VIAJE DE LOS TRES REYES

«Entre las urgencias de estos días, no es la menor preguntar de cada y cuándo por dónde andarán los tres señores reyes del Oriente, si van subiendo o bajando, pasan un puente o coronan una colina, moran en almenado castillo o levantan tiendas en el campo, o hacen noche en un oasis del desierto. Lentos paisajes del Sur, como en el hermosísimo verso de Cernuda «dormidos en el aire», parecen tener la necesaria sabrosa nostalgia para tal viaje.

(…)

Pero, ¿por dónde andarán, amigos? ¿Dónde están, al alba y a la noche? Quién pudiera, como Jacopone en el camino de Milán, verlos pasar por el silencio de la noche, por el filo del silencio como por por el borde de una copa llena de sombra: unas alegres luces bajando hasta un puente de madera, y oir el ligero trote en la tablada, como un tambor de fiesta, y verlas perder luego, las luces, por el camino que cruza un  castañar, y preguntar a un paje que va retrasado – un pajecillo de oscuro rostro, que lleva una dalmática roja y si te habla se quita una gorra blanca, una monterilla con plumas, y va perfumado con agua de canela -, quiénes son aquellos altos, nobles y poderosos señores, y oírle ceceando decir que son don Melchor, don Gaspar y don Baltasar, que van camimo de Belén por mor de una estrella que corre a trasmano por la banda del cielo. Y tú pasmas, porque aprendes que el camino que pensabas iba a Betanzos o a Tuy, resulta que va a Belén, y miras la estrella, caminera y dorada, y le agradeces al pajecillo, que ya se va, corriendo, a tomar la brida del palafrén de su señor. Yo sé de cierto que en algún camino, en algún apartado lugar, cualquiera, a esta hora en que Dios anochece sobre el mundo, podrá ser vista la incomparable comitiva».

Álvaro Cunqueiro: «El viaje de los tres Reyes».- de la serie «Retratos imaginarios«.- «Viajes imaginarios y reales« (Tusquets)

(Imagen: Charles Martin.-The New Yorker.-1968)