«Olvidado Rey Gudú» – confesaba Ana María Matute – es el libro de mi vida, el que siempre deseé escribir», y reconocía que «aunque transcurre en el siglo X, todo lo que ocurre es absolutamente vigente, y hasta resulta cotidiano.» «Lo fantástico de mi obra tiene toda la intencionalidad de la realidad. La parte fundamental de «Olvidado Rey Gudú» es cuando su madre, siendo aún niño, le quita la capacidad de amar. Ella ha sido una víctima del amor, porque solamente se ha tratado en su vida con un anciano. ¿Cómo se enamora una muchacha de trece años de un hombre viejo? Resulta que el hombre que tiene que atraerla es un hombre con experiencia. Y es ella quien lo paga muy caro porque el viejo no se enamora de ella, es ella quien se enamora. Y la trata mal (… ) Como yo dije alguna vez «el amor es una maravillosa equivocación.»
Conocí a Ana María Matute en Barcelona, en 1962. Estaba aún casada con Ramón Eugenio de Goicoechea y le contó a Manuel del Arco en una de aquellas entrevistas brevísimas como fogonazos que ella siempre escribía para sí misma. A Salvador Paniker le confesó que escribía a máquina «porque la máquina es una cosa fría que se parece a la imprenta y que permite apreciar mejor los defectos.» A la vez, que escribía por las mañanas «porque estoy medio dormida, lo cual para escribir va muy bien. Pongo música bajito, de manera que casi no la oiga, y procuro no mirar el papel blanco, porque si lo veo quedo aterrada. El papel blanco es el principal enemigo del escritor. Yo no quiero verlo. Pienso en el libro, y a medida que
lo pienso lo escribo. Soy una escritora más intuitiva que reflexiva. Un libro igual puede durarme seis meses que un año, o dos, o tres. Lo que más me cuesta es encontrar el tono. Cada libro requiere el suyo (…) Escribo en una holandesa a doble espacio; anima más que el folio. Yo, para comenzar, suelo escribir unas páginas llenas de estupideces; ya sé que son estupideces, pero las escribo porque son muy útiles para afinar el tono. Ahora bien, una vez el tono afinado, me paso horas escribiendo sin parar, ya no tengo la angustia del papel blanco y voy llenando hojas de una manera, digamos, torrencial.»
» Mi forma deseada de escribir – contestaba a Valerie Milles en «Mil bosques en una bellota» – hace parte de la magia, de la magia de la literatura, de la literatura como invención (….) No me he limitado a contar, a narrar. Yo imagino. Invento (…) La infancia es algo que no se pierde nunca. La infancia marca. He insistido bastante en que la infancia, el niño o la niña que fuimos, la llevamos dentro para siempre y es un lugar muy rico para la imaginación y la invención.»
Hoy ha muerto Ana María Matute.
Descanse en paz.
(Imágenes.-1.- Ana María Matute- vivirextremadura.es/ 2.-Ana María Matute- clubdelecturazamora/ 3.-Ana María Matute- participaradio5-rtv/ 4.-Ana María Matute en su casa de Sitges, en 1970- publico.es/ 5.-Ana María Matute- eldia.es)




