
Me gustan — escribe Sei Shônagon en “El libro de la almohada”— los colores claros. El color de la vid, el verde suave, la tintura ‘’cereza”, el tono “ciruela roja”. Todos los colores claros son bonitos.
Me gusta el rojo, el color “glicina”. En verano, prefiero el violeta, en otoño, el tono “landa árida”.
Me gustan las faldas donde están dibujados los corales del mar.
Me gustan las chaquetas en primavera con el tono “azalea”, el color “cereza”. En verano me gustan las chaquetas “verde y hoja muerta”.
Me gustan los paños violeta púrpura, los blancos, aquellos donde se han tejido hojas de castaño caladas sobre un fondo verde suave. Las telas color ciruelo rojo también son bonitas, pero se ven tanto que estoy cansada de ellas más que de ninguna otra cosa.
