidades sustanciales de aromas volátiles que se expanden en un espacio aéreo.


Siempre pues hay olores en las vidas, también en las literaturas.

Gil de Biedma, en «Retrato del artista en 1956«, desgrana los olores que le acompañaron:

«El olor a cuerpo y a prendas miserables. Los vagones del metro. Madrid: carne recalentada y ropa de difunto y un deje de grasa de chorizo, para fijar el aroma igual que el barniz una pintura. Londres: lana húmeda, chocolatinas baratas, cocina de manteca rancia, fish and chips, verduras tristes. París: sé que tiene un olor, pero se escapa.

(…)

Olor a escarcha y fuego de leña verde, pavesas en el aire. La Nava, años de la guerra civil, camino de la escuela en las mañanas.

Cocido y cuero recién curtido: Salamanca«.

 Olores retenidos. Olores conservados. Olores siempre.

(Imágenes:- 1.- John Singer Sargent.- 1885-1886.-Tate Gallery.-Londres/ 2.-Valentín Aleksándrovich Seróv.-Mika Mo Morozov.-1901.-State Treytakov Gallery.-Rusia/ 3.-Brassaï -Quai des Orfévres.- 1930-1932)

CONFIDENTES Y PERIODISTAS

Ahora que distintos diarios hablan nuevamente del arte de la entrevista periodística, evoco aquí algunas de las anotaciones y matices que en su momento hice sobre el tema en mi libro «Diálogos con la cultura». Históricas entrevistas no realizadas sin embargo por periodistas:

«Los diálogos con figuras de la Historia – recordaba entonces – tienen una cita excepcional cuando el portugués Francisco de Holanda conversa con Miguel Ángel en Roma, en San Silvestre, en coloquios de muy alto valor, a los que asiste Lactancio Tolomeo y la marquesa de Pescara. Los diálogos de este dibujante portugués « tienen toda la frescura y atractivo de una conversación escuchada – dice Sánchez Cantón -. Son los diálogos gratos de leer. Nos descubre un punto de aquello a que el historiados siempre aspira, hacer moverse y oir a las grandes figuras del pasado. Por una vez en su vida tocó Holanda las cimas a pocos reservadas; y dio ejemplo que imitar«. En verdad vemos a Miguel Ángel reirse y opinar entre el embajador de Siena en Roma, Lactancio Tolomeo y Victoria Colonna, poetisa, gran señora, viuda del marqués de Pescara, amiga de Miguel Ángel. El creador del «Moisés», «que posaba al pie del Monte Caballo – escribe Holanda -, acertó, por mi buena dicha, de venir contra San Silvestre, haciendo el camino de las termas, filosofando con su Orbino por la Via esquilina y hallándose tan dentro del recado no nos pudo huir, ni dejar de ser aquel que llamaba a la puerta». (…) Así, aprovechando su estancia cerca de diez años en Italia, de 1538 a 1547, Francisco de Holanda recoge en tres amplios diálogos lo que Buonarroti comentó sobre pintura y sobre varios temas.(…)

Pero Francisco de Holanda en el siglo XVl no es un periodista, como no lo fue Eckermann para Goethe, ni lo había sido Platón para Sócrates, ni lo sería James Bosswell para el doctor Samuel Johnson. Tampoco fue periodista el fotógrafo Brasaï en sus conversaciones con Picasso, el director Robert Craft para Stravinski, Umberto Morra para el crítico de arte Berenson, Gustav Janouch con Kafka, Goldenveizer para Tolstoi, o Émile Bernard con Cézanne. Más escritor también que periodista fue André Malraux en el siglo XX, acercándose a Mao, a De Gaulle y a Picasso, pero la pluma de Malraux «re-creará» ciertas cosas. (…) Alguna vez en Mi Siglo me he referido a todos ellos.

Hay libros de entrevistas como las realizadas por Alain Bosquet a Dalí que están muy por debajo de vivencias y evocaciones de marchantes como Kahnweiler o los recuerdos de amigos de artistas como Sabartés lo hiciera con Picasso. A veces, como en el caso de Bosquet, el periodista queda aplastado por las «boutades» encadenadas de un Dalí brillante, siempre resbaladizo, jugando a los equívocos permanentes. Se sabe que Dalí era así, pero el profesional del periodismo se ha quedado en el umbral de las captaciones, fuera de una atmósfera que quisiéramos habitar. Brassaï, en cambio, lo consigue. Conoce a la perfección que Picasso quedará en la historia de la pintura y no duda en entrar y salir de esos años – finales de los treinta y principios de los cuarenta – como entra y sale de estudios y de humores, abriendo puertas y anécdotas y estableciendo una corriente de vida, con Sabartés, Henri Michaux, Malraux o Kahnweiler. Brassaï, no siendo periodista, nos deja un calor más cercano de una existencia que se mueve, y al moverse provoca arte. Quisiéramos que Francisco de Holanda hubiera estado más tiempo con Miguel Ángel, que Platón nos describiera más gestos y movimientos de Sócrates, que Brassaï nos hubiera dejado más días con Picasso«.

