RELECTURAS TREMENDAS

 

“De vez en cuando una relectura deja en el ánimo una fuerte impresión. Releo estos días tres libros muy similares que evocan una vez más brutalidades de una época. “Los jardines de Beria” , de Unto Parvilathi, “Sin fronteras”, de Helene Jeanty Raven y “La casa de los rehenes” de André Frossard. Los dos primeros relatan sufrimientos padecidos por un finlandés deportado a Siberia y de una mujer que ha de pasarse por loca para salvar a su marido de la Gestapo; el tercero, es la confesión de un súbdito francés recluido en un campo de concentración alemán. “Semanas antes de Navidad – se lee en una de esas obras – comenzamos a guardar cortezas de pan de nuestras raciones y las convertimos en galletas secándolas en los radiadores. También  secamos rebanadas muy delgadas de torta de harina de cebada. Logré hacer también dos pequeñas velas de Navidad con la cera que chorreaba sobre la mesa cuando faltaba la electricidad y nos daban una vela para nuestra celda… Escondí aquellos trocitos de cera dentro de mi  colchón  durante meses y con ellos confeccioné dos pequeñas velas del grueso de un lápiz. Estaba prohibido, por supuesto, encender velas, pero lo hicimos, y los guardias no lo notaron porque en la celda había encendida una fuerte luz eléctrica y nosotros estábamos sentados entre las velas y la mirilla de la puerta.”

Nunca nos acostumbremos a ciertos relatos y a  cuantos padecimientos ha sufrido el ser humano a través de la Historia.

(Imagen  — Adam Fuss)