«Para mí es fundamental la relación que se establece entre enfermedad e identidad – escribe Oliver Sacks en su autobiografía «En marcha» – y la forma en que la gente reconstruye su mundo y su vida a partir de esa enfermedad. Todos los casos que expongo en los libros han descubierto una vida positiva que surgía tras una enfermedad. El pintor que tras perder la visión del color no desea recuperarla. El ciego de nacimiento que recobra la vista hacia la mitad de su vida y no puede soportarlo. La mujer autista que encuentra en el autismo una parte de su identidad. Pero no quiero parecer sentimental ante la enfermedad. No estoy diciendo que haya que ser ciego, autista o padecer el síndrome de Tourette, en absoluto, pero en cada caso una identidad positiva ha surgido tras algo calamitoso. A veces, la enfermedad nos puede enseñar lo que tiene la vida de valioso y permitirnos vivirla más intensamente».
Selecciono estos párrafos del precioso libro que me envía mi hermano Fernando, excelente médico, un libro que ha escrito destinado únicamente al ámbito familiar y no editado con fines comerciales.
Allí mi hermano glosa entre muchos otros enfoques – «la memoria y la edad», «el palacio de la memoria de Mateo Ricci«, «la melancolía», el perfil de Cajal y muchos más aspectos apasionantes en la historia de la medicina y en la existencia del hombre -, la vida y obras del célebre neurólogo, autor, entre otras cosas, de los volúmenes «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero» y «Despertares«, y recuerda el documental que Oliver Sacks presentó en la Facultad de Medicina de Nueva York en 2000, un film de 40 minutos de duración titulado «Awakenings«. » Trataba – comenta quien ha escrito este libro – de algunos de los pacientes con la enfermedad del sueño descritos en el libro del mismo título. Tras su pase, los críticos dijeron que debería ser visto por médicos, enfermeras, estudiantes de medicina, y también por poetas, filósofos, periodistas, trabajadores sociales, legisladores e historiadores. Deberìa ser visto por cualquiera que tiene a un amigo o a un familiar enfermo, o por cualquiera que tiene que tomar psicofármaco, o por cualquiera que en algún momento de su vida haya padecido una grave enfermedad».
Volvemos al principio que evocaba Sacks: «A veces, la enfermedad nos puede enseñar lo que tiene la vida de valioso y permitirnos vivirla más intensamente».
(Imágenes.-1.- William Rothenstein/ 2.- Alfred Eberling– 1911/ 3.-Ed Terpening/ 4.- Oliver Sacks- 2009- Wikipedia)