Son confidencias y confidentes de vidas que permanecen en la Historia, confidencias que – sin provenir de periodistas – enriquecen el caudal de la entrevista. Al fin, el caudal del humanismo, también del periodismo.

(Imágenes:- 1.- Brassaï/.-2.-Miguel Ángel Buonarroti. autorretrato-grabado por A. Francois/3.- Picasso en la rue des Grandes Augustin.-1952.-Denise Colomb/4.-André Malraux.-Gisele Freund/5.-Dalí pintando en 1939.-ngv.vic.gov.au)

ANTE UN ALBERT CAMUS HORIZONTAL ( y 2)

 

Dos meses antes de morir, en noviembre de 1959, Albert Camus le confesaba a uno de sus mejores amigos, Jean Grenier, sus dificultades en la redacción de la que sería su última novela (publicada póstumamente) «El primer hombre» (Tusquets):» Me he retirado aquí (a Lourmarin) para trabajar y, en efecto, he trabajado. Las condiciones de trabajo siempre han sido para mí las de la vida monástica: la soledad y la frugalidad. Salvo lo que atañe a la frugalidad, son contrarias a mi naturaleza, aunque el trabajo es una violencia que me hago. Pero es preciso. Regresaré a principios de enero a París pero luego volveré a irme, y creo que esa alternancia es la forma más eficaz de conciliar mis virtudes y mis vicios, cosa que en última instancia es la definición del saber vivir».

La última página de «El primer hombre» diría: «como el filo de una navaja solitaria y siempre vibrante, destinada a quebrarse de un golpe y para siempre, la pura pasión de vivir enfrentada con la muerte total, él sentía hoy que la vida, la juventud, los seres se le escapaban, sin poder salvar nada de ellos, abandonado a la única esperanza ciega de que esa fuerza oscura que durante tantos años lo había alzado por encima de los días, alimentado sin medida, igual que las circunstancias más duras, le diese también, y con la misma generosidad infatigable con que le diera sus razones para vivir, razones para envejecer y morir sin  rebeldía».

Como cuenta Olivier Tood en su «Camus» (Tusquets), el novelista se levantaba en Lourmarin a las cinco de la mañana, daba un paseo por el camino de Cavaillon, bordeaba el castillo y volvía de su caminata antes de las ocho. Aquella excursión de un kilómetro le permitía espabilarse. Luego trabajaba en pie en su despacho, o sentado en la terraza. Al mediodía, huyendo del restaurante Ollier, de Lourmarin, a causa de que reconocían continuamente al Premio Nobel, su asistenta le preparaba diversos platos: vaca salada, tomates rellenos, empanada de pimientos y fruta. En varias cartas de diciembre de 1959, semanas antes de su brusco fallecimiento, explicaba sus altibajos como creador: «Contemplo el hermoso paisaje o la página en blanco, me desanimo ante el camino a recorrer, luego lo reanudo y olvido, y más tarde me desespero escribiendo tonterías, y luego vuelvo a empezar, para dejarlo todo y dar vueltas en el mismo sitio, preguntándome qué quiero hacer, no saberlo, intentarlo de todos modos, y clamar por un poco de genio, sólo un poco, un genio modesto que no curaría nada pero que al menos detendría este sufrimiento interminable. A pesar de todo avanzo, pero sin ninguna satisfacción, avanzo por avanzar, para decirme que lo he hecho, que está muy bien, que estoy aquí para eso, y no para tener genio, en el que no creo demasiado, puesto que creo en el aprovechamiento del tiempo (…) Para trabajar hay que privarse, y reventar. Reventemos, pues, dado que no quiero vivir sin trabajar (…) Sigo trabajando, pero con menor rendimiento. Es cierto que no habría podido soportar ese ritmo. Esta larga tensión solitaria es agotadora y es preciso que la continúe el mayor tiempo posible. El tiempo se ha echado a perder pero durante cinco días era la creación del mundo (…) No sé qué voy a hacer. Me obstino. ¡Ay, qué dura, desventurada – e irremplazable – es la vida del artista! (…) Todavía me quedan unos días de soledad antes de la llegada de la tribu y quiero aprovecharlos (…) Se diría que la función escribiente se ha agotado en mí por haberla ejercido demasiado. Es un fracaso del estilo. Mi trabajo está atascado desde hace tres días. De todos modos espero recuperarme un poco antes de mi vuelta».

