
«A mí me ha sucedido muchas veces
buscarme inútilmente, y no encontrarme
aunque estaba citado en la esperanza
de una ternura fija, y ver pudrirse
las rosas que llevaba entre las manos.
Y hallar que la palabra no servía
que era inútil el canto, derrotada
la palabra en los labios, miel sin nadie,
en busca de su labio». («Canciones») (1933-1940)

«Divinamente dulce y bien plantada,
en el florero, en las habitaciones
como que tienes tierra en las honduras
del corazón cantor, de la honda pena
donde nacen las rosas de este mundo,
la angustia que estercola la belleza,
el temblor que te presta los colores,
el rozar a que pides suavidades
y la esperanza que te lleva aleve,
ala sobre las cosas, tan sin peso,
tan con suspiro, prisa, tan diciendo:
¿Estás bien? Tengo prisa. ¿Soy hermosa?». («Cantos a Rosa«) (1954)
(A la memoria del excelente poeta José Antonio Muñoz Rojas que ha muerto el 29 de septiembre y al que me referí hace unos meses en Mi Siglo)
(Imágenes.-José Antonio Muñoz Rojas.-1.-rtpa.es/2-elmundo.es)
José Julio: qué grande Muñoz Rojas, sí.