LA BIBLIOTECA DE NOCHE

«Durante el día – dice Manguel -, en la biblioteca reina el orden. Me muevo con un propósito concreto, a lo largo y a través de los corredores de letras, en busca de un nombre o de una voz, convocando los libros a mi presencia de acuerdo con la clasificación que tienen asignada. La estructura de la biblioteca es evidente: un laberinto de líneas rectas, no para perderse sino para encontrar; una habitación dividida que sigue una ordenación aparentemente lógica; una geografía obediente a un índice predeterminado de materias y a una jerarquía memorizable de letras y de números.

Pero de noche, el ambiente cambia. Los sonidos son más ahogados, los pensamientos se hacen oír con mayor fuerza. (…) Un libro llama a otro inesperadamente, creando alianzas por encima de culturas y siglos diferentes. Una línea a medias recordada despierta el eco de otra por razones que, a la luz del día, siguen sin hacerse evidentes. Si la biblioteca parece por la mañana un eco del severo y razonablemente ilusorio orden del mundo, de noche parece regocijarse en la confusión festiva, esencial, del universo».

(Imagen: «The Joy of Books»)