GUIJARROS DE HENRY MOORE

Todas las maternidades del mundo parece que estuvieran concentradas en las curvas envolventes de Henry Moore. El niño en bronce es amparado por el bronce de la madre recostada y todas las inseguridades de la vida quedan diluidas al amparo de la maternidad.

Pero hasta llegar a esto el gran escultor británico puso toda su atención – desde niño – en los guijarros perdidos en el suelo, desperdigados por los caminos. «Los guijarros y las piedras – decía Henry Moore en 1934 al hablar de «las características de la escultura» – nos muestran cómo trabaja la piedra la naturaleza. Los guijarros pulidos por el mar nos muestran cómo puede alisarse o frotarse la piedra y los principios de la asimetría. Las secciones y hendiduras de las rocas, por otra parte, nos muestran el vigor de un bloque irregular. Los huesos tienen una fuerza estructural maravillosa y un gran interés formal; los troncos de los árboles nos muestran principios como el desarrollo y la fuerza de las articulaciones, que permiten pasar ágilmente de una parte a otra; las conchas muestran las formas duras pero huecas de la naturaleza (la escultura en metal) y poseen una plenitud formal absolutamente única».

Todo era por tanto observación en Henry Moore, todo era atención. Paul Klee, al que recientemente me he referido en Mi Siglo, hablaba de las dos clases de atención en el artista, una atención normal y una atención con esfuerzo, las dos aplicadas – decía Klee – a la pintura o a la música. Pero naturalmente esta atención era permanente en Moore, le acompañaba en todos sus paseos.

En «La voz del escultor«, en 1937, confesaba: «durante muchos años he pasado temporadas en la misma parte de la costa, pero cada año la forma nueva de algún guijarro captaba mi atención, una forma que el año anterior no había visto aunque hubiera cientos de guijarros. De los miles de guijarros con que me topaba al pasear por la orilla, había uno cuya forma me entusiasmaba pues se adecuaba al interés formal que me ocupaba en aquella época«. También en 1937, al hablar de «la ceguera para las formas» en «The Listener«, se refería a las limitaciones de la atención. «La «ceguera para las formas» – decía – es más común que la ceguera para los colores. Cuando los niños aprenden a mirar, al principio sólo distinguen formas en dos dimensiones (…) Más tarde (…)  terminan desarrollando ( en parte mediante el tacto) la capacidad de juzgar rudimentariamente las distancias tridimensionales. Pero una vez satisfechas las exigencias de las necesidades prácticas, la mayoría de personas no va más lejos. Aunque pueden llegar a desarrollar una considerable agudeza en la percepción de las formas planas, no llegan a realizar jamás los esfuerzos intelectuales y emocionales necesarios para captar la forma en toda su realidad espacial».

Era Moore el hombre de la atención como artista, el hombre de la observación.»La observación de la naturaleza forma parte de la vida del artista – decía -, enriquece su conocimiento de la forma, le ayuda a mantener cierta pureza, evita que su trabajo se limite a meras fórmulas, y le proporciona inspiración«. Pero cuando en 1941 la naturaleza es violentada por la guerra y la serenidad del paisaje se agrieta en refugios, la atención de Moore se hace lúcida y dolorida y su mano dibuja las imágenes de los subterráneos, vidas dormidas en los miedos del metro.

Nace así otro tipo de atención al tremendo silencio de los cuerpos, al sopor de las bocas entreabiertas,

Nace así la atención a los pliegues, a los sueños apenas esbozados,

Nace así la atención a la hilera de túneles, esperas interminables bajo los bombardeos.

Se ha dicho de Moore que más que enseñar a dibujar enseñaba a mirar. Mirar huesos y conchas, mirar el nacimiento de bóvedas y gargantas, mirar agujeros y  huecos en maderas y en piedras, mirar guijarros en el dolor.

(Imágenes- 1.- madre y niño reclinados.-bronce – 1983.- foto Anita Feldman.- Fundación Henry Moore/ 2.-grupo familiar.- 1946.-fundido en bronce.- Fundación Henry Moore/ 3.- rosa y verde de Henry Moore.- Sleepers.-1941.- dormir en el metro de Londres durante los bombardeos.- Fundación Henry Moore.-Tate/ 4.- refugio/ 5.- la perspectiva del tubo refugio.- la extensión de Liverpool Street.- 1941.- foto Tate.-Fundación Henry Moore/ 6.-Henry Moore.- foto Jane Bown.- guardian. co. uk)

4 comentarios en “GUIJARROS DE HENRY MOORE

  1. Me alegro, doctor Doña, de que te haya gustado. Para mí es una satisfacción colaborar con una frase en la cabecera de tu nuevo e interesante blog.
    Un abrazo.

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