Estas últimas reflexiones pertenecen a una carta del 23 de diciembre de 1959. Camus moriría en accidente de automóvil el 4 de enero de 1960. Muchos escritores se reconocerán en estas confesiones (vacilaciones y esperanzas) del oficio. Haber recibido el  Premio Nobel tres años antes no le aliviaba en su creación ni de las inseguridades ni de las angustias.

(Imágenes:-1.-casa de Albert Camus en la localidad de Lourmarin.-webcamus.free.fr/2.-foto Brassai: en el taller de Picasso el 16 de junio de 1940.-En la foto, entre otros, Lacan, Pierre Reverdy, Picasso, Simone de Beavoir, Sartre, Albert Camus, Michel Leiris y Jean Aubier)

LO BELLO Y LO BUENO

figuras.-CC4.-por Osang Gwon.-2002.-Arario Gallery.-Beigjing.-Seoul.-Korea.

«La esencia de lo bello. Según mi parecer – le decía el gran historiador del arte norteamericano Bernard Berenson al periodista Umberto Morra -, si se procede indagando, en el fondo de lo bello se encuentra lo bueno, como en el fondo de lo bueno se encuentra lo bello: es una fusión que forma el sentido del destino humano; bello (y bueno) lo que no se contradice, sino que ayuda y acompaña al destino humano, un quid que tiene, por lo tanto, en sí algo heroico y trágico. También la gente común siente este deseo; por lo tanto, lo bello es una cosa eminentemente deseable. Pero la gente está también lista a equivocarse y a correr tras falsos mensajes de belleza; obras falsamente míticas que parecen empapadas de un gran impulso heroico y plenas de destino: éstas son las más fácilmente traducibles».

Todo esto se lo decía Berenson a Morra ( «Coloquio con Berenson«) (Fondo de Cultura) en agosto de 1932, paseando por I Tatti, la villa situada en las colinas de Florencia, pero sobre todo paseando por las reflexiones del arte, como habían paseado también por otras avenidas parecidas el portugués Francisco de Holanda, en Romacon Miguel Ángel, Eckermann con Goethe, James Bosswell con el doctor Samuel Johnson y como lo haría el fotógrafo Brassaï con Picasso, el director de orquesta Robert Craft con Stravinski, Janouch con Kafka, Goldenveizer con Tolstoi o Émile Bernard con Cézanne, por citar algunas grandes conversaciones.

Tales conversaciones y tales palabras eran recogidas en la memoria o en el cuaderno de quienes escuchaban y en esas improvisadas lecciones de sabiduría, confesiones de destilada experiencia, parecía como si el arte, la filosofía y la historia se remansaran y el pensamiento entregara, a cada paso, la síntesis de una meditación.

figuras.-5519k.-foto por Jin-Ya Huang.-2007.-Sous les etoiles gallery.-New York.-photografie artnet

«Leer las cosas nuevas con el solo objeto de «estar al corriente» – le decía también Berenson a Morra en 1931 – es uno de los pecados contra el espíritu. A las cosas nuevas no hay que dedicarles más que la décima parte del propio tiempo y una parte mínima de la propia energía (que es siempre inferior a lo que esperamos) ¿Qué es esta «corriente»? Es un minúsculo río casi subterráneo que aparece en pocos salones; y hay corrientes, o mejor, hay una corriente más verdadera que aquella en que se piensa refiriéndose a la moda. Los periódicos, sí, los lee uno por las «cosas nuevas» que anuncian, pero es una lectura que cuesta poco trabajo especialmente a quien, como yo, tiene una práctica de cinco mil años de crónicas escritas».

Es esa gran cuestión de la reelectura de las cosas esenciales y la lectura esencial de cuantas cosas importantes nos quedan por leer, sin dejar por ello de atender a ciertas novedades.  Es el paseo bajo los árboles de la cultura,  confidencias de un amigo del espíritu.

(Imágenes: 1.-«Black hole».- Osang Gwon.-2000.-Arario Gallery.-Beijing.- Seoul- Korea.-artnet/2.»Guyver, dptych 2007″-.Jin-Ya Huang.–Sous Les Etoiles Gallery.-New York.-artnet)