CIUDADES SIN LÍMITES, FLUIR DE CIUDADES

«A las ciudades se las conoce, como a las personas, en el andar«, escribió Robert Musil. Algunas de ellas atraviesan el espacio, andan y andan interminablemente, se cruzan, funden el trepidante vértigo de sus automóviles con el paso precipitado de los hombres. » El hombre joven – evocó Dos Passos al dibujar la ciudad de Nueva York – camina rápido y solo entre la multitud que se diluye en las calles nocturnas, tiene los pies cansados por tantas horas de caminar, sus ojos ávidos de los cálidos contornos redondos de los rostros respondiendo al atento destello de las miradas, a la postura de una cabeza, al encogimiento de un hombro, la manera en que se extienden y aprietan las manos; la sangre le hierve de deseo, su espíritu es una colmena de zumbante y punzante esperanza, sus músculos anhelan la seguridad del trabajo, el pico y la pala del peón caminero, la destreza del pescador. (…) El hombre joven sigue caminando solo entre la multitud, buscando con mirada ávida, con oídos ansiosos, aguzados en ruidos y sonidos, solo, abandonado«.

A su alrededor sigue expandiéndose la ciudad múltiple, no las «ciudades invisibles» de Italo Calvino, sino las ciudades terrenas y vertiginosas, carreteras y calles cruzadas, avenidas alargadas en luces, espacios que tocarán luego las estrellas, que llegarán al cielo.

(The  City Limits.- por Dominic Boudreault-vimeo. com.-montaje realizado desde finales del 2010 a principios del 2011/ Dominicboudreault.com)

UN ARTE SONORO

Es en las ciudades donde anidan las tormentas de los ruidos.

Es en los hielos marinos –como dice Chris Watson – donde se oyen las voces del océano congelado.

Son los hombres los que escuchan tensas vibraciones de silencio.

Son los extraños contactos entre tenedores y vajillas los que provocan el temblor.

Son las máquinas pensantes las que siempre nos hablan, según Martin Riches.

Son las máquinas habladoras las que también nos interrogan.

Son las sombras y luces las que nos envuelven.

Son los » bosques desencantados» de esferas y colores los que continuamente nos rodean, tal como los ve Angela Bulloch.

Todo esto es el arte sonoro que se expone estos días en Madrid. Se escuchan – y se hace arte- con sonidos, y al revés: es el arte el que emite sonidos. Igual que atentamente se escuchaban los ruidos de la ciudad de Lisboa, a los que ya me referí una vez en Mi Siglo.

«Es el Arte Sonoro que queda definido en la exposición de La Casa Encendida –  sencillamente, como arte que suena. Es decir, algo que trata de comunicarse tanto en lo auditivo como en lo visual y, por tanto, se desarrolla en el tiempo. Se enmarca dentro de las nuevas prácticas artísticas nacidas a consecuencia de la aparición de tecnologías como el altavoz, el cine, el video, lo digital… En ese sentido puede hablarse de un arte plenamente contemporáneo que puede ir desde la escultura con sonido hasta la ocupación puramente sonora de un espacio.»

La poeta alemana Elisabeth Borchers decía: «Miro en el interior de las estrellas y no encuentro nunca nada, hasta que doy con una palabra en un idioma extraño».

Así sucede igual al escuchar el mundo de las ciudades, el mundo de los objetos.

A muchos artistas les basta solo escuchar.

(Imágenes.- 1-Panorama Island 1995.-Angela Bulloch.-Engholm Gallery/2.-Hielo marino.-Voces de un océano congelado.-Chris Watson.-lacasaencendida/3-«Test Pattern.-motivo geométrico de prueba.-2008.-Ryoji Ikeda.-lacasaencendida/ 4.-des-equilibrio.-Gabriel Castaño.-lacasaencendida/5.-la máquina pensante.-Martin Riches.-lacasaencedida/6.-la máquina habladora.-Martin Riches/7. Talkin Machine 1990-1992.-Martin Riches.- experience- art.de/ 8.-Bosque desencantado.-Angela Bulloch.-lacasaencendida)