BANCA Y POESÍA


“La poesía no me ha sido de gran ayuda en mi carrera bancaria; en cambio, mi trabajo en banca me ha permitido escribir mis poemas. Por la noche, no tenía el espíritu envenenado del trabajo del día y podía llevar adelante dos vidas intelectuales distintas — decía el gran poeta inglés T. S. Eliot—. El trabajo en banca — confesaba también a sus amigos— es el más interesante del mundo. Es tranquilo y me permite vivir en Londres, continuar mis trabajos y ver a los amigos: el banco es acogedor y estimulante.

A mi me ha resultado muy útil ejercer otras actividades, como trabajar en un banco o incluso ser editor. Y creo también que el hecho de no disponer de todo el tiempo que querría me lleva a concentrarme. Quiero decir que me ha impedido escribir demasiado. Por lo general, el peligro de no tener nada más que hacer es que uno se ponga a escribir demasiado en vez de concentrarse en una producción más pequeña y perfeccionarla. Al menos ése sería el peligro para mí.

Escribí buena parte de mi obra de teatro ”El viejo estadista”, con lápiz y papel, sin pulir nada. Luego lo pasé yo mismo a máquina antes de dársela a leer a mi mujer. Cuando paso a máquina yo, introduzco cambios bastante considerables. Aunque tanto da que escriba a mano o a máquina, cualquier composición un poco larga, como una obra de teatro, me exige una rutina horaria, por ejemplo de diez a una. He descubierto que tres horas al día es lo máximo que puedo dedicar a la composición en sí. Después quizá pulo algunos detalles. Al principio me encontraba con que a veces quería seguir escribiendo un rato más, pero cuando al día siguiente veía el resultado comprobaba que lo escrito tras esas primeras horas nunca era satisfactorio. Es mucho mejor parar y ponerse a pensar en otra cosa completamente distinta.”

(Imágenes—1-Jonnho Jeon – 2006/ 2- TS Eliot- elpais / 3- Eliot y Virginia Woolf- abc es)

EL RELOJ Y EL TIEMPO

“El reloj hace tic- tac, Las saetas son convoyes que cruzan un desierto — escribe Virginia Woolf en ”Las olas” —. Las negras rayas en la cara del reloj son verdes oasis. La saeta larga se ha adelantado en busca de agua. La otra avanza penosamente a tropezones sobre las ardientes piedras del desierto. La puerta de la cocina bate una sola vez. A lo lejos ladran perros salvajes. Mira, el lazo en el trazo del número comienza a llenarse de tiempo, contiene el mundo en su interior. Comienzo a trazar un número, y el mundo queda enlazado en él, y yo estoy fuera del lazo, que ahora cierro — así— , sello y completo. El mundo forma un todo completo, y yo estoy fuera de él, llorando, gritando “¡ Salvadme, de ser expulsada para siempre del lazo del tiempo!”

(Imagen— reaktorplayers)

UN PINCEL HÚMEDO

“La manera para volver a ponerse a escribir es la siguiente: —decía Virginia Woolf —primero, leves ejercicios al aire libre ; segundo, lectura de buena literatura. Es un error creer que la literatura puede producirse partiendo de materiales no elaborados. Estoy revisando ”La señora Dalloway”, volviéndola a escribir a máquina desde el principio, lo cual es, más o menos, lo que hice con ”Fin de viaje”, me parece un buen método, ya que de esta manera se pasa un pincel húmedo sobre la totalidad, con lo cual se unen partes que fueron compuestas por separado, y se secaron.”

(Imagen- Virginia Woolf – por Gisele Freund)

PAISAJES

‘Se admira solamente aquellos paisajes que ya hemos admirado.— decía Cesare Pavese—. (“ La mitad de la belleza de un paisaje o una casa procede de conocerlo”- Virginia Woolf, agosto 1928) De eslabón en eslabón nos remontamos a un cuadro, a una exclamación, a un signo, con el que “otro” nos lo ha escogido y propuesto. Naturalmente llega un momento en que, adiestrados por una larga costumbre, escogemos nosotros paisajes ”como” si tuviesen el apoyo de un signo ajeno. He aquí por qué ”nuestros” paisajes son limitados. Es difícil añadirlos a los que unos signos fortuitos nos revelaron en la infancia, cuando se formaron nuestros moldes imaginativos.”

(Imagen —John Atkinson Grimshaw)

EL GUSTO POR LA LECTURA

“¿Te dije que estoy volviendo a leer toda la literatura inglesa? — le dice Virginia Woolf a Ethel Smyth en febrero de 1941– Para cuando llegue a Shakespeare estarán cayendo las bombas. De modo que he arreglado una última escena perfecta ( en esos meses Woolf estaba corrigiendo “Entre actos”) —: leyendo a Shakespeare y habiendo olvidado mi máscara de gas, me desvaneceré y olvidaré del todo. Ayer abatieron a un bombardero del otro lado de Lewes. Yo iba en bicicleta a conseguir nuestra mantequilla, pero sólo escuché un zumbido en las nubes. Como tú dirías,¡ gracias a Dios que nuestros padres nos legaron el gusto por la lectura! En lugar de pensar: para mayo estaremos…como sea, pienso: ¡sólo tres meses para leer a Ben Jonson, Milton, Donne y el resto! (…) Ya no puedo controlar mi cerebro. Leo y leo como un asno, describiendo círculos en torno a un pozo.”

(Imágenes—1– Shakespeare and company/ 2- lourania tumblr)