«Oh libertad errante, soñadora,
desnuda de verdor, libre de venas,
arboleda del mar, fugaces nubes:
si en lluvia el desengaño te convierte,
la forma de mi copa podrá darte
una pequeña sensación de cielo.
Vuelve a la tierra, oh mar, vuelve a la vida,
a las cadenas de los largos ríos,
a las prisiones de los hondos lagos;
vuelve afilada a penetrar mil veces
angostos laberinto vegetales.
Oh libertad, tus puertas son heridas.
No las quieras abrir, sigue encerrada
en la sediente piel, o te sostenga
el inclinado cauce del torrente.
Todo sueño que es nube se deshace.
Vuelve a brillar el sol, pues la blancura
de esa ilusión de libertad celeste
es tan sólo una sombra hecha jirones.
No sueñe más el agua y tenga vida
en la savia o la sangre, tenga sólo
en mí su libertad, libre en mis lágrimas».
Manuel Altolaguirre: «Las nubes» («Poemas en América») «(El arroyo de los ángeles».-Málaga,1955)
Varias veces he hablado en Mi Siglo de las nubes. Los poetas las han cantado siempre. El poeta José Luis Cano tuvo en su cabeza durante años lo que luego iría publicando como «Antología de la nube«.
También Altolaguirre escribió en su poema «A la nube«:
«Ni un músculo se mueve
en tu fuga veloz, nube tranquila;
no eres ya como el cuerpo
líquido que saltaba
en la tierra, en tu vida;
no eres ola ni río,
eres un alma o ángel
que pese a su blancura
ha de ser condenado
a deshacer su túnica
en lluvia, nieve o llanto».

Y mucho tiempo antes Abu Abd-al -Malik había dicho de ellla:
«La nube es como un amante apasionado:
en el trueno está el ardor y el lamento;
los relámpagos son el fuego de su amor;
la lluvia, sus lágrimas flluyentes».
(Imágenes: 2.– Falling 2.-2005.-Neeta Madahar .- Howard Yezerski Gallery.-artnet)
Qué bello y triste poema de Altolaguirre. Ese verso «Oh libertad, tus puertas son heridas», cuanta sabiduría de la vida. Gracias, José Julio.
Carmen
Últimamente me he encontrado las cosas más fantásticas de la vida gracias a especiales casualidades… y estos poemas son parte de esa fantasía casual que envuelve mi existencia en estos momentos y para siempre. Gracias hermano, ¡saludos!
Víctor A.