«Hubiera querido sentirme áspero y esencial
como los guijarros que volteas,
comidos por el salitre;
esquirla fuera del tiempo, testimonio
de una voluntad fría que no pasa.
Otro distinto fuí: hombre atento que examina
en sí, en los demás, el hervor
de la vida fugaz – hombre tardío
a la acción, que nadie, después, destruye.
Quise buscar el mal
que carcome el mundo, la pequeña torcedura
de una palanca que para
la maquinaria universal; y vi todos
los eventos del minuto
prontos a disgregarse en un derrumbamiento.
Siguiendo el surco de un sendero, me encontré
con lo opuesto en mi corazón, con su ofrecimiento; y acaso
preciso me era el cuchillo que corta,
la mente que decide y se resuelve.
Otros me eran los libros necesarios,
no tu página retumbante.
Mas nada sé añorar: tú aún desatas
esos nudos internos con tu canto.
Tu delirio ya sube a las estrellas».
Eugenio Montale: «Mediterráneo» (1924).-«Huesos de jibia» (1920-1929)
(Imágenes:-1.- Minor White.-.-1947.-Archivo White.-Universidad de Princeton.-Master of Photography/ 2.- Floriana Barbu.-photo.net)