ANIMALES

 

 

A principios de octubre se celebra el día mundial de los animales, y cuando se abren las páginas dedicadas por Ignacio Peyró a la vida y costumbres de Inglaterra – “Pompa y circunstancia” (Fórcola) – se encuentra uno con que “ la condesa de Eglinton, beldad célebre y mujer de intelectualidad y gusto, glosada como espejo de elegantes por Samuel Johnson, tenía domesticadas una docena de ratas que – según lamentaba su dueña – eran más agradecidas que cualquier persona con la que hubiese tratado. Alan Clark, por su parte, amaestraba grajillas. Y, junto al Club Taurino de Londres, no deja de haber otras agrupaciones – nos las cita Gardel-Jones – como el Fondo de Bienestar para Gatos Orientales o la Sociedad para la Educación sobre Hurones.

 

 

(…) La realeza amó los perros, y cada estirpe privilegió una raza, de los spaniels de Tudores y Estuardos a los pugs de la casa de Orange o los corgis de los Windsor. Es un amor antiguo: el duque de York, Eduardo ll, prisionero tras la batalla de Agincourt, escribe un pequeño tratado venatorio en el que juzga al perro como “ una criatura de razón” y “la mejor de entre todas las criaturas divinas”. En tiempos de la reina Victoria, precisamente cuando el bulldog comenzó a encarnar de modo icónico los valores de Inglaterra, los perros fungieron también como relaciones públicas de su dueño o símbolo de estatus: “ uno no puede llevar cualquier chucho tras de sí”. Augusto Assía, corresponsal español en Londres, los ve como único símbolo de posición social del “gentleman” tras el auge del sinsombrerismo”.

 

 

(Imágenes.1-Carol Gucy/ 2- Louis Wain- Wikipedia/ 3-Winslow Homer- 1893)

LA INSPIRACIÓN

 

 

«A la pregunta de qué es, en caso de que exista, los poetas de hoy dan una respuesta evasiva. Y no porque no hayan sentido lo beneficioso de este impulso interior. El motivo es otro. No es fácil explicar algo que uno mismo no entiende.

Yo también, al ser a veces interrogada sobre la inspiración, mantengo una prudente distancia respecto a lo esencial. Pero digo lo siguiente: la inspiración no es un privilegio exclusivo de los poetas o de los artistas en general. Hay, ha habido y seguirá habiendo cierto grupo de personas a las que toca la inspiración. Son todos aquellos que conscientemente eligen su trabajo y lo realizan con amor e imaginación. Se encuentra médicos así, y pedagogos, y jardineros, y otros en cien profesiones más. Su trabajo puede ser una aventura sin fin siempre y cuando sean capaces de percibir nuevos desafíos. A pesar de dificultades y fracasos su curiosidad no se enfría. De cada duda resuelta sale volando un enjambre de nuevas preguntas. La inspiración, sea lo que sea, nace de un constante «no sé».

 

 

Personas como esas no hay muchas. La mayoría de los habitantes de esta tierra trabaja para ganarse la vida, trabaja porque tiene que trabajar. No son ellos mismos quienes con pasión eligen su trabajo, son las circunstancias de la vida las que eligen por ellos. El trabajo que no gusta, el que aburre, valorado sólo porque, incluso siendo desagradable y aburrido, no es accesible para todos, es uno de los peores infortunios humanos. Y no parece que los siglos que vienen vayan a traer algún cambio feliz.

Así pues me permito decir que, si bien les quito a los poetas el monopolio de la inspiración, los incluyo, de todos modos, en el pequeño grupo de los favorecidos por el destino».

Wislawa Szymborska«El poeta y el mundo» (Discurso de recepción del Premio Nobel)

 

 

(Imágenes-1-Twombly– 1970/ 2.-Geraldine Sy/ 3.-David Kapp– 2014)

YO PINTO COMO SI FUERA ANDANDO

 

 

«Yo pinto como si fuera andando por la calle – decía Joan Miró en 1958 -. Recojo una perla o un mendrugo de pan; es eso lo que doy, lo que recojo; cuando me coloco delante de un lienzo, no sé nunca lo que voy a hacer; y yo soy el primer sorprendido de lo que sale.

Ir de mejoramiento en mejoramiento, en el sentido extremo de la palabra, es ir hacia una pura decadencia. Por donde hay que ir perfeccionándose es por dentro, a pesar de que ello comporte, como sucede con frecuencia, un fracaso exterior.

 

 

Considero que para hacer algo en el mundo se ha de sentir amor al riesgo y a la aventura y, sobre todo, saber prescindir de eso que el pueblo y las familias burguesas llaman «porvenir».

No creo que el arte haya llegado a ningún callejón sin salida. El hombre siempre irá abriendo nuevas puertas; lo importante es saber a dónde conducen esas puertas. Y luego  tener fuerza para emprender el camino que se vea desde ellas».


(Imágenes – Joan Miró : 1- un pájaro persigue a una abeja – 1927 – foto metropolitan museum art artist- rights soviety New York – the New York Times/ 2- 1976- andrew weiss gallery- artnet/ 3- el lagarto de las plumas de oro -1967- andrew weiss gallery- artnet)