«Tengo una pequeña sensación, mas no consigo expresarme – decía Paul Cézanne -; soy como aquel que poseyendo una pieza de oro no puede, sin embargo, servirse de ella».
«El tiempo y la reflexión, por lo demás, van modificando paulatinamente nuestra visión hasta que, por último, llegamos a comprender.»
«… tendría que haber dicho: cierto blanco metálico, aluminio o algo así, porque gris, literalmente gris – escribía Rilke en una carta el 24 de octubre de 1907 – no hay en los cuadros de Cézanne. Ante su mirada inmensamente pictórica no tenía validez de color: al examinarlo a fondo lo descubría violeta, o azul, o rojizo, o verde. En especial reconoce con gusto al violeta (un color que nunca hasta entonces había sido desplegado de manera tan minuciosa y variada) allí donde nosotros esperamos sólo gris y nos contentaríamos con él; pero él no cede y extrae violetas que están como hundidos, así como lo hacen algunos anocheceres, anocheceres de otoño sobre todo que abordan al agrisado oscurecer de las fachadas directamente como violeta, de modo que este les responde en todos los matices, desde un lila leve y oscilante hasta el violeta denso del granito de Finlandia (…) Si bien es característico en él usar amarillo cromo y lacre rojo intenso sin mezcla en sus limones y manzanas, sabe sin embargo mantener la sonoridad dentro del cuadro: plenamente, como en un oído resuena en el interior de un azul que escucha atento, y recibe de él una respuesta muda de modo que nadie en el exterior se sienta requerido o reclamado.»
«Cartas sobre Cézanne» de Rilke, escritas desde la rue Cassette (Editorial y Librería Goncourt)…
Violetas de Cézanne, el hombre que al principio confesaba: «Tengo una pequeña sensación, mas no consigo expresarme…
(Imágenes:-1.-Cezanne.-1894/2.-Cezanne.-1885/3.-Cezanne.-1890.-Barnes.-Fundación Philadelphia/4.-Cezanne el 19 de abril de 1906.-foto Gertrude Osthaus.-Marburg/Art Ressource.-NY)



